POLÍTICA
La encrucijada de Gustavo Petro: validar o no la dictadura de Nicolás Maduro, asistiendo a su posesión el próximo 10 de enero en Venezuela
El régimen de Nicolás Maduro intentará quedarse en el poder hasta 2031 con una polémica posesión prevista para el próximo 10 de enero. Gustavo Petro está invitado y aún no decide si asistirá.
En los primeros días de 2025, Gustavo Petro tendrá dos pruebas de fuego. La primera, el remezón ministerial que tiene previsto por el hundimiento de la ley de financiamiento y porque seguramente varios de sus ministros y funcionarios se apartarán de sus cargos para hacer política electoral en 2026.
La segunda, prevista para el 10 de enero, está relacionada con la posesión ilegítima de Nicolás Maduro para quedarse en el poder por lo menos hasta 2031 tras la aclamación como “mandatario” por parte de las autoridades electorales del régimen.
A la Casa de Nariño llegó una invitación para Petro desde el Palacio de Miraflores. El mandatario se sorprendió con la tarjeta y sabe que en sus manos tiene un problema que a la larga será una nueva disputa política en Colombia y que atraerá las miradas de algunos países si decide visitar territorio venezolano.
Petro no tendría problema alguno en viajar a Caracas. De hecho, ha sostenido seis reuniones bilaterales con Maduro, pero la coyuntura política es totalmente diferente por la crisis poselectoral que se desató tras la publicación de las actas por parte de la oposición venezolana, en las que se demuestra la derrota del régimen y el triunfo de Edmundo González, quien quiere viajar a Caracas a posesionarse.
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El círculo cercano de Petro le ha recomendado enviar como delegado al embajador de Colombia en Venezuela, Milton Rengifo, o al canciller, Luis Gilberto Murillo, pero la realidad es que nada está definido. Tanto en el Ministerio de Relaciones Exteriores como en la sede diplomática de Colombia en Caracas se está manejando un completo hermetismo para no incomodar al jefe de Estado.
Lo que está claro es que Petro se molestó con la proposición que se aprobó en la Cámara de Representantes, con la firma de 75 congresistas, para que “se abstenga de viajar a la posesión de Maduro”. Por redes sociales pidió al Congreso no inmiscuirse en sus asuntos. “Ahora me dicen que no vaya a Venezuela. Yo veré si voy o no voy”, fue la respuesta del presidente a la Cámara.
Esa proposición fue aprobada bajo los argumentos de que Petro estaría legitimando el fraude electoral en Venezuela con una visita de Estado. “Enviamos un mensaje político para decirle a él que si va a esa posesión sería respaldar una dictadura donde hay violaciones de derechos humanos, donde han huido más de 8 millones de personas y tienen unos 1.800 presos políticos”, dijo el representante Juan Espinal, del Centro Democrático.
Cercanos a Petro le contaron a SEMANA que el mensaje que le envió el Congreso podría provocar que el mandatario decida ir, pues “no le gusta que lo reten”, pero tendrá varios días para analizar las consecuencias políticas de viajar a Caracas de nuevo para estrechar las manos de Maduro y empezar 2025 con un escándalo internacional a cuestas.
Otras voces creen que, uno o dos días antes del evento, Petro designará a un delegado para asistir, ya que, a fin de cuentas, las relaciones diplomáticas se mantendrán y el canal de diálogo debe estar abierto entre los dos países. La idea de comprar Monómeros, mantener el comercio en las fronteras y continuar con Venezuela como garante de los procesos de paz son algunas de las razones para no tener una tensión con Maduro. Un integrante de una de las mesas de diálogo con grupos guerrilleros dijo que la decisión que tome el mandatario será vital para la continuidad de esas conversaciones.
La incomodidad de algunos sectores con el Gobierno Petro radica en que no ha tomado una postura clara frente a lo que pasó el 28 de julio en Venezuela y sencillamente ha pedido que se publiquen las actas de las votaciones para determinar a quién respaldar. Por ahora, no ha reconocido a Maduro, pero tampoco a Edmundo González, quien en las actas de la oposición fue el vencedor.
En medio de todos los problemas políticos, económicos y sociales que tiene Colombia, Petro deberá ser cuidadoso en su siguiente movimiento. Como en el ajedrez, un error puede costarle la partida. Su capital político se está agotando y un viaje a Caracas podría salirle muy caro.