Política
¿Qué cáncer tiene Rodolfo Hernández? El excandidato presidencial habló con el corazón de su enfermedad en SEMANA
“Esta batalla no ha sido fácil, pero sé que debo darla, porque de eso se trata la vida”, dijo el ingeniero.
Rodolfo Hernández lleva meses batallando contra una enfermedad que hoy parece incurable. El excandidato presidencial reveló en mayo de 2023 que lo aquejaba un terrible mal: el cáncer de colón. El líder político había dejado su curul en el Senado y le había apostado con el alma a su recuperación.
Comenzó el duro proceso de hacerse quimioterapias y las cosas parecían estar mejorando. El tumor se redujo y el exalcalde de Bucaramanga se hizo una cirugía para extirpar el restante del tumor. El procedimiento quirúrgico fue realizado con éxito el pasado 30 de agosto en el Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer Luis Carlos Sarmiento Angulo, en Bogotá.
Tras la cirugía, al excandidato presidencial los especialistas le recomendaron reposo. Sin embargo, su familia aseguró que se encuentra como un “roble”. “Mi padre está como Messi, está superbién de salud, como un roble”, le dijo a SEMANA en ese momento Mauricio Hernández, uno de los hijos del ingeniero, días después del procedimiento quirúrgico.
Hernández había hablado con sinceridad de lo que le pasó. “Me fui a Colsanitas, me sacaron sangre, me dijeron que tenía anemia, que estaba perdiendo glóbulos rojos, es decir, que estaba sangrando, que podría ser úlcera o cáncer, me detectaron cáncer de colon”. Y añadió: “Este cáncer que tengo es de dos etapas, una, quimioterapia, dieta y comer cosas alcalinas, ejercicio duplicarlo en fuerza, tiempo y operación”.
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La semana pasada sorprendió cuando el excandidato rompió en llanto en medio de la audiencia en que fue condenado por el caso de Vitalogic. “Mi alma está limpia. Mi corazón, en paz. No estoy obligado a probar lo imposible, lo que nunca sucedió. Atendieron mi llamado para que el médico me atendiera, tengo cáncer terminal, gracias por dejarme ir donde el juez; de todo lo que pensaba, lo menos era estar procesado por cosas que no hice. Gracias, señor juez”, dijo.
El cáncer de colón es una enfermedad compleja y difícil de tratar. “El colon es una parte del aparato digestivo del cuerpo. El aparato digestivo extrae y procesa los nutrientes (vitaminas, minerales, carbohidratos, grasas, proteínas y agua) de los alimentos y ayuda a eliminar materiales de desecho del cuerpo. El aparato digestivo está compuesto por el esófago, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso. El colon es la parte más larga del intestino grueso y mide alrededor de 5 pies de largo. El recto junto con el conducto anal forman la última parte del intestino grueso y miden alrededor de 6 a 8 pulgadas de largo. Al final del conducto anal se encuentra el ano, que es la parte del intestino grueso que se abre al exterior”, explica el Instituto Nacional de Cáncer.
En dialogo con SEMANA, el exalcalde narró lo que vive ahora. “Esta batalla no ha sido fácil, pero sé que debo darla, porque de eso se trata la vida. En el momento final de mi declaración, quise agradecer al juez y a las partes por darme la oportunidad de hablar, eso fue lo que se terminó viralizando. Esto porque en una pasada audiencia no pude asistir a causa de una incapacidad, y todos coincidieron en darme la oportunidad de hablar. Hay un derecho que es el derecho a la defensa material, a tener la última palabra en el proceso, y ellos me lo concedieron. Cuando comencé a agradecerles tuve unos sentimientos encontrados, he sacado fuerzas para defenderme de las batallas jurídicas y de mi situación de salud, eso me quebró como usted dice: y decidí hablarles desde el corazón, con la verdad”, dijo.
Lea la entrevista completa:
“Ojalá no tenga que buscar mi inocencia en la corte celestial”
Rodolfo Hernández le abrió su corazón a SEMANA. Reveló que su cáncer le hizo metástasis en el hígado.
SEMANA: ¿Cómo recibe la decisión judicial en su contra?
RODOLFO HERNÁNDEZ: Con tranquilidad. Tengo mi conciencia y corazón en paz, desde hace tiempo tengo reconciliado el ego con el yo real, y eso me permite entender que a pesar de que los escenarios aparentemente sean adversos, es la fortaleza del espíritu la que permite la grandeza de los hombres. Siempre he actuado bien.
SEMANA: La justicia lo condenó por Vitalogic, pero insiste en su inocencia. ¿Qué pudo pasar?
R.H.: Realmente eso de Vitalogic nunca existió, este proceso es porque supuestamente yo me interesé indebidamente en un contrato de 350 millones en la Empresa de Aseo de Bucaramanga. Di con tranquilidad mis argumentos, el juez recibió otros y tomó una decisión. Yo no soy abogado, soy ingeniero, entiendo que el juez tiene la autonomía de decidir lo que considere, y yo sinceramente respeto mucho su decisión.
SEMANA: ¿Por qué siempre mantuvo su derecho al silencio y solo hasta ayer habló?
R.H.: Porque aunque podía no hablar, quería dejar constancia de mi actuar cuando fui alcalde, todas las batallas que libré en contra de los políticos ladrones, lo que logré hacer teniendo todo en contra y mi único interés, que era el de favorecer a la ciudadanía, eso quedó en el proceso. Además, no me da miedo la justicia y menos cuando no he hecho nada mal. Estoy en una etapa de la vida que me permite ver con tranquilidad las cosas, por combatir el verdadero cáncer de Colombia, que es la corrupción, me metieron más de 400 acciones, entre penales, fiscales y disciplinarias. Estoy dedicado a defenderme de todas, ya quedan menos de 40, el resto archivadas.
SEMANA: ¿Qué piensa de quienes declararon en su contra, José Manuel Barrera, exgerente de la Empresa Municipal de Aseo?
R.H.: Él sabe que nunca ordené eso, que lo que dijo era mentira. Aun así, buscando un principio de oportunidad con la Fiscalía para favorecerse por un contrato ilegal que hicieron, me quiso vincular.
SEMANA: ¿Qué le pide al juez si lee esta entrevista?
R.H.: Él es un muchacho joven y ha demostrado su carácter humanista. No tengo nada que pedirle, él sabe su deber como juez, como representante de la justicia. Lo que sí les pido a todos los jueces es que sean leales con Colombia, con los más pobres, con la gente que busca justicia y que jamás actúen por intereses distintos a la verdad.
SEMANA: ¿Qué sintió cuando escuchó a la Fiscalía, a la Procuraduría y al representante de la Alcaldía de Bucaramanga pedir su condena?
R.H.: Siempre quise que mi única prueba sobre los hechos fuera mi propio testimonio, porque estaba convencido de que no podrían probar lo que nunca sucedió. Eso me llevó a intentar cambiar tres años de proceso en dos horas de declaración. Entiendo que ellos hicieron un análisis distinto al mío durante mucho tiempo, quizás no tuvieron tiempo de examinar en detalle lo que presenté; sin embargo, respeto mucho sus posiciones.
SEMANA: Lo vimos llorar en la audiencia...
R.H.: Todas las batallas que he dado me han llevado a dedicar tiempo a defenderme. Siempre he enfrentado con altura las batallas que me ha dado la vida. Ha habido momentos muy duros: el secuestro de mi padre cometido por las Farc y su posterior muerte a causa de las secuelas psicológicas, el secuestro y muerte de mi hija a manos del ELN, los ataques políticos y judiciales por mi lucha contra la corrupción, y ahora mi batalla contra el cáncer.
SEMANA: ¿Por qué quebró en llanto?
R.H.: Esta batalla no ha sido fácil, pero sé que debo darla, porque de eso se trata la vida. En el momento final de mi declaración, quise agradecer al juez y a las partes por darme la oportunidad de hablar, eso fue lo que se terminó viralizando. Esto porque en una pasada audiencia no pude asistir a causa de una incapacidad, y todos coincidieron en darme la oportunidad de hablar. Hay un derecho que es el derecho a la defensa material, a tener la última palabra en el proceso, y ellos me lo concedieron. Cuando comencé a agradecerles tuve unos sentimientos encontrados, he sacado fuerzas para defenderme de las batallas jurídicas y de mi situación de salud, eso me quebró como usted dice: y decidí hablarles desde el corazón, con la verdad.
SEMANA: ¿Tiene cáncer terminal?
R.H.: En su momento les informé a los colombianos que me habían detectado un cáncer de colon, desde el primer momento enfilé esfuerzos a combatirlo, he pasado por varias sesiones de quimioterapia y tuve una operación bastante riesgosa en la ciudad de Bogotá, en septiembre del año pasado. Por el nivel de riesgo de la operación, en la etapa de recuperación, se me reventaron dos puntos en el intestino y me provocó una peritonitis crónica, casi me muero, estuve nueve a uno, siendo uno la posibilidad de salvarme. Luego de esto, a pesar de que se extrajo la parte del colon afectada, se me informó que el cáncer me había hecho metástasis en el hígado, una situación que no se la deseo a nadie y menos en esta etapa de la vida. Eso me ha vuelto mucho más sensible a estos temas y entiendo que es una enfermedad nada fácil de combatir. Yo sigo en la batalla, o se muere el cáncer o me muero yo, alguno de los dos… (risas).
SEMANA: ¿Cómo es enfrentar un cáncer terminal a su edad?
R.H.: Mi mamá todavía me dice “mi muchacho”, ella en abril cumple 99 años. Yo entiendo y siento que la vida tiene ciclos, y estoy en una etapa madura. He sido fuerte y eso me lleva a enfrentar con valentía las cosas, eso sí, también me dijo: “El cementerio está lleno de guapos”. A esta edad tengo tiempo para dedicarme a eso, le estoy metiendo las ganas.
SEMANA: ¿Usted le tiene miedo a la muerte?
R.H.: No, pero si puedo evitarla, la evito.
SEMANA: ¿Ha pensado en la muerte?
R.H.: Claro que sí, es algo natural, no tendría sentido la vida ni los días si uno viviera para siempre. Tengo claro que daré mi batalla hasta cuando pueda; ya cuando sea inevitable, la aceptaré con altura, como un paso más que debo dar.
SEMANA: ¿Cómo le gustaría que fuera recordado si muere?
R.H.: Como un luchador.
SEMANA: ¿De qué se ha privado?
R.H.: Azúcares cero, en lo posible. El cáncer come azúcar. Verduras todas las que se puedan, harinas poquiticas, el 10 por ciento de las que normalmente yo comía. En lo posible no comer carnes rojas y hacer actividad física, toda la que se pueda. Aunque la actividad física me ha tocado poca, porque la operación que me hicieron me dejó una herida vertical de casi 25 centímetros en el estómago, todavía no ha terminado de cicatrizar. Eso me ha limitado mucho, después de la operación alcancé a bajar casi 15 kilos, y poco a poco los voy recuperando. Ahí vamos.
SEMANA: Después de esta condena, ¿qué les dice a sus electores, a quienes siempre les habló de su lucha contra la corrupción?
R.H.: Que mi discurso no cambia, el cáncer de Colombia se llama Corrupción. Que mientras sigan los ladrones administrando, las cosas no van a cambiar. Se necesitan nuevas generaciones en política convencidas de eso, de trabajar por los más pobres. A los colombianos que me votaron, gracias, infinitas gracias, yo no era Rodolfo, yo era el sentimiento de la gente cansada de tanta robadera. Ese sentimiento debe seguir vivo en los corazones de los colombianos, se necesita que siga vivo y se siga materializando en la independencia a la hora de votar.
SEMANA: ¿Este es su punto final en política?
R.H.: En la política, como en la vida, solo muere quien deja de luchar. Yo seguiré luchando hasta el final de mis días.
SEMANA: ¿Pensó que un día estuviera cerca de la presidencia y otro condenado?
R.H.: Son las vicisitudes de la vida, un día uno puede estar bien y otro mal, y a veces lo que hoy parece malo, mañana puede que sea bueno. La vida es una constante enseñanza, no me siento ni más ni menos que nadie por los logros en la campaña a la presidencia. Demostré que un hijo de campesinos, de Piedecuesta, educado en la Universidad Nacional, a los 74 años, sin partidos políticos, sin meterle millones, sin respaldos políticos, sin medios de comunicación, sin maquinarias, podía poner a temblar al establecimiento. Estuvimos cerquita, Colombia no puede perder ese sueño. Y en cuanto a la condena, sigo confiando en la justicia, apenas estoy en la primera instancia. Ojalá tenga vida para seguir buscando mi inocencia y no me toque acudir a la corte celestial… (risas).
SEMANA: Respondió un mensaje a Marelen Castillo, exfórmula vicepresidencial...
R.H.: Claro que sí, las diferencias políticas o personales no pueden entrar en la esfera de lo humano. Ella se solidarizó conmigo y con mi enfermedad a través de un mensaje en Twitter, yo sentí que frente a esa manifestación lo mínimo que podía hacer era responder con un sincero agradecimiento. Mire que lo mismo me pasó con Gustavo Petro cuando me pidió perdón por los ataques contra mi hija, yo le di un abrazo y la gente lo tomó a mal.
SEMANA: ¿Si hubiera sido Presidente nada de esto estaría pasando?
R.H.: Los médicos me dijeron que el cáncer llevaba varios años, eso no es de ahora, lo que pasa es que es silencioso. Por eso, les recomiendo que se hagan la colonoscopia. Yo nunca me había hecho eso, pero toca.
SEMANA: Sectores políticos dicen que hubiera sido difícil si hubiera sido presidente y lo hubieran condenado...
R.H.: Realmente yo siempre he sido respetuoso de los procesos en la justicia, por eso doy la cara sin miedo, y más cuando tengo mi conciencia tranquila de que nunca me robé un peso, ni actué en contra de mis propios electores. En caso de ser presidente, ese proceso hubiese pasado a otra instancia, sería irresponsable decir qué hubiese pasado.
SEMANA: ¿Qué pasará con la Liga de Gobernantes?
R.H.: El partido continúa con la misma ideología, Colombia debe seguir con la misma ideología. Sacar a los ladrones a patadas, sacar a los politiqueros mañosos y poner a producir este país que, teniendo todo para ser rico, es pobre.
SEMANA: ¿Es fácil a su edad, con su enfermedad, enfrentarse a la justicia?
R.H.: Esta enfermedad no es fácil a ninguna edad y menos ya de viejo. Hay que seguir cumpliendo rigurosamente los tratamientos científicos, esta semana iniciaré otro ciclo de quimioterapias. Con el resto, sí estoy seguro de que no hay colombiano que aguante semejante carga, especialmente por lo que cuesta luchar contra el sistema. Es que me han metido más de 400 procesos, la mayoría temerarios. Trabajé en lo privado, hice mi capital para vivir bien y ahora para defenderme, pero estas son estrategias que usa el sistema para doblegar a la gente que no les sirve. Seguiré luchando.