Política
Lo último: presidente Petro convocó consejo extraordinario de ministros en el Bajo Cauca, tras cumplirse un mes del paro minero
El jefe de Estado aún no ha podido conjurar el paro minero que ha desatado una crisis de orden público.
El presidente de la República, Gustavo Petro, aún no ha podido conjurar definitivamente el paro minero que se registra desde hace varios días en el Bajo Cauca, el cual ha generado una crisis de orden público en esa región del país.
Ante las dificultades para llegar a hacerlo, el mandatario colombiano convocó un consejo extraordinario de ministros en Caucasia, que está previsto para que se desarrolle hacia las 2:00 p. m., en el cual todos los ministros revisarán las opciones para implementar políticas que puedan ponerle fin al paro minero.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, en una rueda de prensa que se llevó a cabo el lunes de esta semana, reveló que en los días del paro minero ha sido golpeada, según él, la estructura criminal del Clan del Golfo con varias capturas, organización criminal que según el Gobierno está detrás del paro minero.
Así mismo, el funcionario del gabinete del presidente Petro indicó que aún permanecen y permanecerán más de 12.000 integrantes de la fuerza pública para garantizar la protección de la comunidad por el paro minero.
Hace un mes está activo el paro minero en el departamento de Antioquia que infiltró el Clan del Golfo y llevó al presidente Gustavo Petro a romper el cese al fuego. Aunque la violencia disminuyó considerablemente, al igual que los bloqueos, no hay humo blanco en la negociación y varios sectores de la economía siguen sumando millonarias pérdidas.
Sobre la mesa hay puntos inamovibles. Las personas que se dedican a la extracción de oro en las subregiones del Bajo Cauca y nordeste pretenden que el Gobierno nacional frene la destrucción de la maquinaria amarilla que utilizan para arrastrar tierra de parte de la fuerza pública, a pesar de no contar con los permisos y el licenciamiento ambiental.
No sería de manera definitiva, sino hasta que la mayoría de los trabajadores transite de la minería ilegal hacia la legal. De acuerdo con los planes iniciales, eso podría tardar hasta cinco meses y se tramitaría por medio de un distrito minero que ya está en construcción. Sin embargo, el Ejecutivo no está dispuesto, bajo ninguna razón, en frenar los operativos.
Así lo dio a entender el ministro del Interior, Alfonso Prada Gil: “Reiteramos el deber constitucional y legal, irrenunciable del Gobierno, de controlar las operaciones mineras en el país y de todo tipo de minería”. Este es el punto que no ha dejado avanzar la negociación entre el Gobierno y el comité que lidera el paro en el Bajo Cauca antioqueño.
La propuesta de Petro es ofrecerles un subsidio a los mineros más vulnerables hasta que logren la formalización de sus actividades. Esta iniciativa no fue acogida porque no necesitan “limosnas”, sino soluciones estructurales al problema que los sacó a las calles y los mantiene en cese de actividades desde los primeros días del mes de marzo.
Saúl Bedoya, vocero del movimiento, indicó que lo único que necesitan es que las autoridades los dejen laborar sin el temor de que la fuerza pública llegue a destruir la maquinaria que no cumpla con los requisitos de la ley. Eso implica pactar una serie de compromisos con el Gobierno que, de momento, no los ha vuelto a convocar a negociar.
“Llevamos quince días sin sentarnos en la mesa. El Gobierno nos propuso un subsidio sin decir cuánto sería. Ellos quieren que nos vayamos al territorio sin trabajar. Nosotros vamos a seguir en el paro de manera indefinida. Acá nos mantenemos”, manifestó el ciudadano que representa los intereses de mineros de Antioquia, Córdoba y Bolívar.
Esto es un golpe directo para el bolsillo de varios sectores de la economía. El precio de la canasta familiar está por las nubes porque los vehículos de carga pesada tienen limitaciones para entrarlos a la subregión y el transporte público opera de manera parcial por las amenazas del Clan del Golfo, luego de la suspensión del cese al fuego.
Por ejemplo, la Unión de Transportadores de Antioquia contabilizó hasta el 31 de marzo siete mil millones de pesos en pérdidas porque redujeron en un 70 % sus recorridos por la troncal de occidente, la principal autopista que conecta a la ciudad de Medellín con el resto de las ciudades de la costa atlántica y otras regiones del país. Cada vez resultan menos viajeros.
En Semana Santa se espera el golpe más fuerte para los conductores. Si bien están acostumbrados a enviar catorce rutas diarias, solo podrán cubrir la demanda con nueve automotores por las intimidaciones de los grupos armados, dado que corren con el riesgo de que los ataquen e incineren los carros, tal como se ha documentado.
“La gente todavía tiene temor y le da miedo salir. Nosotros hemos buscado soluciones con el Ejército, Policía y Gobernación, pero no nos dan certeza de darle apertura a la vía. No estamos viendo la presencia de los 10.000 uniformados que anunció Petro. Eso sí, hay que reconocer todos los militares que están de pie en la vía entre Yarumal y Caucasia”, dijo Samir Echeverri, vocero del gremio.