POLÍTICA
Exsuperintendente Robledo dice que el escándalo de la UNGRD es más grave que la yidispolítica de Uribe: “En un país civilizado, Petro renunciaría”
En diálogo con SEMANA, dijo que este escándalo del Gobierno Petro “entra en el top cinco de los acontecimientos más corruptos por la magnitud de la gente que está comprometida, la forma en que se hizo y su propósito”.
SEMANA: ¿Cómo vio el más reciente escándalo del Gobierno Petro que salpicó al presidente del Senado, Iván Name, el presidente de la Cámara, Andrés Calle, y a la alta consejera para las regiones, Sandra Ortiz?
PABLO FELIPE ROBLEDO (P. F. R.): Es realmente escalofriante porque en todo ese tema de la presunta corrupción de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y el escándalo de los carrotanques, todos pensábamos que se trataba simplemente de un asunto más de corrupción de contratación estatal donde unos contratistas, unos funcionarios y unos empresarios terminan robándose una plata, vendiendo las cosas por un valor mucho mayor de lo que valen. Pero aquí lo que hay es un verdadero escándalo de la mayor magnitud en el tema político, mucho más allá del proceso de contratación estatal, un escándalo que involucra a la cúpula mayor del proceso legislativo: el presidente del Senado, de la Cámara, a una alta consejera, al exdirector de la UNGRD, contratistas. Este entra en el top de los mayores escándalos de las últimas décadas en Colombia.
SEMANA: ¿Se imaginó que se llegara hasta estos límites para poder sacar adelante unas reformas en el Congreso?
P. F. R.: Yo de este gobierno me he imaginado esto y lo peor. Hay un hilo conductor en ciertas actuaciones de Gustavo Petro y su gente históricamente: el famoso tema de las bolsas del presidente con dinero, la plata de Laura Sarabia, se habló de maletas con dinero. Parece ser que este es el gobierno de la corrupción, de las maletas, para llegar al propósito que sea.
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SEMANA: ¿El presidente debe hacer un remezón?
P. F. R.: En cualquier país civilizado el presidente renunciaría, por mucho menos han renunciado presidentes y primeros ministros en otras partes del mundo donde aún en la política hay algún nivel de dignidad. Obviamente con el presidente Petro no se le puede pedir peras al olmo porque el primer mandatario poca dignidad tiene en estos asuntos. Si Petro no renuncia, deberían hacerlo, al menos, muchísimas personas, empezando por los presidentes del Senado y la Cámara, algunos ministros, varios consejeros presidenciales. Eso tiene que generar las consecuencias políticas a que haya lugar. Hay que hundir las reformas de Petro. Póngase a pensar que les dan una millonaria plata a los presidentes del Senado y la Cámara a través de una entidad del Estado. Ellos no son los únicos congresistas que tienen influencia decisoria en el Congreso y la UNGRD no es la única entidad pública que podría estar desviando recursos para tramitar las reformas. Esto es abiertamente escandaloso. Miren lo que pasó en el gobierno de Álvaro Uribe con las notarías, esto es una cosa absolutamente superior.
SEMANA: ¿Este escándalo es más grande que el de la yidispolítica?
P. F. R.: Pero lejos, sin duda, lejos. Mire la forma tan descarada en que lo han hecho. En la yidispolítica, por lo menos, se trataba de algo que es de la usanza de la política: lograr buscar la solidaridad con los proyectos del Gobierno a través de burocracia. Pero esto ya es plata en maletas, millonadas desviadas de una entidad, le piden dinero prestado a un contratista de la UNGRD. El modus operandi es muy diferente.
SEMANA: Y se habla de 15 congresistas involucrados.
P. F. R.: Esto es solo una parte de lo que está pasando en las relaciones del gobierno de Petro y el poder Legislativo donde se tramitan sus reformas. Tendría uno que ser muy miope para creer que esto solo es el soborno o coimas para los presidentes de Senado y Cámara y que sobornados ellos dos se tramitarán las reformas sin ningún problema. Para eso requieren muchos más congresistas, por eso, creo que están involucrados muchos más legisladores y entidades públicas.
SEMANA: ¿Qué debería pasar con las reformas?
P. F. R.: Yo creo que tiene más fuerza un purgado que esas reformas. Todo lo que se haga de ahora en adelante, antes de que se acabe esta legislatura, estará en el ojo del huracán contaminado por estas denuncias. Mire que es una constante en el Gobierno Petro, la misma gente que trabaja allí se está reventando. La gran mayoría de los escándalos surgen de gente del Gobierno, ni siquiera por personas de la oposición, se revientan rápidamente y terminan contando una cantidad de cosas. Las reformas, en el mediano plazo, estarán en el ojo del huracán. Todo lo que el Congreso apruebe estará cobijado bajo el manto de la duda. La reforma a la salud la pueden presentar, pero mucho después. Y la reforma pensional se les va a ahogar. Están contra el reloj y en este mar de escándalos, con el agua hasta el cuello, no hay alguna legitimidad para tramitar esas reformas en el Congreso.
SEMANA: ¿Qué le está pasando a Petro? Su gobierno vive de escándalo en escándalo.
P. F. R.: Pues que está mostrando lo que es. A medida que el gobierno vaya avanzando, seguro, se conocerán muchos escándalos de corrupción, pero la pregunta es: ¿era previsible? Sí, claro, lo era. ¿A la gente estos escándalos los toma por sorpresa? Por lo menos, a mí no. Pero es lamentable.
SEMANA: El problema es que en las elecciones era Petro o Rodolfo Hernández, cuestionado por hechos de corrupción.
P. F. R.: Fue un escenario muy complicado para los colombianos. Hubo gente como yo que terminó apoyando a Rodolfo Hernández porque era su tercer candidato presidencial en la contienda. En mi caso fue Alejandro Gaviria, después Sergio Fajardo y luego Rodolfo Hernández. Eso le pasó a mucha gente. La política nos llevó a un escenario muy complejo entre escoger a Rodolfo y Gustavo. Yo voté por Rodolfo Hernández solo en la segunda vuelta porque consideraba que por malo que pudiese ser, sería mejor que Petro. Y lo que ha pasado creo que lo está confirmando. Este gobierno ya hizo méritos para irse a penaltis con el segundo gobierno más corrupto de la historia que no sabría cuál es.
SEMANA: ¿Este escándalo de los carrotanques se puede comparar con el de Ernesto Samper y los protagonizados por otros gobiernos?
P. F. R.: Este escándalo se puede comparar con varios, con el elefante de Ernesto Samper, la yidispolítica de Álvaro Uribe, el de Odebrecht que cobijó a dos gobiernos en el pasado. Este escándalo entra en el top cinco de los acontecimientos más corruptos por la magnitud de la gente que está comprometida, la forma en que se hizo y su propósito. Estamos ante un evento, tristemente, célebre de corrupción.
SEMANA: Usted dijo que quienes votaron por Gustavo Petro desde la primera vuelta no les alcanzará esta vida para pedirle perdón a su país.
P. F. R.: Y creo que me quedé corto, no les alcanzará esta vida ni la reencarnación.
SEMANA: Después de todos estos escándalos, ¿Gustavo Petro quiere quedarse en el poder después de 2026?
P. F. R.: Que si se quiere quedar, sí, se quiere quedar, no tengo duda alguna; que lo logre, no sé. Ahí tendremos que estar todos los colombianos para liderar un proceso de oposición no a su gobierno, sino a su perpetuidad. Él lo va a intentar. Lo he venido diciendo desde hace muchísimo tiempo, yo creo que fui el primer colombiano que se la olió; vengo diciendo que Gustavo Petro acudirá a un estado de excepción, va a expedir un decreto legislativo cuyo control estará en manos de la Corte Constitucional.
En la Corte, integrada por nueve magistrados (necesita cinco) ya tiene un magistrado elegido por él (Vladimir Fernández) y el próximo año viene la elección de cuatro magistrados más, de ellos, dos son ternados por la Corte Suprema, dos por el Consejo de Estado y otro por el presidente. Ahí hay que tener cuidado no en lo que terne el presidente, sino en lo que ternen las cortes. Llegó la hora de que las cortes entiendan que hay que ternar a gente de centro o centroderecha que tengan cierta tendencia a no permitir que Gustavo Petro se perpetúe en el poder a través de una artimaña que no está prevista en la Constitución. Le digo otra cosa: la constituyente que va a convocar el presidente lo que creo que hará es que él, que no tiene más del 35 % de popularidad, no someterá a un proceso constituyente a un sistema tradicional de elección, sino que dividirá la constituyente. Dirá, por ejemplo, aquí se elegirán 10 constituyentes de las comunidades indígenas, 10 de las negritudes, 10 de las clases obreras y sindicatos, 10 de procesos de paz de grupos alzados en armas y, al final, dirá que los partidos políticos solo podrán elegir 10 o 15 constituyentes. Esa es la manera en que tendría una constituyente controlada por él.