ENTREVISTA
Rodrigo Lara aseguró que si es alcalde de Bogotá, tendrá 300 drones vigilando la seguridad de la capital
En entrevista con SEMANA, el exsenador dijo que enfrentará la inseguridad de la ciudad con la ayuda de personal retirado de la Fuerza Pública en los barrios, que tendrá vigilancia y que incentivará programas de empleo juvenil para alejar a los jóvenes de las calles.
SEMANA: ¿Cómo le ha ido desde que anunció que será candidato a la Alcaldía de Bogotá?
Rodrigo Lara (R. L.): Hemos venido llevando a cabo un proceso de organización interna de lo que será la campaña y de listas a juntas administradoras locales y consejos. Estamos organizando todo el proceso de recolección de firmas y vamos a empezar en forma esta campaña en el mes de abril, después de Semana Santa.
SEMANA: ¿Cuántas firmas necesita recoger?
R. L.: Voy a recogerlas con 16 equipos en todas las localidades de Bogotá. Se necesitan legalmente 50 mil, por prudencia 150 mil. Vamos a hacer ese esfuerzo propio, genuino, porque estamos construyendo un proceso realmente independiente. Podrá observar que, a diferencia de muchas campañas, aquí no hay ni partidos ni expresidentes apoyando por debajo de la mesa; tampoco hay gobiernos de ningún tipo. Es un camino estrecho, más difícil, pero es el camino correcto.
SEMANA: ¿Cómo financiará la campaña?
R. L.: Estoy acostumbrado a hacer campañas muy económicas. En las pasadas elecciones de Senado obtuve cerca de 97 mil votos e hicimos una inversión muy pequeña. Vamos a buscar aportes del sector privado y a solicitar el aporte de ciudadanos comunes y corrientes. Si los ciudadanos quieren un proyecto realmente independiente, vamos a construirlo colectivamente.
SEMANA: ¿Qué más contempla esa estrategia en esta primera etapa de las elecciones?
R. L.: Yo mismo voy a salir a la calle. Siempre me ha gustado mucho salir a volantear, hablar con la gente mirándola a los ojos, invitándola a que nos acompañe, explicándoles qué queremos hacer en nuestro plan de gobierno. Ese contacto directo a mí me ha servido mucho, ha sido generoso conmigo porque me ha dado importantes resultados electorales y vamos por esa victoria, que no se hace buscando intermediarios ni actores políticos. Al mismo tiempo, sé detectar y he venido encontrando liderazgos en todas las localidades de Bogotá que son genuinos, reales de cada uno de esos sectores, los estamos invitando a que se lancen a las juntas administradoras locales.
SEMANA: Usted estuvo alejado de la vida pública estos últimos meses, ¿qué estuvo haciendo?
R. L.: Efectivamente, tomé la decisión en junio de ponerle fin a mi paso por el Congreso. Vivo de mi trabajo, tengo una familia, hijos, así que abrí una oficina de abogados y me desempeñé como abogado representando a empresas en diferentes ámbitos. Me fue bien, tuve victorias jurídicas importantes, fue un paso sin duda muy satisfactorio. Me duele y me da un poco de tristeza dejar esos proyectos, pero uno en la vida entiende que debe disfrutar más dando que recibiendo y gobernar Bogotá y enfrentar los problemas estructurales es una forma de dar.
SEMANA: ¿Cuál es su principal motivación política de ser alcalde de Bogotá?
R. L.: Creo que Bogotá es una ciudad excepcional, vibrante, frenética, con una vida interna muy tensa. Enfrenta unos problemas estructurales muy preocupantes. Son problemas ligados entre sí. Por ejemplo, la movilidad hace que Bogotá sea la ciudad más atascada de América Latina y una de las más congestionadas del mundo, y eso destruye la vida familiar.
Una mujer o un hombre cabeza de hogar tiene que salir antes de las 6 de la mañana a dar vueltas durante 40 minutos en un alimentador para llegar a un portal de TransMilenio, demorarse otra media hora entrando y después otra hora y media en condiciones indignas, parado, espichado y en lugares donde abusan y tocan a las mujeres. Eso hace que la gente se esté demorando media jornada laboral y más para ir y volver del trabajo.
SEMANA: Usted ha hablado de una propuesta para los jóvenes, ¿qué plantea?
R. L.: Todos aquellos muchachos que no tengan jornada completa los voy a tener ocupados obligatoriamente en actividades deportivas en una jornada extendida obligatoria, incluyendo el sábado. Diciéndole a la gente, vaya a trabajar, yo sé lo que tiene que enfrentar, yo me voy a ocupar como alcalde de sus hijos como me ocupo de los míos.
Luego, usted va y mira la situación de los jóvenes entre 18 y 35 años, la mitad estudia y trabaja y la otra mitad no hace nada. Esos muchachos a los 19 años están llenos de ilusiones y a los 25 están en la muerte económica que es el desempleo, caen fácilmente en los tentáculos de los grupos criminales. Por eso, voy a desplegar un programa público de empleo masivo, no para regalar plata, sino para que sean los jóvenes a través de las juntas de acción comunal los que arreglen las vías, los que reparcheen sus calles, los que mejores sus parques, y de esa manera, ese muchacho, con unos ingresos, puede soñar con estudiar, montar una empresa, con casarse, establecerse y ahí le entra la sabiduría a su corazón. Y eso me permite enfrentar con mucha fortaleza la inseguridad que es el gran problema que azota hoy a los bogotanos.
SEMANA: ¿Cómo enfrentar a las bandas criminales de extranjeros como el Tren de Aragua, entre otras?
R. L.: Es una amenaza muy grave que nunca se había vivido en Bogotá y es la llegada de macroestructuras del crimen. En materia de seguridad hay que hacer tres cosas. Lo primero es que la Fuerza Pública tiene que sentir respaldo de su alcalde, de la autoridad civil, de lo contrario no da buenos resultados. Yo mismo voy a estar en la tarea de enfrentar personalmente esos grupos de narcotráfico que azotan a la ciudad.
Segundo, necesitan respaldo de la ciudadanía. En Bogotá hay cerca de 100 mil policías y militares retirados viviendo en nuestros barrios. Le voy a pedir a los policías y militares retirados que sean ellos los encargados de conformar los frentes de seguridad en cada una de sus cuadras.
Tercero, tenemos un déficit muy grande de 10 mil policías, tengo que suplir ese déficit rápidamente de dos maneras, primero con tecnología. En Bogotá tenemos un programa de drones, pero solo hay seis, de vigilancia aérea de puntos críticos y al mismo tiempo prevención y atención de llamados de emergencia. Yo necesito aproximadamente 300 drones que tengan una vigilancia constante y permanente omnipresente de los sitios más sensibles de Bogotá. Los puntos que son atracaderos, los paraderos de los buses, donde las mujeres se bajan con miedo para caminar hasta sus casas, las ciclorrutas donde patean y tumban de las bicicletas a los muchachos para robárselas, todo eso lo voy a vigilar con drones y voy a detectar al bandido y donde se encuentre, lo vamos a ubicar. Va a ser un ojo de Dios, una mirada permanente, constante, omnipresente de lo que pasa en las calles. Le garantizo que con esa combinación de factores voy a dar resultados muy rápidos en materia de seguridad, se lo puedo garantizar.
SEMANA: ¿Es viable esa idea en términos financieros?
R. L.: Bogotá es una ciudad rica, tiene casi 12 billones de pesos de ingresos corrientes, que es la combinación del impuesto de Industria y Comercio con impuesto predial y los demás. Para que se haga una idea, el presupuesto de inversión de la nación es de aproximadamente 30 billones de pesos. Quiero ver una Bogotá grande, fuerte, una ciudad donde las cosas sí se pueden hacer, las vamos a hacer. Bogotá necesita una tercera y cuarta línea de metro. Dejaré andando la tercera y proyectada la cuarta.
El tema de los drones no es caro. Con 100 mil millones de pesos usted perfectamente tiene 300 drones volando por todo Bogotá y previniendo el crimen. Y a eso hay que sumarle también, y lo voy a hacer, una inversión en apoyo de seguridad privada para que estén unos señores en motos, sin armas, como hacen en los barrios ricos, recorriendo las ciclorrutas, los paraderos de buses, y reportándole a la Policía cualquier movimiento sospechoso. Le doy por garantizado que en seis meses Bogotá, con mi alcaldía, va a ver unos resultados muy contundentes y muy rápidos en materia de seguridad.
SEMANA: ¿Cómo reducir los tiempos de la movilidad en el transporte público?
R. L.: Ese es un problema estructural. Yo propongo que todo el esfuerzo de inversión pública se destine al metro, porque no puedo hacer buses de TransMilenio y metros al mismo tiempo. Un kilómetro de troncal de TransMilenio me cuesta 30 millones de dólares, un kilómetro de metro me cuesta 125 millones de dólares. El asunto es que el metro permite viajar cómoda y rápidamente y la operación del metro es mucho más barata que la del TransMilenio porque usted construye unos rieles y eso dura 200 años. Usted compra un tren y le dura 60 años, mientras que el sistema de buses tiene que cambiarlos cada 10 años, arreglar las lozas, cambiar las llantas, es una operación supremamente costosa, funciona con gasolina. Yo puedo garantizar acelerar los sistemas de metro, pero eso va a tomar tiempo.
No voy a cambiar de manera arbitraria el pico y placa porque no creo que los dueños de carros y de motos sean los responsables del fracaso de movilidad de la ciudad. Los vehículos son una consecuencia de ese fracaso. Lo que tenemos que hacer es acelerar los sistemas de metro para que en 20 años nuestros hijos no tengan que vivir lo que hemos tenido que vivir nosotros. Y por supuesto, construir las vías de acceso a Bogotá, que son básicamente 17 megaobras.
SEMANA: ¿Metro elevado o subterráneo?
R. L.: Siempre voy a preferir un metro subterráneo en una ciudad densa. Los metros elevados existen en las afueras de las ciudades. Sirven para unir municipios como la línea A del metro de Medellín. Pero cuando un metro entra a una ciudad, y sobre todo a una de las 5 ciudades más densas del mundo, que es Bogotá, lo evidente es que sea subterráneo. Las líneas de metro elevado de París, de Berlín o de Chicago, son líneas de metro de 1895, a nadie se le ocurriría la barbaridad de hacer una línea elevada en pleno siglo XXI en una ciudad tan densa como Bogotá. Pero bueno, eso fue lo que nos dejó una alcaldía anterior. El problema es que hoy enterrar esa línea nos cuesta 17 billones de pesos y eso es una salvajada. Yo digo, denme esos 17 billones, señora alcaldesa, no construya el absurdo TransMilenio verde de la séptima que va a costar 4 billones y con esos 21 billones de pesos prácticamente tengo el cierre financiero de la tercera línea de metro que une a Ciudad Bolívar, Usme, Soacha, con El Codito en la 170 en el norte y que integre a Bogotá de sur a norte. Obviamente que la línea elevada va a ser pésima, va a ser muy dañina y tiene además muy poquitas estaciones, con distancias de kilómetro y medio entre cada una, pero es que enterrarlo me sale muy caro. Y Bogotá no es Catar, Colombia no es Emiratos Árabes, no puedo estar botando la plata por la caneca de esa manera.
SEMANA: ¿Qué propone para las personas que se movilizan en su vehículo o en la moto?
R. L.: No voy a eliminar el pico y placa. Si lo hago, el tráfico entre semana termina siendo el del sábado. Bien o mal la gente ya se adaptó al pico y placa. Lo que sí no voy, bajo ninguna circunstancia, es a humillar y maltratar a la gente cambiando arbitrariamente los números del pico y placa. Lo que hizo la alcaldesa recientemente lo repruebo. Uno no puede jugar de esa manera. Los dueños de los carros y las motos no son los responsables de este caos. Es una consecuencia de no haber hecho líneas de metro en Bogotá.
SEMANA: ¿Qué incentivos tendría para el empleo, las empresas, el sector comercial formal e informal?
R. L.: Voy a tener una política muy enfocada hacia el empleo. Tengo una herramienta que puede ser interesante para generar empleo formal. Bogotá gana mucho dinero con el impuesto de Industria y Comercio, cerca de 6 billones de pesos, podría crear deducciones o beneficios tarifados de reducción del impuesto de Industria y Comercio por cada empleo formal que sea creado. Si tengo el Comercio y la Industria, y me generan empleo formal, podría tarifar y reducir de acuerdo con el número de empleos el pago de Industria y Comercio. Y si el empleo formal es creado cerca de donde vive la gente, es decir, en el occidente y sur de Bogotá, podría crear un incentivo más interesante. Si tengo mucha gente empleada formalmente, tengo menos crimen y una ciudad más próspera, se harán más obras y mejoraré la calidad de los bogotanos.
SEMANA: ¿Cómo califica la gestión de Claudia López?
R. L.: Tengo una lectura ambivalente. Me parece que es una persona de bien, honrada, una persona bien intencionada, una mujer de carácter en medio de tantos hombres tibios y pusilánimes. Tiene aciertos. Por ejemplo, la ampliación y la modernización de la Autopista Norte; los centros de cuidado para las mujeres me parecen una política fantástica. Pero también se equivoca. Por ejemplo, al principio vaciló mucho en términos de seguridad y de apoyo a la Fuerza Pública y el TransMilenio por la séptima que me parece que es un despropósito, un disparate desde cualquier punto de vista.
SEMANA: ¿Qué mensaje les deja a los bogotanos ‘ad portas’ de arrancar en forma la campaña?
R. L.: No podemos perder la fe. Tenemos que estar muy unidos en estas elecciones porque Bogotá está enfrentando una crisis muy grande. No permitamos que la artificial polarización nacional afecte la administración de nuestra ciudad. Los problemas de Bogotá no tienen color político, el trancón, la inseguridad y la falta de empleo afectan al que vota por Petro o por Uribe, son problemas de todos. La ciudad está sumida en una crisis muy profunda y de autoestima, para salir de esa crisis necesitamos todas las manos. Yo le garantizo que si nosotros gobernamos con una mentalidad de que las cosas sí se pueden hacer, vamos a estar muy felices y orgullosos de nuestra ciudad en muy poco tiempo.