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Nicolás Petro: este es el lujoso apartamento en Rosales, con piscina semiolímpica, donde recibía la plata. Era de la familia de Euclides Torres
“Me decían que: ‘cada vez que, cuando vayas a Bogotá, te puedes quedar tranquilamente en el apartamento’; no pagaba servicios, no pagaba arriendo, nada”, relató a la Fiscalía. Narró cómo allí recibió “obsequios” para él durante la campaña.
El hijo del primer mandatario siempre tuvo donde quedarse en Bogotá a todo dar. Como su residencia estaba en Barranquilla, cada que iba a la capital del país, su hogar quedaba en Rosales, uno de los barrios más exclusivos y costosos de la ciudad. En su interrogatorio a la Fiscalía, Nicolás cuenta con felicidad que no le costaba un peso.
“No era mi apartamento”, le aclara al funcionario judicial. “Era un apartamento que me prestaron... no pagaba arriendo, ni servicios, ni nada, más o menos”. Esa alma generosa que lo dejaba vivir ahí a sus anchas era Euclides Torres. La propiedad estaba a nombre de su yerno, según Nicolás, pero esa familia no la usaba, pues se había ido a vivir, quizás por la pandemia, a una casa campestre.
Euclides Torres es el gran protagonista de la financiación de la campaña de Gustavo Petro. Nicolás lo menciona a lo largo de toda la declaración y lo describe como un mecenas. Se trata de la cabeza de un grupo empresarial que se conoce como el clan Torres y que es señalado de tener un inmenso poder en el gobierno del cambio.
Nicolás cuenta que lo vio por primera vez un año antes de las elecciones, cuando con el exsenador Armando Benedetti hicieron el famoso encuentro de la P en Barranquilla. “La P, la tarima era una P, y era roja, tuvo un impacto mediático importante. Nosotros este evento lo empezamos a organizar un mes antes, Benedetti y yo hablamos con mi padre de la importancia del evento, y bueno, él nos dijo que sí, que no había problema. En ese periodo yo conozco a Euclides Torres, no lo conocía”, relata.
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En ese momento, era claro que la campaña necesitaba recursos y que Torres era quien podía proveerlos. “Armando Benedetti siempre decía que él pone la plata, que no nos preocupemos, que él se encargaba de poner la plata y nosotros nos encargábamos de que las plazas se llenaran, la Plaza de la Paz en Barranquilla. Cuando Benedetti decía que conseguía la plata yo pensé que era él el que iba a financiar el evento, ahí supe que quien realmente iba a financiar el evento se llama Euclides Torres”.
Desde ese momento, Nicolás relata como vio una danza de millones entrar a la campaña en la costa caribe proveniente de este empresario, que se encargaba de costear el más mínimo detalle, incluido la vivienda del hijo del candidato en Bogotá. Nicolás aprovechó esa lujosa sede para convertirla en el lugar en donde, además, se recibía la plata de la campaña que llegaba en efectivo en grandes sumas.
La primera vez que menciona el apartamento en la declaración a la justicia es para contar que allí recibió una plata que le envió un empresario de Montería, llamado Jorge Robayo, y de una mujer de la que nunca menciona el nombre. “Bueno fueron dos, la señora y Robayo fue en un apartamento en Los Rosales. Me entregó 100 millones de pesos y ese apartamento está el hombre de un yerno de Euclides Torres”, le dijo al fiscal ante la pregunta de cómo recibía el dinero.
El fiscal le pide que de más detalles del lugar y el hijo del presidente contesta: “El apartamento era de él. Es de él, creo que todavía es de él. Ellos tienen una casa campestre, no utilizan el apartamento, entonces me decían que cada vez que, cuando vayas a Bogotá, te puedes quedar tranquilamente en el apartamento, no pagaba servicios, no pagaba arriendo, nada”.
El fiscal le pregunta si él almacenó dinero en ese apartamento, y Nicolás lo niega. “No porque es que yo no me quedaba. Yo iba a Bogotá uno o dos días y me regresaba para Barranquilla”. Asegura que en esos viajes llevaba consigo parte de la plata. Pero como era tanta, tuvo que coordinar que más personas le ayudaran en esa tarea.
“Daysuris una parte, creo que Germán Londoño otra parte, no estoy seguro si la hermana, Melissa, mi primo Camilo una parte, pero eran 15 millones, 10 millones, así”, cuenta. Agrega que nunca nadie le puso misterio a esa labor ni preguntó de dónde venía ni para qué era la plata. “Era un favor, pásame esto que tu sabes que si me llegan a coger a mí…”, le dijo a la Fiscalía.
Nicolás habla de otra plata que sí dejó en el apartamento en Rosales. Se trató de un “obsequio” que le hizo un contratista del Meta. “Los 40 millones, así que recuerdo, eso me lo entregó Camilo. Me dijo mira, aquí tengo un regalo para un viaje”, relató. Aseguró que esa plata sí se quedó en el apartamento y con eso luego él se fue para Punta Cana.
Según Nicolás, los dueños del apartamento desconocían lo que sucedía al interior de este, pese a que algunos de los que fueron enviados a llevar la plata eran recomendados de Euclides Torres.
Además de ser un lugar en el que el hijo del primer mandatario podía recibir con libertad esos aportes, también le permitía vivir con todas las comodidades. En las páginas inmobiliarias, un apartamento en ese edificio está entre los 900 y los 3.500 millones, según el tamaño.
Las propiedades se ven lujosas y relativamente nuevas, pues fue construido en el año 2018. El edificio tiene muchas posibilidades: piscina semiolímpica y piscina para niños, sauna, gimnasio, cinema, salón de juegos, Parqueaderos de visitantes, cuarto de conductores, vigilancia 24 horas, circuito cerrado de televisión.
Un lugar que muchos bogotanos seguro compraron con esfuerzo para tener una vida tranquila, hoy es epicentro de una historia llena de vericuetos e irregularidades.