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Gustavo Petro, José Jaime Uscátegui y las movilizaciones contra la Corte Suprema este jueves 8 de febrero.
Gustavo Petro, José Jaime Uscátegui y las movilizaciones contra la Corte Suprema este jueves 8 de febrero. | Foto: FOTO1: SEMANA/FOTO2: AUTOR ANÓNIMO/FOTO3: SEMANA.

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“Gustavo Petro está acorralado y con delirio, hay que ponerlo en su lugar”: José Jaime Uscátegui, congresista del Centro Democrático

En diálogo con SEMANA, el representante por Bogotá dijo que participará esta semana en Estados Unidos en un encuentro entre el Centro Democrático con la CIDH y la OEA.

Redacción Semana
11 de febrero de 2024

SEMANA: Usted se amarró esta semana en La Habana por los secuestrados que tiene el ELN. ¿Qué pasó al final?

José Jaime Uscátegui (J. U.): El martes pasado, desde muy temprano en la mañana, estuve en la embajada de Colombia en La Habana. Lo hice como un acto simbólico, porque a esa misma hora se estaba realizando el acto de cierre del sexto ciclo de negociación con el ELN. No me permitieron participar del sexto ciclo y, de esa manera, quise llevar esa voz en nombre de los secuestrados.

SEMANA: ¿Nadie le habló? ¿Ni siquiera la delegación del Gobierno?

J. U.: Yo sí tuve comunicación con todos ellos, con el senador Iván Cepeda, con Vera Grabe, José Félix Lafaurie, me recibieron el lunes y el acuerdo que teníamos era que íbamos a buscar que me permitieran, al menos, estar en la rueda de prensa en la que se iba a cerrar el ciclo de negociaciones. Finalmente, no me confirmaron si podía asistir o no. Y fue ahí cuando decidí irme a la Embajada y realizar el acto simbólico.

José Jaime Uscátegui desde La Habana.
José Jaime Uscátegui desde La Habana. | Foto: FOTO1 Y 2. AUTOR ANÓNIMO.

SEMANA: ¿Y por qué no le avisaron?

J. U.: La respuesta del comisionado por escrito era que todo en esa mesa de negociación se maneja con bilateralidad y si el ELN no daba el visto bueno de autorizar mi presencia, no sería posible. Y fue lo mismo que me dijo Iván Cepeda, que el ELN no estaba de acuerdo y en esas condiciones no podía estar.

SEMANA: Cambiando un poco de tercio, ¿qué cree que esté pasando con Gustavo Petro después de lo ocurrido con la Corte Suprema de Justicia el jueves pasado y el intento de sabotaje a la elección de fiscal general?

J. U.: Siento, como lo he dicho anteriormente, que el presidente Gustavo Petro es preso del proceso de paz con el ELN, es preso de la paz total, le apostó todo su capital político a un proceso de paz que a todas luces no va para ninguna parte. Sus reformas no han avanzado en el Congreso porque no están bien planteadas y formuladas, y el país sabe que no son convenientes para los ciudadanos. Lo sentimos acorralado, actuando con algún delirio y tratando de demostrar poder, autoridad y fortaleza, pero vemos que con las decisiones que ha tomado lo que demuestra es debilidad y falta de conciencia institucional y falta de criterio de estadista que debería tener un gobernante.

Manifestantes intentando ingresar a la Corte Suprema de Justicia, en Bogotá (Foto de Cristian Bayona/Long Visual Press/Universal Images Group via Getty Images)
Manifestantes intentan ingresar a la Corte Suprema de Justicia, en Bogotá. Foto: Cristian Bayona / Long Visual Press/Universal Images Group vía Getty Images. | Foto: Long Visual Press/Universal Imag

SEMANA: ¿Le preocupa la situación de los magistrados? La Corte seguirá reuniéndose para elegir fiscal.

J. U.: El presidente, en algún momento, se declaró jefe del fiscal general Francisco Barbosa y quiere actuar en este caso como jefe de los magistrados de la Corte Suprema y las altas Cortes y el Congreso, y hay que ponerlo en su lugar. De lo contrario, seguirá fantaseando con un rol que no le corresponde. El problema es que en 2026 nos van a entregar un país con 400.000 hectáreas de coca, con unas estructuras empoderadas, armadas hasta los dientes y con un control territorial fuerte.

Presidente Gustavo Petro, marchas en la Corte Suprema de Justicia
Presidente Gustavo Petro, marchas en la Corte Suprema de Justicia. | Foto: Revista Semana

SEMANA: ¿Cómo se pone en su lugar al presidente Gustavo Petro?

J. U.: El Congreso está haciendo lo posible tratando de ejercer control político y el rol que le corresponde en lo legislativo e institucional; las altas Cortes, como lo hizo la Corte Suprema, que no cedió a un chantaje que el mismo gobierno estaba propiciando, han dado muestras de fortaleza. Que se tomen las rondas que se tengan que tomar para elegir fiscal porque eso no es nuevo en el país. Cada cuatro años vivimos el mismo escenario y ronda tras ronda se toma la decisión que la Corte considere. Además, que la Comisión de Acusaciones de la Cámara opere. Hago un paralelo frente a lo que fue el Proceso 8000 de Ernesto Samper y lo que estamos viviendo con este nuevo proceso, con las denuncias de Armando Benedetti, Nicolás Petro, entre otras. Cuando Santiago Medina reconoció que dineros calientes habían entrado a la campaña de Samper en un mes de septiembre por allá en el 95, a los 6 meses la Comisión de Acusaciones abrió un expediente formal. En este caso, la Comisión de Acusaciones no ha movido un dedo para tramitar una denuncia que los ciudadanos esperan que se resuelva.

SEMANA: Y eso que Samper tenía mayorías legislativas.

J. U.: Las tuvo y aun así la Comisión de Acusaciones avanzó en el proceso. Que finalmente el proceso lo cerró el Congreso por voto mayoritario una vez hubo una acusación formal, es otra cosa, pero aquí el expediente ni siquiera ha pasado esos trámites iniciales que van con una revisión y formulación de cargos que está en cabeza de la Comisión. No me gusta hablar mal de los colegas, pero escuchar al presidente de la Comisión de Acusaciones, Wadith Manzur, conservador, decir que el buen nombre del primer mandatario había que respetarlo, ese no es el rol de él. La Comisión se tiene que limitar a tramitar las denuncias y son bastante las acumuladas en contra del presidente.

SEMANA: César Gaviria dice que Gustavo Petro no se está portando como “una persona cuerda”. ¿Piensa lo mismo?

J. U.: Yo siento que los delirios de grandeza, los de Bolívar, del gran líder mundial que habla del cambio climático, pero que no ha sido capaz de controlar los incendios forestales en Colombia, hacen caer al presidente en un estado muy crítico que lo lleva a tomar decisiones inadecuadas. Nadie entiende cómo una tarde se sienta con el presidente de la Corte Suprema de Justicia y esa noche lanza un mensaje en la red social X invitando a una movilización para que la Corte Suprema tome una decisión frente a la elección de fiscal. ¿A qué Petro le creemos? ¿Al institucional o al estadista? O, ¿al tuitero que pretende seguir incendiando el país como lo hizo hace dos años con el mal llamado estallido social?