Foto compartida por el presidente Gustavo Petro en sus redes sociales
Foto compartida por el presidente Gustavo Petro en sus redes sociales | Foto: Foto compartida por el presidente Gustavo Petro en sus redes sociales

Política

Gustavo Petro generó revuelo por foto que compartió en sus redes sociales: “¿Un presidente narcisista embriagado de sí mismo?”

La imagen desató fuertes comentarios por parte de varios internautas. “Da rienda suelta a su ego publicando fotos en las que posa como prócer”.

Redacción Semana
15 de octubre de 2024

Una llamativa foto compartió el presidente Gustavo Petro, este martes, 15 de octubre, que desató un agudo revuelo en las redes sociales, con múltiples comentarios de internautas y sectores políticos.

Se trata de una imagen de sí mismo, la cual recibió comentarios, como el que publicó el representante a la Cámara por el Centro Democrático, Andrés Forero, quien le lanzó una fuerte pulla.

“Mientras el país se desencuaderna @petrogustavo da rienda suelta a su ego publicando fotos en las que posa como prócer. ¿Un presidente narcisista embriagado de sí mismo a qué hora se ocupa de los numerosos problemas de Colombia?”, posteó Forero.

Otro comentario indica: “Ni con foto. El asunto no es de imagen, es de ganas de trabajar”.

“Definitivamente, nos están engañando a todos, esta cuenta definitivamente no es manejada por el presidente, seguramente un equipo designado por él, pero mientras todos creemos que se la pasa trinando en realidad debe estar haciendo quien sabe qué porque me niego a aceptar que tenemos un presidente que lleva su ego a tal nivel como para hacer este tipo de publicaciones cuando hay tantos temas importantes que requieren su atención, obvio que un opositor diría que no sería de sorprenderse, pero ya está bien de esta farsa”, señaló otro usuario de X.

Por otro lado, el reconocido escritor Mario Mendoza presentó un perfil crítico sobre la figura de Petro, a quien calificó como un hombre que “se encarga de desdibujarse y contradecirse”. Las palabras son demoledoras y causan revuelo en las filas del Pacto Histórico.

En ese sentido, Mendoza reconstruyó el paso de Petro por el M-19, el rendimiento que tuvo en el Congreso y la llegada a la Presidencia: “Creí en su discurso, en su programa y en una política del amor que buscaba la fraternidad como expresión máxima de la inteligencia emocional”.

Para el autor, los primeros nombramientos del presidente en su gabinete pusieron a la vista “una socialdemocracia de corte europeo” por la diversidad de enfoques políticos. Se recordará que al gobierno de izquierda aterrizaron personajes que, por años, alzaron las banderas de la derecha.

Sin embargo, este ambiente cambió rápidamente de tono: “(Petro) empezó a mostrar su lado más oscuro y siniestro: el narcisista paranoico que no soporta, que le lleven la contraria, que lo cuestionen o lo vigilen”, se lee en el artículo de Mendoza compartido el domingo 13 de octubre por el portal Cambio.

El efecto fue la crisis ministerial que revolcó al gobierno: “(Petro) empezó a cerrar filas y, mostrando unos pésimos modales, sacó a Cecilia López, a José Antonio Ocampo y a Alejandro Gaviria. También echó sin contemplaciones a funcionarios eficientes que venían de sus huestes más leales, como Patricia Ariza”, dijo el escritor.

Pero esto apenas era el comienzo: “Fue el primero de tantos brotes de paranoia que vendrían después. Narciso empezaba a delirar atrapado en la Casa de Nariño. A partir de ahí, la lógica fue la de un gurú religioso que ve enemigos escondidos dentro de su propia secta. Solo confiaba en su adepta más cercana: Laura Sarabia”, agregó el autor.

Esta mujer es clave en el relato de Mendoza: “(Sarabia) le cuidaba la espalda mientras él desaparecía de los hoteles en las giras, no llegaba puntual a ninguna cita e iba quedando cada vez más encerrado en sus alucinaciones de víctima perseguida, una herencia que quizás le queda de la tortura que sufrió en la cárcel”.

Sumado a ello, Mendoza enumeró los escándalos que han rodeado a Gustavo Petro en los últimos dos años: las visitas de su hermano a delincuentes en las cárceles, los presuntos dineros ilícitos que habría recibido su hijo, la relación de Piedad Córdoba con Alex Saab y el ventilador de Armando Benedetti.

Finalmente, para el escritor, “como era de esperarse, (Petro), en lugar de recapacitar, su radicalismo se acentuó y arremetió contra cualquier contrapoder que lo investigara o lo criticara, incluida la prensa libre. Su personalidad mesiánica le jugó otra mala pasada: lo hizo verse a sí mismo un enviado del cielo que debía llamar a sus ejércitos a la calle para librar una batalla en contra de un sistema injusto y criminal”.