POLÍTICA
Impresionante: Gustavo Petro le apuesta al mismo discurso y camino de Hugo Chávez. Así promovía el dictador venezolano la Asamblea Constituyente
“El único camino pacífico para salir de esta tragedia social, económica y política, en la cual nos trajeron 40 años de falsa democracia, no hay otro camino que el de la Asamblea Nacional Constituyente”, dijo el dictador venezolano cuando lanzó esa misma propuesta.
El llamado del presidente Petro a una Asamblea Nacional Constituyente no sorprendió. Pese a que se trata de un camino incierto que pone de nuevo todo sobre la mesa, la posibilidad de acudir a este mecanismo era uno de los temores más grandes de la llegada de Petro al poder. Tal era así, que cuatro años antes de ser elegido, cuando disputo la presidencia con Iván Duque, el llamado centro político decidió adherir a su candidatura solo tras la firma de una promesa sobre mármol que hoy le enrostran las redes sociales. “No convocaré a una Asamblea Nacional Constituyente”, decía el escrito incluido en una tabla al estilo de los 10 mandamientos.
Pero Petro no cumplió esa promesa. “Colombia tiene que ir a una asamblea nacional constituyente”, dijo eufórico el viernes pasado el presidente desde un sitio muy emblemático: Puerto Resistencia, en Cali. En el sitio insigne de la primera línea, el mandatario, visiblemente indignado, se despachó con un agresivo discurso sin antecedentes en lo que lleva de gobierno.
“Diálogo sí, concertación sí, pero con el pueblo en las calles, si las instituciones que hoy tenemos en Colombia no son capaces de estar a la altura de las reformas sociales que el pueblo, a través de su voto, decretó, demandó, mandó y ordenó”, sostuvo Petro. “Entonces, no es el pueblo el que se va arrodillando hacia su casa, derrotado, son las transformaciones de esas instituciones las que se tienen que presentar, no es el pueblo el que se va, es la institución la que cambia”, agregó el mandatario en tono airado.
De inmediato, numerosos analistas comenzaron a hacer una comparación evidente: la de Hugo Chávez. Cuando Gustavo Petro se lanzó al ruedo presidencial, quienes tenían temor de su llegada al mando, solían decir que Colombia podría tomar la vía de ser como Venezuela. Era un miedo exagerado, teniendo en cuenta la catástrofe política y económica que vive el vecino país, y el hecho de las instituciones en Colombia son muy sólidas y han demostrado que pueden proteger el equilibrio de poderes de los excesos de la rama ejecutiva.
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Pero el fantasma de ser como Venezuela estaba siempre latente. En su carrera a la presidencia, Petro le dio una larga entrevista a Vicky Dávila. Allí le preguntó de frente si él se consideraba el Hugo Chávez colombiano. “No”, respondió el entonces candidato.
La directora de Semana le insistió preguntándole si eran amigos. Y el candidato Petro dijo: “Ser amigo no necesariamente significa comulgar política y económicamente. De hecho, cuando se trata de liderazgos políticos, en América Latina hay que construir redes; pero la amistad no significa cofradía ideológica”.
Pero agregó, eso sí, que “me gustó su pensamiento bolivariano antes de ser presidente”. Sobre la debacle que vive el vecino país apenas atinó a echarle la culpa a los Estados Unidos. “Son dos elementos fundamentales: quien hace depender su economía del petróleo, Chávez y Maduro, y quien bloquea las exportaciones. Pusieron en bandeja a Venezuela para que fuera golpeada”, explicó.
Gustavo Petro fue elegido con el apoyo en gran parte de la clase política tradicional y ahí, muchos de esos miedos se disiparon. Pero el espejo de Venezuela volvió con fuerza frente a la opinión pública este viernes cuando lanzó la idea de una Constituyente.
La razón es que ese mecanismo fue el mismo que utilizó Hugo Chávez para perpetrarse en el poder y manejar a su antojo el país, aniquilando el esquema de pesos y contrapesos. Como explica el profesor Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Venezuela nunca fue un país con estabilidad constitucional. Y el país, a diferencia de Colombia, sí deseaba un cambio de su Carta Magna.
Chávez, uno de los políticos más astutos en tiempos recientes, supo aprovechar ese clamor. “Los venezolanos querían un cambio y Hugo Chávez, en 1998, promete ese cambio. Durante todo 1998, la principal promesa fue esa, la Asamblea Nacional Constituyente”, explica.
Rodríguez cuenta también que en 1999, Chávez lanza un referendo consultivo en el cual le pregunta a los ciudadanos venezolanos si quieren ese cambio constitucional. Paralelamente, les preguntan si quieren que ese cambio inicie a partir de la propuesta a la Asamblea. “No fue una discusión libre, sino una que estaba sujeta a un cambio político”. La votación de ambas propuestas fue más del 80 por ciento, pero lo que nunca se dice es que la abstención también fue altísima: el 62%. “Fue la apatía lo que terminó dando lugar a ese cambio”.
La carta luego es aprobada también por las del 70 por ciento. Después de esa victoria, todos los cargos altos fueron refrendados. Y el poder presidencial se levantó con mucho poder.
Quienes ven los videos de lo que decía Hugo Chávez en ese proceso y lo que dice Gustavo Petro hoy encuentran similitudes impresionantes. El líder venezolano también culpaba al establecimiento y el poder de la Venezuela de entonces de frenar los cambios. “El único camino pacífico para salir de esta tragedia social, económica y política, en la cual nos trajeron 40 años de falsa democracia, no hay otro camino que el de la Asamblea Nacional Constituyente”, dijo en ese proceso.
La tesis no es lejana a lo que Gustavo Petro promovió el viernes pasado desde Puerto Resistencia. . “Por tanto, si esta posibilidad de un Gobierno electo popularmente en medio de este Estado, y bajo la Constitución de Colombia, no puede aplicar la Constitución porque lo rodean para no aplicarla y se lo impiden, entonces Colombia tiene que ir a una asamblea nacional constituyente”, dijo allá en el bastión de la resistencia y frente a los actores más beligerantes del llamado Paro Nacional de hace unos años.
Según Petro, “Colombia no se tiene que arrodillar, el triunfo popular de 2022 se respeta y la asamblea nacional constituyente debe transformar las instituciones para que le obedezcan al pueblo su mandato de paz y de justicia, que es fácil de lograr en Colombia”.
Hace unos meses, en entrevista con SEMANA, Agustín Laje había dicho que Gustavo Petro quería ser como Hugo Chávez. “Es su aspiración. Lo que pasa es que Hugo Chávez pudo ser Hugo Chávez por un contexto internacional... Ahora este sujeto Petro es tan antipueblo que está dispuesto a detener la explotación de gas.. un recurso tan importante para la economía de Colombia”.
Darío Acevedo, ex director del Centro de Memoria Histórica, también había hecho en SEMANA hace poco una comparación semejante. “Comparado con Hugo Chávez, Petro va a la velocidad de la luz. Y comparado con el castrismo, que tardó dos años en declararse socialista y empezar a purgar la sociedad, también le gana la velocidad de Petro. Va muy rápido. Chávez, por ejemplo, se tomó más de año y medio para empezar a hablar de una Constituyente, cambiar la Constitución, los emblemas, el nombre del país. Aquí puede llegar a ocurrir cosas como que si a Petro no le gusta el Himno Nacional lo cambia, el escudo nacional. Eso es lo que hace una revolución: cambia los símbolos de una Nación, la bandera, el escudo, el himno, el relato histórico”, afirmó.
Al conocerse el llamado a una constituyente, numerosos expertos advirtieron el riesgo en el que estaba el país si es proceso se concretaba. “Vengo diciendo hace rato que hay una estrategia del presidente de quedarse en el poder y desestabilizar institucionalmente a Colombia. Claramente, el Gobierno ha iniciado una fase represiva a través de distintos organismos y quiere llevar al país a una fractura institucional. Petro quiere quedarse en el poder e imponer unas reformas retardatarias”, advirtió el expresidente Iván Duque.
Viviane Morales, exfiscal general de la nación, dijo que la propuesta de Petro “es una amenaza en clave dictatorial”. “Es un presidente que no acepta el ejercicio democrático del Congreso, sino que, desde el bastión de Puerto Resistencia, acompañado de guardias indígenas, amenaza el debate democrático con la vía de la ruptura institucional”, sostuvo Morales. “Se va para las calles movido dentro de sus primeras líneas. Es una amenaza de violencia a los demás ciudadanos”.
“Me parece que es un monumental sofisma lo dicho por el presidente Petro, por muchas razones. La primera, porque él no es el pueblo; la segunda, porque el hecho de haber sido elegido por una mayoría para la Presidencia no significa que cada una de las cosas que él piensa que deben hacerse representan el querer del pueblo colombiano. Y tratándose de leyes, el querer del pueblo colombiano se expresa a través de quienes lo representan, que son los miembros del Congreso de la República. Lo dicho por el presidente es una equivocación monumental”, agregó Juan Carlos Esguerra.
Las comparaciones del presidente colombiano con el dictador venezolano crecen en las redes, pero falta ver si logra en un país como Colombia avanzar en ese mismo camino.