Homenaje
Tres años sin el caballero de la política: familiares rinden homenaje a la vida y trayectoria de Carlos Holmes Trujillo
El 26 de enero de 2021, el exministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo murió tras contagiarse de covid-19. Luchó dos semanas contra el virus, pero la salud se deterioró rápidamente. Su familia lo recuerda.
Una de las pocas cosas que no logró hacer Carlos Holmes Trujillo en su vida, dedicada al servicio público, fue llegar a ser presidente de Colombia. A los 69 años se contagió de coronavirus, cuando todavía no habían llegado las vacunas al país, y luchó por su vida durante 15 eternos días hasta que finalmente perdió la batalla.
Estuvo internado en el Hospital Militar de Bogotá. Tuvo momentos de lucidez, por lo que su familia pensó que sería cuestión de días volver a abrazarlo y tenerlo en casa. Sin embargo, la covid-19 fue implacable y se lo llevó tras cambiar rápidamente el cuadro clínico.
Iván Trujillo, uno de los cuatro hijos de Carlos Holmes, recuerda que “su cuadro clínico desde que lo hospitalizaron venía evolucionando positivamente. Los niveles de saturación y de oxigenación venían mejorando”. Pero todo cambió después de una conversación que sostuvo con su padre, que a la postre sería la última.
“Fue el 18 o 19 (de enero), hacia el mediodía, que hice una videoconferencia con él unos momentos previos a la intubación. Estaba enérgico, vigoroso, tranquilo y consciente del proceso. Me irradiaba esa tranquilidad”, cuenta Iván.
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Iván estaba con Alba Lucía Anaya, esposa de Carlos Holmes, y colgó con tranquilidad esa llamada. Estaba seguro de que se verían pronto, pues sintió a su padre con la fuerza que siempre tenía al hablar.
Tres años después de su muerte, la familia tuvo otra emotiva reunión. Se hizo una misa para recordarlo y que sus nietos, Benjamín, Máximo, Filipa y Franco, conserven siempre en su memoria a ese amoroso abuelo que partió antes de tiempo.
“Tres años en los cuales lo extrañamos permanentemente junto con mis hermanos. A toda la familia nos queda el orgullo de haber tenido un papá extraordinario en todo el sentido de la palabra. Una persona que nos inspira permanentemente, que nos enseñó a enfrentar la vida con respeto, con determinación, un ejemplo de vida para todos. Un caballero en todo el sentido de la palabra, un hombre íntegro de una estatura moral y ética superior”, dice Iván.
Sus hijos, Iván, Camilo, Carlos y Rodrigo, coinciden en que su padre fue el caballero de la política. Prueba de ello es que, en un país tan polarizado, Carlos Holmes nunca usó una mala palabra para referirse a sus adversarios políticos.
“Cuando mi padre falleció, recibimos una inmensa cantidad de llamadas, no solo de sus amigos y personas cercanas, sino de sus contradictores políticos. Todos hacían referencia a que lo recordaban siempre por su buen trato y sus buenas maneras, una persona que daba con toda la contundencia el debate de las ideas, pero siempre en el marco del respeto y entendiendo que no todo el mundo tenía que pensar igual a él”, recuerda Iván.
Camilo Trujillo escribió el libro El deber y la vida para rendirle homenaje a su padre, presentar el legado que le dejó al país y ofrecer una aproximación humana de Carlos Holmes en el servicio público. En ese texto, que se lanzó en 2022, da cuenta de la manera en que su papá se preparó durante toda la vida para prestar un servicio a Colombia.
“Fue un gran ser humano, una persona con un talante democrático que todos reconocieron y entabló discusiones con respeto con quienes no pensaban igual que él. Trasladó muchos de sus valores y principios al mundo de la política y por eso se le conoce como el caballero de la política”, afirma.
La política y la vida pública la llevaba Carlos Holmes en sus venas. Era un asunto de familia, de discusión diaria, pero siempre con respeto y fue lo que transmitió a sus hijos. Era uno de los funcionarios más visibles del Gobierno del presidente Iván Duque, en el que como ministro de Relaciones Exteriores tuvo una reconocida y crítica gestión contra el vecino Gobierno de Venezuela. Y luego, tras la salida del ministro de Defensa, Guillermo Botero, se puso el camuflado y asumió este cargo.
“Él es un recuerdo de las buenas maneras de la política. Un hombre de provincia que se convirtió en un estadista irremplazable. Una muestra del respeto por las visiones contrarias y por la vocación hacia el servicio público hecho con pulcritud. Es recordar su amor por la lectura, por las corbatas, pero, sobre todo, el amor por hacer las cosas bien”, dice Carlos, su otro hijo.
Justamente, por estar recorriendo el país, Carlos Holmes se contagió de la covid-19. Su familia siempre le insistió en que redujera los viajes, pero le estaban pidiendo un imposible, pues el exministro tenía un compromiso con Colombia y los soldados en el territorio nacional. Nunca detuvo su agenda y ya se sabe cuáles fueron las consecuencias.
Pocos políticos en el país cuentan con la trayectoria de Carlos Holmes Trujillo, quien siempre se preparó para ser presidente de Colombia. Lo intentó en varias ocasiones. Primero participó en la consulta que realizaron con Óscar Iván Zuluaga, exministro de Hacienda, y con Francisco Santos a fin de arrebatarle el poder al entonces presidente Juan Manuel Santos, considerado un traidor para el uribismo. Carlos Holmes perdió, pero se sumó a la campaña de Zuluaga como fórmula a la vicepresidencia. No ganaron la segunda vuelta, en 2014, y Santos fue reelegido.
Quienes mejor conocen al exministro dicen que era una persona supremamente amable, pero terco en materia electoral. Cuatro años después se presentó nuevamente como precandidato. En esta ocasión sus contendientes eran Iván Duque y Marta Lucía Ramírez. Nuevamente, fue derrotado en las urnas, pero fiel a la construcción del uribismo aceptó la derrota y se convirtió en uno de los funcionarios más importantes del Gobierno Duque, en el que estuvo al frente de uno de los temas más espinosos y que hoy en día tanta falta le hacen a Colombia: la seguridad y la defensa del país. “Como ministro de Defensa, siempre estuvo acompañando a la tropa, dándoles moral y luchando contra la delincuencia”, recuerdan sus familiares.
El carácter, la humanidad y el compromiso con el trabajo fueron algunas de las tantas cosas que enamoraron a Alba Lucía Anaya de Carlos Holmes. “Era una persona amorosa, caballerosa, amplia y responsable. Él estuvo en cuatro ministerios, donde lo hizo muy bien. Carlos dominaba la parte internacional a las mil maravillas. Estudió en Japón y desde aquella época aprendió el idioma, y estuvo en seis embajadas. Yo perdí al hombre de mi vida, era el amor de mi vida y Colombia perdió a un gran estadista”, dice su esposa.
Alba no se equivoca. Carlos Holmes se catapultó a la política en Cali, ciudad de la que fue alcalde en 1988. Formó parte de la Asamblea Nacional Constituyente, a la cual llegó en 1991; perteneció a la comisión de ordenamiento territorial. Fue ministro de Educación en el Gobierno de César Gaviria Trujillo. En el de Ernesto Samper, fue su alto consejero para temas de paz. Cuando Horacio Serpa dejó de ser ministro del Interior en medio del convulso proceso 8.000 que atravesó esa administración, tuvo un corto paso de seis meses por esa cartera.
En 1995 regresó al servicio diplomático, en el que estuvo por casi dos décadas. Llegó a la embajada ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington. Luego, el presidente Andrés Pastrana lo nombró embajador en Austria –concurrente en la ONU en Viena– y posteriormente en Rusia. Y le llegó el momento a Uribe y al uribismo. El jefe del Centro Democrático lo mantuvo en el servicio exterior, primero como embajador en Suecia y luego en Bélgica, donde también sirvió ante la Unión Europea.
El coronavirus indudablemente segó la vida de una notable figura, cuya presencia podría haber influido de manera significativa en la historia política del país. Su ausencia deja un vacío de mensajes altruistas y constructivos que, a lo largo de los años, había enviado para elevar la política, ámbito que, lamentablemente, ha experimentado crecientes decepciones y ha visto la llegada de individuos sin preparación adecuada para el servicio público.