Política
Sicariato digital: SEMANA destapa la forma coordinada en la que actuaron las bodegas que atacaron a Katherine Miranda, Carolina Arbeláez y Julia Miranda
Katherine Miranda, Carolina Arbeláez y Julia Miranda fueron víctimas de agresiones en redes por promover la concertación de la reforma a la salud. Alistan acciones legales conjuntas contra los responsables.
Tanto en campaña como en el poder, las redes sociales han sido una herramienta esencial para la estrategia de Gustavo Petro. Funcionarios, congresistas y adeptos utilizan estas plataformas a fin de posicionar logros de la administración, promover la importancia de las reformas y coordinar ataques contra sus detractores.
La técnica se conoce desde los ‘petrovideos’, cuando se utilizaban mentiras, insultos y demás descalificativos para sacar a contrincantes del camino, como ocurrió con el excandidato presidencial Federico Gutiérrez. La estrategia cambió cuando Petro llegó a la presidencia, ya que ahora se enfoca en defender sus polémicas iniciativas o desmentir los escándalos de su Gobierno.
En Twitter, cuentas anónimas, que en su mayoría no registran el nombre real de la persona que las maneja y muestran fotos falsas, utilizan un mismo numeral para que un tema aparezca entre las tendencias del día. Algunos son bots y otros son los llamados bodegueros, activistas a favor del mandatario que se encargan de popularizar los temas o posicionar las narrativas sobre una situación.
Los insultos son el pan de cada día en los trinos de las tendencias del petrismo. En caso de que critiquen a una persona específica, utilizan calificativos vulgares y despectivos, editan fotos para ridiculizarla y retratan sus comentarios contra el Gobierno como críticas indebidas o provenientes de la doble moral.
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Los últimos objetivos de esta tropa de internautas fueron las congresistas Katherine Miranda, Carolina Arbeláez y Julia Miranda, quienes impulsaron una subcomisión para concertar la reforma a la salud. De acuerdo con la primera representante, fueron víctimas de un “sicariato digital” que les significó sufrimiento y hasta complicaciones médicas graves.
Todo comenzó el miércoles 30 de agosto, cuando la Cámara de Representantes aprobó una proposición de autoría de Julia Miranda, que crea una instancia para concertar la reforma a la salud con todos los partidos políticos, gremios y demás actores del sector. Se pensó que la subcomisión podría retrasar el debate del proyecto, por lo que aliados del Ejecutivo aseguraron que se trataba de una práctica dilatoria.
Luego, basados en unas poco concluyentes tomas de video en las que las tres congresistas dialogan entre ellas y con otros parlamentarios, el petrismo aseguró que fue una “jugadita” para perjudicar el proyecto.
“Respaldé la proposición. No la firmé porque soy de la oposición y el partido de gobierno la habría negado automáticamente en ese caso. Dijeron que nosotras tres estábamos calculando fríamente para que se aprobara a escondidas, pero eso no pasa en el Congreso. Más cuando hay una mesa directiva del Gobierno. Dicen ahora que fue una jugadita porque nadie se dio cuenta. No tengo la culpa de que los representantes del Ejecutivo vayan solo a cobrar y calentar puesto”, narró la representante Arbeláez en entrevista con SEMANA.
Las cuentas del ataque
Después de esto, fueron víctimas de un matoneo feroz en redes sociales, con insultos como “prostitutas”, “prepagos”, “zorras” y “tramposas” por haber aprobado una subcomisión para dialogar sobre la reforma.
Primero comenzó con el numeral #ReformaSinJugaditaEs, por medio del que se atacó a las congresistas, utilizado por parlamentarios del Pacto Histórico como Piedad Córdoba, Támara Argote, Eduard Sarmiento, Alirio Uribe, Robert Daza, Jorge Bastidas, Andrés Cancimance, Luz María Múnera, Gabriel Parrado, Pedro Suárez y Alexandra Vásquez. Algunos lo utilizaron para hablar sobre las falencias del sistema de salud, otros se refirieron a la subcomisión aprobada, diciendo, entre otras cosas, que se aprobó “por debajo de la mesa”.
Alejo Vergel, reconocido influenciador del petrismo, dijo que, si un congresista no está dispuesto al “escrutinio de la ciudadanía”, se debía “largar” de la curul. Lalis, contratada por el Estado, aseguró que le daba “asco” cómo Katherine Miranda “se vendió como alternativa y terminó siendo igual a todos”. Otras cuentas calificaron de “porquería” y “actuar sucio” el supuesto complot para perjudicar el proyecto.
Luego se utilizaron los numerales #MirandaDaAsco, #MirandaRataMalnacida, #Mirandear y #MirandaTraicionera, principalmente dirigidos a la representante de la Alianza Verde. Editaron fotos de su rostro en cuerpos de mujeres con poca ropa, hicieron comentarios despectivos sobre su apariencia, su vida privada, la acusaron de corrupción y pidieron su muerte política.
SEMANA conoció que se trata de una coordinación sofisticada que, incluso, contaría con asesores provenientes de España, quienes estructuran los ataques en masa contra los opositores del Gobierno. “Hay muchos trinos de funcionarios, sobre todo, de segundo nivel. También hay personas que fueron activistas en la campaña del presidente y hoy están en algunos cargos. No quiero dar nombres, pero estamos investigando”, manifestó Miranda a este medio.
De acuerdo con la representante, las tendencias y etiquetas surgen de forma coordinada: “#ReformaSinJugaditaEs fue coordinada directamente por los congresistas con el objetivo de deslegitimar la subcomisión. Otra campaña que identificamos fue la que nos dijo prepagos del uribismo y prostitutas del uribismo. Esas dos campañas se entrelazaron de forma completamente coordinada. Muchas utilizaban las mismas imágenes y las mismas palabras. Hay patrones entre las que salían de funcionarios y congresistas iguales a los de los bots”, agregó la representante.
El matoneo llegó a tal punto que Julia Miranda, representante del Nuevo Liberalismo, tuvo que ser trasladada en ambulancia hasta una clínica el pasado 4 de septiembre. Fue diagnosticada con miocarditis aguda, pero sus compañeras aseguran que todo fue empeorado por la situación de violencia y matoneo que atravesaba.
A pesar de su grave estado de salud, funcionarios como Daniel Rojas, presidente de la Sociedad de Activos Especiales, dijo que la violencia que recibió fue “control social” por haber impulsado la proposición. “Seguramente, que tachen su comportamiento es difícil después de una carrera tan brillante y tranquila. Ese matoneo le afectó. Que descanse y se recupere pronto”, expresó Arbeláez.
Katherine Miranda, después de comunicarse con la representante, sostuvo que el acoso por la subcomisión afectó a la congresista: “Me dijo que llegó preinfartada a la clínica. El médico dijo que ella llegó con una condición que no conocía, pero el tema del estrés se la alborotó”.
Acciones legales
Miranda y Arbeláez decidieron unirse para denunciar ante la Procuraduría, la Fiscalía e, incluso, la Corte Suprema de Justicia a quienes las atacaron por redes sociales. Sus equipos se encuentran recolectando pruebas sobre la forma en la que se gestó la estrategia en contra de las parlamentarias y el lunes se presentarán formalmente las acciones.
“Lo hago porque creo que vale la pena marcar un precedente en el país de que no está bien estigmatizar y señalar cuando uno hace su trabajo. Me parece grave el silencio del presidente. ¿De qué ‘paz total’ hablamos cuando pide un lenguaje menos violento con el ELN, pero permite que sus seguidores nos masacren en redes?”, concluyó Miranda.
Por otro lado, Arbeláez resaltó la hipocresía alrededor de la defensa de las mujeres: “Dicen defender nuestros derechos, evitar la violencia política y que haya más participación, pero no deberían estar atacándonos por una propuesta. Deberían dar ejemplo”.
Después de varios días de violencia, cuando se dieron cuenta de que la iniciativa no iba a retrasar el debate, los congresistas del Pacto Histórico aplaudieron en plenaria la creación de la subcomisión como una instancia de concertación para destrabar el proyecto.
Pese a ello, el daño está hecho en redes sociales, en las que se devela la estructura del sicariato digital. Identifican objetivos y los destruyen moralmente para desescalar críticas contra el presidente Gustavo Petro, con ayuda de funcionarios y congresistas que dedican buena parte de su tiempo laboral para ejercer estos ataques.