Política
La agridulce victoria de Gustavo Petro en la marcha prorreformas: salió más gente de lo que esperaba, pero ya no convoca como antes
Las marchas a favor de las reformas, convocadas por las centrales obreras y el Gobierno nacional, no son del todo una victoria. ¿El presidente está solo?
Las centrales obreras y el presidente Gustavo Petro convocaron a una marcha en apoyo a las reformas sociales que se llevó a cabo el pasado miércoles, 7 de junio. El mandatario, envuelto en serios escándalos desatados por sus más cercanos aliados, encontró en la manifestación la cura para la soledad que siente desde hace semanas.
El presidente se encuentra rodeado de todo tipo de polémicas y posibles casos de corrupción. El primero fue el de su hermano Juan Fernando Petro, mencionado en el supuesto cartel de abogados que negoció beneficios para extraditables en la ‘paz total’. Luego, Day Vásquez, su exnuera, denunció que su hijo recibió y apropió dineros del narcotráfico que fueron entregados como aporte a la campaña de Petro.
Meses después, Marelbys Meza, exniñera de Laura Sarabia, su exjefa de gabinete y mano derecha, denunció persecución y abuso de poder después de un robo de dinero en su apartamento. El tema escaló hasta conocerse chuzadas contra dos extrabajadoras de la exfuncionaria, haciéndolas pasar como delincuentes del Clan del Golfo. En medio de la disputa, SEMANA reveló audios en los que Armando Benedetti, exembajador de Colombia en Venezuela, confiesa la entrada de 15.000 millones de pesos a la campaña del presidente.
A pesar del apoyo de los sindicatos, que tienen una gran capacidad de movilización, el presidente no esperaba mucho de la manifestación del miércoles. Su imagen ha caído fuertemente en las encuestas con una desaprobación a su gestión del 60 % y sus iniciativas son ampliamente cuestionadas por la ciudadanía. Incluso, una última medición indica que los colombianos no creen en sus explicaciones, dándoles crédito a quienes denuncian contra el Gobierno.
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El presidente no marchó, a pesar de haberlo anunciado. La manifestación comenzó con pocas personas y a la media mañana, mientras se aproximaba a la Plaza de Bolívar, comenzó a nutrirse. Más personas se acercaron cuando Petro dio su discurso. Visiblemente conmovido, confesó que no esperaba tanta gente.
“La próxima vez tendremos una tribuna más bonita, el Gobierno no esperaba tanta gente. El Gobierno tenía desconfianzas. Ni equipo de sonido puso y se me acabó la voz”, dijo.
Sin embargo, la manifestación, que logró movilizar entre 15.000 y 20.000 personas a nivel nacional, no es una victoria para los estándares del presidente Gustavo Petro. Como candidato, en el cierre de su campaña, llenó la Plaza de Bolívar a reventar, superando el número de asistentes a la marcha del miércoles. Tampoco es un logro teniendo en cuenta que la oposición ha logrado sacar a más de 70.000 a las calles durante su administración.
“Estamos bajando los estándares de la movilización ciudadana. No es nada si le quita a eso los funcionarios públicos y los alumnos del Sena. Tuvo que ser gratificante para un presidente que vive de la adulación. Creo que no cambió nada en relación con el problema de fondo y es la falta de legitimidad de las reformas. Tampoco le ayudó a mitigar los efectos de los escándalos”, opinó Enrique Gómez, líder de Salvación Nacional, sobre la marcha.
Los contratos de los sindicatos
Algunos aseguran que la manifestación no fue del todo orgánica. SEMANA habló con el abogado Juan Manuel Santos Arango, quien denuncia que el Ministerio del Trabajo les otorgó contratos a los sindicatos, que superan los 618 millones de pesos.
Según Santos, los beneficiados son la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la antigua mesa directiva de la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC).
“Tradicionalmente, el movimiento sindical en Colombia ha sido muy independiente, autónomo y crítico de cualquier Gobierno. Acá, en cambio, están muy cercanos. Por eso busqué si había contratos de las centrales para ver si hay un flujo de recursos que comprometa a los sindicatos”, manifestó Santos en conversación con SEMANA.
Existen tres contratos, uno para cada sindicato, por más de 147 millones de pesos cada uno, para hacer pedagogía sobre “coyuntura política nacional y proyectos de ley presentados por el Comité Nacional del Paro”. Es decir, recursos públicos para defender las reformas sociales.
Los directivos de la CUT recibirían $1.171.263 por conferencia que saldrían de los recursos del contrato al sindicato.
Otro detalle que llamó la atención de la marcha fue la presencia casi mayoritaria de jóvenes estudiantes del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).
“El señor Fabio Arias es miembro del consejo directivo del Sena en representación de los trabajadores. El Sena contrató por 178 millones de pesos a la seccional Cauca de la CUT para arrendarle un local en Popayán. ¿Ahí no hay un conflicto de interés?”, denuncia el abogado.
Además, existen otras figuras dentro del Gobierno que tienen cercanía con el movimiento sindical. Entre ellas, la figura más notoria es Edwin Palma Egea, viceministro de Relaciones Laborales e Inspección, fue presidente de la junta nacional de la Unión Sindical Obrera, cercana a los procesos de las centrales.
¿Paranoia del presidente?
El discurso del mandatario fue incendiario y les habló directamente a sus detractores, desmintiendo las acusaciones en su contra frente a sus simpatizantes. El presidente, como si siguiera siendo líder de la oposición, habló de un país oscuro que conspira en contra del bien común y en el que los poderosos no quieren garantizar los derechos de quienes les sirven.
En medio del beligerante discurso, el presidente reiteró que se orquesta un “golpe blando” en su contra. Mientras algunos aseguran que se trata de una cortina de humo para desviar la atención de la polémica en la que está envuelto el Gobierno, otros creen que se trata de temor.
La destitución de Pedro Castillo, presidente de Perú, previno el mandatario colombiano. En el discurso, Petro lo mencionó, describiéndolo como solitario en sus últimos momentos en el poder.
“Aquí no va a pasar lo de Pedro Castillo. Esta manifestación lo notifica. Si se atreven a destruir la democracia, el pueblo construirá la democracia en Colombia”, dijo Petro.
Con la forma en la que reitera sus advertencias sobre un golpe que lo saque del poder, el presidente podría estar reconociendo que está en una posición comprometedora. Desde la última polémica, el mandatario publica menos en Twitter y ha asumido un prudente silencio. Las denuncias en su contra ya están en la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, donde dijo que intentarán “destruirlo” una vez se hundan las reformas.
Lo cierto es que, con tantos cambios en su círculo más cercano, el presidente se encuentra solo por ahora. Sacó a sus aliados estratégicos en diez meses de Gobierno de constantes barridas. Cambió a diez ministros, a su jefe de gabinete, mano derecha y escudera desde la campaña, y a su amigo, el exembajador de Colombia en Venezuela, ficha determinante para su victoria.
La calle alivió la soledad de Petro temporalmente y acudirá a ellas cada vez que necesite respaldo. Por el momento, sumido en la crisis, a Petro lo acompaña la moderada multitud que lo aclamó el pasado miércoles.