Política
General (r) Guatibonza se destapa en SEMANA sobre las chuzadas: dice que contactó a Laura Sarabia, pero niega estar detrás del escándalo
“La llamé cuando vi la noticia en SEMANA sobre el polígrafo”, expresó el general en retiro de la Policía.
En el ojo del huracán está la exjefe de Despacho de la Presidencia de la República, Laura Sarabia, por el escándalo que se conoció de las chuzadas en contra de su exniñera Marelbys Meza, mujer a quien llevó a la prueba de polígrafo -al parecer- en un caso de abuso de poder, hechos que son materia de investigación de la Fiscalía General de la Nación.
En medio de ese escenario, empezó a sonar un nombre, el del excomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, el general en retiro Humberto Guatibonza. El oficial dijo que se comunicó con Sarabia una vez que SEMANA reveló el escándalo sobre el polígrafo a Marelbys Meza.
Guatibonza se destapó, en diálogo con SEMANA, respondiendo a todas las dudas sobre el contacto que tuvo con la exjefe de Despacho de la Casa de Nariño, Laura Sarabia, quien salió del Gobierno nacional por decisión del mandatario Gustavo Petro.
SEMANA: tras el robo a la casa de Laura Sarabia, ¿ella se comunicó con usted?
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General (r) Humberto Guatibonza (H. G.): no, yo la llamé porque vi la noticia de SEMANA sobre el polígrafo y le dije que el polígrafo no era prueba legal dentro de un proceso judicial y que lo importante era que la persona a la que se lo hicieron hubiera firmado el consentimiento.
SEMANA: ¿por qué llamó a Laura?
H. G.: porque la conozco hace tiempo y lo hice por solidaridad con ella.
SEMANA: ¿cobró por esa asesoría?
H. G.: no fue ninguna asesoría, sólo la llamé para explicarle que el polígrafo no era una prueba judicial, la llamada con Laura no duró mas de un minuto.
SEMANA: ¿cuántas veces, general, ha ingresado usted a la Casa de Nariño en lo que va del Gobierno Petro?
H. G.: solo he ingresado una vez y fue hace más de un año y medio cuando fui a visitar a Mauricio Lizcano, porque lo conozco hace más de 20 años porque participé en el operativo de liberación de su papá. Pueden pedir las cámaras de Palacio que demuestran que yo no he ingresado a Palacio, además de esa vez.
SEMANA : sobre el caso de Laura Sarabia, ¿usted la volvió a contactar?
H. G.: no, solamente una vez para explicarle lo del polígrafo, pero no volvimos a hablar. Yo me vengo a enterar por los medios, por ustedes SEMANA, que había pasado todo eso. Yo sí la llamé porque leí el escándalo y me pareció grave y no tenía ni idea. Pero fue cuando publicaron lo del polígrafo. Yo la llamé por solidaridad con ella, porque cuando SEMANA publicó el tema de la señora Marelbys Meza, no me pareció tan grave y llamé a preguntarle de qué se trataba y le pareció extraño que la señora dijera que se había perdido una plata y el tema era el polígrafo, y ella me dijo que era un tema de seguridad nacional. Yo hablé con ella por el tema del polígrafo, aún no se conocía de las chuzadas, y llamé a decirle que era un tema que se aplica en muchas empresas en el mundo y que ningún juez lo acepta como prueba judicial, y que es un tema voluntario.
Por otro lado, Guatibonza se ha declarado inocente por el caso de investigación que adelanta la Fiscalía, tras señalarlo de estar supuestamente vinculado con una empresa criminal dedicada a la interceptación de comunicaciones a través de una hacker identificada como María Alicia Pinzón. Según el ente acusador, la llamada hacker diseñó un software de interceptaciones que funcionaba desde su propia casa para acceder a correos electrónicos, mensajes de WhatsApp y llamadas que eran solicitadas por supuestos clientes de la empresa.
¿Quién ordenó las chuzadas? Estas son las pistas desconocidas de la Fiscalía en el escándalo de Laura Sarabia. Un general retirado y el jefe de Casa Militar están en la mira
Ocho días completa la crisis más aguda que ha tenido que afrontar el presidente Gustavo Petro en sus diez meses de mandato. En cuestión de horas, el escándalo desatado por las graves denuncias de la niñera Marelbys Meza en SEMANA derivó en las alarmantes revelaciones de la Fiscalía que apuntan a que integrantes de la Dijín interceptaron ilegalmente no solo a Marelbys, sino también a Fabiola, otra humilde mujer que trabajaba en la casa de Laura Sarabia, jefa de gabinete.
El país se escandalizó al conocer que la niñera fue sometida al polígrafo de la Casa de Nariño sin ser funcionaria. Según su relato, tres hombres la mantuvieron incomunicada durante cuatro horas en un sótano ubicado en un edificio al frente de la Presidencia. Allí habría recibido amenazas y presiones para que confesara que se robó una fuerte suma de dinero de un maletín en la casa de Sarabia. Se ha hablado de 3.500 dólares, 7.000 dólares y hasta de 150 millones de pesos en efectivo. Las versiones más audaces se atreven a hablar de sumas mayores.
El escándalo ya tumbó a Sarabia, mano derecha del presidente, y se llevó por delante al embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, quien se convirtió en la sombra de Petro en la pasada campaña electoral y fue fundamental para el triunfo en las urnas. Hoy, todo el país quiere saber las respuestas a estas preguntas: ¿quién ordenó las chuzadas?, y ¿por qué intentaron convertir un robo doméstico en un asunto de seguridad nacional que incluso ponía en riesgo la integridad de Petro y Francia Márquez? La Fiscalía argumenta que todo lo que hicieron fue solo para recuperar el dinero y que el episodio nada tenía que ver con riesgos para el país.
“Las chuzadas regresaron a Colombia”, advirtió el fiscal Francisco Barbosa, quien comparó lo ocurrido con los crímenes que cometieron el DAS y el F-2, ya extintos. Por eso, la inquietud que surge es si este es un episodio aislado o es apenas la punta del iceberg de una repudiable práctica que ya se habría instalado en el Gobierno Petro para perseguir a opositores, periodistas y todo aquel que piense distinto al presidente. Ante las evidencias de la Fiscalía, y visiblemente molesto, Petro se negó a aceptar que, bajo su administración, se esté chuzando.
Tan pronto estalló este escándalo, el pasado sábado 27 de mayo, tras la publicación de SEMANA, la Casa de Nariño se convirtió en un infierno. El presidente guardó un extraño silencio frente al tema, habló de un “golpe blando” y durante horas casó peleas en Twitter que incluso lo llevaron a recibir un fuerte jalón de orejas de parte del Consejo de Estado.