Presidente Gustavo Petro y Ricardo Bonilla
Presidente Gustavo Petro y Ricardo Bonilla | Foto: Foto SEMANA y foto SEMANA

NACIÓN

¿Por qué Petro defiende, protege y mantiene en su cargo a Ricardo Bonilla? Fiscalía lo culpa de comprar congresistas

Bonilla tiene graves señalamientos de hacer parte de una “empresa criminal” que usó la UNGRD.

Redacción Semana
26 de julio de 2024

El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, está en graves problemas. La Fiscalía cree que hizo parte de una “empresa criminal” que compró congresistas para lograr la aprobación de las reformas de Petro. Sin embargo, el presidente lo defiende, lo protege y lo mantiene en el cargo. ¿Por qué? ¿Qué saben este funcionario? ¿Qué compromiso tiene con Petro?

Tras la confesión de Olmedo López y Sneyder Pinilla, la Fiscalía aseguró que Bonilla, del círculo íntimo de Petro, pues ya habían trabajado en la Alcaldía de Bogotá, ordenó la compra de congresistas a través de contratos por 92.000 millones de pesos en Saravena, Carmen de Bolívar y Cotorra.

Se habría tratado de una “empresa criminal” dedicada a la compra de votos en el Congreso. Aún así, Petro ha mantenido a ese funcionario en su cargos. “Creo en la inocencia del ministro de Hacienda, porque sé qué les ha tocado pasar a todos los ministros de Hacienda para mantener la estabilidad macroeconómica del país”, dijo Petro mientras arremetía contra los testigos Olmedo López y Sneyder Pinilla, quienes buscan un principio de oportunidad. “Respeto a la Fiscalía y su trabajo y a los jueces que seguirán participando en este caso. Pero creo que estas dos personas se quedaron con más de mil millones y que la devolución de todo lo hurtado es fundamental”.

Petro se ha caracterizado por mantener, por encima de evidencias y de la indignación de millones de colombianos, a la mayoría de funcionarios de su gobierno cuestionados. Así ocurrió con Laura Sarabia, quien debió renunciar cuando estalló el escándalo de la niñera Marelbys Meza, el polígrafo y las chuzadas. Sin embargo, tres meses después, Sarabia regresó y es más poderosa que antes. Su situación jurídica aún no está resuelta.

Lo mismo sucedió con Armando Benedetti. Tuvo que renunciar después de que SEMANA publicara los audios en los que hablaba de la financiación de la campaña de Petro, de 15.000 millones de pesos no reportados y de decir que, si hablaba, se hundían todos y se iban a la cárcel. Benedetti regresó y Petro le abrió embajada en la FAO, en Roma. Nunca ha declarado en Fiscalía, ni en la Corte, ni en la Comisión de Acusación por los hechos en cuestión. Muchos creen que su silencio fue comprado por la Casa de Nariño.

Hoy, Petro también mantiene en sus cargos al embajador de Colombia en Nicaragua, León Fredy Muñoz, quien está en juicio por presunto narcotráfico, y a Camilo Romero, embajador en Argentina y también en etapa de juicio por contratación en la Licorera, mientras fue gobernador de Nariño.

En el caso de Irene Vélez, también tiene un cargo diplomático como cónsul en Londres. La exministra de Minas renunció por un escándalo que la involucraba con haber intervenido presuntamente ante Migración para permitir la salida del país de sus hijos menores de edad.

Así, Petro ha mantenido a muchos funcionarios más de su gobierno con serios cuestionamientos o los ha cambiado de puesto. La pregunta es por qué lo hace. Sólo él lo sabe. En cambio, con aquellos que se le oponen o lo contradicen, no tiene la más mínima piedad. Sacó de un plumazo a varios de su primer gabinete, como Cecilia López, Alejandro Gaviria y José Antonio Ocampo. La clave para permanecer en el Gobierno Petro parece ser la obediencia, así como el silencio y la “lealtad”, a prueba de todo, frente al presidente.

Este viernes, el presidente le aceptó la renuncia a Carlos Ramón González, cabeza de la dirección de Inteligencia, involucrado también en el escándalo de corrupción de la UNGRD, y señalado de ordenar la compra de congresistas, entre ellos Iván Name, expresidente de Senado, y Andrés Calle, expresidente de la Cámara.