POLÍTICA
Moción de censura a la ministra Irene Vélez, un buen ‘negocio’ para la oposición, ¿por qué?
La ministra deberá responder por sus declaraciones de decrecimiento de la economía, la idea de exportar gas desde Venezuela y el cese de los contratos para explorar hidrocarburos.
La ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, se convertirá este miércoles en la primera funcionaria del gobierno de Gustavo Petro en ser sometida a un debate de moción de censura en el Congreso de la República.
Esto implicará todo un récord, pues significa llevar a un ministro al banquillo de los acusados en apenas 100 días de haberse iniciado el Gobierno. El antecedente más cercano lo tenía la ministra de Comunicaciones del Gobierno de Andrés Pastrana, Claudia de Francisco, quien fue citada con apenas tres meses en el cargo; sin embargo, se salvó del debate debido a que la mesa directiva del Senado no avaló la citación.
A pesar de que hasta el momento nunca ha prosperado una moción de censura -aunque sí ha provocado la renuncia de ministros por la presión ejercida - este mecanismo resulta bastante rentable para la oposición, que si bien es minoritaria frente a la coalición de Gobierno, se está haciendo escuchar con fuerza.
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Esto no deja de representar un desgaste para la administración de Gustavo Petro, especialmente cuando, de nuevo, en el Partido Conservador y en el Partido Liberal ya le empezaron a mostrar los dientes al Gobierno, tal como lo hicieron en la elección de contralor y en el debate de la reforma tributaria.
Este jueves, por ejemplo, varios congresistas del Partido Conservador se reunieron en el Congreso de la República para analizar varios temas, entre ellos, la moción de censura contra la ministra de Minas y Energía.
Aunque el encuentro era para hablar de la agenda legislativa, el asunto de la moción de censura salió a flote porque nuevamente se puso sobre la mesa el malestar que hay en la colectividad por la falta de comunicación con el gobierno del presidente Gustavo Petro.
Varios representantes a la Cámara dijeron que el canal de diálogo con el ministro del Interior Alfonso Prada y con el director del Dapre, Mauricio Lizcano, está cerrado por lo que “se sienten maltratados” a pesar de ser partido de gobierno.
Por esa razón, se pidió votar a favor de la moción de censura que están promoviendo integrantes de Cambio Radical y del Centro Democrático. Sorpresivamente, la solicitud tuvo acogida y, por ahora, el conservatismo será una de las colectividades de la coalición que apoyará la salida de la ministra Vélez.
Igualmente, en la bancada costeña del Partido Liberal hay malestar con la ministra porque no les ha solucionado el problema con las altas tarifas de la energía.
Esto quedó en evidencia durante una reunión de una comisión accidental del Congreso con la ministra, donde el senador liberal Mauricio Gómez Amín el congresista pidió la palabra para recordarle a la funcionaria que se debe hacer algo real para bajar las tarifas que están afectando a los colombianos.
Gómez Amín dijo que, por ahora, todo está quedando en anuncios y no se ve una solución real para este problema que se vive en Colombia, sobre todo en Barranquilla.
“De nada sirven los 500 mil pesos de subsidios que va a dar el Gobierno a los ciudadanos si todo el dinero se les va en el pago de tarifas de energía y agua. ¡Exigimos tarifas de energía justas ya para la Región Caribe!”, dijo el senador.
Cada vez que saben que desde la Casa de Nariño los necesitan, los liberales y conservadores suelen mostrarse rebeldes, lo que obliga al Gobierno a moverse en términos políticos y burocráticos, lo que no deja de ser un desgaste.
Distractor
Además, esta moción de censura distrae la atención del Congreso justo en momentos en los que el Gobierno necesita sacar adelante asuntos claves como la reforma política, la reforma electoral y la creación del Ministerio de la Igualdad.
Citar a la ministra a debate no solo implica dedicar una sesión completa de la Plenaria de la Cámara a discutir si debe continuar en el cargo o no, sino que también pone a los partidos a hacer reuniones internas para definir su posición y al Gobierno a moverse para buscar apoyos. Todo esto mientras algunos proyectos claves tienen los días contados para hundirse si no se les da debate.
Otro elemento de esta moción de censura es que pone al Gobierno, nuevamente, a responder por el que ha sido hasta el momento el tema más complicado de explicar y el que más polémica ha generado: la transición energética.
Vélez fue citada a la moción de censura por un grupo multipartidista que la señala de no ser idónea para manejar la cartera que tiene encargada la seguridad energética del país. Todo ello, a partir de sus declaraciones de decrecimiento de la economía, la idea de exportar gas desde Venezuela y el cese de los contratos para explorar y explotar nuevos yacimientos de hidrocarburos.
A pesar de que es difícil que la oposición logre sacar a la ministra, pues lo más seguro es que el Gobierno al final logre alinear a sus congresistas, el debate significa un triunfo importante en términos de notoriedad, especialmente cuando se avecinan las elecciones regionales del próximo año.
Para la oposición resulta difícil aprobar proyectos de ley y mostrar su gestión a la ciudadanía, entonces usan esta figura para mostrar que están pendientes y ejerciendo control político. Son pequeñas victorias que luego se usan electoralmente.
De esta manera, así en la votación salga derrotada por la aplanadora del Gobierno, la oposición ya ganó con este debate de moción de censura.