Entrevista
Henry Acosta, el hombre de la paz de Santos, reconoce su fracaso: el acuerdo “quedó mal hecho” y el país está en un “agujero negro”
Henry Acosta, hombre clave para que Juan Manuel Santos negociara con las Farc, entrega detalles inéditos de ese diálogo. Revela de quién es la culpa de que no se esté implementado lo pactado y asegura que el acuerdo de paz quedó mal hecho por un tema importante. Además, dice que el ELN quiere imponer el socialismo en Colombia.
SEMANA: El presidente Petro afirmó que irá a la ONU a decir que no se está implementando el acuerdo de paz. ¿No es un compromiso de Estado?
HENRY ACOSTA: Así es. Solamente una vez en la vida he hablado con Gustavo Petro y fue cuando era candidato en 2022. Me mandó llamar y hablamos aquí en Cali. Es muy raro eso que está diciendo, porque resulta que él es el Ejecutivo del Estado. Entonces, va a decir: vea, yo soy el que ejecuto las leyes, pero no he ejecutado el acuerdo final, que está en la Constitución de Colombia. Entonces, raro eso. Además, hace dos meses vino el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y dicen que van caminando las cosas.
SEMANA: ¿Qué estará pasando de fondo?
H.A.: Hay dos cosas graves. La primera es que estando en la Habana (Cuba), y faltando unos dos meses para la firma, le dije a Timochenko: “Timo, yo nunca he visto lo que llevan ustedes redactado, muéstreme”. Él me mostró el fólder y papeles, que me puse a revisar. A las dos horas le dije que el acuerdo final es un proyecto social, económico y político, y todo proyecto tiene un qué, un cómo se va a hacer, un cuándo se va a hacer, un para quién se hará, un dónde se hará y lo más importante que es con qué. En lo escrito no había nada sobre con qué lo harían. Las Farc no sabían de eso y no habían caído en cuenta. Pero Sergio Jaramillo y Juan Manuel Santos sí sabían que un proyecto tiene que tener un con qué y no lo pusieron. ¿Dónde está la plata? Eso fue gravísimo en el acuerdo de paz. Lo otro, y se lo dije a Juan Manuel Santos el 18 de julio de 2018, es que él debía dejar todo montado para la reincorporación de los excombatientes, y él me dijo: “Henry, yo se lo dejo al que me suceda, porque yo ya logré lo que quería, que era que ellos entregaran las armas y se pusieran a hacer política”. Muy grave, porque si no se reincorporaron, pues saldrán a rebuscarse a través de lo que saben hacer y es con delitos. Lamentablemente, eso está pasando.
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SEMANA: ¿Después no hablaron del tema?
H.A.: Se habló, eso se lo dijo Romaña a Jean Arnault, en ese entonces jefe de la Misión de las Naciones Unidas, en una reunión en la que también estuvo Pablo Catatumbo. Allí Arnault expuso la que sería la nueva misión, que era la reincorporación, y cuando terminó, Romaña le dijo: “Usted ha tocado el punto más importante del acuerdo, porque si no se reincorporan todos los compañeros vamos a terminar en unas 400 o 500 bandolas sin mando único. Entonces, sería mejor que nos hubiéramos quedado en el monte porque nosotros tenemos mando único”.
SEMANA: Y eso que dijo Romaña se está cumpliendo.
H.A.: Así es. Y hay algo muy grave y es que realmente quien maneja el país ilegal es el cartel de Sinaloa. Todos los grupos armados ilegales tienen nexos con ellos, porque son los que compran a los que producen la cocaína y la minería ilegal. La única manera de terminar con todo esto es que se legalice a nivel mundial el consumo de los narcóticos.
SEMANA: ¿El expresidente Santos actuó de mala fe o solo le interesaba el Nobel de Paz?
H.A.: Tengo la certeza de que él no buscó el Nobel, él quería ser secretario general de las Naciones Unidas, y lo sé porque me lo dijo en 2010 cuando se posesionó. Se lanzó a la reelección porque no consiguió su objetivo y, pues, llegó el Nobel.
SEMANA: Pero si hubiera quedado claro todo en el acuerdo de paz, no habría problemas en este momento por plata.
H.A.: Es cierto, pero yo no sé si Duque o Petro le han hecho cuentas a cuánto vale la implementación. Mire, Sergio Jaramillo me decía con el primer punto, que era el de tierras: eso vale mucha plata y se demoran unos 99 años. Desconozco si han hecho esas cuentas, pero ya llevamos ocho años desde la firma.
SEMANA: ¿Cuándo usted le advirtió a Timochenko que no se decía nada de la plata ya era tarde?
H.A.: Es que Timochenko no era integrante de la mesa. Recuerde que Iván Márquez era el jefe de la delegación y no estaba de acuerdo con el proceso de paz. Faltaban dos meses para la firma.SEMANA: ¿Pero Petro no queda mal en la ONU al decir que el Estado no cumple lo pactado?H.A.: Es bastante raro, realmente no entiendo.
SEMANA: Entonces, ¿en el Gobierno Santos no pensaron en la reincorporación de los excombatientes?
H.A.: Sí, no tengo pruebas, pero tengo la convicción de que al Gobierno Santos lo único que le importaba es que ellos dejaran las armas. Un día le dije a Timochenko que para qué habían pedido curules en el Congreso en vez de alcaldías o algo donde de verdad pudieran hacer algo valioso, un congresista no.
SEMANA: ¿Es un mensaje contradictorio de Petro para los grupos criminales si dice que el Estado no cumple?
H.A.: Es que no pueden pretender que estos grupos armados acepten del presidente o del Gobierno una negociación sabiendo que él está diciendo que no se ha implementado lo anterior. Ahora, el ELN se ha sentado cerca de 16 veces con los Gobiernos y yo hablé con ellos antes de la negociación de Quito, en Medellín.
SEMANA: ¿Qué le dijeron?
H.A.: Hablamos durante seis horas y me dijeron que ellos estaban pensando en la toma del poder y, una vez tomado el poder, quieren convertir a Colombia en un país socialista. Les dije que países socialistas no habrá más en el mundo y que se olvidaran de eso, y les conté lo que decía Alfonso Cano sobre el capitalismo con economía de bienestar. Y el otro tema del que hablamos es que ellos quieren meter al pueblo al diálogo, entonces, les dije que su diálogo iba a durar 100 años. Y si usted mira la agenda que están trabajando en este momento, verá que todo gira alrededor de la participación popular.
SEMANA: ¿Cuando se reunió con Petro en 2022 le contó esto?
H.A.: Sí, nos reunimos por 25 minutos y me dijo que le diera opiniones sobre cómo debían tratarse los grupos ilegales. Le dije que empezara con la Segunda Marquetalia, que tenía un objetivo político, que no empezara con todos, y que cuando tuviera avances buscara otro frente de diálogo. No le recomendé acercarse al Clan del Golfo y le dije que no conocía a la gente de Iván Mordisco. Le dije que no hiciera los diálogos en Colombia ni en un país limítrofe y que fuera lejos para evitar interferencias y declaraciones sin necesidad, porque se convierte en un huevo roto que no lo arregla nadie.
SEMANA: ¿La implementación se puede resumir en esa última frase?
H.A.: Sí, es un huevo roto sin arreglo, porque nadie sabe cuánto cuesta, nadie tiene cifras. Escuchamos cifras sueltas o por separado, pero no un total. SEMANA: ¿Quién es el culpable de que esté pasando esto?H.A.: Todos desde el inicio, incluso las mismas Farc como delegación, porque no sabían del tema de plata, pero tenían asesores, entonces la culpa es de todos.
SEMANA: Pero, entonces, ¿quedó mal hecho el acuerdo de paz?
H.A.: Claro, porque le faltó el con qué se implementaría, quedó mal hecho. Pero el método de negociación fue muy bueno.
SEMANA: Volviendo a Petro, ¿por qué no le hizo caso a lo que le dijo en 2022?
H.A.: No lo sé, no le he podido preguntar.
SEMANA: Iván Márquez apareció recientemente en un video apoyando la constituyente de Petro. ¿A qué está jugando él?
H.A.: Iván Márquez y Jesús Santrich son una historia aparte. Ellos eran marxistas y leninistas, es decir, ateos y católicos, apostólicos y romanos. En la Habana le dije a Santrich que cómo era posible eso. Me dijo: “Sí, hay que creer en Dios”. A lo que respondí que, si creía en Dios, necesitaba tener un Dios. Eso es importante, pero lo claro es que Márquez no estaba de acuerdo con los diálogos, porque él y Santrich tienen la misma posición del ELN de tomarse el poder para implementar el socialismo.
SEMANA: ¿Por qué no estaba de acuerdo?
H.A.: Alfonso Cano murió el 4 de noviembre de 2011. La agenda de paz ya había sido aprobada en agosto de ese mismo año y el 17 de noviembre empezaban los diálogos de paz. Como murió Cano, el que tenía que reemplazarlo era el más antiguo en el secretariado y ese era Iván Márquez. El que iba a viajar a La Habana como jefe de delegación era Timochenko, que era el jefe de inteligencia de las Farc, pero Márquez dijo que no aceptaba porque debía apoyar los diálogos y no estaba de acuerdo. El secretariado le dijo que pidiera licencia, lo que significa que podía irse sin problema de la guerrilla, o que lo nombraban jefe de la delegación. Márquez no quiso salir de las Farc y nombraron a un opuesto de los diálogos como jefe de la delegación, y por eso fueron tan difíciles y pasaron tantas crisis. Entonces, Timochenko no integró la delegación y quedó como comandante general de las Farc, pero dos años después él decidió irse a La Habana porque la cosa no iba caminando bien. No llegó a reemplazar a Márquez, pero sí a tener un diálogo directo con Santos.
SEMANA: ¿Y qué más pasó?
H.A.: Algo de lo que casi no se ha hablado y es que se firmó el acuerdo, y Otoniel, jefe del Clan del Golfo, envió un mensaje a la cúpula del partido Farc diciendo que iban a capturar a Márquez, a Santrich y al Paisa. Por eso se fue al monte y como vieron drones y cosas raras se fueron para Venezuela. Romaña y Márquez decidieron irse, después se fue Santrich con la ayuda de un exguerrillero argentino y se fueron todos. Es un resumen.
SEMANA: ¿Pero ahora a Márquez si le interesa la paz?
H.A.: Pues seguramente él piensa que con una constituyente van a definir un país socialista. Hay una cosa que olvidé y es que la Segunda Marquetalia va a pedir que se ponga en implementación el acuerdo final firmado en Cartagena, no el del teatro Colón. Y por la pregunta puedo deducir que Márquez pide la constituyente porque sacarían de la Constitución el acuerdo del teatro Colón y meten el de Cartagena, pues el último fue el que se sometió al plebiscito.
SEMANA: ¿En qué terminará todo esto de la paz total?
H.A.: La verdad que no sé. Estamos en el agujero negro porque está muy complicada la situación. Y aprovecho para decir que el cese al fuego en el proceso del Caguán fue fatal para el país porque las Farc se fortalecieron. Las negociaciones deben ser en medio de las confrontaciones.
SEMANA: ¿Santos fue desagradecido con usted?
H.A.: Sí, Santos fue un desagradecido y estoy seguro de ello por dos episodios. Después del Premio Nobel estuve en el despacho y le pregunté por qué no me había invitado a la ceremonia. Santos levantó las manos al techo y me dijo: “Henry, le juro por la memoria de mi madre que se me olvidó”. Yo le dije: “Esa respuesta es peor”. Tampoco invitaron a la embajadora de Suecia, país que fue vital en el acuerdo de paz. El otro episodio es el 18 de julio de 2018, porque en 2010, cuando empezamos, él me dijo: “Henry, como termine esto bien o mal, yo lo nombro en algún puesto en el exterior para protegerlo”. Después le pregunté si lo recordaba y me dijo que sí. Me preguntó dónde quería que me nombrara y le pedí la embajada de Portugal porque me gusta ese país, pero ese fue mi error. Él me respondió: “Déjeme ver qué hago”. Ahí supe que no había nada y nunca más hablamos.
SEMANA: Lo desconoció Santos totalmente, pero, además, usted se quedó sin visa para Estados Unidos.
H.A.: Un día cualquiera fui a renovar la visa y no pude porque soy responsable de actos terroristas según alguien, pero no sé quién. Un coronel del Ejército envió un documento diciendo que yo era el director financiero de las Farc y que ejecutaba proyectos para el Gobierno, y llegó a las agencias de inteligencia de Estados Unidos. Por eso estoy sin visa. Los de las Farc salieron de la lista de terroristas, y yo, que no era, quedé por dentro.
SEMANA: Está claro que Santos fue desagradecido con usted. ¿Se siente triste por todo lo que pasó?
H.A.: Por todo lo que hice valió la pena haber vivido. No estaba en mis manos implementar el acuerdo ni nada de eso, pero valió la pena haber vivido.