Entrevista
“Estoy preparado para ser alcalde”: Carlos Fernando Galán y su plan para enfrentar la inseguridad y mejorar la movilidad en Bogotá
SEMANA conversó con Carlos Fernando Galán, candidato a la Alcaldía de Bogotá, para conocer de fondo en qué consiste su proyecto.
La carrera por la Alcaldía ya comenzó y los aspirantes ya han dado inicio a sus respectivas campañas. La reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría para SEMANA dibujó un escenario preliminar, dejando a Carlos Fernando Galán como el favorito en la contienda.
Si bien la lectura aún es prematura, los resultados de la encuesta encaminan a que la elección del próximo alcalde de la ciudad se definiría en segunda vuelta. No obstante, a falta de poco más de dos meses para las elecciones regionales, los debates e intervenciones públicas serán claves.
SEMANA conversó con Carlos Fernando Galán, candidato por el Nuevo Liberalismo, para conocer detalles de su proyecto, abordando especialmente dos de los temas más relevantes en la capital: la movilidad y la seguridad. Adicionalmente, hizo una evaluación respecto a la gestión de la alcaldesa Claudia López.
SEMANA: de sus candidaturas previas, en 2011 y 2019, ¿qué experiencias y aprendizajes recogió para aplicar en su aspiración actual a la Alcaldía de Bogotá?
CARLOS GALÁN (C. G.): varias cosas. Primero, además de las dos candidaturas previas, pues tengo una experiencia de 16 años de trabajo por Bogotá. Dos veces concejal de Bogotá, presidente del Concejo, y esa experiencia me ha ayudado a conocer cada vez más Bogotá, cómo funciona su administración, qué problemas tiene, qué oportunidades tiene. Me ha enseñado también lo que está esperando el ciudadano. El ciudadano, claramente, quiere que los proyectos avancen, que no se frenen. Cada cuatro años, en campaña, los candidatos plantean fórmulas distintas a lo que se está haciendo en aspectos de gran envergadura, me refiero a grandes proyectos. Y echan para atrás lo que se está haciendo. Parte de lo que hemos tenido ha sido esa incapacidad por construir proyectos que sean de ciudad y no solamente de una administración. Eso para mí es clave.
Segundo, el ciudadano quiere que le hablen con la verdad. Cuando se le prometen cosas simplemente para tratar de ilusionarlo en un proceso electoral y después se le incumple, pues cuestiona en general la institucionalidad, y tiene toda la razón. Eso es difícil, eso es complejo. Porque claro, a uno en campaña le dicen: tiene que ilusionar, tiene que pintar una cantidad de imágenes para que la gente se emocione. Eso podrá ser fácil, pero cuando se hace con populismo, es irrealizable, lo que genera es más frustraciones. Entonces, yo he entendido muy bien eso, he actuado acorde con eso. Y creo también que eso va a permitirnos, en esta oportunidad, por lo que les ha pasado a los bogotanos, que se enfoquen en cosas concretas y realizables. Y es lo que nosotros siempre hemos planteado.
SEMANA: esa lectura de no dar continuidad a los proyectos puede ser causa de que los territorios no avancen y terminen estancándose. Es decir, reemplazar a la administración anterior y no seguir con lo hecho…
C. G.: hay algunos proyectos que deben ser entendidos como proyectos de ciudad, no de un gobierno. Y no es que los hizo este o tal persona. Son de la ciudad. Los grandes proyectos de infraestructura, particularmente, Metro, sistema de transporte, grandes vías. Yo creo que eso sí es fundamental que todos lo entiendan. Los ciudadanos así lo entienden y están exigiendo que no se pare lo que se está haciendo bien, lo que se está construyendo. Claro que uno tiene diferencias con el Gobierno, y hay cosas en las que hay que hacer cambios de fondo. Lo que no podemos permitir es, por ejemplo, que el problema de la seguridad se siga manejando como se está manejando ahora, pero creo que la ciudadanía es consciente de eso, que hay algunos temas en los que deberíamos dejar a un lado esas diferencias y concentrarnos en cómo empujamos -cuando tengamos la oportunidad- para que grandes proyectos, de largo aliento, que será para los próximos 50-100 años avancen y no se paralicen.
SEMANA: antes de profundizar en los temas de fondo sobre su proyecto, hagamos un barrido general por la administración de Claudia López. Mencione tres cosas que destaca, tres que considera pudo haber hecho mejor y tres que, a su juicio, son nefastas, en relación a la gestión de la alcaldesa.
C. G.: primero, en lo que creo que ha habido aciertos: uno es el sistema distrital de cuidado, la apuesta por crear ese sistema. Ya entiendo que hay en operación 16 manzanas de cuidado. La apuesta de esta administración es dejar 20 en operación. Eso, para mí, es muy importante. Es un sistema que busca reconocer una desigualdad profunda que hay con las mujeres, con las cuidadoras, particularmente, en Bogotá. Y eso está generando un espacio donde ellas pueden llegar a estudiar, a formarse, a acceder a una cantidad de ofertas del Distrito que antes no podían, con el apoyo, por ejemplo, si requieren, con acompañamiento de jardines para los niños. Eso vamos a fortalecerlo para que, además, accedan a asistencia técnica y dispuesta a construir un proyecto continuo. Eso me gusta.
El programa Jóvenes a la U también me parece muy interesante. Es un programa que aprende lecciones que dejó Ser Pilo Paga, a nivel nacional, y que tiene que ver con cómo logramos, primero, que los jóvenes puedan acceder a una educación sin barreras, particularmente aquellos que no han podido hacerlo, es decir, aquellos que han tenido dificultades por razones económicas, por la zona donde viven, y la ciudad ha logrado con ese proyecto que 36.000 jóvenes, que es la primer persona de su familia en un 80 % de los casos, accedan a educación superior. Eso es muy poderoso y hay que complementarlo y fortalecerlo.
Y otra cosa en la que acertó, creo yo, fue en su liderazgo inicial para enfrentar lo que significó la pandemia. Cuando hizo un ejercicio importante de liderar cuando teníamos que ir a cuarentena, la primera etapa. También creo que la política de reactivación ayudó a que el golpe, que fue muy duro, no fuera tan duro.
Ahora, en qué ha fallado rotundamente. Creo que ha fallado, por ejemplo, en la política de seguridad. Lo he dicho insistentemente, es un fracaso la política de seguridad, están aumentando los hurtos, están aumentando los homicidios, se tiraban la pelota, le echaba la culpa uno, le echaba la culpa al otro y no se diseñó una política efectiva que enfrentara los retos que venían. Recuerdo que en la pandemia, la alcaldesa Claudia López salió a mostrar un buen resultado con la caída de homicidios, la caída de hurtos… y era en medio de la cuarentena, no tenía sentido. Claro, el rebote lo que hizo fue que se dispararan otra vez y la administración no se preparó para enfrentar ese rebote de manera efectiva. Eso es un fracaso rotundo, la política de seguridad, y lo estamos viviendo en las calles, en el sistema de transporte, en los parques, en todos los rincones de Bogotá.
Creo que también falló en el tema de cumplir una promesa que ella hizo, y fue no gastar la plata que se gastaba antes en publicidad y comunicaciones. Ha hecho bastante en ese sentido y creo que eso es una falla, claramente.
Y otro tema en el que falló fue, me parece a mí, en un diálogo con la ciudadanía. Hubo muchas en el proceso de construcción del POT, por ejemplo. En general, no es una administración que haya realmente entendido que tiene que cambiar la forma en que se relaciona el Gobierno con el territorio. No es ir a cortar cintas, no es ir a inaugurar ni anunciar programas, sino es ir a construir en el territorio. Me refiero desde la alcaldesa directamente, dar soluciones a los problemas. Otro tema que está fallando es en vigilar y controlar a los operadores de basuras. La ciudad está llena de basuras por cuenta de esa falla. En el próximo gobierno, podremos cambiar el esquema de aseo, viene una nueva etapa para Bogotá en ese sentido, pero, mientras tanto, tenemos que vigilar, controlar y sancionar a los operadores que no están cumpliendo, como se ve en todas las calles de Bogotá.
SEMANA: entremos de fondo en el proyecto Galán. Tanto en campaña como en ejercicio, existen dos temas puntuales que abarcan mayor relevancia, la movilidad y la seguridad. Comencemos por la movilidad. Usted se mostró a favor del corredor verde por la séptima, pero con ajustes. ¿Qué plantea?
C. G.: la séptima es de los símbolos de nuestra incapacidad para ponernos de acuerdo. Llevamos más de 25 años discutiendo qué vamos a hacer en la séptima y no hemos hecho prácticamente nada. Samuel Moreno llegó diciendo que haría TransMilenio y metro, no hizo ni TransMilenio ni metro. Petro llegó diciendo que iba a hacer TransMilenio, después cambió a tranvía. No hizo ni TransMilenio ni tranvía. Después llegó Peñalosa y trató de revivir el TransMilenio, se cayó ese proyecto, y Claudia recoge todo eso para construir uno nuevo, donde también hay que decir que hubo críticas por la participación ciudadana. En algunos casos, considera la gente, no fue efectiva.
Ahora, ese proyecto resuelve algunos temas -como está planteado- en el norte. Y es de la 100 hacia el norte, conecta a los ciudadanos que habitan Cerro Norte, Codito, Santa Cecilia, Cedritos con el centro ampliado de Bogotá y con la troncal de la 68 que va a terminar en la 100 con séptima. Eso es positivo. En lo que falla ese proyecto es en una continuidad para el tráfico mixto hacia el sur; elimina el carril mixto y eso es un error, creo que no se debe eliminar. Planteo que la administración avance en lo que tiene que ver con el corredor de la 100 hacia el norte, pero se cambie el diseño y se revive de la 100 hacia el sur.
SEMANA: otro proyecto clave es el metro. Ahora el debate se centra sobre la Caracas. El proyecto lo plantea elevado, sin embargo, voces como la del presidente Gustavo Petro o el candidato Jorge Enrique Robledo han sugerido que se modifique y sea subterráneo. ¿Usted qué propone?
C. G.: en mi gobierno, el proyecto metro va como está. Y lo vamos a terminar como está. Bogotá no puede permitirse poner en duda ese proyecto. Por primera vez, en más de 80 años que hemos hablado de metro en Bogotá, lo tenemos financiado, contratado, en ejecución y 24 % de avance... Ya trajeron las máquinas para hacer los pilotes. Sería un error monumental echarlo para atrás. No estoy de acuerdo y yo pido se me dé un mandato para sacar adelante ese proyecto como está.
Nosotros creemos que hay que respetar la institucionalidad nacional, pero le pedimos al presidente que respete la de Bogotá, y en Bogotá es donde decidimos qué proyecto se hace. Y acá ya definimos, está contratado, está en avance, lo vamos a terminar, y hace parte de una red de metros que necesita Bogotá. No debe parar en esa primera línea, pero tampoco debemos parar la construcción de esa primera línea.
SEMANA: usted plantea continuar con este proyecto tal y como está, ¿cómo entra la complementariedad de las línea de metro que menciona?
C. G.: está ya avanzada la factibilidad para lograr una segunda línea de metro, que iría de la 72 con Caracas, baja por la 72 y por la Cali se mete a Engativá, atraviesa la localidad y llega a Suba. Esa segunda línea de metro la vamos a adjudicar en el próximo gobierno, y hará parte de ese sistema. Y ya en el Plan de Desarrollo Nacional se contempla una tercera línea de metro que podría ser el corredor férreo del sur. Eso será parte del sistema que construiremos. Ahora, Bogotá necesita una red de metros que tardaremos varias décadas en construir, estos son los primeros pasos en esa red.
También tenemos que mejorar lo que tenemos hoy, que es el sistema de TransMilenio y el SITP. No los podemos abandonar, sino que tenemos que garantizar que la ciudadanía que hoy se mueve en ese sistema se mueva con seguridad, con calidad en el servicio y no tenga la problemática que hoy está viviendo.
SEMANA: puntualmente, ¿qué propone para mejorar SITP y TransMilenio?
C. G.: varias cosas. Primero, la seguridad. Eso es fundamental y será parte de la política para el metro. Yo voy a intervenir el sistema de transporte, particularmente los primeros tres meses para garantizar que retomemos el control de la seguridad en el sistema de transporte. Con cámaras, con grupos de reacción inmediata, con equipos especializados en las estaciones y en los portales, vamos a poder recuperar la seguridad en el sistema.
Ahora, en términos de frecuencias y rutas, hay que revisar porque hay una parte de la flota que no está siendo utilizada en este momento y eso afecta la calidad del servicio, en lo que tiene que ver con el troncal. En el zonal, esas rutas fueron mal diseñadas, mal implementadas, y es lo que lleva a que las personas vean muchos buses llenos y otros completamente vacíos en otros puntos.
SEMANA: otra problemática importante es el tema de accesos, ¿cómo aborda su proyecto esta materia?
C. G.: hay que avanzar y terminar el proyecto de accesos norte, hay que garantizar que hacemos lo propio, por ejemplo, construyendo la avenida Los Cerros, que sale a Villavicencio, están los diseños y la vamos a construir. Tenemos que terminar lo que se proyecta de la calle 13, como parte de los accesos y complementar la 80 y la autopista sur.
Todos los accesos y toda la movilidad de Bogotá también depende en buena medida de un sistema de tráfico bien operado y bien manejado. Tenemos que poner orden en Bogotá. En Bogotá hoy hay desorden en las vías, eso es caldo de cultivo para los trancones, para la rabia que la gente siente, la frustración por cuenta de como está funcionando la movilidad en la ciudad. Yo voy a llegar con un sistema de gerencia en vía a poner orden para que se sienta que hay autoridad en las vías, que las normas se deben cumplir. Vamos a apelar a que el ciudadano contribuya y cumpla su papel acatando las normas y respetando a los demás.
SEMANA: en esa línea, plantea aumentar la vigilancia e imponer sanciones a la gente que materialice ese desorden en las vías.
C. G.: exacto, las dos. La solución requiere zanahoria y garrote (...). Las vías principales tienen que fluir, en una vía principal nadie puede parar. Si va a parar, se sale a una vía alterna, pero no en una principal. Esto requiere de sanción, no vamos a permitir que las intersecciones queden bloqueadas porque la gente se quedó atravesada en el semáforo, eso no va a pasar. Son cosas que parecen no ser tan importantes, pero lo son. Cuando uno respeta las normas en la vía y las hace respetar, las cosas empiezan a mejorar y fluye mejor que cuando cada quien hace lo que se le da la gana en la calle.
SEMANA: para que el ciudadano respete las normas, el Distrito también debe garantizar las condiciones: una perfecta malla vial, correcta señalización...
C. G.: la gerencia en vía tiene que tener en cuenta cómo levantar accidentes rápidamente, cómo garantizar que las vías estén en buen estado. Hay puntos críticos de intersecciones -en vías principales- donde hay un hueco y el trancón ni siquiera es por un accidente, sino porque la gente frena para que el carro no se le dañe en el hueco. Eso no puede ocurrir, las vías principales tienen que estar en perfecto estado, bien pintadas y que haya correspondencia en señalizaciones (...). Vamos a poner orden, porque vienen muchas obras y es necesario para que la ciudad no se paralice.
SEMANA: para cerrar el tema de movilidad, qué lectura hace en este momento de restricciones como el pico y placa. ¿Lo mantendría como está?
C. G.: el pico y placa es una normativa que hay que eliminar, pero eso se demora. No es en el corto plazo. Decir que podemos eliminarlo en el corto plazo, además con las obras que vamos a tener es irrealizable. Lo que tenemos que hacer es, primero, revisar si necesitamos ajustarlo técnicamente, en términos de horarios, para que sea eficaz. Para poder eliminar esa medida, debemos tener un avance significativo en la red de metros, así como una buena calidad en el sistema de transporte actual.
Lo que sí creo que hay que hacer en el país, no solamente en Bogotá, es una reforma que voy a proponer. Consiste en que, en Colombia, el impuesto de vehículos se cobre sobre el rodamiento, es decir, sobre el uso que de les da a las vías. Hoy la gente, frustrada -y con razón-, dice que no puede usar su carro, pero le cobran impuesto por todo el año. Hay que modificarlo, es un tema de ley que se define en el Congreso.
SEMANA: pasemos al otro gran cáncer que tiene Bogotá. Usted hace unos días decía que la ciudad siente un abandono permanente y está azotada por la inseguridad, además, destaca un agravante, que es la presencia de bandas delincuenciales de carácter transnacional, ¿qué plantea su proyecto en materia de seguridad?
C. G.: es un fracaso la política actual, lo estamos sintiendo en la calle (...). Para enfrentar la inseguridad tenemos que cambiar la forma en que estamos luchando contra el fenómeno. Lo primero es un enfoque que le apueste a la justicia, no dedicarnos solamente a perseguir a un actor de la cadena delincuencial, sino a todos los miembros de la banda. Es desarticular la banda. Si uno solamente persigue al ladrón, está atacando solo una parte del problema.
Si lo hace con inteligencia, con investigación criminal y apoyando a la Rama Judicial, con herramientas que les permitan ser más efectivos en la judicialización, vamos a desarticular la banda completa. Ese celular, ese espejo de carro que roban en la calle, el que lo robó ya sabe dónde llevarlo, quién se lo compra y cómo se comercializa de nuevo. Si solo capturamos al tipo que se robó el celular no logramos hacer mucho. Bogotá le da mucha plata a la Policía, podemos sentarnos y hacer un convenio, y lo voy a hacer yo con la Rama Judicial, para que tengan mejores herramientas, respetando su autonomía e independencia.
Lo segundo es ser más eficiente con lo que tenemos. La Policía hoy tiene muchas tareas que se le han encargado y que deberíamos descargarlas. Hay tareas administrativas que podría cumplir otra autoridad, pero está cumpliendo la Policía, y eso afecta su capacidad operativa.
SEMANA: ¿como cuáles...?
C. G.: aquellas que tienen que ver con sellamientos de establecimientos, convivencia -que pueden manejarlos un gestor de convivencia en una primera etapa-. Esas tareas, si liberamos a Policía de eso, podemos enfocar lo que tenemos en capacidad operativa en terreno y enfrentando a las bandas delincuenciales.
Con tecnología lo podemos complementar. La tecnología no debe ser pensada como “pongamos cámaras en todas partes”. Es bueno y hay que poner cámaras, pero deben estar conectadas con un software que permita garantizar que uno no solamente tiene una cámara para grabar un hurto y después sacarlo en el noticiero, sino un equipo capaz de generar una alerta inmediata que le permita reaccionar a la Policía para que, en tiempo real, llegue al sitio en donde está ocurriendo la situación.
Un tercer bloque en seguridad tiene que ver con ponernos de lado de las víctimas, pues requieren un apoyo del Distrito para que sea fácil denunciar y no sean revictimizadas. Una víctima de hurto no denuncia porque se pregunta para qué sirve o porque siente que es arriesgado, y lo es. Ha habido casos de agresión contra las víctimas porque denuncian. Eso es un problema que vamos a enfrentar con un equipo del Distrito dedicar a acompañar y proteger a las víctimas de hurto (...). Eso nos va a permitir tener más información frente a los hurtos que están ocurriendo en Bogotá y tener mejores herramientas para luchar contra la impunidad y que haya justicia. Apenas se están denunciando, más o menos, la mitad de los hurtos que ocurren en Bogotá, el resto no se denuncia. Entonces, tenemos un mapa incompleto de lo que es la delincuencia en Bogotá.
SEMANA: lo ideal es un pie de fuerza amplio, conformado por una buena cantidad de uniformados, y eficiente. Aunque no es tan fácil, por ejemplo, hace poco la alcaldesa pidió más de mil policías, pero el MinDefensa asignó 400. ¿Usted se comprometería con Bogotá a nutrir las filas de la policía local?
C. G.: eso depende del Gobierno nacional. Hay que decirlo. Se necesita, Bogotá tiene muy pocos policías frente al reto que tiene en seguridad. Le pedimos al Gobierno que aumente el pie de fuerza (...). Yo me voy a sentar y estoy listo para hacer un convenio para garantizar que fortalecemos la Policía, siempre y cuando no nos reduzcan los demás.
(...) No nos podemos lavar las manos y decir que la nación no quiso aumentar el pie de fuerza. Con lo que tenemos también hay que mirar qué podemos hacer, con tecnología, distribuyendo mejor las cargas, con liderazgo y buena coordinación. Yo tampoco voy a atacar a la Policía como ocurre en este gobierno, tanto en el distrital como en el nacional. En los dos se han dedicado a atacarla. Vamos a trabajar con ellos, a liderarlos, apoyarlos y exigirles. Eso nos va a permitir no quedarnos con los brazos cruzados mientras que la nación aumenta el pie de fuerza.
SEMANA: ese diálogo va a ser importante, independientemente de si se está a favor o en contra. De llegar a la Alcaldía de la capital, ¿cómo espera que sea su relación con Gobierno nacional?
C. G: creo que si uno pone los intereses de la ciudad por encima de todo, las cosas salen bien. Yo voy a trabajar con el Gobierno nacional -a pesar de las profundas diferencias que tengo- para garantizar que temas como la seguridad, las obras de infraestructura salgan adelante. Nosotros respetamos lo que significa el rol de la nación en todo el territorio, incluida Bogotá, pero también pedimos que a Bogotá se le respete su autonomía y se le apoye en lo que debe apoyar la nación.
La relación será de respeto, poniendo siempre los intereses de Bogotá por encima de cualquier diferencia política. Peso eso sí, vamos a exigir respeto por Bogotá, su institucionalidad y por el mandato que los ciudadanos den en las urnas.
SEMANA: resuma tres máximas de sinteticen su proyecto como candidato a la Alcaldía de Bogotá.
C. G: uno, cambiar la forma de gobernar. No va a ser más un gobierno en el escritorio, sino en el territorio. No para cortar cintas y lanzar programas, sino para buscar con la ciudadanía la solución a los problemas.
Otra máxima es la medición, saber a ciencia cierta qué impacto está teniendo la política en el objetivo que se tiene. Para mí será un obsesión los datos, saber con evidencia el impacto que estamos teniendo para mejorar los resultados. El segundo componente es trabajar con la ciudadanía y medir los datos.
Tercero, yo creo que es clave convocar al ciudadano para que todos construyamos una nueva etapa para Bogotá. Eso pasa por reconocer lo que se ha hecho en el pasado por diferentes alcaldías, no echarlo para atrás, no negarlo, entender que son proyectos de ciudad (...). Parte del aprendizaje sobre mis 16 años en política en Bogotá tiene que ver con eso, yo creo que un gobernante que ha tenido derrotas, que ha sufrido reveses, es un gobernante que tiene mayor capacidad para corregir, para escuchar la oposición, para escuchar la crítica, y no creer en una burbuja que lo que está haciendo está perfecto.
SEMANA: brevemente, ¿qué otras problemáticas ha identificado en Bogotá?
C. G: Bogotá tiene muchos retos. El tema regional, por ejemplo, la conectividad con la región. No solo en vías, sino cómo nos organizamos en términos de ocupación del territorio, Bogotá no puede seguir creciendo y tapándose los ojos. Otro tema clave es el ambiental, la ciudad tiene retos complejos por cuenta del cambio climático que tenemos que enfrentar. Hay zonas que están en riesgo, sino no enfrentamos eso de manera efectiva, vamos a tener situaciones muy complejas.
Bogotá es una ciudad que tiene hambre. Más de 30 % de los habitantes de Bogotá, según cifras oficiales, no tiene tres comidas al día. Bogotá tiene que lanzar -y lo haré yo- el programa Bogotá sin hambre, de Lucho Garzón. Un programa efectivo, hay que modernizarlo, hay que hacerlo más efectivo, pero ese espíritu lo necesitamos hoy.
Otro tema clave es el de ciencia y tecnología. Bogotá tiene que apostarle a ese sector que nos va a permitir, primero, mayor actividad económica, posibilidades de generar empleo (...). Pero también nos ayuda a enfrentar problemas urbanos. Son muchos frentes que a lo largo de estos 16 años hemos identificado. Creo que Bogotá necesita en este mismo momento un liderazgo que entienda eso, que no improvise, que la conozca y no la utilice como un trampolín, que no esté pensando en otro cargo, sino que se dedique a resolver los problemas de la ciudad.
SEMANA: la campaña recién comienza y aún es prematuro, pero con lo visto hasta este momento, ¿qué percepción tiene de los otros candidatos?
C. G: a Gustavo Bolívar lo veo muy enfocado en ser básicamente un candidato que refleje todo lo que piense el presidente Petro en Bogotá, y eso tiene un riesgo. Bogotá es Bogotá y respetamos la nación, pero se requiere un gobierno de Bogotá y que piense en Bogotá, no en un proyecto político nacional. A Juan Daniel Oviedo lo he visto, una persona técnica, que conoce bien las cifras y le aporta ideas al debate. A Rodrigo Lara lo respeto, hice política con él, creo que puede dar ideas interesantes en el debate.
A Diego Molano, me parece que su énfasis en seguridad responde a las inquietudes de muchos ciudadanos, tiene criticas por el rol que tuvo en el Ministerio de Defensa, es una persona que respeto. También está el general Jorge Luis Vargas, que está haciendo esa transición de la Policía a la Política, vamos a ver qué plantea. Jorge Robledo es una persona que lleva 40 años en la política nacional, será interesante ver qué ideas tiene para Bogotá y seguramente habrá algunos puntos de coincidencia.
SEMANA: ¿cuál es su mensaje para los ciudadanos?
C. G: llevo 16 años trabajando por esta ciudad, he enfrentado la corrupción, denuncié el Cartel de la Contratación, he trabajado para enfrentar esos retos con conocimiento y transparencia. Creo que Bogotá necesita un liderazgo que la entienda y, sin populismo, le plantee fórmulas realizables, una propuesta que entienda que el metro tiene que hacerse, que la seguridad debe ser prioridad, que la lucha contra el hambre tiene que ser un eje fundamental. Mi apuesta es esa. Estoy preparado para ser alcalde, me he preparado para serlo y quiero ser elegido con el apoyo de los bogotanos.