POLÍTICA
Samuel Moreno murió tras sufrir un paro cardíaco. Su estado era crítico y nunca salió del shock luego de padecer un infarto
El centro médico aseguró que el exalcalde estuvo en compañia de sus familiares.
El Hospital Militar publicó un comunicado en el que detalla las causas de la muerte de Samuel Moreno Rojas. El exalcalde de Bogotá llegó a ese centro asistencial luego de sufrir un desmayo en la tarde del jueves 9 de febrero mientras se encontraba en su celda en la Escuela de Carabineros de la Policía Nacional, donde estaba privado de la libertad desde septiembre de 2011.
Tras el suceso, Moreno Rojas fue trasladado de urgencias al Hospital Militar. El primer reporte señaló que el exalcalde llegó sin signos vitales, hecho por el cual tuvo que ser reanimado por los profesionales de la salud. “En el documento se indica que Moreno Rojas, de 62 años de edad, habría sufrido un infarto agudo al miocardio”.
La vida del exmandatario se apagó el viernes en la tarde, a pesar de los esfuerzos del personal médico. Incluso horas antes, había sido ya diagnosticado con una condición irreversible: muerte cerebral.
En un comunicado de prensa, el hospital informó que su fallecimiento se produjo a las 6:30 p. m., tras permanecer con “shock refractario hasta presentar parada cardíaca”.
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Agregó que el exalcalde “estuvo en compañía de sus familiares durante el día de hoy (viernes) a quienes hoy extendemos nuestras condolencias”.
La vida de Samuel Moreno Rojas, el político que quiso ser presidente y terminó enredado en uno de los peores escándalos de corrupción
Nació para ser político. Samuel Moreno Rojas, uno de los exalcaldes de Bogotá más controvertidos por sus escándalos de corrupción, y quien falleció este viernes 10 de febrero, saboreó las mieles del poder desde sus primeros años. Nieto del general Gustavo Rojas Pinilla, presidente de Colombia entre 1953 y 1957, e hijo del excongresista Samuel Moreno Díaz y la excandidata presidencial, María Eugenia Rojas, en su niñez acompañó a su abuelo en avión, carros y helicópteros. Y siempre -según narró en su momento a la prensa- escuchó sobre política.
Estudió derecho y economía, obtuvo varios títulos de especialización en administración en la Javeriana, Los Andes, El Rosario y culminó un magíster en Administración Pública en la Universidad de Harvard.
Moreno no esquivó la política en su vida. Desde 1982 llegó a la Anapo, el partido político fundado por su abuelo. Fue coordinador de juventudes, coordinador de Bogotá, coordinador nacional. Y después, jefe de debate por su partido en las campañas presidenciales de Virgilio Barco y César Gaviria.
Moreno Rojas supo escalar, aunque no empezó con el pie derecho. En 1986 aspiró al Concejo de Bogotá, pero se quemó. Pensó que decirles a los electores que era el nieto del general Rojas Pinilla le traería votos, y se equivocó. Sin embargo, en adelante, su suerte fue otra.
Llegó al Senado en 1991 y fue reelegido por tres períodos más. Según Congreso Visible, que estudia a los congresistas desde 1998, fue autor de 32 proyectos de ley. Además, citó a funcionarios públicos a 17 debates de control político. Su voz se hizo fuerte en temas de paz, desplazamiento forzado, la línea de TransMilenio hasta Soacha, entre otros.
Su arribo al Polo Democrático Independiente generó sorpresa porque tenía un perfil extremo comparado con el militante de base.
Su liderazgo no surgió de un sindicato. Menos fue un desmovilizado o formó parte de un grupo armado ni estudió en una universidad pública. Su vida fue otra y transcurrió en sus primeros años en el colegio Anglo-Colombiano, de Bogotá y el Holy Name of Jesús School en Estados Unidos. Allí, por ejemplo, estudió con Felipe Calderón, expresidente de México, un hombre con el que compartía asados dominicales.
La vocación de poder de Moreno fue inmedible. Se fijó en el Palacio del Liévano, más exactamente en la Alcaldía de Bogotá. Ganó las elecciones contra Enrique Peñalosa con más de 900.000 electores a su favor en octubre de 2007 y se convirtió, avalado por el Polo Democrático, en el sucesor de Luis Eduardo (Lucho) Garzón. El hoy presidente Gustavo Petro, además del presidente de Colpensiones, Jaime Dussán, se echaron encima la campaña de Samuel Moreno a la Alcaldía.
Moreno no empezó con pie firme su gobierno. Las encuestas no le sonreían y a medida que pasaban los días, los bogotanos parecían ir en contravía de sus propuestas. El 25 de junio de 2010 sorteó el primer escándalo por el carrusel de la contratación en la construcción de la fase III de TransMilenio.
El 29 de abril de 2011 la Procuraduría le abrió investigación por las falencias en el estudio del Metro de Bogotá y el 3 de mayo del mismo año el organismo disciplinario le dictó pliego de cargos y lo suspendió temporalmente del cargo como alcalde.
El Polo Democrático Alternativo, el partido que avaló su alcaldía, lo hizo a un lado y suspendió su militancia mientras avanzaban las investigaciones. El 20 de septiembre lo expulsó definitivamente y pasó a ser la vergüenza política más grande en la historia del partido de izquierda.
Días después fue capturado por orden de un juez y terminó recluido en la Escuela de Carabineros de Bogotá.
Como si fuera poco, en 2016 estalló otro escándalo en su contra. El juez penal 14 de Bogotá lo encontró culpable de apropiarse de más de 2.700 millones de pesos de los recursos de la salud porque recibió comisiones por un contrato de ambulancias que le costaron al Distrito 64.000 millones de pesos.
Por el contrato de fase III de TransMilenio fue condenado a 24 años de prisión. Además, sorteó otras dos condenas por 25 y 24 años de cárcel.
El pasado 16 de noviembre de 2022, el exalcalde recibió una buena noticia después que la Corte Suprema le rebaja su condena de 24 a once años de prisión por su participación en la entrega irregular de millonarios contratos de malla vial, los cuales fueron direccionados por el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU).
Samuel Moreno pasó sus últimos años detenido en la Escuela de Carabineros en Bogotá y este 9 de febrero fue trasladado de urgencias hasta el Hospital Militar porque sufrió un infarto que le costó su anecdótica vida, que desfiló entre el poder, la avaricia y los escándalos.