POLÍTICA
Los tensos momentos entre La U, liberales y conservadores y los asesores de Carolina Corcho que pusieron a tambalear la reforma a la salud
SEMANA revela detalles exclusivos de los momentos en que las concertaciones de la reforma estuvieron a punto de romperse.
La ministra Carolina Corcho y el equipo técnico que la rodea y que concertó la reforma a la salud con el Partido Conservador, La U y el Liberal, se convirtieron en el nuevo calvario del presidente Gustavo Petro y los causantes de otro dolor de cabeza del gobierno.
La falta de seriedad, los engaños, las jugadas bajo la mesa y el incumplimiento de lo acordado en el borrador del proyecto, pusieron a tambalear el proyecto, una de las principales banderas de campaña del hoy Jefe de Estado.
SEMANA conoció detalles de cómo la ministra Corcho y su equipo técnico se radicalizó en las mesas de concertación, cómo impusieron su criterio y se mantuvieron hasta el final en la transformación casi total del sistema de salud en Colombia.
La primera semana de febrero de 2023, tan pronto Petro le presentó al país la reforma a la salud, en medio de un acto público en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, La U, el Partido Liberal y el Partido Conservador se aliaron y contrataron, cada uno por su lado, a expertos en salud.
Quisieron que fueran técnicos más no políticos y que entendieran la letra menuda del proyecto. César Gaviria, Dilian Francisca Toro y Efraín Cepeda armaron su propia artillería de defensa porque sabían que se enfrentaban a una ministra radicalizada, que no cede terreno y que no estaba dispuesta a escuchar a los partidos políticos que llama tradicionales.
El exviceministro de Salud, Germán Escobar, asesoró al Partido Liberal, Julio Mario Orózco al Conservador; y Mery Barragán y María Paula Ordóñez, a La U.
Todos coincidieron en encender las alarmas. El proyecto inicial- a juicio del equipo-reflejaba preocupaciones en la atención, acceso, financiación, cobertura y prestación de servicios de salud. Las preguntas eran más que las respuestas. El primer articulado reflejaba exclusivamente un sistema de salud público y dejaba a un lado los operadores privados, entre ellos, las EPS.
A mediados de febrero, Toro, Cepeda y Gaviria se reunieron con el presidente Gustavo Petro y le plantearon el rosario de preocupaciones.
Uno de los primeros choques en la comunicación entre la Casa de Nariño y el Gobierno ocurrió el 8 de marzo, cuando La U, el Partido Liberal y el Conservador radicaron ante el Congreso el proyecto de modificación a la reforma a la salud de Carolina Corcho, donde propusieron cambios en más del 70 % del articulado.
La molestia de Petro
SEMANA conoció que el presidente Petro se molestó porque Toro, Cepeda y Gaviria le presentaron el proyecto directamente al legislativo y no lo socializaron primero en su despacho.
Una fuente le contó a esta revista que el mandatario le reclamó el lunes 13 de marzo, en una reunión en la Casa de Nariño, a los jefes de los partidos porque le expusieron primero las modificaciones al presidente de la Cámara, David Racero, y no a él o al ministro del Interior, Alfonso Prada. La misma fuente narró que Racero, en su papel de mediador, pidió que se hiciera con él manejar la comunicación interna.
Ese día, Petro, visiblemente molesto, les reclamó por el contenido del proyecto de modificación que, sin duda, alteraba el ADN de la propuesta del modelo de salud que planteaba Carolina Corcho. Dilian Francisca Toro, desde un papelógrafo en la Casa de Nariño, intentó convencerlo, pero no lo consiguió.
Al día siguiente, los directores de La U, el Conservador y el Liberal fueron citados en el Ministerio del Interior a una reunión que lideró el ministro Alfonso Prada.
El encuentro inicialmente fue tenso porque apareció la ministra de Salud, Carolina Corcho, con su tropa de asesores, entre ellos, Iván Jaramillo- el más radical-, Édgar González - el más conciliador y político- y Félix Martínez, director del Adres, tres funcionarios que durante las mesas de concertación no dieron su brazo a torcer.
Del equipo también hace parte Pedro Santana, un cuestionado líder que se mueve bajo la sombra de la ministra y quien mintió frente a sus títulos universitarios. Él asistió a todos los encuentros, pero guardó silencio.
En la reunión con Alfonso Prada hablaron las partes. Los asesores de los partidos políticos dejaron claro al Gobierno los problemas de financiación del proyecto, expusieron por qué el modelo de salud no podía ser exclusivamente público y dijeron que la construcción de 2.400 Centros de Atención de Primaria de Salud (CAPS), como estaba consignado en el texto, era casi imposible. Carolina Corcho, quien escuchó con atención, dijo que la tarea siguiente era empezar a escribir y a ajustar su proyecto.
Todos pensaron que reinaba la concertación y el propio David Racero celebró con bombos y platillos que se avanzaba en la discusión.
Lo acordado era ajustar el proyecto lo más pronto posible. El equipo de expertos de los partidos políticos preguntaron varias veces a la ministra Carolina Corcho la fecha del nuevo encuentro, pero ella respondió: “Yo les aviso”.
Germán Escobar, Julio Mario Orozco, Mery Barragán y María Paula Ordóñez se quedaron esperando que los convocaran durante una semana.
Mucha demora
SEMANA estableció que se creó un chat de Whatsapp donde casi a diario los asesores preguntaban: “buenas, cuándo nos vamos a reunir”. Del lado del Gobierno respondían con evasivas. Finalmente, el 21 de marzo fueron convocados a las 2:00 de la tarde.
Asistieron los técnicos de ambas partes, además del viceministro Luis Alberto Martínez. La reunión se extendió hasta las 8:00 de la noche y el ambiente fue tenso. El Gobierno no tenía intenciones de ceder terreno frente al articulado en aseguramiento, modelos de salud, la creación de los Caps, los fondos territoriales, entre otros. Al final, después de cruces de palabras y alzadas de voz, acordaron que el equipo de Corcho ajustaría el texto con lo parcialmente acordado.
El miércoles 22 enviaron el texto supuestamente corregido al mediodía y convocaron para el 23 de 8:00 de la mañana a 6:00 de la tarde en el Club del Comercio en Bogotá para una nueva concertación.
Del encuentro quedó un acta, se llegaron a unos acuerdos y todos quedaron satisfechos.
SEMANA conoció que el equipo del Gobierno se llevó el acta de ocho hojas y la regresó a los asesores de los partidos políticos el viernes 24 de marzo con una sorpresa: el viceministro de Protección Social, Luis Alberto Martínez, había modificado y borrado varios puntos que habían concertado el día anterior las partes.
Empezaron las sospechas
Ese día, la contraparte empezó a sospechar y entendió que la confianza se había perdido. Dilian Francisca Toro, César Gaviria y Efraín Cepeda conocían lo que estaba ocurriendo.
Uno de los puntos acordados y que fue alterado es la propuesta de los partidos de que a las Gestoras de Vida- o las EPS- les paguen el 3 % de administración por prestar sus servicios. Sin embargo, en la nueva acta apareció como si hubieran concertado “hasta un 5 %”.
El problema es que la palabra “hasta” puede traducirse desde el 0.1 % hasta el 5, le explicó una fuente a esta revista. Además, se había concertado que las EPS hicieran labores de “aseguramiento”, pero les cambiaron el verbo por “administración”.
Tras el reclamo de los partidos políticos, el equipo de técnicos del Ministerio de Salud prometió ajustar el texto nuevamente, pero tampoco lo hicieron.
Molestos por lo ocurrido y con el agotamiento de llegar acuerdos que no quedaban plasmados en los borradores, el asesor del conservatismo, Julio Mario Orozco, envió un mensaje de Whatsapp al viceministro Luis Alberto Martínez, donde le reclamó y le advirtió que los sus ajustes estaban mal y 6 de los puntos acordados no estaban plasmados en el oficio. El funcionario respondió que revisarían el tema.
El lunes 27 de marzo llegó el nuevo texto a las casas políticas, pero tampoco tenía los ajustes. El desgaste era evidente. A las 4:00 de la tarde, los técnicos se reunieron con los directores de las colectividades y una hora más tarde se llevó a cabo el nuevo encuentro con Gustavo Petro en la Casa de Nariño.
El director del Partido Liberal, César Gaviria, se sintió burlado porque los ajustes no quedaban en el texto y optó por no visitar el palacio presidencial. Toro y Cepeda, con una actitud más conciliadora, llevaron al Gobierno un memorial de agravios de siete páginas de propuestas que habían sido acordadas y no estaban en el texto.
SEMANA estableció que Germán Escobar, el asesor de César Gaviria, pidió la palabra y manifestó su inconformismo porque no quedaban plasmados los acuerdos de las reuniones en la reforma y el presidente Gustavo Petro golpeó la mesa y le preguntó quién era.
Además, le advirtió que no permitiría que su coalición se dañara por culpa de un técnico.
Horas después de la reunión, el expresidente Gaviria, quien quería hacerse a un lado desde hace varios días, pateó la reforma a la salud y le retiró el respaldo al Gobierno.
Una vez más, desde la Casa de Nariño, tras la pérdida del Partido Liberal, se comprometieron a honrar su palabra y ajustar el texto con dos líneas rojas: que se preservaran los Centros de Atención Primaria en Salud públicos con integración vertical en primer nivel y que las EPS no sean aseguradoras sino administradoras.
Sin embargo, el miércoles 29 de marzo el Ministerio de Salud envió de nuevo el texto, hicieron algunos retoques, pero el trasfondo de las preocupaciones no quedaron escritas. Ese fue el florero de Llorente que llevó a Dilian Francisca Toro y Efraín Cepeda a apartarse de la reforma a la salud.
¿Cuál era el interés de los funcionarios de Carolina Corcho de no plasmar en el papel lo acordado por La U, el Conservador y el Partido Liberal? ¿Querían provocar el hundimiento de la reforma? ¿Por qué perdían el tiempo? ¿Recibían órdenes directas de Carolina Corcho o el presidente Gustavo Petro?, son algunas de las preguntas que quedan en el aire.