POLÍTICA
¿Prohibir las peleas de gallos? El debate que llega al Congreso
Fue radicado un proyecto de ley con el que se busca ponerle un tatequieto a este tipo de prácticas.
A medida que ha venido cambiando la concepción que tiene el ser humano frente a su relación con los animales, cada vez entran más en cuestionamiento los espectáculos que involucran el uso de estos seres para el divertimento de la gente.
Una de las prácticas que más críticas genera, además porque muchas veces se hace de manera clandestina, es la de las peleas de gallos, en la que los espectadores no solo van a ver el espectáculo, sino también a apostar.
Con el fin de acabar con esta práctica, las representantes del Pacto Histórico Esmeralda Hernández y María del Mar Pizarro radicaron un proyecto de ley que pretende revertir la excepción consagrada en la ley 84 de 1989, que no cataloga como conducta cruel esta clase de prácticas.
Aunque para algunos es evidente el maltrato y sufrimiento de estos animales sometidos a espectáculos de la muerte en cientos de municipios del país, las peleas de gallos son legales en Colombia, bajo estrictos controles, y parte de la práctica, en términos de apuestas, está reglamentada
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Sin embargo, las congresistas consideran que estas prácticas deben ser prohibidas no solo por el sufrimiento de los animales sino también porque no existe un control eficiente de la aplicación de requisitos básicos para su realización.
La representante Hernández describió el proceso por el que pasan estos animales para ser usados en las peleas.
“En el proceso de preparación del gallo para la pelea se les mutila la cresta y la barbilla para evitar que el oponente pueda sujetarlo con facilidad. Esto lo hacen cuando el animal tiene entre cuatro y seos meses de edad”, relató la congresista.
Agregó que luego se les instalan objetos cortopunzantes como picos postizos y espuelas en sus patas para lacerar y cortar al otro gallo que participa en la pelea. Esto les genera heridas profundas y muy dolorosas, pérdida de sus ojos e incluso la muerte.
“Muchas veces los gallos son drogados para garantizar mayor agresividad y rendimiento en la pelea. Esta es una práctica ilegal y aumenta la exposición al sufrimiento y el dolor de los animales que participan en el espectáculo”, apuntó Hernández.
No obstante, desde la Federación Colombiana de Criaderos de Gallos aseguran que no puede hablarse de prohibición porque aumentará el número de peleas clandestinas.
Además, la Federación indica que estos animales son criados de la mejor manera para que hagan sus peleas, su alimentación es “excelente y tenemos pasión por su crianza”.
Este proyecto va de la mano con uno radicado por el representante Juan Carlos Losada que “prohíbe el desarrollo de las actividades de corridas de toros, rejoneo, novilladas, becerradas y tientas, encierros y suelta de vaquillas, festivales cómicos taurinos y de aficionados prácticos, así como los procedimientos utilizados en estos espectáculos, tanto en el ámbito público como en el privado”.
De esta forma, al ser expedida la ley, el Gobierno tendría un plazo de seis meses para garantizar programas efectivos de “reconversión económica” para aquellas personas cuyos ingresos principales se deriven de dichas actividades.
El objetivo principal de este proyecto es el avance en el reconocimiento de los animales como “seres sintientes”, sujetos de una protección constitucional y legal especial.
El argumento de quienes se oponen a este tipo de iniciativas radica en la cultura y tradición del espectáculo. Además, según señalan, se trata de un generador de empleo en varios territorios del país. El Congreso, con mayorías de centro-derecha, hundió tres veces el proyecto.