POLÍTICA
Estos son los interrogantes que están generando las invitaciones del canciller Álvaro Leyva a los excomandantes paramilitares
El canciller Álvaro Leyva se ha convertido en el enlace entre el Gobierno y excomandantes paramilitares que piden pista en la ‘paz total’ de Petro. ¿Cuál es su propósito con estas reuniones fuera de todo ámbito judicial?
En medio de la llamada ‘paz total’ del gobierno de Gustavo Petro, que ha sido criticada por los sectores de oposición porque brindaría beneficios e impunidad a los peores criminales del país, hay un personaje que ha sido clave para acercar a varios de los que han cometido horrores y masacres las últimas décadas y que podrían ser gestores de paz.
El canciller Álvaro Leyva se ha convertido en el puente de esa gestión, según lo evidencian las recientes invitaciones que ha hecho a excomandantes paramilitares. El propósito sería que cuenten su versión para obtener beneficios con la justicia y la libertad.
El más reciente fue el caso de Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, un narcotraficante y excomandante paramilitar del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), quien lideró la consecución de múltiples crímenes y estuvo invitado por Leyva en Bogotá.
En sus declaraciones, Macaco mencionó a varios personajes, entre ellos al exfiscal Néstor Humberto Martínez, porque supuestamente había un complot en la Fiscalía para afectar al presidente Gustavo Petro. Martínez contestó que son falsas e ilógicas esas afirmaciones, entre otras, porque para el momento en el que él fue fiscal, Petro era senador y, por lo tanto, aforado.
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El exfiscal le dijo a SEMANA que la actividad que está desarrollando Leyva es “ajena” a sus funciones. “Debe corresponder a un trabajo oculto del canciller Leyva Durán”, aseguró.
Martínez tiene la convicción de que se estaría actuando bajo un libreto concertado para lograr la libertad de estos exparamilitares. “Todo indicaría que estos personajes den versiones a cambio de una convenida previamente libertad, para lo que serían nombrados gestores de paz, sin que correspondan a voceros de grupos armados”, aseguró. El exfiscal cuestionó si están diciendo toda la verdad, y que si no es así, podrían ser excluidos del proceso que firmaron en Justicia y Paz.
Para Martínez, el propósito de estos eventos sería atacar a contradictores políticos del Gobierno y que se trataría de una “cortina de humo” para tapar los escándalos de la Casa de Nariño
El exfiscal mencionó otro antecedente con Leyva. Sucedió con el escándalo de chuzadas de los exfiscales Luis Carlos Gómez Góngora y Fabio Martínez Lugo, que salpicaron a Martínez, pero la versión resultó ser falsa. Allí salía mencionado Leyva. Martínez tiene la versión de que lo hicieron porque les habían ofrecido pista en la JEP, un tribunal al que Leyva fue cercano en su creación.
Los eventos organizados por el canciller con los excomandantes paramilitares se han vuelto recurrentes. Antes de Macaco estuvo Salvatore Mancuso, de forma virtual, en Juan Frío, Norte de Santander. Las víctimas de ese departamento rechazaron que fuera nombrado como gestor de paz por el Gobierno, luego de ese encuentro. Mancuso podría quedar en libertad cuando llegue al país por esa condición.
Según anunció Leyva, próximamente traerá a Héctor Germán Buitrago, alias Martín Llanos, exjefe de las Autodefensas Campesinas del Casanare (ACC), un grupo paramilitar que dejó más de 10.000 víctimas en el oriente del país y más de 6.000 desaparecidos.
Llanos viene pidiendo hace tiempo pista en los organismos creados en el acuerdo de paz y ya ha tenido acercamientos con Leyva. En septiembre de 2020, le envió una carta, junto a su hermano Nelson Buitrago y su padre Héctor José Buitrago, en la que pedían hablar en la Comisión de la Verdad y la JEP.
Leyva ha sido un personaje cercano a los procesos de paz. De hecho, el exfiscal Martínez hizo otras dos revelaciones: que Leyva fue nombrado por las Farc como su vocero en el proceso del Caguán, y que le habría ofrecido “lavar” los dineros de las Farc cuando él estaba a cargo de la Fiscalía.
Los reclamos de algunos sectores a Leyva es que el canciller no estaría citando estos testimonios en un ente judicial, con las suficientes pruebas, sino que aprovecharía su cargo y el Ministerio de Relaciones Exteriores para ello, mientras se presentan otras falencias en esa cartera.
Le piden que tenga el mismo rasero con otros casos, como la farcpolítica, sin embargo, el canciller parece empecinado en escuchar a los que tienen versiones contra los contradictores políticos del Gobierno, mientras que las víctimas ven cómo sus perpetradores están quedando libres.