Política
Exclusivo: estos son los chats que prueban cómo fue la operación delincuencial para extorsionar al canciller Álvaro Leyva
SEMANA conoció la forma en la que los delincuentes le pidieron al funcionario millones de pesos.
Álvaro Leyva, canciller de Colombia, fue extorsionado por delincuentes que le prometieron documentos e información clave sobre Thomas Greg and Sons, empresa que participó en la licitación de pasaportes que se declaró desierta el año pasado. SEMANA conoció los chats que muestran la operación delincuencial para sacarle millones de pesos al funcionario del Gobierno nacional.
En enero de este año, a eso de las 7 de la mañana, el canciller recibió un chat en su teléfono, de un número de Estados Unidos. El hombre se identificó a sí mismo como Edwar Soto. Desde un principio, Leyva puso la interacción en conocimiento de la Fiscalía y el Gobierno nacional.
“Buenos días, Sr. canciller. Distinguido Dr. Leyva. Mi nombre es Edwar Soto. Hasta hace 15 días trabajé con el Sr. Camilo Bautista por más de 17 años”, dijo el hombre, asegurando que trabajó con uno de los dueños de Thomas Greg and Sons.
Minutos después, la persona envió otro mensaje: “Me han suministrado su teléfono directo para informarle que tengo una importante información relacionada con mi exjefe Sr. Camilo Bautista de Tomas, que muy seguramente le va a interesar. Quedo atento de Ud. para seguir”.
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“Por eso le estoy ofreciendo la información directamente a usted, porque sé que le va a servir no solamente a usted, sino a mucha gente, pero lo que mí me sirve en estos momentos es una compensación económica”, dijo en los chats que conoció SEMANA.
El canciller respondió tajante: “Nunca he dado dinero por información. Distinto es no poder compensar. He llegado a donde estoy sin dinero de por medio”.
Y quien se identificó como Edwar Soto insistió, con el fin de que el canciller acceda a enviar dinero por la información.
“Bueno, doctor, la verdad (...) Usted, y yo privadamente, nadie tendría por qué saber de esta comunicación. Y tenga en cuenta que al entregarle el dispositivo completamente es mucha la información que va a encontrar ahí, no solo los chats, como le dije hay mucha información de contratos, licitaciones y cosas que se manejan en la empresa muy privadamente”, escribió.
El sujeto le prometió la información ese mismo día al canciller, pero le dijo que iba a ser a cambio de “30 de los grandes”.
“El dispositivo completo se lo estoy haciendo llegar por un valor de 30 de los grandes. No solo ahí va a encontrar la información correspondiente a los chats y las personas con los que ha hablado mi exjefe, sino también interesantes documentos de contratación, licitaciones y otras cosas de la empresa que muy seguramente le interesará conocer a usted y que a ellos en absoluto les convendría que salga la luz pública. Quise en un primer momento ofrecérselo al mismo Camilo (Bautista), pero por evitarme un problema de que después me denunciara por extorsión he decidido acudir a usted, así que ya me dirá si le interesa o dejar pasar la oportunidad”, expresó en un mensaje.
“30 de los grandes es…”, respondió el canciller, no sabiendo a qué se refería. En ese momento, a eso de las 9 de la mañana, Leyva llama a la persona, pero esta no atendió.
El delincuente aclaró la duda por chat: “De nuestros pesos. No puedo hablar ahora, por eso no le contesto Sr.”.
“Quedo pendiente”, fue la respuesta del canciller, quien en el momento se encuentra suspendido por la Procuraduría.
Mientras el sujeto le insistió en varias ocasiones y dijo tener lista una cuenta bancaria, Leyva preguntó detalles sobre el dinero que le exigía su interlocutor: “¿Lo de los 30 cómo es? A lo mejor sueno ingenuo”.
El sujeto contestó siendo más claro sobre los recursos que pidió para soltar la supuesta información sobre Thomas Greg and Sons.
“Dr., son 30.000.000 de nuestros pesos colombianos, no dólares, jaja. Y ya tengo lista la cuenta para proceder de una. (Espero que ahora no me vaya a decir que es mucho). Porque la verdad eso es nada comparado con lo que le puede representar en cuanto a réditos políticos”, expuso.
Leyva, que informó a las autoridades, le siguió el juego: “Yo no tengo plata en contra de lo que se cree. Usted verá si ayuda. Después hablaríamos”.
La persona que quería estafar y extorsionar al canciller siguió insistiendo, esta vez con la posibilidad de una negociación.
“Hágame una oferta, entonces. Pero eso es lo que le estoy comentando, de todas formas. Pues es usted libre de dejar pasar o no la oportunidad. Simplemente le hago un ofrecimiento, ya ud. me dirá. Hágame una oferta, Sr., pero lo que sí le digo es que gratis no puedo dejar la información. Yo estoy acá en Nueva York, prácticamente exiliado. Tuve problemas con mi exjefe y necesito sobrevivir, acá la vida es muy cara. Esa es una ayuda invaluable para usted que llega en estos momentos como una puerta que se abre del cielo, pero la verdad es que gratis no lo puedo dar, Dr. Yo estoy acá pasando necesidades, así que hágame una oferta y cerramos el negocio, y hoy mismo tiene eso en sus manos, se lo garantizo”, dijo.
El ministro de Relaciones Exteriores paró en seco: “Me tocaría dar mi lucha sin su ayuda”.
Pero su interlocutor no se daba por vencido. “Mmm. Bueno Dr. Y tenga en cuenta que al entregarle el dispositivo completamente es mucha la información que va a encontrar ahí. No solo los chats, como le dije hay mucha información de contratos, licitaciones y cosas que se manejan en la empresa muy privadamente”.
Sin embargo, allí Leyva trató de que quien le escribía no se desapareciera y le dijo: “Es importante para mí. Consigo algo. Le propongo esta tarde. Espero esté de acuerdo. Todo confidencial”.
El sujeto, emocionado, accedió a la propuesta: “Totalmente de acuerdo, Sr. canciller. Mi palabra es oro. Y la tiene totalmente. Es una comunicación privada entre ud. y yo. Nada de esto se tendrá que filtrar. Quedo muy atento a su oferta. Y créame que esto es como si fuera así de un milagro”.
Luego de varios días de conversación, se concretó el pago de los 30 millones de pesos, provenientes de gastos reservados del Estado. La consignación se hizo en una sede de Bancolombia, ubicada en el norte de Bogotá.
Los detalles de la extorsión
Después de recibir los 30 millones de pesos, el sujeto inicia una operación para entregar el material. “A ese correo le envío todo en un momento (...) No se estrese, esté tranquilo que todo va a salir bien”, le dijo a Leyva.
El interlocutor le respondió: “Estoy con alguien de Colombia, ya le hablo”. De inmediato, le indicó que todavía no había enviado el material. “Tenga paciencia, por favor, lo importante es que eso ya está volando”.
El sujeto le pidió otro correo al canciller y le prometió el material en 10 minutos. “El nuevo es clave”, dijo Leyva sobre el segundo correo y el estafador le aseguró que la información le llegaría “con seguridad (...) si no llega al uno, llega al otro”.
El canciller le pidió al estafador una guía para entender el material, pero pasaron las horas y no envió nada. Esa mañana, a eso de las 8, Leyva le dijo que se quedó “dormido”. Luego de unos minutos revisó y no encontró los documentos: “Abrí, no hay nada aún”.
El sujeto intentó ganar tiempo, tranquilizando al canciller: “Lo único que le digo es que esa empresa está que arde. Ha surgido información nueva. Ya le comentaré por el correo, tengame paciencia. No se preocupe, igual ya eso se fue. Tengame paciencia, ya hago en un momento eso. Lo que pasa es que me toca ir a la computadora y tengo muchos ojos encima. Pero estoy muy pendiente. Mire la hora que es, en la que le estoy escribiendo. Así que me disculpa, acá son las 4.06 de la mañana, creo que allá también, pero bueno, los buenos hijos de Colombia nos despertamos muy temprano”.
Así pasaron varios días. La persona le aseguró al canciller que sí le dio la información: “Ya se envió Sr. a ambos. Revise”.
El canciller, simplemente, le respondió: “No hay nada”. Lo llamó dos veces y, de nuevo, no tuvo respuesta.
Quien le ofreció información valiosa al canciller terminó escribiéndole en inglés a uno de sus correos, pidiéndole millonarios recursos a cambio de no revelar el intercambio que hicieron por información.
“Buenos días, señor canciller Leyva Durán. Las situación breve y contundente es que es un delito gravísimo que se llama soborno y en los funcionarios públicos es aún más grave. Sin embargo, usted no es cualquier funcionario público, es el representante de la política exterior de nuestro país, la cara visible de nuestro país ante el mundo, y no es posible que la cara visible del país en el mundo sea una persona tan corrupta como para cometer este hecho, dice un viejo refrán que es tan culpable el que paga el pecado como el que paga el pecado (sic)”, inició.
Luego le dijo: “Ahora la situación es la siguiente, se toma registro completo desde que inició la conversación hasta hace un momento, todo lo que hizo con el dinero depositado y el delito que cometió, por lo que no es posible que un oficial de su talla haga andanzas similares”.
Y de una vez le exigió más dinero, sin saber que las autoridades estaban al tanto. “La situación es la siguiente, queremos una buena remuneración a cambio de esa conversación (…) si no quieres esa charla tan escandalosa que has tenido fuera de la luz pública, entonces creo que deberías meter la mano en el taladro ahora para no pagar por un producto y causar daño a otro. Ahora debes pagar para que el producto no se encienda y es perjudicial para ti mismo, ya que no es posible que Colombia conozca ese chat porque ahí estaría enterado de todo el país y el mundo en el que te anduvo, que realmente eres una persona indigna de estar en tal posición que muestra la cara oficial de nuestro país”.
En este punto llegó una nueva amenaza. Mientras las autoridades tomaban atenta y continuaban sus pesquisas, el interlocutor le decía a Leyva: “Imagínate que será la oposición con toda esa información que ya generaste. Toda quedó grabada, sin embargo, quienes contratamos para esto no tienen idea de que no vamos a hacer nada porque nos gusta el dinero, y si hay dinero no pasa nada. Entonces, si ofreces dinero para obtener un producto ilícito y corrupto para afectar a otros, entonces es coherente que ofrezcas dinero porque no se relaciona con tu propio producto o es que esta conversación escandalosa por señal ha sido registrada en donde se observa como tú descaradamente comercias con un total desconocido y envías una alta suma de dinero para obtener un beneficio”.
“Quedo atento a tu respuesta para pasarte una nueva cuenta bancaria y depositar el dinero acordado para evitar que ahora sean tus chats y tu información escandalosa la que salga a la luz pública (...) ” porque créeme que con todo lo que se registró en ese chat entre tú y el personaje oscuro al que le consignaste 30 millones de pesos será un gran escándalo (...) si tu conversación es filtrada, será que hablen de ti todo el resto del año”, agregó.
Y le hizo una advertencia a Leyva: “No pienses en informar a las autoridades de esta situación entre nosotros porque de seguro aquí el que saldría más perjudicado serías tú (...) DEPENDERÁ SOLO DE USTEDES QUE UN ESCÁNDALO MÁS GRANDE NO SE DESATARÁ SOLO SOBRE USTEDES (mayúsculas como vienen en el texto)”.
Los delincuentes le pidieron a Leyva 50 millones de pesos por no revelar la conversación y el primer monto transferido para obtener información de Thomas Greg and Sons. El caso está en manos de las autoridades.