POLÍTICA
Implosión en la Colombia Humana: la militancia del partido del presidente Petro está al borde de la división por supuestas faltas de garantías y problemas económicos
El partido del presidente se derrumba por supuesto autoritarismo de sus principales líderes. Se quiere integrar al Pacto Histórico sin consultar a las bases y con problemas económicos. ¿Se viene una disidencia?
La Colombia Humana es la materialización del ideario político del presidente Gustavo Petro. Desde que era un movimiento luchó por años para que se convirtiera en partido político, estructuró nuevos liderazgos bajo su doctrina y ganó las elecciones presidenciales con su aval. Pero la colectividad, a pesar de ser titular del poder Ejecutivo, se encuentra en cuidados intensivos por los manejos de los directivos.
SEMANA conoció que varios aforados y militantes se encuentran profundamente inconformes con la labor de Carmen Anachury, secretaria general, y con Eduardo Noriega, vocero y cabeza visible del partido.
El problema parte de un profundo desorden institucional. A la Colombia Humana se le reconoció la personería jurídica en 2021, momento en el que se definió una junta nacional de coordinación que hoy está conformada por Anachury; Noriega; Jorge Iván Giraldo, enlace internacional; Daniel Felipe Becerra, enlace de participación y plataforma en red, y Emilda Valderrama, enlace de derechos humanos.
Según la Constitución, por lo menos cada dos años se debe realizar una asamblea en los partidos para que todos los niveles de militancia influyan en las decisiones políticas, pero la actual junta ha estado evadiéndola.
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En primer lugar, en agosto del año pasado, el Consejo Nacional Electoral (CNE) estipuló que la asamblea se iba a realizar los días 26 y 27 de noviembre de 2023. Sin embargo, el 14 de octubre la junta nacional radicó una solicitud de aplazamiento, con el fin de realizarla en marzo de 2024.
La excusa radicó en la tardanza de la aprobación de estatutos, la ocupación por el acompañamiento al Gobierno, la necesidad de que se hagan observaciones a los lineamientos y que los congresistas destinan su tiempo “100 por ciento a la gestión legislativa”.
El CNE fue contundente en negar las pretensiones, argumentando que la Colombia Humana no iba a cumplir con lo estipulado en la Constitución y se ponía en riesgo de posibles sanciones por incumplimiento, que van desde retirarles la financiación estatal hasta la personería jurídica.
A pesar de esto, la junta decidió radicar un recurso de reposición para insistir en el aplazamiento. Esto encendió el inconformismo entre los militantes, quienes empezaron a pensar en maneras de construir una nueva junta disidente, que resultaría en una transformación del movimiento político.
Fuentes del partido le contaron a SEMANA que la intención es facilitar el paso de la Colombia Humana a un partido único, uniéndose con otras personerías bajo el Pacto Histórico. Si no se realiza una asamblea, según explican, se podría omitir la consulta a la militancia para fusionarse.
Existen chats y reuniones en busca de una disidencia. Todos coinciden en el rechazo por la figura de Anachury, asegurando que la junta quiere aplazar la asamblea para no perder “privilegios”.
Además, aseguran que el grupo tiene al partido “jodido, quebrado y sin plata”. Incluso, un militante promete formar un “grupo nacional organizado” para revertir la situación.
En un video a la militancia, Anachury les habla a los que quieren una disidencia, asegurando que cometerían un “error político estratégico”. Incluso, confirma que el partido tiene problemas económicos. Aseguró que anunciaron “el embargo de nuestra cuenta por las deudas adquiridas en la campaña presidencial”, lo que lleva a la militancia a preguntarse por los recursos de la reposición de votos.
La falta de democracia interna también se puede evidenciar por una “modificación injustificada” de los resultados de una asamblea en Valledupar que llevó a que el CNE abriera una investigación contra el partido.
El partido, roto por las diferencias de la militancia con la junta, supuesta falta de transparencia y autoritarismo de los líderes, no tiene un rumbo claro para el futuro. De ser unido al Pacto Histórico, los militantes que dedicaron años en construir un proyecto viable podrían ser invisibilizados por las otras estructuras políticas, con las que incluso existen reparos ideológicos y procedimentales. La personería jurídica de la coalición petrista se enreda.