POLÍTICA
María Isabel Urrutia: “Un edecán de la Casa de Nariño me sacó de la alocución presidencial y me informó que ya no era ministra”
En diálogo con SEMANA, Urrutia narró cómo se enteró de que ya no era parte del gobierno del presidente Gustavo Petro. Hoy martes tiene cita en la Casa de Nariño.
El lunes 27 de febrero, la ministra de Deporte, María Isabel Urrutia, recibió una llamada telefónica de Laura Sarabia, la secretaria general de la Casa de Nariño.
Al otro lado del teléfono, la funcionaria le dijo: “Doctora, buena tarde, el presidente tomó una decisión, ven hasta acá para que hablemos”, según le contó Urrutia a SEMANA. “Jamás me dijo que me habían sacado del cargo”, aclaró la deportista.
Urrutia se desplazó hasta la Casa de Nariño y justo cuando iba a iniciar la alocución presidencial presidida por Gustavo Petro y un grupo de ministros, se ubicó al lado de sus compañeros y, según su relató a esta revista, un edecán se lo impidió. “Me dijo: ‘No puede hacerse ahí porque usted ya no es ministra’”.
Eso es triste, describió Urrutia. “El edecán me dijo: ‘Usted no puede ingresar porque ya no es ministra‘, y hoy martes 28 de febrero, sigo siendo ministra porque no he presentado mi renuncia ni me han declarado insubsistente. Lo ven a uno como un ladrón, eso es lo que más me duele”, expresó.
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Ante el impedimento del edecán, María Isabel Urrutia, incómoda y sorprendida, se hizo a un lado y escuchó presencialmente, a escasos metros, el discurso y el anuncio oficial del presidente Gustavo Petro de su salida del cargo.
“Si antes alguien me hubiera confirmado la decisión del presidente, yo no hubiera ido al Palacio de Nariño”, le dijo a SEMANA.
Cuando Petro terminó su intervención al país, ella estaba al lado, afuera de las cámaras. Aún así, se le acercó: “Le agradecí, lo felicité y le deseé la mejor de las suertes”.
Ella, quien se la ha jugado políticamente hace más de 20 años por Gustavo Petro, se despidió del equipo y se marchó, casi en silencio, por los pasillos de la Casa de Nariño.
“¿Por qué me saca?”, reflexionó la deportista con SEMANA. “A mí no me importa irme porque tengo qué hacer. Yo sí quiero conocer su respuesta”, dijo.
Este martes 28 de febrero, Laura Sarabia, la secretaria privada de la Casa de Nariño, la convocó a una reunión a las 9:00 a. m., pero Urrutia no pudo llegar.
Lo hará -según le dijo a esta revista- en la tarde, cuando se desocupe porque avanza en reuniones con organismos internacionales que le podrían, eventualmente, garantizar un trabajo después de su corto paso por el Ministerio del Deporte.
La deportista cree que le notificarán nuevamente la decisión y le pedirán que renuncie o, eventualmente, la declaran insubsistente. “A uno le preguntan: ¿renuncia o la declaramos insubsistente? A mí no me han preguntado ese pedacito. No sé con quién es la cita. No he podido ir. Estoy organizando primero a dónde caeré”, expresó.
Pese al mal momento, dijo que se siente “ilusionada con lo que hice, porque el pueblo colombiano se dio cuenta de lo que hice por los deportistas. Las encuestas lo dicen, salvar Juegos Nacionales, ir a los territorios, hacer que cambie la forma de contratación en el Ministerio, de 2.700 funcionarios quedaron 1.000 funcionarios. Eso es una cosa importante, creo yo, aunque para los políticos no es importante por la época. Funciona esto dándole más importancia al político que al deportista”.
Patricia Ariza, saliente minCultura, dice que le duele que el presidente la sacara sin mirarla a los ojos y le hicieron “el cajón”
SEMANA: ¿El presidente Gustavo Petro le notificó que sería removida del Ministerio de Cultura?
Patricia Ariza (P. A.): Pues me llamaron cinco minutos antes, pero realmente me enteré por la alocución del Presidente. Yo quiero aclararles a ustedes que yo respaldo este Gobierno, que soy una persona de izquierda y leal. No me gusta la manera cómo lo hicieron, sé que el Presidente está ejerciendo un derecho, porque todos los ministros somos de libre nombramiento y remoción, pero me hubiera gustado que él me lo dijera mirándome a los ojos.
SEMANA: ¿Por qué cree que no lo hizo?
P.A.: Pues no lo sé. Yo creo que en estos cargos hay muchas cosas, maledicencias, ambiciones y cosas así. No lo sé. Pero tampoco quiero entrar en esa chismografía, porque más o menos yo sabía que eso podría suceder. Incluso muchas personas contaban con este cargo. No voy a dar nombres de nadie, porque no es mi estilo, pero no importa porque a mí lo que me duele son los cambios tan importantes que se estaban haciendo. Los cambios se defienden solos y aquí en el Ministerio hay gente muy buena que seguramente seguirá echándolos para adelante.
SEMANA: ¿Sintió que algunas personas le hacían el cajón?
P.A.: Sí, claro, por supuesto que sí, pero no quiero entrar en esa dinámica. Por fortuna, tengo mi puesto en el teatro muy bien ganado.
SEMANA: ¿Le duele salir del Ministerio de Cultura por todo lo que tenía planteado?
P.A.: Claro y, no solo eso, porque tenía mucho respaldo de los artistas de Colombia y del mundo. Me duele no haber podido completar los cambios. Por ejemplo, no haber podido completar la cultura de paz, que es tan importante y tan necesaria, porque la paz no pueden ser solamente los acuerdos entre unas personas, el Estado y la insurgencia o los otros grupos armados. Eso se tiene que convertir en una apropiación social y cultural de la gente. Eso me duele, porque he participado en todos los procesos de paz, desde Belisario Betancur, y hemos cambiado cosas muy importantes, así haya gente que no lo valore.
SEMANA: Usted llegó al Ministerio con un gran respaldo de los artistas de Colombia que apoyaron al presidente Petro. ¿Qué va a pasar con ellos?
P.A.: Pues vamos a echar para adelante, porque ¿qué hacemos? Es una tristeza, pero yo espero que todo siga bien, porque hicimos cosas muy valiosas.
SEMANA: Y usted dejó marchando el cambio de nombre del Ministerio...
P.A.: El proyecto está marchando, falta solamente que entre al Senado. Espero que continúe porque es muy incluyente, hicimos muchos programas para incluir municipios, sectores, gente que nunca había estado incluida en la política de concertación. Son muchas cosas las que logramos en tan poco tiempo, pero bueno, el presidente Petro tiene derecho. A lo que no tenía derecho es a no haber hablado conmigo, no soy enemiga de él y lo he respaldado toda la vida, eso no se hace.
SEMANA: ¿Le molestó que la hayan sacado?
P. A.: Me duele, y me duele mucho que no me haya avisado él, pero lo comprendo. Yo no lo hubiera hecho así.
SEMANA: Si usted tiene una buena relación con el presidente, ¿por qué cree que no la llamó?
P.A.: No lo sé, no tengo la menor idea. Le faltó hablar conmigo, porque en estos cargos siempre hay muchas ambiciones y muchas incomprensiones. Yo no sé defenderme de esas cosas, no estoy acostumbrada.
SEMANA: Claro, porque usted no es del mundo político...
P.A.: Del mundo político sí, pero no de los cargos. Nunca en mi vida había tenido un cargo de esta naturaleza y lo agradezco.
SEMANA: ¿Esperaba que la sacaran del Ministerio?
P.A.: No, la verdad que no, pero sí sabía que había malos entendidos, que había muchos chismes y muchas otras cosas que se inventa la gente para poder estar ahí. A mí lo que más me dolió fue dejar el teatro, de manera que vuelvo feliz, pues con un poco de nostalgia, porque hubiera querido que se profundizaran más estos cambios.
SEMANA: ¿Qué conoce de la persona que va a llegar a reemplazarla?
P.A.: No quiero hablar de eso por ética, no quiero hablar de personas.
SEMANA: El Ministerio de Cultura es muy importante en la llamada ‘paz total’...
P.A.: Claro, la cultura es fundamental. Eso es muy importante y yo lucharé desde donde esté.
SEMANA: ¿Entonces vuelve al mundo del teatro?
P.A.: Pero claro. Nuevamente, estaré en las tablas, ¿cómo le parece? Eso sí, representando a otros personajes.
SEMANA: Entonces no quedará desempleada, porque retoma el mundo del teatro...
P.A.: Sí, claro, es lo que me hace feliz, pero de verdad que no fue chévere la manera como se hizo. No fue decente.
SEMANA: ¿Esperaba algo digno o acorde a la amistad con el presidente?
P.A.: Pues no sé. Está ejerciendo su derecho, por supuesto, pero podría haberlo ejercido de otra manera y más amable. Algún día me gustaría hablar con él de esto.
SEMANA: Y si el presidente la llama más tarde, ¿comprende la situación?
P.A.: Pues sí, me gustaría oírlo de boca de él y no de otras personas.
SEMANA: ¿Esto significa que usted no va a llamar al presidente Petro?
P.A.: No, yo no lo voy a llamar.