POLÍTICA
Cecilia López dice que Colombia “está en guerra”; cree que Petro está solo y revela detalles inéditos de su enfrentamiento con el presidente
Por primera vez, la exministra de Agricultura Cecilia López reveló los tensos momentos de su salida del Gobierno. Cree que Colombia está en guerra. “Hay que reconocerlo”, le dijo a SEMANA. Habló de los ministros que le preocupan.
SEMANA: Después de todo lo que está pasando con el Gobierno, ¿es mejor estar fuera o dentro?
CECILIA LÓPEZ: Tuve una experiencia muy interesante junto con José Antonio Ocampo y Alejandro Gaviria. Estuvimos en otro tipo de Gobierno, con otro presidente. Esos ocho meses fueron muy intensos, con un presidente con el que se podía hablar, que escuchaba y que logró manejar un gabinete que tenía dos componentes muy distintos: uno más académico, con mucha experiencia; y el otro muy inteligente, valioso, pero muy activista. Él pudo manejar esa situación y se vivían los gloriosos porque el Gobierno tenía más del 60 % de aprobación. Era otro gobierno.
SEMANA: ¿Y cuándo empezó a cambiar?
C.L.: Desde principios de este año empezó a cambiar hasta que hizo crisis en abril. Hoy siento que el Gobierno es otro. Salió esa parte que le daba aire a lo que se llamaba un acuerdo, y el presidente, en mi opinión, se desesperó. Él creía que los cambios eran más fáciles y se podían hacer más rápido. Lo que pensó fue que necesitaba a gente de su partido, subestimó el compromiso, mucho más profundo, que teníamos los que no hemos sido de su partido, pero teníamos algo crítico y fundamental para él: nuestro compromiso con que se hiciera el cambio. Siento que hoy, como están dadas las condiciones, para una persona como yo sería imposible estar en el Gobierno. Sigo convencida de que Petro tiene que tener éxito en algo, eso me preocupa; si no, el reversazo que puede tener el país puede ser muy duro. Necesitamos que tenga éxito, pero a veces siento que no va para allá.
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SEMANA: ¿El Gobierno Petro va bien o mal?
SEMANA: ¿Qué se está haciendo bien?
C.L.: El compromiso con la reforma agraria sigue siendo una de las cosas más valiosas, pero me preocupa la forma como lo están haciendo. No hay claridad sobre las cifras, hay discusiones entre los miembros del Gobierno sobre cuáles son los datos: el presidente da unos; la Agencia Nacional de Tierras, otros; y la ministra, otros. Petro no puede abandonar su compromiso de que este país inicie el proceso correcto de reforma agraria, pero no a las malas, como me temo que quieren hacer algunos de sus funcionarios, sino como él lo pensó, usando el catastro multipropósito. Esto no es a punta de la sombra de la expropiación exprés, a la que me opuse y renuncié por eso. Yo renuncié. Lo increíble es que Petro no me aceptó la renuncia y me sacó al mes por eso.
SEMANA: ¿Y qué es lo que más le preocupa del Gobierno?
C.L.: La impaciencia que tiene el presidente. Él tiene que tranquilizarse. Me preocupa su equipo. Hay mucha gente muy valiosa, no los voy a juzgar, pero hay funcionarios sin experiencia suficiente en el Estado y eso puede llevar a tomar decisiones que pueden dañar el propósito y su programa de gobierno. Que el presidente se calme y baje un poco el acelere. Me pregunto si Petro sabe algunas cosas que su equipo está haciendo. Muchos llegaron demasiado rápido a posiciones muy importantes sin haber tenido la experiencia.
SEMANA: ¿Cómo vio la aprobación de la reforma a la salud en la Cámara?
C.L.: Es el acto más irresponsable que ha cometido la Cámara de Representantes. Absolutamente irresponsable. Solamente hubo cuatro congresistas, entre ellas Katherine Miranda y Catherine Juvinao, que fueron muy conscientes de que la reforma a la salud se trata de la vida y la calidad de vida de más de 50 millones de colombianos. El resto la aprobó como se ha hecho históricamente: sin discusión y esperando alguna cosa del Gobierno. Me duele, de verdad. Es dolor por esta reforma que se aprobó de la misma manera en que se hacía en los Gobiernos anteriores, los cuales hemos rechazado. Pensamos que esto iba a ser distinto.
SEMANA: Si fuera senadora, ¿aprobaría esa reforma?
C.L.: No la apruebo. El presidente me pidió que opinara sobre la reforma a la salud, como se lo pidió a José Antonio Ocampo y a Alejandro Gaviria. Nos gastamos horas hablando en Hatogrande, cuando se podía conversar con él. Estuvo Carolina Corcho, reforzada con la ministra de Ambiente (Susana Muhamad), que nos sorprendió porque ella no tiene experiencia en salud. Me llamaron por mi experiencia en el Seguro Social, el cual tenía muchas virtudes y defectos y dos pecados que lo destruyeron: la politización, la entrada de la política a tomar decisiones y a nombrar gente que no tenía conocimiento; y el otro gran problema fue que para ese momento concentraba los servicios para atender al 20 % de la población en una sola entidad. Esas dos cosas van a pasar ahora. Con la reforma se le está entregando la salud a la clase política para que nombre gente en el sistema y, además, se concentra casi todo en una EPS grande y pública. Esas dos cosas sabemos que no funcionan.
SEMANA: ¿Ganó la reforma de Carolina Corcho?
C.L.: En gran parte, sí, pero con algo peor: es muy difícil en un país que va a hacer una reforma tan trascendental que usted tenga a la cabeza del sector salud una persona haciendo declaraciones tan emocionales sin mucho respaldo. Sobre las ucis, Colombia tal vez es el único país de América Latina donde no hubo muertos de covid-19 en las calles. Y mucho de eso fue porque se atendieron en las ucis, fuera de ellas y en los hogares. La cabeza de la reforma (Guillermo Alfonso Jaramillo) saca conclusiones de una manera tan beligerante, sin sustentos, algunas veces le ha tocado rectificar. Me parece que vuelve muy vulnerable la reforma, porque hay que confiar en los funcionarios del Gobierno cuando se tramita una reforma.
SEMANA: ¿Petro debería controlar al ministro Jaramillo?
C.L.: Él salió a apoyarlo. Entiendo al presidente, tiene una virtud que muchos no tienen y que aquí, tal vez, es exagerada: él, inmediatamente, sin beneficio de inventario, sale a respaldar a sus funcionarios. Cuando le pido paciencia y tranquilidad a Petro, también le digo que evalúe. Uno puede respaldar, pero en privado hay que decirles que no sigan haciendo eso. Que el presidente respalde a su gente no lo critico, pues entonces tendría que botarlos a todos porque últimamente tiene que respaldar casi que a uno diario.
SEMANA: Hablemos de su salida del Ministerio de Agricultura. ¿Fue injusta?
C.L.: Le pregunté en su oficina al presidente Petro por qué me iba. Le dije: “No puedo irme porque se rompe la coalición, a mí no me nombró ni el Partido Liberal, ni el Partido Conservador, nadie. Usted me llamó, me ofreció y me insistió en que aceptara el cargo y yo no quería porque ya había sido ministra y viceministra, para qué repetir”. Él me dijo: “Esto es distinto”. Ese día le recordé que él me había convencido. El presidente, en medio de la conversación, me dijo que yo era parte del establecimiento. “¿Cómo así?”, le pregunté y le hice un chiste: “Aquí parte del establecimiento es mi hijo, que es banquero, yo no”. Al día siguiente de mi salida, Gerardo Vega y la ministra (Jennifer Mojica) fueron al Congreso a tratar de pasar la expropiación exprés. Y no pudieron. Yo eso no lo iba a hacer. Yo le grité y fui muy fuerte ante Laura Sarabia, quien llegó de la mano de Gerardo Vega a hablar del tema. Yo decía: “Por Dios, esto es una absoluta desautorización, cómo así que un funcionario que depende de mí hace cosas a mis espaldas con el respaldo de la jefe de gabinete”. Yo les dije: “Un momento, cómo así, esto qué es”. Renuncio irrevocablemente porque soy demócrata y no voy a hacer una reforma agraria con expropiación.
SEMANA: ¿Y qué pasó?
C.L.: Salí furiosa. Alcancé a sentarme en el carro cuando Laura Sarabia llamó y dijo que el presidente Petro había retirado el proyecto de artículo para el Plan de Desarrollo. Le planteé que podíamos hacerlo distinto, pero, al final, me sacan al mes, y al día siguiente están tratando de pasar el artículo por el cual me opuse. Creo que me sacaron por eso.
SEMANA: ¿La sacaron por la oposición a la expropiación y no por sus críticas a la reforma a la salud?
C.L.: Ahí sí se quebró algo. Siempre me preocupé de que no hubiera acuerdos con el presidente. He estado en seis Gobiernos, fui ministra, viceministra, embajadora. Con Petro se podía conversar en Palacio, tuve varias reuniones con él, entre ellas una privada en la que me botó. Antes de que saliera se dio un encuentro buenísimo sobre tierras que Laura Sarabia trató de interrumpir. Allí le mostré cómo se podía hacer de manera consensuada. Pero cuando Petro nos llamó a que opináramos en Hatogrande sobre la reforma a la salud, sentí que había desconfianza cuando metieron a la ministra de Ambiente a hablar del tema. Después, en febrero, el presidente nos acusó de neoliberales. Entró a una reunión y preguntó: “¿Este documento es público o privado?”. Obviamente, es privado. Ahí él fue muy duro, nos acusó de algo, eso no se lo acepto. Si algo no le acepto ni al presidente ni al Gobierno es que me llamen neoliberal. ¿Quién de ellos ha renunciado con 20 funcionarios y se ha quedado dos años sin trabajo por estar en desacuerdo con una estrategia neoliberal? Yo lo hice. Yo me opuse a una reforma de pensiones y escribí un libro.
SEMANA: Volvamos a la reunión cuando Petro la despidió del Gobierno. ¿Cómo terminó?
C.L.: Bien, amable. Yo le dije a Petro: “A mí me preocupa una cosa: su equipo, mírelo, no tiene la experiencia”. Y, además, le expresé algo terrible: “No sé quién lo va a suceder a usted porque mis tesis siempre fueron que hay que hacer estos cambios bien hechos, porque no se hacen en un gobierno, sino en varios y no veo quién lo reemplace”. Le confesé que si tuviera 30 años menos me hubiera gustado reemplazarlo. Terminé mandándole saludos a Verónica Alcocer. Claro que después el consejo de ministros fue violento.
SEMANA: ¿Por qué?
C.L.: Mauricio Lizcano salió a decir que ojalá nosotros (los que habían renunciado) no saliéramos a hablar mal del Gobierno. Yo salí furiosa y lo mandé a freír espárragos. Me puse furiosa, me levanté y me fui. Le dije a Laura Sarabia, al presidente Petro: “Acépteme ya la renuncia. Ya, porque me voy mañana del país”. Y me fui al día siguiente. Llamé a mi hija y le pedí que comprara un pasaje al otro día a las once de la mañana. Cueste lo que cueste, me voy a Washington y lo hice. Llegué al Ministerio y les dije a mis funcionarios que pararan todo, no firmé nada más.
SEMANA: Usted estaba molesta.
C.L.: Primero me sorprendió. Había estado horas atrás con el presidente en ese viaje raro a Zarzal, donde el director de la SAE se echó un discurso y el presidente también habló muy duro, llamando a la gente, más o menos, a que se tomaran las tierras. Yo le dije: “Presidente, esto es una declaración de guerra”. Él, al principio, estuvo medio raro conmigo en el avión y se encerró en su cuarto. Yo me bajé, llegué a mi casa, me metí a la ducha y cuando salí tenía muchos mensajes de WhatsApp, entre ellos uno del exministro José Antonio Ocampo que me preguntaba: “¿Ya te llamaron para pedirte la renuncia?”. Después apareció un mensaje de Laura Sarabia en el que me decía que necesitaba que presentara la renuncia protocolaria. (...)Todo el proceso fue muy duro. Llamé a Alfonso Prada y me recomendó presentar la carta individual. Me senté con mi hija a las once de la noche, redactamos la renuncia y se la enviamos al presidente. Después, Laura Sarabia me llamó y me dijo que me requería porque el presidente necesitaba hablar conmigo.
SEMANA: Y llegó ese día.
C.L.: Llegué a las diez de la mañana a esperar al presidente, esperé y esperé. Sabía que el exministro José Antonio estaba hablando con Petro. Laura me hizo pasar a su oficina y me dijo: “Usted se va”. Pregunté por qué y me respondió que porque no había hecho la reforma agraria. Me puse furiosa. Me preguntó: “¿Una embajada?”. Le respondí: “No”. Me pareció un atrevimiento, cómo así que me ofrece una embajada. Y, segundo, le dije: si no confían en mí como ministra, ¿por qué van a confiar en mí como embajadora?
SEMANA: ¿Hoy qué ministros le preocupan?
C.L.: Se la pongo al revés. Del gabinete, en quien tengo mucha confianza es en el director de Planeación, Jorge Iván González. Sensato, tranquilo, ojalá el presidente le diera a Planeación el lugar que le corresponde y que he visto en otros Gobiernos.
SEMANA: ¿Es el único?
C.L.: El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, es un buen economista, pero quisiera que jugara un papel parecido al que juegan todos los ministros de Hacienda en el mundo y en Colombia: aprender a decirle no al presidente, obviamente, en privado. Me preocupa que él no le diga no cuando toca.
SEMANA: ¿Petro está solo?
C.L.: Lo siento muy solo. Creo que muchas de las personas que uno cree que están muy cerca no tienen ni la experiencia ni la trayectoria para darle los consejos que toca.
SEMANA: ¿Le gustó la llegada de Laura Sarabia al Gobierno?
C.L.: Es joven, eficiente, pero sí creo que se le están asignando muchas responsabilidades para las cuales no tiene ni la formación ni la experiencia, pero son decisiones que el presidente toma. Muchas veces fue muy amable y tuvimos diferencias, porque creía que había cosas que no se podían hacer, como apoyar a una persona para un nombramiento que, obviamente, tenía que pasar por una supervisión que ella no sabía que tenía que pasar.
SEMANA: ¿Qué otra preocupación tiene?
SEMANA: ¿Cómo vio la salida de Danilo Rueda?
C.L.: Tal vez muy joven. El presidente tomó la decisión que muestra que Danilo no era la persona para hacer la paz. Todos queremos la paz total, pero hay un mandato constitucional que es el acuerdo de La Habana, hay que cumplirlo, encontrar la relación entre los dos es fundamental. Sí, en el gobierno de Iván Duque se hizo mucho daño al acuerdo, pero qué hemos hecho nosotros para coordinar. Es un debate muy de fondo.