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Petro le abre camino a la Constituyente con una polémica propuesta de Leyva de crear un Tribunal de Paz. Así funcionaría
El excanciller habla con Vicky Dávila y cuenta detalles de una nueva misión que le encomendó el presidente. Sus ideas levantarán ampolla.
Álvaro Leyva se ve feliz en su nuevo rol. El excanciller salió a las redes sociales a explicar una fórmula que le quitaría todas las trabas al presidente Gustavo Petro para hacer realidad una de sus propuestas más controvertidas: la Asamblea Nacional Constituyente.
Se trata de un camino que le genera pánico a varios sectores del país. Y al que Petro se había comprometido a no tomar, incluso firmando sobre mármol, en las pasadas elecciones presidenciales.
Pero ante el caos que vive el gobierno, y la dificulta de pasar las polémicas reformas en el Congreso, el presidente decidió retomar esas banderas. Leyva dice tener la fórmula jurídica para lograrlo sin tener que pasar por el Congreso, en donde claramente el gobierno no tiene mayorías para una apuesta de esa envergadura.
“No es necesario”, dice el excanciller.
Leyva argumenta que el acuerdo de paz es una obligación internacional del Estado colombiano. “Es un documento que reposa en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esto no es un juego, esto es una cosa muy importante y definitiva frente al mundo. Esos compromisos internacionales son para cumplirlos, no de Santos, sino del Estado colombiano. Eso es lo que tiene hoy el presidente Petro. Y hay una cosa que es bien interesante. El presidente Petro le entregó una carta a Naciones Unidas diciendo: asumo la responsabilidad de Estado y me comprometo, bajo la gravedad de juramento, a incurrir en una responsabilidad internacional en la implementación. Pero es allí, en ese documento, en donde se plasma la posibilidad de recurrir al acuerdo nacional y naturalmente hacer las reformas. Y algunos dicen que no es una constituyente, pero está la definición de constituyente. Usted conoce aquel dicho de blanco es, gallina lo pone y con sal se come. Ahí no dice huevo, pero todo el mundo sabe que es el huevo”.
Y asegura que una vía para cumplirlo es la constituyente. No la plantea como una opción, sino casi como un camino obligado. Así las cosas, la constituyente no tendría que ir al Congreso porque, según él, las resoluciones de Naciones Unidas no lo requieren. “Un documento así forma parte del bloque de constitucionalidad. Tanto es así que si no se cumple hay que ir a la Corte Internacional de Justicia. Petro, cuando habla de constituyente, no está echando globos al aire. Él sabe cómo es esto”.
Pero esa propuesta de constituyente tiene un pilar fundamental. La idea de crear un Tribunal de Paz donde quepan todos los actores de la sociedad y no del conflicto. Se trataría de una justicia paralela, que se fundamentaría en que, según Leyva, la JEP no ha cumplido su papel, pero además no tiene competencia para estudiar los hechos realizados por actores que no hicieron parte de la guerra.
Este tribunal, dice Leyva, no solo es una oportunidad jurídica, sino también una necesidad moral y social para el país. “No hay jurista en el mundo que pueda señalarme el caso de que una decisión del Consejo de Seguridad basada en resoluciones propias haya sido impugnada”, argumenta.
El tribunal de paz propuesto se fundamenta en la necesidad de cumplir con los acuerdos especiales firmados entre las partes contratantes, que en este caso incluyen al Estado colombiano y las FARC. Leyva subraya que el presidente Petro tiene la responsabilidad de convocar y cumplir con lo acordado, lo cual se puede hacer mediante un acuerdo especial con las altas partes contratantes, siguiendo los protocolos establecidos en los Convenios de Ginebra.
Menciona la experiencia de Sudáfrica con el apartheid como un ejemplo a seguir. “Lo que pasó en Sudáfrica, llegó un momento en que los blancos, por la presión del exterior, tuvieron que modificar el apartheid”, señala Leyva, sugiriendo que Colombia necesita una transformación similar para superar más de 60 años de violencia.
El tribunal propuesto por Leyva no solo busca la paz con los grupos armados, sino también una reconciliación nacional que involucre a todos los sectores de la sociedad. Este tribunal, de ser posible, estaría encargado de escuchar a todos los actores, desde excombatientes hasta representantes de empresas y partidos políticos, y permitirles reconocer sus acciones y pedir perdón. “Es un tribunal de corto plazo, ese tribunal lo que busca es la paz total, allá tienen que comparecer todos y todas”, explicó.
“El tribunal de paz lo que busca es la paz total. Allá tienen que comparecer todos y todas, como se dice hoy; representantes jurídicos de empresas también. Déjeme ponerle un ejemplo. Juan Pablo II pidió perdón. ¿Por qué? Por la inquisición, por las cruzadas, por las violaciones... Algunos no pasarán, otros sí”, explica.
Frente a la pregunta de si lo que busca el tribunal es enjuiciar a Uribe, Leyva contesto: “Yo no voy a anticiparme a nada”.
Leyva abordó la preocupación de que Petro pueda utilizar la Constituyente para quedarse en el poder más allá de su mandato. “No lo creo, es decir, todo esto y sobre todo a través de una entrevista, uno puede decir será que no sé qué, no, que aquí todo el mundo tiene que pedir perdón”.
Finalmente, resaltó la importancia de darle a Colombia una nueva oportunidad a través de este tribunal de paz. “Colombia hay que reconstruirla no solamente políticamente, sino moralmente”, afirma, señalando que esta iniciativa no es solo una cuestión de justicia penal, sino también de redención social y moral para el país. La implementación de este tribunal, según Leyva, sería una forma de que Colombia cumpla con su compromiso internacional y avance hacia una paz duradera.
La idea de una justicia paralela que pueda investigar civiles fue rechazada en las conversaciones de La Habana, tras largos años de debate. En ese proceso también quedó claro que la justicia transicional tampoco tendría la competencia de investigar a los expresidentes.
Leyva propone así volver a las fórmulas que fueron descartadas en ese momento y no solo reemplazar la JEP, sino el rol que cumple la justicia ordinaria en investigar hechos que colindan con el conflicto armado. Su idea levantará de nuevo un enorme debate.