Ocampo y bebidas azucaradas
El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, responsable del gobierno en la reforma tributaria, en la cual uno de los temas es el impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. Foto Guillermo Torres Reina / Semana | Foto: Guillermo TOrres / Alejandro Aco

Impuestos

Sigue debate académico por alcances del impuesto a bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados en la reforma tributaria

Expertos hablaron sobre el impacto de gravar esta clase de productos en el empleo y en las tiendas de barrio. La próxima semana serían los debates definitivos en las plenarias de Senado y Cámara.

28 de octubre de 2022

Varias conclusiones sobre los efectos de gravar las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados se escucharon este viernes en el foro ‘Impuesto a las bebidas ultraprocesadas azucaradas en el contexto de la Reforma Tributaria’, organizado a instancias de la Universidad Javeriana e impulsado por la organización RedPapaz.

Una de las voces que se escuchó en el foro de este viernes fue la de la licenciada en economía de la Universidad Autónoma de México Arantxa Colchero, quien habló de la experiencia de haber aprobado este tributo en su país, donde, adicionalmente, ya se implementó el etiquetado frontal en esta clase de alimentos.

Según ella, existen varias evidencias de los efectos negativos en términos de salud pública del consumo de alimentos con exceso de azúcares, sales y grasas y “es muy difícil” lograr cambios significativos en la mayoría de la población por la influencia que puedan tener campañas pedagógicas y de prevención.

Ante esto, otro de los caminos es la regulación para el consumo de productos de esta naturaleza, en la cual hay herramientas como el etiquetado -frontal y visible- de los efectos negativos de estos alimentos y la implementación de impuestos que pueden tener diferentes mecanismos y consecuencias.

“El asunto con el sistema alimentario es que los incentivos están puestos es para el counsumo de alimentos y bebidas no saludables, no para lo saludable”, afirmó Colchero, quien agregó que “hay una gran cantidad evidencia que muestra que causa daños en la salud, y esto representa una carga de morbilidad y financiera para los sistemas de salud y para la población muy importantes”.

La experta manifestó que en su país esta clase de productos se empiezan a introducir en los niños a muy temprana edad, algo que, al parecer, también ocurre en Colombia.

Sobre el impuesto, la licenciada en economía afirmó que en México hubo “sectores de la sociedad” que se oponían a este tributo, pero que “hubo mucho trabajo desde la academia, no solo para sistematizar toda la evidencia”, sino también para analizar “la factibilidad de poner el impuesto” y sobre los estimativos en cifras como la demanda de esta clase de bebidas.

“Se trabajó con ONGs que tenían contacto con la población para hacerla consciente de la cantidad de azúcar añadidos que tenían los refrescos”, contó Colchero, y añadió que también hubo “un grupo de jóvenes que trabajaron con el congreso, muy creativamente, para llevarles de manera muy simple el mensaje”.

Según ella, “el impuesto en México es de un peso por litro y esto es mas o menos un 10 % en el precio” y se aplica, esencialmente, a “todas las bebidas no alcohólicas con azúcar añadida”. Solamente se excluyen algunos tipos de jugos cien por ciento naturales.

Explicó que “es un impuesto al volumen”, que es “muy bajo”, que “lo paga es el productor” y que desde el año 2019 se ajusta de acuerdo a la inflación que se presenta en ese país.

Sobre los efectos, afirmó que son “heterogéneos” y que en algunas capas de la población se ha visto una reducción del consumo de bebidas azucaradas.

“En el caso de Mexico -es un poquito diferente en Colombia- los más pobres a nivel nacional no son los que consumen más, pero sí a nivel urbano. A nivel nacional todavía no tienen suficiente recursos para comprar alimentos y bebidas ultraprocesadas en la misma cantidad que comporan los más ricos, pero a nivel urbano sí y ellos fueron los que redujerion sus compras”, afirmó.

Y aseguró que “después de que se implementó el impuesto no encontramos ninguna reducción significativa en el empleo en esta industria” ni “tampoco en empleo en los estabecimientos, ni pequeños, ni medianos, ni grandes, ni tampoco ningún aumento en la tasa de desempleo”.

“Esto es esperable no solo porque el impuetso es relativamente pequeño, sino porque la industria de bebidas produce sustitutos, que es el agua embotellada, entonces no se esperaría un impacto negativo”, dijo.

También hizo un llamado a que, además de las regulaciones que se pueden implementar por parte de los gobiernos, se avance en “otras estrategias, como politicas para reducir el impacto de la mala alimentación en la salud y el medio ambiente”.

En un panel posterior se unieron expertos colombianos como Martha Yaneth Sandoval, economista y asesora de RedPapaz; Mercedes Mora, nutricionista, dietista y docente de la facultad de Medicina de la Universidad Javeriana, y Luis Fernando Gómez, investigador y académico de este centro educativo.

Para la profesora Sandoval, los reparos de algunos tenderos en el país a la implementación del impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados en la reforma tributaria es “injustificado”, y una recomendación de las experiencias internacionales “es gravar todas las bebidas azucaradas para no generar sustitutos indeseables entre una bebida y la otra. Con este diseño no se está promoviendo la sustitución hacia el agua y las frurtas, sino entre bebidas azucaradas”.

“Con este impuesto se está protegiendo la vida de las personas de los hogares de bajos ingresos, para quienes además es mucho más alta la carga de la enfermedad asociada al consumo de este tipo de bebidas”, afirmó la economista y experta en el tema.

La profesora Mora, por su parte, afirmó que “en el momento en que se pone el impuesto no hay una reducción del empleo derivada del impuesto directamente” ni tampoco en el largo plazo, y que “en este momento muchas de las bebidas que consumen nuestros niños van a superar la cantidad de azúcar que necesitan y no van a pagar nada por eso”.

“Hay mucha oposición a que este impuesto surja, cuando el recaudo del impuesto puede ayudar a que haya regiones como La Guajira, por ejemplo, a donde llegue agua potable”, uno de los sustitutos de las bebidas azucaradas, afirmó la experta.

Y el profesor Gómez hizo un llamado a que haya más bebidas sustitutas a las bebidas azucaradas, como el agua y las frutas, como un mecanismo para hidratarse y dijo que es una “oportunidad de incrementar el empleo en un país”.

“Hay que trabajar no solamente en impuestos saludables, sino también en otras acciones políticas en ambientes escolares, en modificar de una manera dramática el Plan de Alimentación Escolar”, pidió Gómez, quien añadió que, además, se debe “avanzar en la implementación del etiquetado de advertencia.