POLÍTICA
Pelea del Pacto Histórico: así son las rencillas, envidias y codazos por el liderazgo en ese partido
A tan solo un mes de haberse instalado el Congreso ya se generan fuertes rencillas entre los miembros de la alianza de izquierda. Los partidos que la integran no se han logrado cohesionar y hay diferencias con otros sectores afines.
El Pacto Histórico puede llegar a ser víctima de su propio invento. La idea de llenar el Congreso de personas nuevas que provienen de todos los sectores, alejados de la política tradicional, ha terminado por jugarles en contra y, como un búmeran, ya empieza a ocasionar diferencias en esa colectividad.
A pesar de que el gobierno cuenta con las mayorías y goza de una amplia gobernabilidad, al interior del Pacto Histórico se vive una serie de disputas que pueden explotar en cualquier momento.
El primer año será del gobierno y por eso la bancada se mantendrá disciplinada para sacar adelante las reformas del presidente Petro, pero en los tres años restantes los mismos congresistas de su partido podrían desgastar la coalición.
El Pacto Histórico se dio la pela por tener dentro de sus filas una diversidad de liderazgos variopintos que ya genera dificultad en el Congreso y dentro de la misma colectividad. En tan solo un mes de haberse instalado, se han presentado peleas entre los mismos miembros del Pacto y se han hecho ‘jugaditas’ entre sí; eso ha generado molestias que por ahora se han tenido que pasar.
Los casos más notorios fueron las presidencias de dos comisiones, en las que, a pesar de que estaba acordado que serían para el Pacto Histórico, entre ellos mismos hubo traspiés. En la Comisión Cuarta de Senado, Paulino Riascos le ganó el puesto a Wilson Arias, mientras que en la Comisión Séptima de Cámara de Representantes, Agmeth Escaf se le adelantó a María Fernanda Carrascal.
Ambos casos fueron similares en el sentido de que un congresista sin mucha experiencia le ganó el liderazgo a alguien que venía de hacer carrera en esa alianza. El hecho disgustó a Carrascal y a Arias, y a otros líderes del Pacto, que hoy todavía dudan de si hubo acuerdos con otros sectores de la derecha.
Esos casos salieron a la luz pública, pero son la punta del iceberg de una coalición frágil que en cualquier momento se puede romper ante la falta de experiencia de la mayoría de congresistas que la integran. Varios parlamentarios de otras bancadas critican en voz baja que no saber realizar trámites sencillos y la poca trayectoria política pueden ser contraproducentes.
Susana Gómez, con amplia experiencia en temas musicales, pero pocos conocimientos en Derecho, quedó al descubierto cuando reveló que no sabía adherir una proposición. Aunque algunos la defendieron diciendo que no todos llegan aprendidos, lo cierto es que eso ha generado un malestar en el Congreso y varios no ven con buenos ojos que el nivel legislativo se pueda ver disminuido.
Más allá de la inexperiencia de varios de los parlamentarios del Pacto, la alianza tampoco ha logrado cohesionarse. En los representantes a la Cámara hay malestar por la falta de diálogo y concertación con los senadores, como sí sucede en otras bancadas.
El pasado martes en la noche se reunieron varios miembros de la Cámara de Representantes del Pacto en el Ministerio del Interior con Alfonso Prada para discutir el apoyo a Carlos Hernán Rodríguez, el nuevo contralor general.
Uno de los grandes reparos que se hizo extraoficialmente es que solo se juntaron alrededor de 30 representantes que componen la bancada, por lo que la ausencia de los senadores generó interrogantes. Así ha sucedido en casi todos los encuentros, ya que pocas veces se congregan todos.
Gustavo Bolívar reconoció que por las críticas que ha hecho a ese proceso se apartó del anuncio que hizo la bancada de respaldar a Rodríguez.
Tampoco se ha logrado una unidad entre los mismos partidos que componen el Pacto. Se destacan cuatro grandes líneas entre los mismos partidos: Colombia Humana, Polo Democrático, Unión Patriótica y Mais. Como sucedió en medio de la campaña, esas fuerzas políticas no se han logrado unificar y trabajar de la mano, a pesar de que todos siguen el lineamiento del Gobierno.
A eso se le suman algunas voces disidentes dentro de la misma colectividad, un hecho que preocupa porque más adelante pueden salir a flote fuertes disputas. Por ejemplo, varios se fueron de frente contra Riascos y lo llamaron el nuevo ‘Manguito’; él devolvió el golpe contra Arias y varios de la colectividad.
Sin embargo, sucedió otro hecho de mayor envergadura que pasó desapercibido, pero que generó temor en el Congreso. Algunos cuestionan el tono confrontacional del representante Alfredo Mondragón, quien llegó al Pacto por ser uno de los líderes de las protestas en Cali y por defender a miembros de la primera línea; incluso, estuvo detenido unas horas por su participación en las protestas. Mondragón es cercano a Wilson Arias, pero ha tenido diferencias con algunos de la bancada.
Por ejemplo, en medio de una plenaria tuvo un roce con David Racero, al punto que el presidente de la Cámara prefirió salir del recinto para evitar que el tema pasara a mayores. Algunos congresistas que se dieron cuenta del momento se preguntan si esa actitud podría generar un riesgo para los parlamentarios más adelante.
El Gobierno de Petro por ahora está conforme porque cuenta con las mayorías y poco le interesan los problemas de egos y protagonismos que se están presentando en su alianza. En su mayoría son liderazgos poco conocidos en el país que saben que necesitan visibilidad para sus intereses personales y el futuro de sus proyectos políticos.
El problema es que, mientras el primer año el Gobierno tendrá margen de maniobra, estos problemas pueden salir a flote más adelante o se puede incrementar y terminarían jugando en contra de la alianza en los tres años restantes del mandato Petro.
La falta de cohesión del Pacto Histórico también se ha evidenciado con otros sectores alternativos. Las relaciones con la Alianza Verde, por ejemplo, están rotas. A diferencia del Pacto, esta bancada tiene liderazgos más propositivos, con mayor experiencia y trayectoria política; además, cuestiona algunos puntos del Gobierno, como ha sucedido con temas de la reforma tributaria.
A eso se le suma el malestar que hay con Petro porque no les dio juego en los ministerios, mientras que otras bancadas como el Partido Conservador, La U o el Partido Liberal sí se vieron beneficiadas.
En el Congreso es casi nula la concertación entre los petristas y los verdes. Los últimos también ven con recelo la falta de experiencia de varios del Pacto y creen que eso puede pasar factura a su sector en un futuro próximo.
También generó molestia en el Pacto que Jota Pe Hernández, del Verde, los expusiera por no apoyarlo en su proyecto para reducir el salario de los congresistas. Algunos petristas la emprendieron contra Hernández y han buscado deslegitimar su propósito.
Una de las figuras más visibles del Pacto es el presidente del Senado, Roy Barreras, pero con él las relaciones tampoco son color de rosa. Varios del Pacto y de sectores alternativos lo ven cercano a los partidos tradicionales, aunque reconocen que eso es necesario para mantener las mayorías.
“Roy Barreras y yo somos el agua y el aceite, pero estamos en el mismo movimiento y del mismo lado. Es muy necesario lo que él hace y lo que yo hago. Él es un puente entre el Pacto Histórico y la política tradicional”, reconoció el senador Gustavo Bolívar.
Por ahora, Petro está alejado de la discusión porque sus prioridades son otras y sabe que en esta primera etapa necesita presentar algunos hitos para cumplirles a sus electores; sin embargo, deberá prestarles atención a esas disputas en su sector, porque podría verse comprometida la solidez de su alianza que todavía no se termina de consolidar.
De fondo, la pelea pasa por los egos y la visibilidad que requieren los nuevos congresistas para ver quién recoge las banderas del petrismo que los llevó al poder, el problema es que esa disputa en cualquier momento esa alianza se puede romper.