Política
Ingrid Betancourt critica nuevas instrucciones en el Ejército de Colombia: ¿qué se oculta en las sombras?
Para la excandidata presidencial, estas medidas son insuficientes.
La excandidata presidencial colombiana, Ingrid Betancourt, ha desatado una fuerte crítica en X (antes Twitter) respecto a las recientes instrucciones emitidas por el comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, el general Helder Fernán Giraldo Bonilla. Su tuit, que dice: “Mientras que en Colombia prohíben el uso de celulares a la fuerza pública, en el mundo implementan cámaras obligatorias para monitorear a los agentes del orden. ¿Qué es lo que nos quieren tapar?”, ha generado un intenso debate sobre la transparencia y la rendición de cuentas en las fuerzas militares colombianas.
El contexto de esta crítica se remonta a las recientes noticias sobre incidentes en Tierralta, Córdoba, donde militares colombianos habrían intimidado a los habitantes de la región. En respuesta a estos eventos, el general Giraldo Bonilla emitió una serie de órdenes e instrucciones a todo el personal militar con el objetivo de prevenir futuros episodios similares y salvaguardar la imagen y credibilidad institucional.
Las instrucciones del general Giraldo Bonilla incluyen la revisión exhaustiva de las unidades militares para garantizar que estén actuando de acuerdo con las normas éticas, morales y jurídicas. Además, se hace hincapié en la importancia de la coordinación en las operaciones y la necesidad de un control estricto sobre la información registrada durante las mismas.
Sin embargo, las críticas de Ingrid Betancourt señalan una aparente falta de transparencia en las fuerzas militares colombianas. Mediante una contundente crítica en la red social X, sugiere que la prohibición del uso de celulares de parte del personal militar podría estar destinada a ocultar información sobre las acciones de las fuerzas de seguridad en el terreno. Betancourt cuestiona por qué, en lugar de prohibir los celulares, no se implementan cámaras obligatorias para monitorear a los agentes del orden, como se hace en otros lugares del mundo.
La preocupación de Betancourt es comprensible, especialmente a la luz de los incidentes recientes en Tierralta y otras regiones de Colombia. La rendición de cuentas y la transparencia son pilares fundamentales de cualquier institución democrática, y es esencial que las fuerzas militares rindan cuentas por sus acciones ante la sociedad a la que sirven.
El general Giraldo Bonilla ha enfatizado la importancia de mantener la integridad de las operaciones militares y ha instado a los comandantes a hacer cumplir las directrices con rigor. Sin embargo, es crucial que estas directrices no se utilicen para evitar la supervisión pública y la responsabilidad.
La implementación de cámaras corporales para monitorear a los agentes del orden es una práctica que se ha adoptado en varios países como medida de transparencia y rendición de cuentas. Estas cámaras registran las interacciones entre los agentes y los ciudadanos durante las operaciones y proporcionan evidencia objetiva en caso de incidentes controvertidos.
La pregunta que surge es si Colombia debería considerar la adopción de esta tecnología como una medida adicional para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en las operaciones militares. Si bien el uso de cámaras corporales no resuelve todos los problemas, puede contribuir a una mayor confianza pública en las fuerzas militares y a la investigación imparcial de incidentes.
En última instancia, la crítica de Ingrid Betancourt plantea importantes cuestionamientos sobre la relación entre el Estado y sus ciudadanos, la transparencia en las instituciones gubernamentales y la necesidad de garantizar que las acciones de las fuerzas de seguridad estén sujetas a un escrutinio adecuado. La discusión sobre cómo equilibrar la seguridad y la rendición de cuentas en un país como Colombia, que ha enfrentado desafíos significativos en materia de seguridad.
Por el momento, SEMANA conoció que 18 militares serán retirados del Ejército por los hostigamientos a los pobladores de la vereda Bocas del Manso, en Tierralta, Córdoba, el pasado 11 de septiembre.
Tres coroneles que estaban en la línea de mando hacen parte del grupo de uniformados que serán llamados a calificar servicios. Los coroneles son: el comandante de la brigada 11 José Edilberto López, el coronel de operaciones, y el comandante del batallón 33 Junín.
También salen de la institución el segundo comandante del batallón Junín; el oficial de operaciones, dos sargentos mayores y ocho soldados.
De igual manera, desde el Ejército confirmaron que otros 13 soldados que estaban en el área, pero que no ingresaron a la vereda Bocas del Manso serán trasladados a unidades militares de Cundinamarca mientras la Fiscalía toma decisiones sobre el caso.