POLÍTICA

Ingrid Betancourt dice que Gustavo Petro utiliza a Álvaro Uribe con la invitación al café para darse oxígeno: “Yo desconfiaría del presidente”

La excandidata presidencial le dijo a SEMANA que el encuentro entre el jefe de Estado y el exmandatario, el próximo miércoles, “saldrá mal” y que Petro le da más garantías a la guerrilla para sentarse a hablar que al propio Uribe.

Redacción Semana
19 de noviembre de 2023
Ingrid Betancourt, Álvaro Uribe y Gustavo Petro.
Ingrid Betancourt, Álvaro Uribe y Gustavo Petro. | Foto: FOTO1: SEMANA/FOTO2: SEMANA/FOTO3: AUTOR ANÓNIMO.

SEMANA: ¿Cómo ve el café entre Gustavo Petro y Álvaro Uribe el próximo miércoles?

Ingrid Betancourt (I. B.): Es muy difícil cuando un presidente invita a conversar para simplemente decir que no. Esa siempre es una encrucijada. El presidente, a pesar de las diferencias, tiene una investidura que hace que por ser el jefe de Estado se le tiene que tratar con deferencia. El problema son los antecedentes. Lo que hemos visto es un presidente que no cumple lo que promete. Ya sucedió una primera vez después de las elecciones: él llama a los jefes de los partidos, en particular a Uribe, dialogan, hablan de un gran acuerdo nacional, pero eso siempre es de una sola vía. Y al final de cuentas el momento en el que estamos ahora es de un descalabro total. Todo el andamio se fue al piso: la economía en un nivel de recesión que nadie esperaba, el Congreso paralizado, el Gobierno con una deficiencia administrativa crónica, con una ejecución presupuestal mínima. Es decir, el país está a la deriva. Si eso es simplemente una maniobra para que le den oxígeno a Petro, obviamente, Uribe va a pagar unas consecuencias muy duras a nivel de su imagen, de su credibilidad. A uno se la pueden hacer una vez, pero no se la pueden hacer varias veces, que lo engañen, que lo lleven a donde no quiere ir, que lo utilicen. Si Petro, realmente, tiene la intención de rectificar el rumbo, tendrá que dar garantías, porque ya nadie le cree.

SEMANA: ¿Uribe debió aceptar el café de Petro?

I. B.: Le quedaba muy difícil no hacerlo, porque Petro es el presidente de la República y uno tiene que por principio aceptar el diálogo y las conversaciones, pero me parece que ha debido haber condiciones.

SEMANA: Uribe dijo que iba al café, pero que el Gobierno frenara el debate de la reforma a la salud en la Cámara. Petro respondió que no.

Diálogo entre Álvaro Uribe y Gustavo Petro.

SEMANA: ¿Cree que Petro, en ese café con Uribe, busca oxígeno para su gobierno?

I. B.: Sí, claro, obviamente. Gustavo Petro busca oxígeno, busca retomar una imagen de conciliador que la perdió, porque él salió en el balcón del Palacio de Nariño a decirles a los colombianos ‘si no les gusta, sacaré al pueblo a las calles a que me acompañen’. Y sí, el pueblo ha salido a las calles a abuchearlo. Vimos la abucheada en el partido en Barranquilla. Lo mismo que a la vicepresidenta Francia Márquez. Es decir, hay una necesidad de Petro de dar la impresión de que puede hablar con personas que están en orillas diferentes. Utilizar a una persona como Uribe para darse oxígeno y ganar tiempo, eso me parece grave.

Ingrid Betancourt, excandidata presidencial
Ingrid Betancourt. Bogotá, enero 25 de 2022. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista SEMANA. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

SEMANA: Es decir, ¿Petro utiliza a Uribe para darse oxígeno?

I. B.: Claro, eso creo, no ha habido gestos de buena voluntad. Petro le da muchas más garantías a la guerrilla para sentarse a hablar con ellas que a Uribe.

SEMANA: ¿Cree que Uribe convencerá a Petro de ajustar la reforma a la salud?

I. B.: Yo creo que ninguno va a convencer a nadie. Uribe quiere –imagino– tratar de establecer unas reglas de juego que les den garantías a las voces de opinión en el debate, pero Petro quiere imponer su proyecto. Eso va a salir mal.

SEMANA: ¿Cree que Uribe debe desconfiar de Petro después de sus múltiples enfrentamientos?

I. B.: Yo desconfiaría de Petro y creo que todo el país está desconfiando del presidente. Lo que hemos visto es que Petro dice una cosa y hace otra. Yo desconfiaría, no sé si Uribe desconfíe, yo sí. Fíjese que todo lo que dijo que iba a hacer resultó lo contrario. Anunció que lucharía contra la corrupción y no ha habido un gobierno más corrupto que el de él. Señaló a otros gobiernos de manejar el Congreso a punta de mermelada y él no ha hecho sino repartirla. Ni siquiera ha tratado de convencer. Él impone. Rompe a los partidos a punta de mermelada.

Álvaro Uribe y Gustavo Petro.
Álvaro Uribe y Gustavo Petro. | Foto: SEMANA, Presidencia

SEMANA: ¿Cómo analiza usted la posición de Uribe frente a Gustavo Petro?

I. B.: Obviamente, uno está esperando por parte de Uribe una posición madura y dialogar es madurez, pero el cómo es tan importante como el qué. Y resulta que las pocas cosas que ha solicitado de antemano el expresidente le han dicho que no. Entonces, creo que es un muy mal inicio.

SEMANA: Cambio Radical no aceptó el café. A Germán Vargas Lleras no lo invitaron y no irá.

I. B.: Y tiene razón. Petro tiene que hacer una reflexión sobre la soledad que produce la soberbia. Pienso que la decisión de ir o no a hablar con Petro debió ser conversada entre todos aquellos que no están de acuerdo con lo que está pasando: César Gaviria, Uribe, jefes de oposición, Germán Vargas Lleras y muchos más. Lo que quiere Petro, en realidad, es dividir a la oposición.

Con la salida de varias de sus fichas más leales del Gobierno y el Congreso, el presidente Gustavo Petro se empieza a quedar cada vez más solo para afrontar los retos de su Gobierno, desgastando con cada crisis su gobernabilidad y generando más desaprobación en la opinión pública.
Fotomontaje El País
El presidente Gustavo Petro. | Foto: Presidencia

SEMANA: ¿Usted ve solo al presidente?

I. B.: Yo lo veo muy solo. Muy solo y muy mal rodeado. Solo, porque a nivel de las fuerzas políticas se quedó solo. Lo vimos en las elecciones pasadas, la gente no quería decir que estaban con el Pacto Histórico. El mismo Roy Barreras hizo alianza con gente de partidos tradicionales en contra de Petro para poder sacar votos. Y mal rodeado, porque la gente con la que está gobernando son personas sin experiencia y no son técnicos en sus carteras. Tiene personas que llegan a aprender y a improvisar.