POLÍTICA
Pacto Histórico: lo que antes criticaban y ahora guardan silencio, ¿dónde quedó la crítica?
La bancada petrista ha tenido que aprender a la fuerza que el ejercicio de ser gobierno es mucho más complejo que estar en la oposición.

“Nos tocó venderle el alma a varios diablos”, fueron las premonitorias palabras del senador del Pacto Histórico, Gustavo Bolívar, a inicios de agosto, en una entrevista con SEMANA, cuando apenas empezaba el gobierno de Gustavo Petro.
Por aquella época, el presidente Gustavo Petro, en su ánimo de lograr acuerdos y sacar su agenda legislativa adelante, le dio la bendición en la presidencia del Congreso a Roy Barreras, el polémico protagonista de los ‘petrovideos’ y el alfil de todos los gobiernos en los últimos años.
Además, desde que se instaló en la Casa de Nariño, Petro no tuvo problema en abrazarse con el Partido Liberal, La U y los conservadores, y armó con ellos una coalición cuyo combustible es más de burocracia que la ideología. El jefe de Estado les entregó ministerios propios y entidades estratégicas, como el Fondo Nacional del Ahorro y el Banco Agrario, la Fiduprevisora, la compañía de Seguros Positiva, entre otros.
“Una vez dije que era una sopa de sapos, pero nos los vamos a comer”, dijo Bolívar en aquella entrevista con esta revista.
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Dos de los ‘sapos’ más grandes que el petrismo se tuvo que pasar se dieron justo esta semana, con dos hechos que, en anteriores gobiernos, criticaban a rabiar, pero con los que ahora tuvieron que guardar silencio.
El primero de ellos tiene que ver con un asunto que desde las graderías le han salido a criticar al Pacto Histórico: el mismo día en que el presidente Gustavo Petro firmó el decreto para aumentarles el salario a los congresistas, la Comisión Primera de la Cámara hundió el único proyecto que sobrevivía para bajarse el sueldo.
Fue una jugada a dos bandas que mantuvo intactos los privilegios de los parlamentarios, pero resultó muy costosa para la bancada petrista, que llegó al Congreso con la principal promesa de bajar el salario de los congresistas.
Lo que vino después fue la ejecución de un libreto que los colombianos ya se saben de memoria: los congresistas salieron a lamentarse y se tiraron la pelota. Los senadores dijeron que fue culpa de la Cámara que “engavetó el proyecto”. El presidente de la Cámara, David Racero, responsabilizó a la Comisión Primera de esta corporación, y los miembros de esta comisión dijeron que fue el Gobierno el que les bloqueó la agenda.
Pero lo que está claro es que desde el Pacto Histórico, donde antes criticaban al presidente cada vez que firmaba el aumento para los congresistas, a pesar de que esta es una obligación constitucional, esta vez tuvieron que guardar silencio o salir a pedirle a la ciudadanía que haga presión, pero no hubo ataques al jefe de Estado, como sí ocurría antes.
El otro asunto en el que el petrismo se vio obligado a no pronunciarse se dio tras la polémica decisión del Gobierno Petro de nombrar a Juan Manuel Corzo como embajador en Paraguay. El exsenador conservador fue el mismo que en 2010 dijo que no le alcanzaba su sueldo como congresista para pagar la gasolina de dos camionetas.
Este nombramiento generó críticas especialmente contra el presidente de la Cámara, David Racero. El 3 de abril de 2019, durante el gobierno de Iván Duque, Racero cuestionó que Corzo hubiera sido nombrado como embajador de Colombia en Cuba.
“Juan Manuel Corzo, excongresista y excandidato al Senado por @PartidoConservC ―quemado en las elecciones 2018― fue postulado como embajador de Colombia en Cuba. Su única experiencia en el área de la diplomacia: ser un congresista atornillado”, dijo Racero, en ese entonces, en un hilo en Twitter en el que cuestionó nombramientos diplomáticos.
No obstante, ahora que el nombramiento lo hizo el Gobierno Petro, Racero ha guardado silencio. En redes sociales, diferentes personas le han cuestionado su posible falta de coherencia.
Otro de los hechos en los que la bancada petrista tuvo que estar en una incómoda posición se dio en torno a Verónica Alcocer, primera dama de Colombia. La esposa del presidente Gustavo Petro, a comienzos de octubre, fue designada embajadora en misión especial para asistir a tres eventos únicos: los funerales de Isabel II y de Shinzo Abe, asesinado exprimer ministro japonés, y la Asamblea General de Naciones Unidas.
Los viáticos, en total, fueron de aproximadamente 63 millones de pesos. La bancada de Gobierno guarda silencio, mientras que, durante cuatro años, no dejaron de criticar los viajes del expresidente Iván Duque y sus acompañantes.
Está claro que el ejercicio de ser gobierno es mucho más complejo que estar en la oposición. Y el Pacto Histórico ha tenido que aprenderlo a la fuerza. Lo que antes criticaban, ahora guardar silencio.