Paz
“Nos tienen enterrados en vida”: familiares de secuestrados piden su liberación antes del quinto ciclo de diálogos con el ELN
Cuestionan que no puede haber secuestrados de primera y de segunda categoría en Colombia.
“Imagínese qué dolor tan grande. Nos tienen enterrados en vida con esta zozobra”. Quien habla es Jorge Arias, un padre que lleva 56 días esperando que un grupo al margen de la ley libere a su hijo, Fabián, quien fue secuestrado el pasado 2 de octubre a las afueras de su casa en Ocaña, Norte de Santander.
El secuestro de Fabián fue cuestión de segundos: cuando salió de la casa de sus padres a mover su vehículo tres hombres armados lo interceptaron y se lo llevaron en el carro a un lugar que su familia aún desconoce.
Desde entonces no se han comunicado con ellos para pedir rescate, tampoco han tenido noticias de él, pero los testimonios de los lugareños les indican que el padre de dos hijos fue raptado por la guerrilla del ELN. Incluso, el propio excomisionado de paz, Danilo Rueda, le confirmó a Jorge Arias que los elenos serían los responsables de su desaparición.
Esa no es la primera ocasión en la que la familia de Arias, un empresario conocido de la zona, es intimidado por ese grupo armado. A comienzos de este 2023 fue extorsionado por ese grupo armado y tiene claro que en la región del Catatumbo los emprendedores siempre están en la mira de la guerrilla.
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“Ahora le decía a mi esposa que tengo una presión en el pecho de esta incertidumbre sin saber de él. Nosotros lo único que hemos hecho es generar empleo para 35 familias de acá en Ocaña que dependen de nuestra empresa, 28 años trabajando, arrancando desde abajo y mire lo irónico de esto. ¡Qué dolor de país! No soy solo yo, hay muchas familias en esta situación, acá se disparó el secuestro de una forma impresionante”, lamenta.
La alerta de Jorge Arias es real: en Colombia todavía hay secuestrados y en los últimos meses se ha incrementado ese flagelo, pese a que el Gobierno de Gustavo Petro está en diversas mesas de diálogos con las guerrillas. Entre enero y septiembre de 2023 se reportaron 241 secuestros, mientras que para todo 2022 se registraron 142 casos.
Evangelista Bohórquez, secuestrado desde el 2020; Sanín Antonio Mena, un adulto mayor de 87 años que lleva casi seis meses secuestrado, y Silvia Juliana Carvajal, estudiante de tercer semestre de bacteriología, están en esa lista de personas que fueron privadas de la libertad.
Ningún grupo armado al margen de la ley reconoce directamente esos secuestros, pero sus familiares relacionan las desapariciones con la incidencia del ELN y de las disidencias de las Farc de Iván Mordisco.
El representante por la curul de paz, Diógenes Quintero, cuestiona que “desde hace años se ha acrecentado este problema en el departamento, especialmente en la provincia de Ocaña y el Catatumbo. El 15 % de los secuestros que ocurren en el país suceden en Norte de Santander y de esos de Norte de Santander el 60 % tienen lugar en la región del Catatumbo”.
Los familiares de los secuestrados de esa región viajaron esta semana hasta Bogotá a reunirse con el alto comisionado para la paz, Otty Patiño; el ministro de Justicia, Néstor Osuna, y otros delegados del Gobierno para pedirles directamente que les exijan a los grupos armados con los que el Gobierno de Gustavo Petro está conversando que liberen a sus familiares antes de que se den los nuevos ciclos de conversaciones.
Desde Norte de Santander, ellos se preguntan por qué hubo una rápida acción del Gobierno tras el secuestro y posterior liberación del padre del futbolista Luis Díaz, Luis Manuel Díaz, pero no sucedió lo mismo con los casos de sus familiares.
El representante Quintero es claro: “El hecho que ocurrió con el padre del jugador Luis Díaz nos llamó la atención de cómo de alguna manera categorizan los secuestrados, de primera y segunda categoría. Lo que queremos con esto es hacer saber a la ciudadanía, y especialmente al Gobierno nacional, que hay más secuestrados en Colombia que incluso llevan más tiempo sin que sus familiares sepan noticias de ellos. Cada segundo para ellos es un tiempo de sufrimiento”.
Fabián Arias tiene dos hijos: uno de 9 años y una bebé de 4 meses. Mientras está en cautiverio se está perdiendo la oportunidad de verlos crecer y sus padres viven con ese dolor en el pecho de no saber dónde está.
La petición de las familias la eleva el congresista Quintero: “El Gobierno está acercándose a todos los actores armados que hay en el país. En esas mesas de negociación debe haber una exigencia de libertad para todos los secuestrados que hay en Colombia, la totalidad de ellos, y que cese el secuestro como práctica de guerra y de financiación. Pedimos que en esas mesas de negociación haya una exigencia de libertad para todos los secuestrados y que el secuestro cese en el país”.
