Entrevista
Exclusivo: el expresidente César Gaviria cuenta los secretos de cómo fue la persecución contra Pablo Escobar. “Fue el peor criminal de la humanidad”
De esta manera, 30 años después, el expresidente César Gaviria cuenta en exclusiva con SEMANA lo que vivió Colombia en esa época de terror por culpa del narcotraficante Pablo Escobar, que, incluso, quiso llegar al poder matando un sinnúmero de ciudadanos.
SEMANA: Han pasado 30 años de la muerte de Pablo Escobar Gaviria. ¿Qué significa para usted ese nombre?
CÉSAR GAVIRIA: Sin duda, el mayor criminal que ha producido este país. Nadie acorraló este país y le hizo tanto daño como Pablo Escobar. Trató de moverlo hacia los conductos más oscuros. La capacidad que tenía Escobar para cometer actos crueles e inhumanos era impresionante. Mató a Luis Carlos Galán, Rodrigo Lara Bonilla y a una inmensa cantidad de jueces, magistrados, de generales y civiles por un afán de llegar al poder, porque él tenía en su mente la locura de que era capaz de llegar hasta el poder con esa organización criminal.
SEMANA: Y en medio de esa locura de Escobar es que usted llega a la Casa de Nariño en 1990.
C.G.: Cuando yo llegué al gobierno, me puse en la tarea de ver cómo enfrentar esa situación. Y con Carlos Eduardo Mejía, que entonces era el director de Instrucción Criminal, nos pusimos en la tarea de crear una política de sometimiento a la justicia, que era algo de lo que se venía hablando ya hacía varios meses en aquella época. Esa política fue en cierta medida avalada por la Corte y nos permitió lentamente un proceso en el cual muchos de los antiguos narcotraficantes que operaban, sobre todo en Antioquia, se entregaran a las autoridades.
Tendencias
SEMANA: ¿Esa política ayudó a la caída de Pablo Escobar?
C.G.: La muerte de Escobar tiene mucho que ver con que, al momento de efectuar ese operativo, ya la totalidad de los socios de Escobar se habían entregado a la Justicia colombiana, empezando por los Ochoa Vásquez. Bueno, no digamos la totalidad, porque había narcos en otras partes. Todavía estaba vivo Rodríguez Gacha, Víctor Carranza y otros más, pero el hecho de que él empezó a vivir de la extorsión a sus antiguos socios y no de la actividad del narcotráfico, que fue una de las consecuencias de su incorporación a la cárcel donde vivía cerca de Envigado. Ahí empezó todo.
SEMANA: Siempre se dijo que La Catedral fue una burla, que Escobar mandaba en ese centro de reclusión, se volaba cuando quería y hacía de todo.
C.G.: Es que en ese momento no era nada fácil conseguir que Escobar se entregara y se metiera en una cárcel, no era una tarea tan simple. No dejaba de ser el criminal más grande del mundo en su momento. Y entonces hay gente que dice todo eso, pero es que tampoco teníamos la capacidad de perseguirlo y matarlo solos, ojalá hubiera sido así. Sin embargo, tuvimos una inmensa cooperación de muchos países del mundo, como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y de todos nuestros aliados para tratar de tener mecanismos y capacidad para enfrentar a Escobar.
Entre otras cosas, nuestras Fuerzas Armadas de la época tenían muchas limitaciones de recursos y de capacidad, porque no solamente enfrentaban a Escobar, sino que combatían grupos guerrilleros que eran bastante poderosos en su momento. Sin embargo, y con todo lo traumático que fue todo aquello, pues Escobar terminó muerto.
SEMANA: ¿Cómo fue ese operativo para darlo de baja?
C.G.: Logramos un operativo perfecto, lo que pasa es que él opuso resistencia y tuvieron que matarlo. Uno, obviamente, no puede expresar satisfacción por matar una persona, pero el país se sintió inmensamente aliviado de saber que ya no teníamos a Escobar, porque era un monstruo.
SEMANA: ¿Usted ordenó que lo mataran?
C.G.: No, uno no puede ordenar matar una persona. Uno puede ordenar perseguirla y matarla si le hace resistencia a las autoridades. Pero como presidente no di esa orden.
SEMANA: Cuando le dijeron ese 2 de diciembre que habían matado a Escobar, ¿qué sintió?
C.G.: Alivio, no digo que felicidad, porque uno no puede expresar felicidad porque matan a alguien. Pero sí alivio, porque yo sabía que, y no era solamente yo, sino todos los colombianos, todos iban a sentir ese alivio de no tener a Escobar por allí generando la inmensa cantidad de daños, de muertos y de destrucción que generó en todo lo ancho del territorio. Además, no era solo eso, sino la guerra entre carteles, que produjo una inmensa cantidad de daño.
SEMANA: ¿Qué pasó en el momento exacto en el que le informaron sobre la muerte?
C.G.: Esa tarde, cuando me dieron la noticia de la muerte de Escobar, me indicaron que primero tocaba constatar con Medicina Legal si realmente era él. Cuando lo confirmaron, sentí el mismo alivio que los colombianos porque descansamos del peor criminal que conoció la humanidad.
SEMANA: ¿Habló con Gobiernos de otros países para dar de baja a Escobar?
C.G.: Para matarlo no, pero sí queríamos capturarlo como fuera. Nosotros recibimos mucho apoyo, sobre todo en comunicaciones, que fue muy importante. Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña jugaron un papel muy importante, porque nos aportaron una serie de instrumentos que nos permitían buscarlo, localizarlo, saber dónde estaba, y eso fue muy importante en aquel periodo.
SEMANA: Han pasado 30 años. ¿Cómo era la Colombia de esa época?
C.G.: Nuestra reacción frente a aquella oleada de terrorismo, frente a la muerte de Luis Carlos Galán y de todo aquello que pasó no fue una reacción autoritaria. Nosotros decidimos que ese problema, y sobre todo la muerte de Galán, había que enfrentarlo con más democracia y no con una actitud autoritaria. Por eso, llegó la Constituyente e hicimos tantas cosas para que hubiera más democracia. Se estableció la Carta de Derechos, se estableció la tutela, y allí entraron los grupos conservadores, la derecha y entraron también las guerrillas en ese esfuerzo de ser un país democrático.
SEMANA: ¿Las autoridades se equivocaron mucho en la búsqueda de Pablo Escobar?
C.G.: No creo, seguramente se cometieron fallas, pero el Bloque de Búsqueda fue exitoso. No hay duda de que ese grupo de búsqueda arrinconó a los delincuentes y el desmantelamiento de los carteles. Trabajaron con una enorme cooperación internacional y hubo resultados.
SEMANA: ¿Quién era Pablo Escobar para usted?
C.G.: Una persona con una mente muy perversa y ambiciosa. Además, con una capacidad de generar actos de crueldad inauditos y que, a pesar de todos los problemas que hemos tenido en Colombia, no hay duda de que nadie ha llegado ni le ha pasado por su mente incurrir en semejantes actos de crueldad y violencia en que incurrió Escobar. Es que realmente Escobar llegó a poner al país en peligro y a las instituciones democráticas también. Recuerdo que alguna publicación internacional muy importante alcanzó a calificar a Colombia como un país que era ingobernable.