“Le pido al Gobierno que les dé la misma importancia a todos los casos de secuestrados”: reclaman libertad para el empresario Juan Carlos Bayter

Helen Aranzales lleva 46 días esperando que liberen a su esposo Juan Carlos Bayter, quien fue secuestrado el miércoles 18 de octubre en El Banco, Magdalena, cuando estaba llevando a sus hijos de seis y cuatro años al colegio.

Esa mañana un grupo de sujetos armados abordó la camioneta en la que se desplazaban. Bayter no quería abrirles la puerta, pero sacaron un arma y él prefirió abrirles antes que poner en riesgo a sus dos pequeños que estaban en ese mismo vehículo, listos para ir a estudiar.

Esas personas se llevaron al padre y pareja de Aranzales por la fuerza, en frente de sus propios hijos y sin identificarse. Desde entonces la familia Bayter Aranzales no ha recibido información de Juan Carlos: nadie pide dinero por su rescate, tampoco envían pruebas de supervivencia o se sabe qué grupo armado se lo llevó. Por eso, Helen Aranzalez buscó los micrófonos de SEMANA para reclamar que el gobierno de Gustavo Petro les dé certezas a las familias de los secuestrados.

“Lo que le pido al Gobierno es que les den la misma importancia a todos los casos. Hace unas semanas vivimos también un caso de secuestro muy sonado que fue el del padre del futbolista Luis Díaz y vimos el despliegue, vimos el sin número de acciones que hizo el Gobierno, la orden presidencial que dio el presidente Gustavo Petro y gracias a Dios hubo un resultado satisfactorio (...). Eso que pasó con el señor Luis Manuel es algo a lo que todos tenemos derecho, todos somos colombianos, todos somos ciudadanos. Si pudieron con uno, ¿por qué no podemos hacerlo con los demás?”, sostuvo la mujer.

Juan Carlos Bayter es un emprendedor nacido en una familia de profesionales de salud que montó una clínica dedicada a los servicios de odontología. Es padre, esposo y empresario, padece una enfermedad cardiovascular y fue sometido a una operación bariátrica, por lo que necesita una alimentación especial.

La preocupación de la familia Bayter Aranzales es que su vida está en riesgo, no solo por estar en cautiverio, sino porque sus condiciones de salud implican que requiera cuidados específicos para tener calidad de vida.

Los hijos de Bayter esperan a su padre

Juan Carlos Bayter tiene dos hijos: Jerónimo, de seis años, y Sofía María, de cuatro. El mayor de ellos descubrió por sus propios medios que su padre había sido secuestrado y la menor está muy pequeña para entender porqué le arrebataron a su papá del hogar.

“Ha sido de los temas más difíciles, lidiar con una verdad que no les puedo ocultar a mis hijos y un recuerdo que no puedo borrar de sus mentes. Cuando hablé del tema con mi hijo Jerónimo, que es el mayor, de seis años, él me abordó diciéndome: ‘Mamá, ¿por qué no me habías dicho que mi papá estaba secuestrado?’. Me causó mucho dolor e impotencia que un niño de seis años maneje un término como el del secuestro”, contó Helen Aranzales.

“Cada vez que mi hijo llora o me pregunta por su papá, lo que hacemos es orar para que esas personas no tan buenas se conviertan en buenas y le devuelvan a su papá”, agrega.

La familia Bayter Aranzales ha sido víctima de 46 días de silencio e incertidumbre. “Desde ese momento desconocemos el paradero de Juan Carlos, no sabemos dónde está, cómo está, quiénes son los responsables de este hecho atroz. No sabemos nada. Estamos como el 18 (de octubre): igual”.

Si bien en esa región del país hay presencia de la guerrilla del ELN, Helen Aranzales dice: “Hasta el momento, no tenemos ninguna certeza de que algún grupo tenga en su poder a Juan Carlos. Sin embargo, hemos recibido el apoyo. Nos han dicho que van a buscar la manera de esclarecer esta situación, de saber y dar con los responsables para que se pueda establecer alguna solución a esta situación. Pero hasta el momento no tenemos certeza de nada”.

Finalmente, la mujer les pidió a los captores de Juan Carlos Bayter que lo cuiden hasta que él pueda regresar a casa: “Yo les envío un mensaje a estas personas de que le respeten la vida, cuiden su integridad y por lo menos le tengan en cuenta sus necesidades básicas para que sean satisfechas. Suficiente con que estén lejos de sus hijos, padres, esposas y de sus seres queridos”.