POLÍTICA
Guerra de recusaciones en el Senado: Gobierno Petro se la juega para revivir la hoy hundida reforma a la salud
Al Gobierno solo le faltan dos votos para asegurarse el trámite de las recusaciones que destrabarían su polémico proyecto. Pueden ser tantas que no se descarta una Comisión ad hoc.
El pulso político más importante para la agenda del Gobierno se define en la Comisión de Ética del Senado. Ese recinto integrado por 11 senadores tendrá a su cargo el estudio de las tres recusaciones que ya llegaron, y las que están por aterrizar, contra los senadores de la Comisión Séptima que votarán la reforma a la salud en su tercer debate.
Pero esta puja ya no se trata de las motivaciones legales de esos mecanismos que buscan sacar de la votación a los congresistas, hasta ahora a tres de los opositores al articulado (Norma Hurtado, Alirio Barrera y Honorio Miguel Henríquez), sino de los votos que tiene cada uno de los bandos de ese recinto para definirlas.
Si se cuentan a los congresistas que han votado en línea con el Gobierno en el pasado, en diferentes decisiones legislativas, en este momento la bancada de Gustavo Petro podría tener hasta cinco de los 11 votos necesarios para conseguir la aprobación de las recusaciones. Es decir, solo les quedaría faltando conseguir uno para ser mayoría definitoria en la Comisión de Ética y destrabar así la reforma.
Las cuentas son claras. En ese recinto están las senadoras del Pacto Histórico Isabel Zuleta y Martha Peralta, esta última presidenta de la Comisión Séptima, y quien envió uno de los correos comunicando las dos primeras recusaciones a esa plenaria. También la senadora de Comunes, Imelda Daza, colectividad de los ex-Farc alineada con el Gobierno Petro, y el conservador Carlos Andrés Trujillo, el mismo que acercó al Partido Conservador al Gobierno Petro.
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Tan afín es Trujillo a la Casa de Nariño que en esta administración se le ha visto en los pasillos de Palacio y del Ministerio del Interior, pese a que los godos dieron el salto a la independencia desde el año anterior.
Mientras el presidente de ese partido, Efraín Cepeda, insiste y persiste en asegurar que se oponen a la agenda de reformas del presidente Petro, el senador paisa Trujillo las promueve. Esos cuatro votos a favor del Gobierno parecen asegurados.
Hay otro senador que ha votado en línea con el Gobierno y que está en ese recinto. Se trata del liberal antioqueño Juan Diego Echavarría, quien fue uno de los rojos que se acercó al Ejecutivo, pero que aclara a SEMANA que la decisión que tomará la Comisión de Ética es jurídica y no política, por lo que asegura que su voto tendrá que ver con los argumentos legales de las recusaciones. Ese podría ser el quinto voto a favor.
La oposición apenas tiene ratificados los votos de Andrés Guerra (Centro Democrático), Carlos Abraham Jiménez (Cambio Radical) y Jota Pe Hernández (Alianza Verde). Uno de ellos reconoció fuera de micrófonos que el pulso político está difícil, pero señaló que hay una esperanza de tumbar las recusaciones. Todo depende de los indecisos.
A juzgar por sus argumentos, el del liberal Echavarría podría encajar como una papeleta indecisa. También lo es la decisión que tome el conservador Miguel Ángel Barreto (partido que viene haciendo oposición al Gobierno como colectividad, pero que tiene congresistas a cuenta gotas que le copian a sus posturas).
El otro indeciso es el senador Julio Chagüí, del Partido de la U, quien aseguró que no puede dar una respuesta hasta que no conozca los hechos de fondo que motivan las recusaciones. En todo caso, con que cualquiera de esos indecisos opte por respaldar al Gobierno, la Comisión de Ética podría aceptar las recusaciones y desbaratar los votos de la reforma a la salud.
Dilatar la reforma
Varios senadores de la Comisión de Ética consultados optaron por no dar declaraciones porque temen que los terminen recusando para sacarlos de la votación de la Comisión de Ética.
Pero hay dilaciones claras que van a aplazar esa decisión tanto como sea posible. La primera de ellas es que los senadores que la integran no han sido notificados a través del Congreso sobre las recusaciones que deben estudiar, solo las han visto en comunicados de redes sociales y en medios de comunicación.
La segunda, que esa votación solo se daría hasta después de Semana Santa. La tercera, y una contundente que va a rebarajar las cartas, es que se alistan más recusaciones, por ejemplo, contra la senadora Peralta, que promueve la reforma a la salud en la Comisión Séptima y que tiene asiento en esa Comisión de Ética.
La apuesta de la dilación por la que se inclinará la oposición a la reforma a la salud tiene dos componentes: recusar a los congresistas de la Comisión Séptima para intentar quitarle votos positivos a la reforma a la salud (como sucederá con Peralta) y recusar a la Comisión de Ética misma.
Los abogados de las unidades de trabajo legislativo ya están trabajando, enfocados en formular impedimentos a los 11 congresistas de ese recinto para dilatar la votación de las recusaciones, aplazamiento que sería una punzada directo a corazón del Gobierno porque lo dejaría sin tiempo para tramitar la reforma a la salud por la vía legal: el Congreso.
El calendario es claro. La bancada del Pacto Histórico tiene hasta el 20 de junio para sacar la reforma a la salud y a esta le faltan dos debates, el tercero en la Comisión Séptima y un eventual cuarto debate en la plenaria del Senado.
La discusión ni siquiera ha comenzado en la Comisión, ya hay ponencia de archivo firmada por ocho congresistas de los 14 que la conforman y una vez inicie tendrá más largas con votaciones de impedimentos e intentos de desbaratar el quorum. Así fuese aprobada por ese recinto, para el cuarto debate en la plenaria se augura la misma dinámica y terminaría siendo el tiempo y no los propios congresistas el que hunda la que hasta ahora ha sido la reforma más importante para el presidente Petro.
Si la guerra de recusaciones prospera, el último peldaño de ese escenario es que la Presidencia del Senado tenga que delegar una Comisión de Ética ad hoc ante la imposibilidad de votar que tendría esa misma Comisión porque los senadores no pueden estar votando sus propias recusaciones. La oposición está dispuesta hasta a desbaratar ese recinto con tal de dejar sin vida a la reforma a la salud.
“Todo está muy parejo. El Gobierno, en un escenario en el que existe la posibilidad de que le hundan las reformas, está intentando sumar uno o dos votos. Estamos en un proceso de recusaciones en el que el Congreso está en un ambiente supremamente difícil”, advirtió el senador Andrés Guerra.
Si las recusaciones prosperan, la decisión sobre qué camino tomar para las reformas quedará en la mesa directiva del Senado, la presidencia y el secretario general, una tramitología que también dejaría al Gobierno Petro desarmado para tramitar la reforma a la salud. Así, hay dos caminos: o revive el proyecto de ley por las recusaciones o se hunde por falta de tiempo para estudiarlas.