Bogotá
Por devaluación del peso y crisis financiera, el presidente Petro pone en duda segunda línea del metro propuesta por Claudia López
La alcaldesa de Bogotá había asegurado que en enero de 2023 se abría la licitación, pero a pocos días de finalizar el mes, el anuncio se ha quedado en palabras.
En medio de la discusión sobre la primera línea del Metro y la posibilidad de que un tramo sea subterráneo, una afirmación del presidente Gustavo Petro encendió las alarmas sobre la segunda línea del Metro que irá hasta Suba y Engativá.
En un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, el jefe de Estado puso en duda la financiación de la nación de la segunda línea del Metro propuesta por la alcaldesa Claudia López y, aunque ese mensaje en un principio pasó desapercibido, ahora está generando una tormenta de reacciones y cuestionamientos.
El presidente Petro explicó en su cuenta de Twitter cuáles fueron las razones por las que no aceptó la propuesta de extender el Metro de Bogotá hasta la calle 100 en un tramo subterráneo, pero al final del trino, dejó el mensaje que provocó la polémica.
“Analizaremos si la devaluación del peso y la situación financiera nos permiten el tramo subterráneo de la calle 72 hasta oOccidente en Suba. Ojalá se pueda”, fueron las palabras del mandatario refiriéndose a la segunda línea del Metro de Bogotá, la cual está diseñada para comenzar precisamente en la calle 72 e ir hasta Suba y Engativá.
En otras palabras y según lo dicho por el presidente Petro, la trepada del precio del dólar y la situación financiera del Estado podrían terminar pasándole factura al principal proyecto de movilidad propuesto por la administración de Claudia López, con lo que ahora no solo estaría en riesgo el contrato ya firmado de la primera línea del Metro, sino también la licitación y contratación de la segunda línea.
Y esa nueva incertidumbre en torno a la segunda línea del Metro de Bogotá ya se estaría materializando, pues vale recordar que en diciembre la propia alcaldesa López, en entrevista exclusiva con SEMANA, había anunciado con gran entusiasmo que en enero de 2023 se iba a abrir la licitación de la segunda línea, pero ya faltan pocos días para que finalice el mes y el anuncio, por ahora, se ha quedado en palabras.
“Esta semana logramos tener listos los requisitos para que en enero de 2023 se abra la licitación. Se beneficiarán 2,5 millones de habitantes, eso equivale a la población de Medellín. Esas personas se demoran dos horas para llegar a sus sitios de trabajo. La licitación la vamos a adjudicar en diciembre. Queda en obra y en construcción cuando termine la alcaldía”, afirmó la alcaldesa en diciembre del año pasado.
El anuncio del presidente Petro en torno a la segunda línea del Metro se da a pesar de que antes de finalizar su mandato, el entonces presidente Iván Duque firmó con la alcaldesa López el convenio de cofinanciación con vigencias futuras aprobadas, con aportes de 39 billones de pesos de la nación y 12 billones de pesos de aportes de Bogotá para importantes obras en la capital del país, entre ellas la segunda línea del metro, la troncal de la calle 13, la ampliación de la carrera Séptima, de la Autopista Norte y la nueva ALO Sur.
Así mismo, en diciembre de 2022, la Comisión Interparlamentaria de Crédito Público del Congreso de la República emitió el concepto único favorable para que la nación otorgue garantía soberana a la Empresa Metro de Bogotá (EMB) para contratar operaciones de crédito internas y externas hasta por 7,84 billones de pesos constantes de 2021, o su equivalente en otras monedas, para financiar el diseño, construcción y puesta en operación de la línea 2.
Ante este intempestivo anuncio del presidente Petro, las reacciones no se hicieron esperar. “Esto es terrible, inaudito, es una infamia: Petro amenaza con no girar los recursos para la segunda línea del Metro de Bogotá. Palabras más, palabras menos, el presidente dice que va a evaluar si hay plata para la segunda línea, es decir, va a dejar a Suba y Engativá sin metro, todo porque utilizará el dinero para poder hacer subterránea la línea 1, que hoy ya está contratada como una línea elevada, y cuya obra física ya tiene un avance en su construcción del 17 %”, cuestionó el vicepresidente del Concejo de Bogotá, Óscar Ramírez Vahos.
Y agregó: “¿No es esto un chantaje? ¿Ahora sí aceptan que hay devaluación del peso? Petro, ni hace ni deja hacer. Ni presta el hacha ni corta. Es increíble que no entienda que Bogotá necesita metro ya, y que necesita una red de metro de varias líneas, no solo una”, agregó.
La segunda Línea del Metro de Bogotá recorrerá cuatro localidades: Chapinero, Barrios Unidos, Engativá y Suba. Conectará a la primera línea que viene desde Bosa y Kennedy en el occidente de la ciudad, empezará en la calle 72 con Caracas e irá por esta misma calle hasta la avenida Ciudad de Cali, continuando por la ALO y la calle 145 hasta el sector Fontanar del Río, donde está ubicado el patio taller. En hora pico, la Línea 2, movilizará 49.000 pasajeros por hora por sentido, con una flota de 25 trenes.
¿Y cuál será el futuro de la primera línea del Metro de Bogotá?
Cabe recordar que tras varios días de dilatación e incertidumbre, en la noche del miércoles 25 de enero por fin se llevó a cabo la reunión entre el presidente de la República, Gustavo Petro; la alcaldesa mayor de Bogotá, Claudia López; el gerente de la Empresa Metro, Leónidas Narváez; los representantes del consorcio chino, y otros altos funcionarios del Gobierno nacional para analizar detalladamente las cinco propuestas que puso sobre la mesa el contratista para una eventual modificación a la primera línea del Metro para que sea subterránea.
Después de cuatro horas, la reunión dejó más dudas que certezas y el riesgo de más costos y más tiempo para que la primera línea del Metro de Bogotá entre en operación es cada vez más latente. Al término del encuentro, la alcaldesa López reveló que el consorcio chino encargado de la megaobra le advirtió al jefe de Estado que cualquier cambio en el objeto del contrato “no es viable” y traería consigo un “alto riesgo jurídico”.
“El consorcio chino le entregó el informe al presidente Petro con cinco opciones que analizó, de las cuales recomendó una por viabilidad técnica, económica y financiera, que es la extensión de la primera línea del metro de la calle 72 a la 100 subterránea en tres estaciones adicionales y 3,9 kilómetros adicionales”, sostuvo la mandataria distrital.
“Esa opción la recomienda el concesionario por razones jurídicas y porque considera que no modifica el objeto del contrato y no superaría el 50 % del valor original del contrato e integraría mayor demanda de pasajeros”, agregó la burgomaestre.
No obstante, según lo precisó la propia López, el presidente Petro hizo una contrapropuesta e insistió en la posibilidad de modificar el objeto contractual del contrato para que la primera línea del Metro de Bogotá sea subterránea, como él lo ha querido desde que fue alcalde de la capital del país.
“El presidente Petro escuchó las cinco opciones e hizo una contrapropuesta, nos ha pedido que continuemos con las mesas de trabajo, las cuales vamos a continuar, el presidente solicitó dos conceptos jurídicos, con los cuales sí se podría modificar el objeto del contrato”, comentó López.
La contrapropuesta que hizo el jefe de Estado consiste en que la primera línea del Metro de Bogotá se haga subterránea desde la carrera 50 con avenida Primera de Mayo, hasta la calle 72.
En el mismo encuentro, según lo explicó López, “el concesionario insistió que no es jurídicamente viable cambiar el objeto del contrato, que de hacerlo se cambiaría las reglas de selección de la licitación y que eso genera muchos riesgos jurídicos”. Sin embargo, el presidente Petro tiene en su poder dos conceptos jurídicos, los cuales sí abrirían la puerta a modificaciones en el objeto contractual.
El primer mandatario le pidió al Distrito instalar dos mesas de trabajo para poder evaluar esos dos conceptos y así tomar una decisión frente al futuro del proyecto.
Lo que sí quedó claro en el marco del encuentro es que una modificación de este tipo al contrato traería costos adicionales que superarían los 12 billones y atrasaría la entrega de la obra en por lo menos seis años más.