Paz
Humberto de la Calle se escandaliza por los beneficios de la ley de sometimiento de Gustavo Petro: “Hay mucha zanahoria y poco garrote”
Humberto de la Calle tiene serios reparos sobre la ley de sometimiento. Dice que tiene muchos beneficios para las bandas criminales y pide al Gobierno Petro reordenar sus prioridades en la paz total. Se ambienta un retiro de esa iniciativa, tras fracaso del cese al fuego bilateral con el Clan del Golfo.
SEMANA: El ELN sigue asesinando colombianos y Antonio García justifica el asesinato de militares. ¿Qué opina?
HUMBERTO DE LA CALLE: Es una postura inaceptable. La guerrilla se basa en el supuesto derecho a la rebelión que termina equiparando al Estado y ese es un concepto totalmente anacrónico. En Colombia hay democracia y nada justifica la violencia, mucho menos el uso de las armas para intentar hacer política. El ELN pretende tener los derechos del Estado y se equivoca. Cuando un Gobierno se sienta con una guerrilla no es para validar sus ideas, es para parar la confrontación.
SEMANA: Y los militares estaban durmiendo, los masacraron…
H.C.: El derecho internacional humanitario pretende regular conflictos. El DIH no los aplaude y eso es bueno decirlo porque muchos creen que es una validación de conflictos, pero no. Son caminos para proteger a la población civil. Esto ocurrió con las Farc en Buenos Aires (Cauca) hace unos años, donde hubo un acto de esta naturaleza, pero desde el principio, ambas partes dijimos: vamos a discutir bajo el fuego. Esa fue una de las cosas más dramáticas que tuvimos que afrontar. Pero había claridad y luego de esta acción en Buenos Aires, el Gobierno reinició los bombardeos de alto impacto. En esta oportunidad se creyó que había un cese del fuego que el ELN aceptaría, eso no ocurrió, pero hay que mantener la mesa. No estoy de acuerdo con los que dicen que hay que romper. Si rompemos, no mejoramos. Hay que generar unos modos de comportamiento frente a la confrontación militar que deben incluir, en este caso, ceses unilaterales del ELN. El cese definitivo es muy complejo porque necesita verificación, acantonamiento, círculos de seguridad para los guerrilleros desarmados y ese mecanismo debe ser al final.
SEMANA: ¿Cómo ve los avances de la paz total?
H.C.: Sin duda está afectada. Lo que ha pasado con el Clan del Golfo tiene una significación adicional porque aquí hay un desafío al Estado. Las bandas criminales están luchando por un negocio de lucro indebido y por la ilegalidad. El Gobierno Petro tomó la decisión correcta de finalizar el cese al fuego bilateral, en ese sentido, me parece que la ley de sometimiento, aun cuando entiendo la estrategia de tratar de buscar por una vía distinta a la tradicional la desmovilización de esos grupos, tiene deficiencias. Si está excluido el Clan del Golfo me parece que la discusión no tiene la urgencia que tenía antes. Tiende a convertirse en una discusión un poco abstracta sobre una ley que no va a ser aplicada al protagonista principal. El Gobierno debería concentrarse fuertemente en el ELN, establecer unos caminos que aclaren el problema de la persistencia de los combates. Yo he sostenido que con el mal llamado estado mayor es posible reabrir negociaciones de tipo político porque no firmaron el acuerdo. En cambio, sí tengo serios reparos a lo que se llama la Segunda Marquetalia, porque firmaron y traicionaron el Acuerdo de Paz.
SEMANA: ¿Retirarla o quitarle la prioridad?
H.C.: El retiro depende del Gobierno. Yo creo que políticamente el Gobierno debe reordenar sus prioridades. Lo cierto es que son demasiados frentes, se habló de las guerrillas y de varias bandas criminales, pero el camino con el ELN es mucho más claro, aunque el desenlace es incógnito.
SEMANA: ¿Pero qué no le gusta de esa iniciativa?
H.C.: Tiene debilidades, me parece que en ocasiones se le va la mano en zanahoria y de alguna manera los colombianos hemos visto que ha habido una especie de actividad reducida en la respuesta del Estado, que es indispensable si uno quiere llegar a un éxito en esta negociación. Me parece que hay necesidad de que el Gobierno clarifique con absoluta ponderación hasta dónde se llega en esa operación quirúrgica tan difícil para saber de dónde aflojo, abro espacios o dónde mantengo una situación de dominio del Estado. Hay varios beneficios con la sola firma del acta para estos criminales con muy poco régimen de condicionalidad. Me parece que aquí debería haber un escalonamiento. Por ejemplo, la suspensión de órdenes de captura es un premio demasiado grande para empezar firmando un acta. El Gobierno enfrenta una realidad, pero no puede aflojar demasiado. Es una iniciativa muy amplia y ahí se agrega el principio de oportunidad hasta para delitos sexuales.
SEMANA: Entonces esa cirugía de la ley de sometimientos será muy complicada…
H.C.: Yo tengo reparos concretos que he tramitado y seguiré tramitando en el Congreso de manera pública. Mi idea no es entorpecer, vamos a ser la voz de unos colombianos, sin ninguna agenda oculta ni nada que se le parezca. No tengo un cargo en el Gobierno, no he presentado una hoja de vida y seguiré ahí opinando.
SEMANA: ¿El Gobierno Petro se ha equivocado en abrir tanto el concepto de ‘paz total’?
H.C.: El presidente Petro llegó a un periodo de cuatro años que es muy breve para modificar profundamente la situación política colombiana. Danilo Rueda tiene un cúmulo de obligaciones y es complicado manejar tantos temas, se le encargó la implementación de los acuerdos y eso es irrealizable. Durante la reunión en Cartagena se habló de liberar de la implementación al comisionado de paz y designar una persona únicamente para ese propósito. Cuando ganó Gustavo Petro se pensó que se cumpliría en su totalidad con el acuerdo, pero en la práctica no ha ocurrido. Tenemos muchos problemas en ese sentido y tendrá incidencia en las negociaciones que quiere el Gobierno con otros grupos. No se puede negociar con todos al mismo tiempo.
SEMANA: ¿Se equivocó el presidente al eliminar la Consejería del Posconflicto?
H.C.: Sí, yo creo que francamente fue una equivocación. Hay una sensación de que el Gobierno tiene voluntad de hacer las cosas y eso es suficiente, pero resulta que no. Ese voluntarismo es equivocado, porque detrás de todo esto hay una complejidad enorme y una larga historia de combates. Nosotros en La Habana pensamos que la negociación sería rápida y eso no pasó. Me parece que abarcar demasiado fue una propuesta audaz del presidente por su deseo de cambio, pero en esto se necesita paciencia, rigor, método y comprender que la realidad a veces es más tozuda de lo que uno quisiera. Por mucho que uno sea inteligente, hay elementos de la guerra y la paz que son bastante complejos.
SEMANA: ¿Qué hacer con Iván Márquez, porque la Segunda Marquetalia dice que está lista para negociar?
H.C.: Hay dos problemas. Primero, uno de tipo jurídico porque el acuerdo se cerró. Hay quienes dicen que eso tiene alguna salida jurídica y el ministro Alfonso Prada dice que se está buscando el camino, yo no lo veo. El segundo argumento es que el señor Márquez, que firmó y traicionó el acuerdo, no puede buscar atajos para obtener beneficios. ¿Van a cambiar el acuerdo? ¿En beneficio de qué? Para Iván Márquez solo queda el camino del sometimiento a la ley.
SEMANA: ¿Si el presidente Petro le pide un consejo en temas de paz qué le diría?
H.C.: Le diría lo que digo públicamente y respondo aquí. Esto hay que tramitarlo de manera pública y transparente, he dicho las inquietudes que tengo sobre la ley de sometimiento y otras sobre el tema del ELN. Sigo en la independencia como senador, no soy partidario de una ciega oposición a Gustavo Petro, hay que reconocerle que ganó legítimamente y que los cambios se deben hacer en Colombia, pero tengo derecho expresar los criterios con los que no estoy de acuerdo. Se trata de valorar cada cosa que pasa, pero no tragar entero.