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“Me sentí secuestrada”: la exniñera del hijo de Laura Sarabia denuncia que, tras la pérdida de un maletín con plata de la funcionaria, vivió una pesadilla en un sótano frente a la Casa de Nariño
Marelbys Meza, exniñera del hijo de Laura Sarabia, revela que, tras la pérdida de un maletín con plata de la jefa de gabinete del Gobierno Petro, fue llevada a un sótano al frente de la Casa de Nariño. Allí, según ella, vivió una pesadilla.
“Yo sentía que me iban a dejar ahí, que no iba a volver a salir (...). Me hicieron el polígrafo y me dijeron: ‘Usted se puede burlar de ese aparato, pero de nosotros no. Esta noche no va a su casa, de aquí va presa, y le vamos a hacer un allanamiento a todos sus hermanos y a usted’”.
Este es el testimonio de Marelbys Meza, la exniñera del hijo de Laura Sarabia, jefa de gabinete del Gobierno Petro, al recordar lo que le habría sucedido el pasado lunes 30 de enero, minutos antes de las dos de la tarde, cuando relata que la ingresaron a un sótano al frente de la Casa de Nariño para someterla a un polígrafo. Concretamente, al edificio Galán, adscrito a la Presidencia. Dicho suceso habría ocurrido luego de la pérdida de un dinero en efectivo que estaba en un maletín en la casa de la alta funcionaria, en Bogotá.
Según la niñera, fue Sarabia quien le advirtió que debía someterse al polígrafo. “Yo no quería ir allá, pero me tocaba. Si no iba, más me acusaban de que me había robado esa plata. Si iba, pues yo les decía: les aclaro que soy inocente. La verdad no quería ir, pero me fueron a recoger a mi casa. Tenía que ir o ir”, relata la mujer, de 51 años, quien vive en un humilde barrio del sur de la capital del país.
Ese día, Harold Rondón, un conductor de la Unidad Nacional de Protección (UNP) al servicio de Sarabia, fue a buscar a Meza a su casa. SEMANA tiene en su poder cinco audios que él le envió a la mujer cuando estaba esperándola afuera de su lugar de residencia. “Hola, Mary, cómo me le va. Estoy ya aquí afuerita”, le dice. Luego, ante la demora, le insiste: “Hola, Mary, te estoy esperando”. Por último, le advierte: “Chúzele, chúzele a eso, porque toca estar allá antesito de las dos”.
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Meza se subió al vehículo hacia la una de la tarde y fue conducida al palacio presidencial. Allí ocurrió otro hecho relevante, ya que no ingresó por las puertas oficiales de acceso. No pasó por los controles ni el detector de metales y tampoco hubo un registro. Nadie le pidió la cédula ni le dieron escarapela o contraseña, como es habitual. Es decir, no quedó una sola huella en el sistema de visitantes.
Acompañada de reporteros de SEMANA, Meza regresó a las inmediaciones de la Casa de Nariño el jueves y le mostró al equipo periodístico cómo y por dónde la ingresaron. “Por aquí fue (y señala el edificio Galán, al frente de la Casa de Nariño). Entré en la camioneta. No me pidieron nada en ningún momento. Ni cédula. Pasamos derecho, me llevaron a un sótano donde está lo de poligrafía. Llevaba mi cédula, pero no firmé nada, ningún registro. Cuando estaba en el sótano, me sentí secuestrada, aturdida, ahogada, esperando a que me hicieran el polígrafo”.
Según cuenta la exniñera del hijo de Laura Sarabia, fue recibida “por la teniente Luna”, como recuerda que se llama la mujer de la Policía que luego la entregó a dos hombres vestidos de civil, quienes se encargaron del procedimiento junto con otro que estaba esperándolos en la sala de poligrafía. Este medio conoció los mensajes de voz que le envió Luna a Marelbys, recordándole su “cita en Palacio”. “Me puede regalar su nombre completo, por favor, y su número de cédula para que no le pongan problema en el ingreso acá en Presidencia”, le dice Luna.
“Eran tres hombres, no sé ni sus nombres ni sus apellidos. Pero, si los veo, sé quiénes son (...). Eran altos, robustos, uno moreno y uno más o menos trigueño”, recordó Meza, quien agregó que estuvo durante casi cuatro horas y media en el sótano, donde la sometieron al polígrafo.
Allí, relata, tuvo mucho “miedo”. “Me preguntaron acerca de la maleta, si yo había tomado el dinero. Que si yo tenía cómplices, que si yo le había entregado eso a alguien más, que para dónde había cogido, que a qué horas salía (...). No sabía qué contenía esa maleta porque a mí nunca me dijeron, o sea, la maleta era la del viaje que ella había hecho a Boyacá”.
Lo que más la atemorizó fue la insistencia de los hombres que le practicaron el polígrafo y que le dijeron, según ella, que esa noche no llegaría a su casa. Además, asegura que la incomunicaron. “Me quitaron el teléfono (...). Me decían: ‘Usted es una ladrona, mentirosa, de aquí va derechito a la cárcel’”. Además, la habrían amenazado con allanar su casa y la de sus familiares. “Que me iban a llevar para hacer un allanamiento en mi casa. Me decían: ‘¿A usted quién le dice que nosotros en este momento no estamos allanando la casa de toda su familia, de sus hermanos y todos los que estén allá?’. Me preguntaron: ‘¿Dónde está su mamá?’. Les dije: la dejé en el apartamento. Me respondieron: ‘No, usted es una mentirosa, su mamá no está ahí’”.
Perturbada tras la prueba del polígrafo, que le practicaron en tres ocasiones, según ella, y después de las supuestas presiones de los tres hombres, a Marelbys le devolvieron su teléfono celular y la entregaron de nuevo a la oficial de la Policía que la recibió.
Cuando salió, habría esperado a las afueras de Palacio a que la recogiera otro conductor del Gobierno. Desde allí, a las 6:29 p. m., le escribió a su hermano Dayro: “Mi niño, estoy en el polígrafo, me están culpando de un dinero que se perdió”. Él le respondió: “Todo bien, mi hermanita”. Ella continuó: “Soy inocente, manito, estoy acá esperando”. Él trató de calmarla: “Usted tiene su corazón y su conciencia limpia, no te preocupes, Jamer (su otro hermano) y yo estamos pendientes, si tienen pruebas que las demuestren en la Fiscalía”.
A las 6:32 p. m., Marelbys le insistió a su hermano: “No he cogido nada”. Él le dijo: “Nosotros te conocemos”. La mujer le advirtió: “Me van a llevar al apartamento a revisar”. Él le dijo: “Que vayan pa que vean”.
Luego, sobre las 6:35 p. m., ella le contó a su hermano: “Me tenían el teléfono, por eso no te había llamado, tú sabes que yo evito al máximo los problemas y vea”. Su hermano le pidió que les explicara a quienes la tenían que su mamá estaba muy enferma. Ella le aseguró que ya les había informado de ello.
A las 7:19 p. m., Marelbys le contó a Dayro: “Yo estoy sin almuerzo, así le paga el diablo a quien bien le sirve, tanto que les ayudé en la campaña, trasnocho, atendiendo un montón de gente, y ni las gracias”. Él le respondió: “Así es la vida”. Minutos después, a las 7:24 p. m., la niñera aseguró: “Yo les dije: solo sé trabajar (...) acá está lloviendo, con mucho frío”. Luego, le envió un video a su hermano, de apenas tres segundos, en el que se ve la Casa de Nariño y la ubicación exacta en donde estaba esa noche.
A las 7:33 p. m., su hermano le preguntó: “¿A dónde te llevaron?”. Ella le dijo de inmediato: “A Palacio, acá estoy afuera escampando”. Su hermano le contestó: “Umm, imagínate, ¿con alguien más?”. Ella le dijo: “Sola, acá esperando”.
Hacia las 9:08 p. m. de esa noche, ella volvió a comunicarse con Dayro. “Me está llevando el conductor de la secretaria de Laura, voy sola con él, no me han dicho nada”.
Eran las 10:00 p. m. y Marelbys, por fin, regresó a su casa. El día anterior, cuando la niñera celebraba su cumpleaños 51, empezó toda esta historia. Ese domingo recibió una comunicación de Andrés Parra, esposo de Laura Sarabia. Él le pidió que regresara de urgencia al apartamento. Ella, de inmediato, cumplió la orden del esposo de su jefa y, poco tiempo después, llegó al que era en ese momento su lugar de trabajo: la vivienda de la jefa de gabinete del Gobierno Petro.
Según sus palabras, al llegar, se enteró de que alguien había robado el dinero “en efectivo” que estaba en el maletín mediano, de color negro, que dos días antes una mujer policía que trabaja con Sarabia le entregó en sus manos.
“Cuando llegué, estaba la Sijín, la Policía. Me tomaron huellas, me preguntaron. Andrés les dijo que me dejaran hablar con él un momento. Entonces, él me dijo: ‘Mary, se perdió una gran suma de dinero, dime si tú la cogiste y yo paro la demanda que se está haciendo y no pasa nada (...). Ya después no puedo hacer nada por ti’”, le dijo la mujer a SEMANA.
La respuesta de Marelbys fue inmediata. “Yo le dije a él que no había cogido nada. Entonces, me mandan para el primer piso del edificio para hacerme la indagatoria por escrito preguntándome qué había pasado, cómo era la maleta, quién entró. Todo eso fue el viernes (27 de enero), cuando la teniente llevó la maleta, no me sé el nombre de ella, yo estaba con el niño cargado. Le dije: ponga la maleta allí, y ella la puso en el mueble. Yo salí a descansar el sábado, como a las 5:00 p. m.”.
Aunque la primera denuncia de Laura Sarabia en la Fiscalía habla de un poco más de 30 millones de pesos perdidos, la versión de la exniñera de su hijo menciona una cantidad superior: “El policía me saca al pasillo y me dice: ‘Es que aquí no estamos hablando de 100 pesos, estamos hablando de 150 millones de pesos que usted se robó. Diga dónde los tiene’”. Ese domingo, Sarabia estuvo presente en el apartamento, según Marelbys.
Sobre los movimientos de dinero de la jefa de gabinete del Gobierno Petro, la mujer sostuvo: “Cuando ella llegaba, iba directo a su cuarto. Lo único que se escuchaba era que sonaba la caja fuerte cuando se le ponía la clave. Sonaba tiqui, tiqui, tiqui”.
“Ella desarmaba la maleta cuando llegaba de viaje o la mamá. Nunca le desarmé ni le hice la maleta, nunca le tocaba nada”, señaló Marelbys, quien aseguró que, después de la pérdida del dinero, ella y su familia afrontaron otros episodios que la preocuparon.
Según ella, desde la noche del 30 de enero, cuando salió del edificio ubicado al frente de la Casa de Nariño, y que pertenece al Gobierno, la han venido vigilando. “Al día siguiente veía carros desde la ventana de mi apartamento. Veía carros todo el día, parqueados ahí. Sentía como si me estuvieran persiguiendo”, contó la exniñera del hijo de Sarabia. “Nunca me dieron los resultados del polígrafo”, agregó.
Ella enfatizó que quien maneja supuestamente el dinero en la casa de Laura Sarabia es su esposo, Andrés: “Como dos veces le presté mi tarjeta del Éxito y fui a hacer las compras como a las once o doce de la noche, cuando ya el bebé estaba dormido y compraba lo que faltaba. Yo le pasaba la factura y él me pagaba en efectivo”.
Jamer, su otro hermano, también habría vivido un episodio delicado de hostigamiento. “Mi hermano tiene un carro que trabaja en Uber y se le presentaron unos hombres y le dijeron: ‘Dónde está el botín, dónde está la plata’. Lo maltrataron verbalmente. Le dijeron que éramos unos ladrones, que les diera 2 millones de pesos. ‘Denos algo’, le dijeron. Y quisieron como llevárselo. Mi hermano, como es de mal genio y es serio, les dijo: ‘No tengo nada, si quieren revisen el carro, no tengo nada, no tengo que robar nada’”, contó Marelbys.
Ella afirmó que, una semana después de haber ido a esa cita, tuvo igualmente otro incidente. Fue abordada por un grupo de policías justo cuando esperaba un bus con sus hermanos, una amiga y un menor en la Terminal de Transporte de Bogotá para enviar a su mamá a El Copey, Cesar. Los uniformados la habrían llevado a un puesto de la Policía ubicado allí mismo para requisarlos a todos.
“Nos abren todas las maletas, nos revisan cosa por cosa, nos dijeron que qué llevábamos ahí. Empezaron a buscar, no sé qué buscaban, porque, la verdad, no encontraron nada. Las mujeres policías nos revisaron el cuerpo y todo. Nos requisaron a todos. A mi mamá, a mi persona, a mis hermanos, a una amiga y a mi sobrinito. Yo dije: pensarán que estoy mandando a mi mamá con la plata en la maleta o no sé, pero no encontraron nada. No teníamos nada que esconder”, narró Marelbys.
La niñera indicó que fue citada en una oportunidad a la Sijín, en la carrera 15 n.º 6-20, Seccional de Investigación Criminal, en el centro de Bogotá, el 20 de abril a las 7:30 de la mañana. Allí, de nuevo, le hicieron preguntas, le tomaron una declaración y la conectaron, por videollamada, con un abogado de oficio, de nombre Harvey, a quien ni siquiera pudo contarle el episodio del polígrafo porque él tenía otras obligaciones pendientes.
Finalmente, Marelbys le compartió a SEMANA el mensaje con el que fue despedida por Laura Sarabia: “Mary, quería saber cómo estabas y decirte lo siguiente: la verdad, hemos hablado bastante con Andrés sobre tu situación. Estamos preocupados porque al parecer la investigación va para largo y si tú no tienes nada que ver con lo que pasó, pues lo más injusto sería afectarte y pedirte que nos esperes. Al final, concluimos con Andrés que lo mejor es liquidarte y pagarte lo que te debíamos para que también puedas buscar trabajo. Lo sentimos mucho, Mary, porque sabes que te tenemos aprecio, pero, por favor, entiéndenos que sin saber qué fue lo que pasó no podríamos estar tranquilos. Y, como te decía, tampoco queremos ser injustos contigo”.
Hoy Marelbys tiene temor. “Siento que me persiguen, que tengo el teléfono chuzado, estoy en mi casa y siento que están ahí. Siempre está un carro, todo el día parqueado”.
Luego de denunciar lo que vivió, en entrevista exclusiva con SEMANA, Marelbys le pidió a la Fiscalía que investigue. “Quiero que se sepa la verdad de lo que ha pasado”. Este viernes, los investigadores del ente acusador ya le tomaron una extensa declaración. En diálogo con este medio, la mujer hace serias advertencias.
SEMANA.: ¿Siente temor del poder que tiene Laura Sarabia?
M.M.: Sí.
SEMANA: ¿Por qué?
M.M.: Porque siento que me puede poner presa en cualquier momento.
SEMANA: Teme por su libertad.
M.M.: Sí.
La defensa de Laura Sarabia
La jefa de gabinete del Gobierno Petro le respondió a SEMANA todos los interrogantes surgidos tras la denuncia de Marelbys Meza. Laura Sarabia reconoció que, tras la pérdida de una fuerte suma de dinero en su casa, fue ella quien le notificó a la niñera que se debía someter al polígrafo.
“Le pregunto si está dispuesta a someterse al polígrafo, como se sometió todo mi esquema de seguridad. Ella me dice que no tiene ningún problema”, explicó. “Yo a ella nunca la obligué”. Pero no reconoció que la mujer pudo haberse sometido a ese procedimiento por miedo a perder su trabajo y ante la presión de ser señalada como la culpable del robo. Y, ante todo, por miedo al inmenso poder de la persona más cercana al presidente de la república.
La alta funcionaria confirmó que envió a su conductor oficial, Harold Rondón, a recoger a la niñera para llevarla a la prueba del polígrafo. Sin embargo, su explicación sobre por qué una particular tendría que ser sometida a este procedimiento diseñado para funcionarios del Gobierno fue vaga. Argumentó que se trató de una recomendación de su esquema de seguridad después de que se activaron los protocolos dado el cargo que ostenta. Todo el personal que la cuida a ella y a su familia también pasó por el polígrafo.
Sarabia indicó, además, que Marelbys firmó un consentimiento a la hora de someterse al polígrafo, el cual lleva su firma y huella, y señala que “el examen es de carácter voluntario”. Al mismo tiempo, desestimó que la niñera haya firmado bajo presión, encontrándose sola, sin abogado, en manos de tres hombres y en un frío sótano.
El consentimiento, conocido por SEMANA, da cuenta de que el aparato del Estado se movió en torno a la búsqueda del dinero que se le perdió a Sarabia y en contra de esta humilde mujer. Allí se leen las razones del polígrafo: “Suscribo el presente consentimiento autorizando a la Presidencia de la República para la realización del examen poligráfico requerido en virtud de la seguridad del primer mandatario, la señora vicepresidente y sus familias, evitando de este modo posibles riesgos o vulneraciones a su vida, integridad física e imagen, considerado como un derecho fundamental”.
Luego, añade “que la dinámica del ejercicio se relaciona exclusivamente con la seguridad del señor presidente de la República, la cual es considerada un asunto de seguridad nacional, por lo que representa el primer mandatario en virtud de su dignidad y funciones definidas en la Constitución”.
El documento no menciona por ningún lado a Sarabia. ¿Podía la jefa de gabinete utilizar una sala de poligrafía del Gobierno para atender un asunto doméstico con la niñera de su hijo y que no le ocurrió en el ejercicio de sus funciones? ¿Hubo un abuso de poder?
Asimismo, Sarabia ha brindado diferentes versiones de los mismos hechos e, incluso, sobre el dinero que se le extravió. Primero aceptó que Marelbys sí ingresó a Palacio sin ser registrada. “La ingresan por el sótano, pasa por todos los pasillos donde hay cámaras de seguridad, pasa por los filtros que hay abajo de la Policía. Nunca se entró a escondidas”, reveló Sarabia en una primera versión. Contó que la mujer habría ingresado a la Casa de Nariño como lo hacen otros altos funcionarios. Así fue parte de su diálogo con este medio.
SEMANA: ¿A Marelbys la registraron? ¿Sí o no?
Laura Sarabia: No.
SEMANA: ¿Cualquier ciudadano puede ingresar a Palacio sin registro?
L.S.: Los ministros entran por la puerta blanca y no son registrados.
SEMANA: Hay una diferencia entre un ministro y una niñera.
L.S.: No…
SEMANA: ¿No?
L.S.: Me refiero a que mucha gente entra por otros filtros de Palacio, no porque se quieran esconder.
Horas después, por escrito, Laura Sarabia le dio a SEMANA otra versión de lo ocurrido. “El incidente de seguridad fue puesto en manos de la Jefatura de Protección. Contrasté la información y me indicaron que no fueron a Palacio, sino a las oficinas de poligrafía que no quedan ahí. La señora Marelbys no ingresó a la Casa de Nariño”.
Sobre la cantidad de dinero en efectivo que se perdió en su casa, tampoco entregó una cifra definitiva. Primero dijo: “Eran unos dólares que tenía ahí y una plata que había sacado. La tenía en una maleta encima del sofá. Lo que referí en ese momento (cuando se conoció el caso) es que no sabía específicamente cuánto era. Es que eran más o menos unos 3.500 o 4.000 dólares. Y otra plata que había sacado para pagar una tarjeta, y eran unos 5 millones de pesos”.
El viernes en la mañana, tras una llamada de SEMANA el jueves en la noche, Sarabia amplió su denuncia ante la Fiscalía y allí dio otra cifra sobre el dinero que se le perdió. Habló de “7.000 dólares, aproximadamente, que se encontraban en mi residencia”.
Aunque el robo aparentemente se descubrió el 29 de enero, y la niñera fue sometida al polígrafo el 30 de enero, Sarabia reconoció que nunca informó a los investigadores que llevaban el caso que Marelbys perdió la prueba del polígrafo. Tampoco le informó a la niñera. En cuanto al presidente Gustavo Petro, aseguró que él no sabía del procedimiento del polígrafo al que sometieron a la niñera. “El presidente sabía que me pasó un hecho en mi casa con la niñera de mi hijo y que se habían activado todos los protocolos de seguridad”, dijo Sarabia. “Esos procedimientos de polígrafo quedan grabados”, agregó.
La jefa de gabinete, inicialmente, se mostró dispuesta a entregarle el video del polígrafo a SEMANA, pero después señaló que solo lo hará a la Fiscalía. A este medio únicamente le hizo llegar un fragmento con el compromiso de no ser publicado. Allí, Marelbys asegura que está dispuesta a ir donde le toque y que la han tratado bien. No se sabe lo que ocurrió durante, antes y después de la prueba. Marelbys afirmó que en las cuatro horas que estuvo en la sala de poligrafía fue “presionada, intimidada y amenazada”.
Cuando se le preguntó a Sarabia si hubo una orden judicial para llevar a la niñera a ese procedimiento, contestó: “No, obviamente, no”.
La jefa de gabinete cuestionó que la niñera de su hijo haya denunciado estos hechos cuatro meses después, sin aceptar que la mujer se pudo haber abstenido de hacerlo por el temor a lo que pudiera sucederle, tratándose de una funcionaria tan poderosa del Gobierno Petro. Sarabia contó que todo el procedimiento estuvo a cargo de la Policía.
Sobre los hostigamientos contra los familiares de Marelbys, Sarabia aseguró: “Hasta ahora me estoy enterando”. La funcionaria también dijo desconocer las presiones y amenazas denunciadas por la niñera de su hijo mientras estuvo en las instalaciones del edificio Galán.
Llamó la atención que, en la ampliación de la denuncia, solo unas horas antes de esta publicación, Sarabia le dijo a la Fiscalía: “Le solicito se sirva indagar si la señora Marelbys Meza está siendo instrumentalizada o inducida a circular información que no corresponde con la verdad, en el evento de establecerse lo anterior, le solicito respetuosamente se sirva adoptar las medidas de protección para víctimas de procesos de desinformación”.
Sarabia agregó que “una campaña de desinformación es una estrategia deliberada y organizada para difundir información falsa o engañosa con el fin de influir en la opinión pública, manipular las percepciones de la realidad y desacreditar a individuos, grupos, organizaciones o instituciones”.
En diálogo con SEMANA, lanzó una frase categórica: “Quiero saber si hay una tercera persona detrás (...). Esto es una extorsión”.
Al cierre de esta edición, fuentes de la Fiscalía le confirmaron a este medio que Marelbys Meza interpuso formalmente su denuncia ante el ente acusador y le ofrecieron protección. Serán los investigadores quienes destapen la verdad sobre este crítico episodio, ocurrido a pocos metros del palacio presidencial. Los fiscales y los jueces deben establecer si Sarabia abusó de su poder, si incurrió en alguna falta disciplinaria o si cometió delitos. Lo cierto es que el aparato del Estado no puede ser usado con toda su fuerza contra un ciudadano inerme. Tampoco ese Estado puede suplantar las funciones de la Justicia. Si Marelbys es hallada culpable, que responda. Pero que también lo hagan quienes la sometieron a la pesadilla que ella hoy, valientemente, denuncia.