Política
¿Guerra en la Casa de Nariño o ajustes de cuentas por negocios? SEMANA conoció secretos de la implosión en la casa presidencial
La primera dama Verónica Alcocer denunció “una campaña de desprestigio impulsada por personas pertenecientes a entidades del Gobierno”. ¿Fuego amigo o denuncias con sustento?
La denuncia que instauró la primera dama Verónica Alcocer ante la Fiscalía, y que se dio a conocer este viernes, por supuestamente ser víctima de una campaña de desprestigio en su contra, alimentada por funcionarios del Gobierno de su esposo, Gustavo Petro, puso sobre la mesa una presunta guerra de poderes en la Casa de Nariño.
Lo de fondo será establecer si se trata de versiones infundadas o con soporte que podrían poner contra las cuerdas a Alcocer, salpicada en su momento por el propio Nicolás Petro, que la relacionó con coimas y contratos, al igual que a su primo Mario Fernández Alcocer. El general (r) Ricardo Díaz, exviceministro de Defensa, ya fallecido, salpicó a la primera dama con supuestos intereses en la compra de unos helicópteros. Una fuente de la DNI dijo: “No sé si hay una guerra o un ajuste de cuentas entre gente del Gobierno por temas de negocios”.
Verónica Alcocer radicó su carta ante el ente acusador el pasado 4 de junio, coincidencialmente el mismo día en que Laura Sarabia, directora del Dapre, envió una circular a los funcionarios y colaboradores de la Casa de Nariño, en medio del escándalo que sacude a su hermano, Andrés Felipe, por formar parte de una supuesta red de tráfico de influencias en el Gobierno y en el Congreso.
La primera dama ha sido señalada de ejercer poder en varias dependencias del Gobierno, entre ellas el Dapre y la Alta Consejería Presidencial para la Reconciliación, donde puso como cuota a su amiga Eva Ferrer y a Álvaro González Hollman, el hijo de su consejera espiritual. Ambos no duraron ni un año al frente de esa entidad y nunca han explicado las verdaderas razones de su salida.
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En su carta a la fiscal Luz Adriana Camargo, Alcocer dice que hace una denuncia por hostigamiento agravado y habla de “una estrategia sistemática de desinformación que atenta contra la dignidad humana, la honra y el buen nombre”.
La primera dama confirmó que el 1 de junio tuvo conocimiento de una información que circulaba en medios “en la que se pretendía asociar mi nombre, imagen, rol y función con supuestos hechos de corrupción, presuntamente, ocurridos al interior del Gobierno nacional, específicamente con la UNGRD”. Lo interesante de la carta de Alcocer es que señala de frente quiénes serían los responsables de enlodarla. En este caso, no se trata de la oposición a Petro, sino, según ella, de sus propios funcionarios.
“La campaña de desprestigio está siendo impulsada, incluso, por personas pertenecientes a entidades del Gobierno, que se han dedicado a lograr que, como en el pasado, la información falsa sea recogida por medios de comunicación u opinadores”, afirmó.
Verónica Alcocer ha guardado silencio durante la mayor parte del mandato de Petro y se ha abstenido de responder personalmente las denuncias en su contra. En este caso, quedan varias dudas en el aire. ¿Cuáles son, según ella, los funcionarios que están buscando mancillar su nombre? ¿Cómo se enteró? ¿Es o no responsable de incidir en la contratación en el Gobierno Petro? ¿Es una guerra sucia o, por el contrario, son denuncias sustentadas en su contra?
Hasta ahora, en el caso específico de la UNGRD, ni el exdirector de esa entidad Olmedo López, ni el exsubdirector Sneyder Pinilla han mencionado a Alcocer en su matriz de colaboración con la Fiscalía. Sin embargo, SEMANA confirmó que, en una de las diligencias ante los fiscales, López relató que cuando estaba lista su designación como director en la UNGRD recibió una llamada de Palacio en la que lo comunicaron con Verónica Alcocer. Ese día ella lo felicitó por su nombramiento.
SEMANA conoció que una hipótesis apunta a un enfrentamiento entre Verónica Alcocer y Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), uno de los hombres más cercanos a Petro desde cuando ambos militaban en el M-19. Hay quienes creen que la esposa del presidente se refiere a él cuando habla de campañas de desprestigio que vienen desde el propio Gobierno. Sin embargo, ella no lo ha afirmado con nombre propio.
La relación entre Alcocer y Rodríguez no ha sido buena. Al menos, no han sido amigos, aunque ella respeta la estrecha relación del hoy funcionario y Petro. SEMANA contactó a Rodríguez y él respondió: “No me quiero meter en la discusión de una supuesta guerra que no existe. Alguien se lo inventó, pero no, yo ya he hablado del tema con el presidente Gustavo Petro y nos parece absurdo”. ¿Cómo es su relación con Verónica Alcocer?, le preguntó SEMANA. “No voy a hablar sobre ese tema”, respondió.
Alcocer tampoco ha tenido una buena relación con el exdirector del Dapre Carlos Ramón González, hoy director de la DNI, quien también formó parte del M-19. Él, por ejemplo, fue un hombre hermético y celoso cuando manejó la agenda del presidente y eso habría disgustado, en su momento, a la esposa de Petro. Hoy González despacha a varias cuadras de la Casa de Nariño y las tensiones se redujeron.
Entre Verónica Alcocer y Laura Sarabia ocurrió lo mismo al comienzo del Gobierno, pero la segunda terminó por ganarse la confianza de la primera dama y hoy tienen una buena relación, según fuentes cercanas, a tal punto que fuentes le dijeron a SEMANA que en el regreso de Sarabia al Gobierno tuvo mucho que ver la primera dama.
En el Gobierno Petro, sus integrantes sienten que no hay solidaridad. Tampoco confianza. Los mayores escándalos no los han generado los opositores al presidente, sino que han sido protagonizados por funcionarios cercanos al jefe de Estado.
Day Vásquez, por ejemplo, era la esposa de Nicolás Petro, el hijo del presidente, y fue quien encendió el ventilador con SEMANA y contó el millonario ingreso de recursos a la campaña que no fueron reportados a las autoridades. Hoy el exdiputado del Atlántico está en la mira de la justicia. Igualmente, ocurrió con Armando Benedetti, el exembajador de Colombia en Venezuela, donde habló en unos explosivos audios del ingreso de 15.000 millones de pesos a la campaña presidencial. Sus palabras pusieron a los directivos del Pacto Histórico contra las cuerdas en el Consejo Nacional Electoral.
Como si fuera poco, Marelbys Meza, la niñera de Laura Sarabia, confesó cómo desde el interior del Gobierno se habrían adelantado “chuzadas” en su contra. Y el exdirector de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, Olmedo López, terminó por confesar cómo desde el corazón del Gobierno se habían robado los millonarios recursos del agua en La Guajira para comprar congresistas en medio de las reformas legislativas. El listado es largo y de él forma parte Juan Fernando Petro, el hermano del presidente.
En el Gobierno Petro hay una práctica muy particular y consiste en que, casi siempre, a la gente salpicada en escándalos la dejan “morir”, como dice una fuente cercana a la Casa de Nariño, y eso ha resquebrajado mucho la unidad del Gobierno, aunque hay excepciones, como en el caso de Nicolás Petro y Laura Sarabia.
La historia podría calcarse con la ex alta consejera para las regiones Sandra Ortiz. Salió del Gobierno porque Olmedo López la denunció como la “mensajera” que llevó 3.000 millones al presidente del Senado, Iván Name. Hoy no le contestan el teléfono en el palacio presidencial, Gustavo Petro no le volvió a responder los mensajes y algunos funcionarios la han bloqueado de sus teléfonos celulares. Ella buscó a un congresista para que le tendiera puente con el presidente, pues quería contarle toda su versión de los hechos, pero no fue posible.
“Sacar a un funcionario del Gobierno Petro es fácil”, añadió la fuente. Y recordó el caso del presidente de la Fiduprevisora, Mauricio Marín, quien salió del cargo en medio del escándalo del modelo de salud de los maestros, pese a que siguió instrucciones del ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, con quien al final terminó enfrentado.
En la misma Casa de Nariño se habla de la existencia de bandos. Por un lado, el de los ex-M-19, que son los funcionarios más íntimos de Petro y en los que él más confía. Los ve como unos “hermanos de sangre”. Por otro lado, Laura Sarabia, a quien relacionan con la primera dama. Casi ningún ministro la quiere y, en privado, no hablan bien de ella. Según fuentes, Sarabia no puede ni verse con Carlos Ramón González, director del DNI. En otro plano está el Pacto Histórico, en el que muy pocos son cercanos al presidente. Otros se sienten solos.
Este viernes, el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, dijo: “Una persona como la primera dama no va a hacer una afirmación si no tiene elementos de juicio muy fuertes. A veces uno sentiría que puede haber más colaboración”.
En el Gobierno Petro no hay colegaje y cada quien busca cómo salvarse, incluso, en ocasiones, pasando por encima de sus compañeros. Las denuncias van y vienen, y lo que debe establecer la justicia es si se trata de una guerra sucia o de información real que amerita ir hasta las últimas consecuencias.