Política
Impactante: Susana ‘Boreal’, la congresista petrista que irá a juicio en la Procuraduría por maltrato laboral, pedía prestadas hasta las medias y una vez usó unos zapatos y los devolvió sin plantillas
La congresista del Pacto Histórico deberá ir a juicio ante la Procuraduría por denuncias de maltrato laboral. Los hechos son increíbles: les pedía poder quedarse en su casa, los ponía a trabajar en horarios absurdos y no los dejaba salir a almorzar, según cuenta la exfuncionaria.
Laura Matyas es actualmente la principal testigo en contra de Susana ‘Boreal’. La joven trabajó con la congresista del Pacto Histórico y se fue porque no podía más con las condiciones laborales de su cargo en el Congreso. Entró a esa Unidad de Trabajo Legislativo el 22 de julio de 2022 y aguantó solo hasta el 28 de septiembre del mismo año. Su labor era encargarse de las comunicaciones del equipo de la polémica parlamentaria del Pacto Histórico.
La exfuncionaria contó a la Procuraduría detalles de lo que había padecido en ese despacho y entregó los chats que probaban lo que estaba narrando. Lo primero que fue que, en ese equipo, todas las decisiones pasaban por el novio de la representante, Christian David Guzmán.
La llegada de su pareja sentimental al equipo causó polémica, pues era el que más ganaba, con un salario de nueve millones de pesos, pese a que no es profesional y carece de la experiencia laboral requerida para ocupar dicho cargo.
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Matyas le contó a la Procuraduría que la relación entre miembros de la UTL siempre fue muy cordial, de mucho respeto, pero también hubo momentos de tensión en la UTL “por cuenta del desorden y de la falta de rigurosidad en el trabajo” por parte de la congresista y su pareja. Y aseguró que esa fue la razón por la cual se retiró del equipo.
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Narró que los ponían a trabajar en horarios absurdos y que como la congresista “casi no come”, a veces “no dejaban a los miembros del equipo salir a almorzar”.
La congresista pretendía, según ella, que estuvieran disponibles 24/7 y cuando no contestaban, les comenzaba a preguntar qué hacían y por qué no estaban firmes.
En los chats que le enviaba a la congresista, la exfuncionaria se quejaba de las diferencias salariales del equipo y de cómo en su caso le habían prometido una cosa y dado otra. “Lau, con todo respeto, yo no tengo que discutir o socializar cuánto les voy a pagar a los demás. Yo soy la que decide. Podemos discutir lo que te pago a ti, no lo que le pago a otro miembro del equipo”, le responde la congresista.
En otros chats, la joven le pide a su jefe que le devuelva la ropa que le prestó, sin recibir ninguna respuesta. “Linda, mañana me podrías llevar los pañuelitos morados si los tienes a mano? Y las medias y los zapatos. Porfish (sic)”, le dice.
La congresista le contesta pidiéndole otro favor, poder quedarse a dormir en su casa “¿Puedo dormir en tu casa? Porfis. En tu sofá?”, agrega. Y le explica que tiene una reunión a las 7:00 a. m. y le queda más cerca salir de ahí.
Pasan los días, y la congresista nada que le devuelve su ropa. Laura insiste: “Hola, porfa, si puedes llevar mis cosas esta semana a la oficina, te agradecería. Son mis pañuelos morados, tenis blancos y medias de puntos. No recuerdo si hay algo más”. Pero pasan más de ocho días y ella no le contesta nada. Cuando le habla, se refiere a temas de trabajo y del préstamo no dice nada.
Más de dos semanas después, Laura se desespera y le escribe: “Hola; me gustaría recuperar las cosas que te presté. Llevo tres meses ya pidiéndolas y no ha sido posible”. Pero solo le contesta un mensaje automático: “¡Hola! Te saluda la representante Susana Boreal. Escríbeme, porfa la razón de tu mensaje para responderte pronto”.
Cinco días después, Laura le vuelve a escribir. Esta vez le envía una foto de los zapatos que le prestó y cómo volvieron: “Así me devolvieron mis zapatos. Ni siquiera tienen las plantillas. Y las otras cosas, ni idea”, le reclama ella.
La congresista le contesta que ella ya las devolvió. “Mandé lo otro también en una bolsa hace siglos”, dice. Pero a Laura nunca le llegó a la casa. Este es apenas uno de los testimonios que hoy enredan a la congresista y que la tienen ya en etapa de juicio disciplinario en la Procuraduría.