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Exclusivo: aquí está la confesión del teniente Acuña, quien revela que participó en el montaje contra el general Rojas. Pide perdón y destapa quiénes le dieron la orden
En una impactante confesión, el teniente Fredy David Acuña Picón le reveló a SEMANA la historia secreta de las falsas acusaciones contra el general Jhon Rojas por parte de la cúpula militar.
VICKY DÁVILA: ¿Cuál es su nombre?
TENIENTE ACUÑA: Yo soy el teniente Fredy David Acuña Picón. Por seis años estuve en contrainteligencia militar.
V.D.: ¿Por qué decide dar esta entrevista?
V.D.: Usted dice ser testigo de lo que habría detrás de la denuncia por parte de la cúpula del Ejército contra el general (r) Jhon Rojas. ¿Es un montaje?
T.A.: Para mí es un montaje. Yo participé.
V.D.: ¿Participó en el montaje contra el general Rojas?
T.A.: Sí.
V.D.: ¿Para qué dependencia trabaja como militar activo?
T.A.: En este momento estoy en el Ministerio de Defensa. El señor ministro me está protegiendo.
V.D.: ¿Usted habló con el ministro?
T.A.: Sí.
V.D.: ¿Le contó la verdad sobre el montaje contra el general Rojas?
T.A.: Sí, por teléfono, dos veces.
V.D.: ¿Y el ministro qué le dijo?
T.A.: Solamente, guardó silencio y me trasladó al Ministerio y estoy pendiente para una cita con él.
V.D.: ¿Qué funciones tiene en el nuevo trabajo?
T.A.: Me presenté el 30 de octubre al Ministerio y me encuentro en una capacitación en la Universidad de los Andes.
V.D.: Por otra parte, ¿ya le contó la verdad al general Rojas?
T.A.: Ya le pedí perdón.
V.D.: ¿Cuándo lo hizo?
T.A.: Eso fue el 15 de octubre. Lo llamé.
V.D.: ¿Cómo fue eso? ¿Lo llamó y qué le dijo?
V.D.: ¿Al llamarlo le contó todo?
T.A.: Sí.
V.D.: ¿Y está dispuesto a contarles a las autoridades?
T.A.: Sí, quiero resarcir el daño que indirectamente hice.
V.D.: ¿Cómo inicia esta historia del montaje contra el general Rojas?
T.A.: En diciembre, con la llegada del coronel Camilo Osorio Rodríguez, quien se presentaba bajo el seudónimo de Baltazar o Sayayín. Él llegó como comandante al Batallón de Contrainteligencia Militar n.º 5, cuando yo era orgánico. Con él comienzan los malos tratos, la interferencia en las operaciones de contrainteligencia que llevábamos, las empezó a direccionar.
V.D.: ¿Cuándo entra en escena el coronel Osorio en el montaje al general Rojas?
T.A.: En febrero de este año. Me presenta una fuente en Bogotá, en Titán Plaza. Esa fuente dice que es excombatiente de las Farc y me habla de la información de un señor general en el Cauca, del general Rojas. Dice que la estructura le estaba pagando, que estaba recibiendo dineros, que esa estructura le había comprado una casa de 3.000 millones de pesos. Me argumenta una serie de inconsistencias, de nexos del general, tanto con el narcotráfico como con los grupos al margen de la ley.
V.D.: ¿Usted qué hizo con esa información?
V.D.: ¿En esa conversación la fuente mencionó al general Rojas?
T.A.: Sí, todo era en contra de él. Lo que hice fue preguntarle a la fuente que me describiera al señor general y me lo describió como una persona bajita, de cabello aindiado y zarco. Nosotros verificamos y la descripción no correspondía. Me le presenté al coronel Osorio, le expliqué la información obtenida y el protocolo de contrainteligencia con un general aforado en el sentido de que hay que poner todo en conocimiento de los fiscales delegados ante la Corte Suprema de Justicia.
V.D.: ¿Qué le dijo el coronel Osorio?
T.A.: Él me dijo que no se podía informar sobre eso a la Fiscalía. Yo le comenté que dependía de la poligrafía de la fuente e hice las coordinaciones. Él se alteró mucho, me dijo que por qué, que yo quién era para hacer esas coordinaciones, pero me parecía normal entre lo que realizo. Él se molestó. Entonces, le dije que no iba a realizar el informe de contacto si no me dejaba cumplir el protocolo y la ley, porque estamos hablando de un señor general. Tuvimos una discusión y me fui.
V.D.: ¿El coronel Osorio le ordenó incumplir los protocolos?
T.A.: Él solamente quería el informe de contacto, que le pasara la información obtenida sobre mi general Rojas, pero yo tenía que cumplir la ley y el protocolo de contrainteligencia.
V.D.: Pero, cuando usted se negó, ¿qué pasó?
T.A.: Hubo un inconveniente. Él se puso de mal genio, le contesté y le dije: no realizo ese informe. También le pregunté por esa fuente, de dónde había salido, no me quiso dar explicaciones. No me dejó tener el control de ella ni me dio el número de contacto. Con esos interrogantes en mi cabeza, dije no, no es pertinente, y no lo hice. Él se quedó callado, me bajé del carro y me retiré.
V.D.: ¿Qué pasó después?
T.A.: El otro inconveniente fue en marzo, cuando me llamó mi oficial de operaciones, Don Will. Él me dio la orden de verificar una casa y me dijo: “Carlos (como me conocen en contrainteligencia militar), verifique si existe el conjunto residencial Filadelfia, la casa G-9″.
Le dije: “Bueno, mi mayor, como ordene”. Confiaba en él, habíamos trabajado un año y siempre en el marco de la ley. Ese día hice el análisis del conjunto, verifiqué sus vulnerabilidades y el acceso para ingresar. Al día siguiente, entré, identifiqué la casa, tomé los respectivos registros fotográficos y se los envié a él.
Él me respondió: “Carlos, muy bien, le voy a entregar eso a mi coronel González”, al comandante del Comando de Contrainteligencia (Cacim). A los tres o cuatro días, me llamó Don Will y me dijo: “Carlos, ¿usted se acuerda de la verificación que realizamos de la casa de Filadelfia?”.
Le dije: “Sí, mi mayor, ¿qué ordena?”. Me respondió: “Lo va a llamar mi coronel González”. Nosotros le decíamos “angustia”. Y por la aplicación Germés, que está en contrainteligencia, me llamó hacia las 2:00 p. m. y me dio la orden de hacer un cuadro de contacto del inmueble y verificar sus precios.
V.D.: ¿Cuánto costaba la casa?
T.A.: La cotizamos en 800 millones de pesos. Inclusive, nos dijeron que había sido comprada hace mucho tiempo. Es una de las más pequeñas. Cuando me llamó mi coronel González, le dije: “Mi coronel, allí vive una mujer, dos señoritas y un chico. Están entre los 18 y 30 años. Una es odontóloga, al parecer está embarazada”. Le describí la actividad que se desarrolló y le dije que la casa costaba 800 millones de pesos.
Él me dijo: “Listo, Carlos, muy bien su trabajo”. Al día siguiente, usé el conducto regular y llamé a Don Will. Reporté la actividad que había cumplido. Lo que entendí es que no tenía la percepción directa de lo que iba a pasar más adelante.
V.D.: ¿Qué pasó?
T.A.: Me citó de nuevo mi coronel Osorio en el centro comercial Acqua, en Ibagué. Me hizo un llamado de atención porque no le estaba reportando las actividades. Yo le dije: “Mi coronel, todo lo estoy informando a Don Will”.
Me dijo: “No, tranquilo, mi coronel González me felicitó por su trabajo, excelente”. Luego me pidió lo siguiente: “Necesito un favor. Todo el trabajo que usted ha hecho toca formalizarlo, realice un informe inicial de contrainteligencia, en el que usted ponga las actividades que realizó en ese inmueble e información de las personas. Ponga que ese inmueble fue comprado producto de nexos con grupos al margen de la ley del Cauca y el narcotráfico”.
Le pregunté: “¿Es una operación?”. Y él me dijo: “Sí, es una operación muy grande que estamos apoyando”. Yo le dije: “¿Cuál es el sujeto activo, a quién vamos a mencionar en el informe?”.
V.D.: ¿Osorio qué le dijo?
T.A.: Él me dijo: “Ponga que es una persona que se encuentra en el Cauca con nexos con grupos al margen de la ley”. Pero me llamó la atención cuando me dijo: “A la casa póngale 4.000 millones de pesos”. Eso me pareció muy extraño y me dijo: “Haga espuma”.
V.D.: ¿Qué es “hacer espuma”? ¿Ponerle un sobreprecio a la casa?
Me fui para la casa y cumplí la orden. Abrí el computador y se me dio por llamar a una persona que vivía en el conjunto residencial Carolina, al lado del Filadelfia. Se trata de un oficial retirado, que en su momento mencionaré. Me dijo: “Me encuentro fuera del país, pero cuénteme, Acuña”.
Yo le dije: “Mi coronel, una consulta, ¿quién vive en la casa G-9 de Filadelfia?”. Me dijo: “Ahí vive el general Rojas, comandante del Cauca”.
Vicky, yo até los cabos. Me había pasado lo de febrero, ahora me estaban dando estas órdenes, entonces, dije: me están utilizando como bobo útil. Cito a mi coronel Osorio y le pido el conducto regular y le digo: “Eso que usted está haciendo no lo voy a permitir, es salirse de la ley y me va a hacer mandar a la cárcel o me va a destruir mi carrera”.
Él se quedó callado. Le dije: “¿Cómo así que usted está investigando a mi general Rojas?” Además, le planteé: “¿Cómo así que usted está investigando también a mi general Rico?”
V.D.: ¿Osorio mandó investigar a otro general?
T.A.: Sí, el general Rico estaba en Tolemaida. Ya falleció. Gente de contrainteligencia bajo mi mando me informó también lo que los puso a hacer mi coronel Osorio. Les dije: “Lanza, todo a orden mía, si llega mi coronel me llama a mí”.
Osorio quería verificar la situación personal de mi general Rico y le dije: “Si mi general está haciendo algo en su intimidad, es situación de él, nosotros somos contrainteligencia militar, no nos metemos en la intimidad de las personas”. Se lo dije así y hubo muchas palabras fuera del marco militar porque estaba ofendido. ¿Cómo me va a utilizar y a vulnerar mi carrera militar?
V.D.: O sea, ¿se peleó con Osorio?
T.A.: Sí.
V.D.: ¿Usted qué le dijo exactamente?
T.A.: Nos tratamos mal. En una de esas creí que me iba a pegar y le dije: “Mi coronel, usted me levanta la mano y miramos cómo salimos, porque no me voy a quedar con eso”. Cuando terminé, puse todo en conocimiento de Don Will, quien me dijo: “Carlos, si yo le contara las órdenes que también me ha dado mi coronel Osorio, pero no se preocupe”.
Don Will habló con mi coronel Deibe Alexánder Coca Buitrago y le pasó parte de todas las situaciones especiales y muy críticas que estaban sucediendo en el batallón.
V.D.: ¿Y usted habló con el coronel Coca?
T.A.: Fui a Bogotá a hablar con él. Me citan frente a la Escuela de Ingenieros. Me dio un discurso de cómo ser un oficial alineado.
V.D.: ¿Qué es ser un “oficial alineado”?
T.A.: Que uno debe cumplir las órdenes sin chistar, que yo era teniente y que tenía que cumplir la orden de mi comandante de batallón.
Me dijo: “Usted es un oficial obediente”. Me dio un discurso de una hora hablando de cómo fue su carrera y me dijo: “Usted no le puede hacer sombra a su comandante de batallón”.
Luego me pidió que le contara cómo era la situación. Le pregunté: “Mi coronel, ¿soy mal oficial?”. Me dijo: “No”.
Le pregunté: “¿Cuántas condecoraciones me ha dado, cuántas felicitaciones tengo? Son muchas. Ahí está mi hoja de vida, ninguna investigación ni sanción”. Él me preguntó: “¿Qué situación tiene con mi coronel?”. Yo le dije: “¿Cómo así qué me está ordenando investigaciones ilegales contra mi general Rojas? Y lo que le ha hecho a mi general Rico”.
Él se timbró y me dijo: “De eso no se habla”. Y le dije: “Mi coronel, está situación está complicada, tengo miedo, llegó el coronel Osorio, usted sabe que es cuestionado, que tuvo investigaciones de mayor, ¿por qué lo pusieron como comandante de nosotros, del batallón más especializado de contrainteligencia?”.
Él se quedó callado. Luego me dijo: “Carlos, yo no lo traje, a mí me lo impusieron”. Y me indagó: “¿Usted está estudiando Derecho?”. Le contesté: “Sí, mi coronel”. Me dijo: “¿Se quiere venir para la Brigada?”. Yo le dije: “Mi coronel, lo que usted ordene”.
V.D.: ¿Y lo trasladaron?
T.A.: A los que denunciamos a mi coronel Osorio, ante el comandante de él, nos trasladaron, pero a Tumaco.
V.D.: Y, mientras tanto, ¿qué pasó con el coronel Osorio?
V.D.: ¿Y quién es esa persona que le dice que el que está detrás del montaje al general Rojas es el general Coy?
T.A.: Es un agente de contrainteligencia que en ese momento tiene mucha presión. Me muestra la realidad de lo que está pasando en el Ejército. Y me dice: “Hay una orden del segundo comandante del Ejército (el general Álvaro Pérez Durán, que acaba de ser retirado). Coy es el que está liderando todo. Él puso a mi coronel Osorio en el Batallón de Contrainteligencia n.º 5 y al coronel Alfonso como jefe de Estado Mayor”.
Yo dije: “¿En qué estoy metido?”. Me fui a Ibagué y se lo comenté a mi familia. Mi papá, que es militar retirado, me dijo: “Hijo, aguante”. A los pocos días, imagínese, mi general Coy envió a mi coronel Osorio a Estados Unidos.
V.D.: ¿Su vida se arregló cuando el coronel Osorio se fue a comisión a Estados Unidos?
T.A.: Dije: “Lo sacaron y, por la denuncia gravísima, tomaron una acción contra él”. Pero no. En junio, él nuevamente llegó al batallón y a mí me notificaron el traslado para el Batallón de Despliegue Rápido n.º 5, con sede en Tumaco. Me dio duro, estaba en séptimo semestre de Derecho, el estudio me lo he pagado yo, con mucho esfuerzo. Mis operaciones siempre han salido bien. Dije: “Mi coronel Coca me trasladó”. Hablé con mi familia, con mi papá y les dije: “Me quiero olvidar de todo esto”.
V.D.: Y, entonces, se va para Tumaco.
T.A.: Antes, a mediados de junio, mi coronel Osorio me dijo: “Usted se va a arrepentir de meterse con un teniente coronel. Y le aseguro que usted no asume la sección segunda de inteligencia, le voy a enseñar lo que es el Ejército de verdad”.
Le dije: “Mi coronel, yo soy soldado y no es la primera vez que estoy en una unidad de combate, no me da miedo, yo me voy para allá”.
Me presenté con mi nuevo comandante de batallón, mi coronel Juan Carlos Usamag Barahona. Es un ingeniero y me dice en la primera llamada: “Bienvenido al batallón, me dijeron que usted me recibe el 2 como oficial de inteligencia”.
Después, el 26 de junio, me llamó nuevamente mi coronel Usamag y me dijo: “Lanza, ¿cuándo se presenta?”. Le dije: “Mi coronel, viajo el 28 porque siempre me presento dos días antes para todo el mantenimiento”.
Me dijo: “Listo, venga para patrullar y me recibe una compañía”. Hablo con mi general Carlos Alberto Padilla, comandante de la Fudra 2, y le comento. Yo había trabajado con él.
V.D.: ¿Pero en todo caso lo ponen a patrullar y no en inteligencia? Lo que le había advertido Osorio.
T.A.: Confronto a mi coronel Usamag y le digo: “Soy un oficial de inteligencia, esa es la normativa, hay una circular que dice que el segundo comandante del Ejército está fortaleciendo las secciones segundas en Tumaco y que no tiene un oficial de inteligencia”. Me responde: “La orden es que usted me patrulla”. Ahí yo le digo: “Solicito reentrenamiento”.
V.D.: ¿Y él qué le respondió?
T.A.: Que no, que su unidad está en el área de combate y que necesita que ingrese el 1 de julio.
V.D.: ¿Y qué pretendían con eso?
T.A.: Sabía que era persecución, pero lo confronto a él y le digo: “Mi coronel, ¿usted habló con mi coronel Osorio?”. Y me respondió que sí, que le dijo que yo era un excelente oficial. Le digo: “Qué falta de carácter, no le creo que mi coronel Osorio diga que soy un excelente oficial cuando lo he denunciado en contrainteligencia por todas las actividades irregulares que ha hecho. Su curso es un bandido y dígaselo porque también se lo sostengo a él”. Usamag me dijo: “Usted mira cómo se da la vida acá”.
V.D.: ¿Usted empezó a patrullar?
T.A.: Sí, el primero de julio. Pero hablé con mi general Padilla y me decepcionó porque le tenía una gran admiración. Lo primero que me dijo fue: “¿A usted le da miedo patrullar?” Le respondí: “Mi general, a mí no me da miedo patrullar”. “Entonces, bien pueda”, me respondió.
V.D.: ¿Cómo termina en contacto con el general Rojas?
T.A.: Cuando me sentía acorralado allá por los oficiales superiores de mi batallón, llamo a la persona de contrainteligencia. Ya había visto la noticia de mi general Rojas y le dije: “Lo jodieron”.
V.D.: ¿Ya había estallado el escándalo contra el general Rojas y el montaje?
T.A.: Sí, qué vaina tan sucia. Yo estaba tranquilo porque no había firmado nada, pero sí tenía conocimiento. La persona de contrainteligencia me dijo: “Al general lo puse en aviso hace mucho tiempo, cuando hablamos”. Yo desconocía. Tomé el número y llamé a mi general Rojas. Yo estaba atacado, vuelto nada por lo que me pasó en Tumaco, por toda la persecución.
Le pedí perdón. Eso fue lo primero que le dije: “Perdóneme por mi falta de valor de no avisarle a tiempo lo que le estaban haciendo ilegalmente”. Le comenté todo el montaje, las órdenes que me dieron. Él solamente me dijo: “Cálmese, yo lo perdono, tranquilo, en este momento no me interesa que usted me comente eso, me interesa su salud”. Yo estaba muy desesperado. Vicky, esa noche pensé en suicidarme. Porque el sistema me entrenó, me capacitó y me empezó a perseguir.
V.D.: ¿Luego termina hablando con el ministro de Defensa, Iván Velásquez?
T.A.: Sí. Me atiende una persona de derechos humanos y de la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría. Pensé que ahí me iban a matar. Y entonces me dijeron que el ministro me iba a llamar, y me llamó, efectivamente.
V.D.: ¿Qué día lo llamó el ministro Iván Velásquez?
T.A.: Un viernes de octubre, después del 15 que fue el detonante.
V.D.: ¿Y qué le dijo? ¿Para qué lo llamó?
T.A.: Hablamos 30 minutos por celular. Le comenté la persecución en Tumaco y le dije que eso venía por contrainteligencia.
V.D.: ¿Pero usted le habló del general Rojas y del montaje en su contra?
T.A.: Sí, le hablé de mi general Rojas, de las cosas por fuera de la ley, de lo que pasó.
V.D.: ¿Qué le dice el ministro cuando le revela todo eso?
T.A.: Yo le dije: “Señor ministro, yo participé en el montaje contra mi general Rojas”. Me dijo: “¿Cómo así, teniente, qué orden recibió usted?”. Le respondí: “Seguimientos ilegales, señor ministro, pero sin conocimiento”. Y le conté la historia. Todo lo que relato aquí se lo conté al ministro. Él es una persona muy calmada. Cuando tocamos el tema de mi general Rojas y el del otro señor general, me dijo: “El sábado lo llamo”.
V.D.: ¿Y lo volvió a llamar?
T.A.: Sí, como a las diez de la mañana y me hizo una pregunta: “¿Teniente, si no lo saco, qué va a pasar?”. Le dije: “Señor ministro, no estoy pidiendo que me saque, estoy pidiendo que me escuche, verifique la información que le voy a brindar para tomar decisiones. Pero si no me quiere escuchar y verificar la información, le digo que lo están engañando. Si usted no me permite eso, ministro, me retiro, pongo las denuncias respectivas por mi vida y me voy para otro país”. Esas fueron mis palabras con el ministro.
V.D.: ¿Y qué actitud tomó el ministro Velásquez?
T.A.: Me dijo: “No, teniente, ya mismo pienso la mejor forma de protegerlo y de sacarlo”. Fue cuando, a la semana, me llegó el traslado para el despacho del Ministerio de Defensa.
V.D.: ¿Usted le contó al ministro quiénes estaban detrás del montaje contra el general Rojas?
T.A.: Si, él me preguntó. Le dije que mi general Coy, mi coronel Coca, mi coronel González y que prácticamente el que orquestó todo fue mi coronel Osorio. Él solamente escuchaba. El 28 de octubre llegué a Bogotá.
V.D.: ¿Usted ha podido hablar con el ministro Velásquez desde que llegó a Bogotá?
T.A.: No, Vicky, he hablado con mi coronel (Juan Carlos) Mazo, asesor del ministro. Él quería saber por qué llegué y cómo llegué.
V.D.: ¿Y qué le contó al coronel (r) Mazo?
T.A.: Le conté la situación y por qué estoy acá. Él tiene muchas fuentes y comenzó a verificar la información y me dijo en mi cara: “Teniente, le creo, ya hablé con el ministro para revisar el tema del general Rojas, porque hay muchas inconsistencias y usted tiene la respuesta. Ya le recomendé al ministro que se está cometiendo una injusticia con el general”. Vicky, yo quería solamente que el ministro escuchara y verificara las mentiras que la cúpula le estaba diciendo. Hay muchos intereses ahí. La cúpula lo está engañando.
V.D.: ¿Toda la cúpula?
T.A.: Para mí que es toda la cúpula.
V.D.: ¿Quiénes son?
V.D.: ¿Qué fue lo que pasó con su computador?
T.A.: Se me perdió y ahí tengo todo. Pero también quiero decir que todas las pruebas están fuera del país y las tienen varios sectores, por si me pasa algo.
V.D.: ¿Cómo así que se le perdió el computador?
T.A.: Se perdió en el terminal por una hora, pero me lo regresaron, una persona me aborda, no la conozco, me amenaza y me dice: “No se ponga a jugar con situaciones que lo van a matar, el coronel Mazo lo está vendiendo también a usted”.
V.D.: O sea, ¿tampoco confía en Mazo?
T.A.: No sé. Hablaba mucho con él, pero se me han acercado oficiales de contrainteligencia y me han comentado cosas que serán motivo de investigación en su momento.
V.D.: Hábleme de una llamada que hizo Mazo delante suyo, según usted.
T.A.: Sí, él vino una noche al Cantón Norte, como a la una de la mañana. Lo confronto y le digo: “Mi coronel, pasa esto y esto”. Él puso en aviso al ministro de lo que me está pasando.
V.D.: ¿Es cierto que le hizo una llamada al ministro delante suyo?
T.A.: Sí.
V.D.: ¿Cómo fue la llamada?
T.A.: Le comentó mi situación y le dijo: “Hay que ponerle atención al caso del general Rojas”. Y vuelve y me tranquiliza.
V.D.: ¿Por qué el ministro Velásquez y Mazo no le han reportado su testimonio a la Fiscalía, teniendo en cuenta su gravedad y que es la prueba reina del montaje contra el general Rojas?
T.A.: Esa pregunta es muy buena. Desde que llegué al Ministerio, me han dicho que el ministro va a hablar conmigo personalmente. Y siempre es: “Espérese, espérese”. Cuando a mi general Rojas lo dan de baja, a mi coronel Osorio lo mandan de candidato un año al Perú. Lo van a premiar nuevamente. La cúpula engañó al ministro, algo está pasando y a mí me van a matar, Vicky. El ministro no se ha tomado la delicadeza de verificar la información, de hablar conmigo, tenemos contacto hace mucho tiempo y no ha sido posible, pero sí toman decisiones como mandar al coronel Osorio para otro país.
V.D.: ¿Usted le hizo seguimientos al general Rojas?
T.A.: A la familia. A sus hijas, a su esposa. Obviamente, cuando mi coronel González me ordena.
V.D.: ¿Y qué clase de seguimiento les hizo?
T.A.: Se hicieron verificaciones por fuentes abiertas, con quién se encuentran, todos esos temas. Cuando sale esa persona, se hace el seguimiento. Es el control de qué hace la persona en el día.
V.D.: ¿Usted sabe que, fruto de eso, una hija del general perdió a su bebé?
T.A.: No sabía en ese momento, me enteré fue ahora (llanto).
V.D.: ¿Y qué piensa?
T.A.: Me hace responsable. Yo no sabía en su momento que era mi general Rojas. Si fuera así, no lo hubiera hecho.
V.D.: ¿Qué quiere decirle a ella?
T.A.: Que me perdone porque no sabía. A mi general Rojas le digo: le hice seguimiento a usted sin conocerlo. Otra es el dolo, que sea consciente de lo que estaba haciendo.
Cumplía órdenes de oficiales, yo pensé que en el sistema de contrainteligencia eran honorables. Cuando me enteré de que era el general Rojas, lo denuncié. Mi general me dijo el día en que lo llamé: “¿Usted sabe que, producto de esos seguimientos, mi hija perdió a su hijo?”. Sentí que son mis consecuencias y debo vivir con eso. Le pedí perdón y le dije: “Mi general, no lo hice con dolo, lo hice cumpliendo órdenes. Ahí están mis operaciones”. Yo supe y lo denuncié ante un judicial jerárquico, que era mi coronel Coca en su momento.
V.D.: Paralelamente, ¿han querido enlodarlo?
T.A.: Le llegó un documento al ministro de una investigación disciplinaria, una investigación de justicia penal militar, y están presionando para meterme a la cárcel por lo que pasó en Tumaco. Tengo todo documentado para afrontar la situación jurídica. Mi coronel Mazo me dijo: “¿Sabe cómo lo vendieron a usted, teniente? Como un oficial indisciplinado”. Cuando él verificó los audios, los informes, se echó a reír y me dijo: “Usted es una persona que, por su conducta, por ser contrainteligencia, no permite esos abusos de corrupción administrativa allá”.
V.D.: ¿A usted lo instrumentalizaron en el Ejército contra el general Rojas?
T.A.: Sí, y así me siento. Usado. La institución me capacitó, me entrenó, me utilizó y me persigue.
V.D.: ¿Qué le dice usted al fiscal en esta entrevista con SEMANA?
T.A.: Que me escuche. Al señor ministro, al fiscal y al presidente, que se tomen un momento y verifiquen esta situación. Yo no tengo la verdad absoluta. En este momento muchos agentes de contrainteligencia están siendo perseguidos por operaciones en las que participaron y que no estamos de acuerdo. Que se tomen un momento y verifiquen los argumentos que pasó el comandante del Ejército, todos los señores generales que se confabularon y que verifiquen las pruebas.
V.D.: ¿Para qué querían a Rojas por fuera del Ejército?
T.A.: Si usted me pregunta, Vicky, es un general que tiene el respeto de nosotros en el Ejército.
V.D.: ¿De la tropa?
T.A.: Sí, es un general que ha peleado por el país, tiene méritos. Es humilde, porque solo tiene una casa de 700 u 800 millones de pesos, pero fue comprada hace mucho tiempo, por ahí en 300 o 400 millones.
V.D.: ¿Es lo único que tiene?
T.A.: Sí.
V.D.: ¿Usted lo pudo verificar?
T.A.: Sí, es fácil.
V.D.: ¿El general Rojas tiene nexos con el narcotráfico?
T.A.: No.
V.D.: Teniente, ¿querían vincular al general Rojas con otras investigaciones reales que involucran a otro general y a altos oficiales con narcotráfico?
T.A.: Sí. El coronel Osorio sacó segmentos y lo vendió a la cúpula, como si ese fuera el general Rojas con nexos con bandidos.
V.D.: ¿Usted cree que va a sobrevivir a esta entrevista? Usted está activo.
T.A.: Sí.
V.D.: ¿Cree que después lo van a sacar?
T.A.: Sí, yo sé que me van a retirar.
V.D.: ¿Y eso le importa, le duele?
T.A.: Soy un oficial de carácter, a mí lo que me interesa es la verdad, y también sé que pueden atentar contra mi vida. Tengo miedo. Si me van a matar, que sea a mí, a mi familia no.
V.D.: Teniente, muchas gracias por sus declaraciones y por su valentía de venir aquí a contarle al país la verdad. Estoy segura de que las autoridades lo van a tener que proteger.