Política
“Han sido unos incompetentes vergonzosos”: la pulla que le lanzó el exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa a Claudia López por aprobación de nuevo estatuto de valorización
Entre los cambios significativos se encuentra la posibilidad de cobrar la valorización a los contribuyentes durante la ejecución de las obras o una vez terminadas.
La aprobación del nuevo estatuto de valorización en Bogotá ha generado una intensa polémica en la capital colombiana, desatando una serie de críticas por parte del exalcalde de la ciudad Enrique Peñalosa, y su respuesta contundente a la actual alcaldesa, Claudia López. Este debate pone de manifiesto las tensiones y diferencias en la visión de cómo gestionar el desarrollo urbano y financiar las obras públicas en la ciudad.
El pasado 5 de septiembre, Claudia López celebró en X la aprobación del nuevo estatuto de valorización en el Concejo de Bogotá. Destacó que este estatuto, que tenía 37 años de antigüedad, introducía cambios significativos en la forma en que se financian y ejecutan las obras públicas en la ciudad. López enumeró cuatro aspectos clave de la reforma:
- Consultas ciudadanas: a partir de ahora, las obras primero se deben consultar con la ciudadanía. Esto implica un mayor grado de participación ciudadana en la toma de decisiones sobre proyectos de infraestructura.
- Aprobación por el Concejo en el plan de desarrollo: las obras deben ser aprobadas por el Concejo en el marco del Plan de Desarrollo de la ciudad. Esto implica un mayor escrutinio y control por parte de los representantes elegidos por los ciudadanos.
- Estudios, diseños y presupuestos completos: antes de iniciar una obra, se deben contar con estudios, diseños y presupuestos completos. Esto busca evitar problemas de financiamiento y ejecución a mitad de camino.
- Cobro a los ciudadanos con avance del 50 %: solo se podrá cobrar a los ciudadanos por las obras cuando estas tengan un avance de al menos el 50 %. Esto pretende garantizar que los recursos se utilicen de manera efectiva y que los ciudadanos no paguen por obras inconclusas.
Sin embargo, estas reformas no han sido bien recibidas por todos. Enrique Peñalosa, quien gobernó Bogotá en dos ocasiones y fue reconocido por impulsar importantes proyectos de movilidad y desarrollo urbano, expresó duras críticas en Twitter. En su mensaje, calificó a las autoridades actuales como “incompetentes vergonzosos” y cuestionó la decisión de desmantelar el mecanismo de valorización.
Peñalosa argumenta que este mecanismo había sido utilizado con éxito para financiar numerosas obras que contribuyeron al progreso de la ciudad. Su mensaje lleva implícita una crítica a la supuesta inclinación populista de la administración actual, que, según él, habla mucho, pero ejecuta poco.
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El contraste en las visiones de Peñalosa y López es evidente. Mientras que López enfatiza la necesidad de una mayor participación ciudadana, un proceso más riguroso de aprobación de obras y la garantía de que los recursos se utilicen eficientemente, Peñalosa lamenta la eliminación de un mecanismo que, en su opinión, permitía avanzar en proyectos de infraestructura de manera más ágil.
Este debate sobre el nuevo estatuto de valorización también ha puesto de manifiesto los desafíos que enfrenta la ciudad en términos de ejecución de obras públicas. La alcaldesa López mencionó ejemplos de problemas experimentados en obras de valorización en calles específicas de la localidad de Chapinero, donde el distrito tuvo que tomar posesión de las obras debido al incumplimiento de los contratistas. A pesar de esto, López destaca que se están tomando medidas para solucionar estos problemas de manera definitiva.
Es importante destacar que este debate no solo se centra en las diferencias de opinión entre dos figuras políticas prominentes, sino que también aborda cuestiones fundamentales sobre cómo mejorar la gestión de obras públicas en Bogotá y cómo garantizar que los recursos se utilicen de manera efectiva en beneficio de los ciudadanos.
En última instancia, el nuevo estatuto de valorización en Bogotá representa un cambio significativo en la forma en que se planifican, financian y ejecutan las obras públicas en la ciudad. Mientras Claudia López ve en estas reformas una oportunidad para una mayor transparencia y participación ciudadana, Enrique Peñalosa lamenta la eliminación de un mecanismo que, en su opinión, había demostrado ser eficaz en el pasado.
El tiempo dirá cuál de estas visiones prevalecerá y cómo impactará en el desarrollo futuro de Bogotá. Mientras tanto, el debate sobre el camino a seguir en la gestión de obras públicas en la ciudad continúa, y los ciudadanos seguirán siendo testigos y participantes de cómo se van desarrollando las importantes obras que necesita la capital del país.