Bogotá
Urge regular la vivienda turística en Bogotá: genera desplazamiento interno y dificulta el control a la explotación sexual. Esta es la radiografía
La mayoría de estas viviendas se encuentran en Chapinero (28,1 %), Usaquén (17,9 %), Santa Fe (12,5 %), Teusaquillo (9,7 %) y Suba (7,1 %).
El fenómeno de la vivienda turística ha transformado el paisaje de la hospitalidad en ciudades del mundo. A medida que crece la popularidad de plataformas como Airbnb, también han surgido desafíos y necesidades de una regulación cuidadosa, para asegurar el balance entre el desarrollo económico y la calidad de vida de los residentes locales.
Bogotá no es ajena a esta realidad. Un estudio desarrollado por el Instituto Distrital de Turismo (IDT), señala un rápido crecimiento de este fenómeno entre 2016 y 2021, en donde localidades como Suba,, Teusaquillo y Engativá sobresalen como las de mayor crecimiento de viviendas de alquiler turístico.
Según los datos del Registro Nacional de Turismo, actualizados al 22 de abril de 2024, en Colombia hay 71.068 establecimientos de hospedaje y alojamiento con Registro activo, de los cuales 53.248 son viviendas turísticas, lo que equivale al 74,9 % de la oferta de alojamiento en el país. Antioquía (24,1 %), Bogotá (11,9 %) y Bolívar (10,9 %) aportan el mayor porcentaje de este tipo de establecimientos.
De acuerdo con el IDT, en el caso de Bogotá, la cantidad de Prestadores de Servicios Turísticos – PST registrados en la Cámara de Comercio de Bogotá- CCB, con Registro Nacional de Turismo- RNT en 2023, aumentó 18,2 % en comparación con 2022.
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Por su parte, el número de viviendas turísticas aumentó en 59,6 % entre el mismo periodo, mientras que, la categoría de otros tipos de hospedaje turísticos no permanentes (inmuebles que no son establecimientos de comercio), presentó una caída del 98,0 % en los registros. Esta diferencia indica, que más de 900 alojamientos no permanentes se establecieron como viviendas turísticas.
Según la Cámara de Comercio de Bogotá, la ciudad cuenta con 6.882 viviendas turísticas, esto representa el 56,9 % del total de Prestadores de Servicios Turísticos con RNT de Bogotá. La mayoría de estas viviendas se encuentran en Chapinero (28,1 %), Usaquén (17,9 %), Santa Fe (12,5 %), Teusaquillo (9,7 %) y Suba (7,1 %).
En términos del impacto económico, de acuerdo con el IDT, la vivienda turística puede generar más de 650 millones de dólares en Colombia y en solamente en instancias cortas en Bogotá son más de 123 millones de dólares. En todo el país puede generar 48.000 empleos.
Sin embargo, a pesar de estos importantes beneficios económicos que genera la vivienda turística para la ciudad, el crecimiento exponencial de esta oferta, sin la regulación necesaria, está generando riesgos de gentrificación en localidades como Chapinero, Usaquén y Suba, ante la correlación entre aumento de la oferta de viviendas turísticas y el aumento de los arriendos.
El director del Instituto Distrital de Turismo (IDT), Andrés Santamaría, aunque puntualiza de manera clara que la vivienda turística no es mala, toda vez que ayuda a dinamizar la economía de la ciudad, sí urge una regulación para controlar su exponencial crecimiento.
“La vivienda turística es una opción legal, legítima, que se ha dinamizado en el país, el tema es cómo nos vamos a preparar para el futuro, en la medida en la que tengamos un aumento de turistas nacionales e internacionales. Necesitamos analizar cómo podemos regularlas, porque un crecimiento desmedido de la oferta puede generar unos efectos negativos para la ciudad”, afirmó Santamaría en diálogo con SEMANA.
Según lo explicó el funcionario distrital, “hoy en Bogotá tenemos alrededor de 7.000 viviendas con Registro Nacional de Turismo, que es un requisito para poder ofertarse en las plataformas, pero nosotros creemos que hay más de 18.000 operando”.
Algunos de los efectos negativos por el crecimiento desmedido de la vivienda turística, es la gentrificación o desplazamiento interno en las localidades, por el incremento del valor de los arriendos. “La gente prefiere rentar para estancias cortas, que rentar de manera tradicional, y ese genera desplazamiento de las comunidades”, sostuvo Santamaría.
Así mismo, de acuerdo con el director del IDT, el crecimiento desproporcionado de la vivienda turística no solo está generando conflictos internos entre los copropietarios de conjuntos residenciales, sino que también están violando las normas de ordenamiento territorial en la ciudad.
“La vivienda turística puede generar vacíos, toda vez que barrios que son completamente residenciales, se pueden convertir en otra naturaleza diferente. Y estas son parte de las alertas que hemos identificado como autoridad de turismo en Bogotá”, indicó Santamaría.
Pero además de esta gentrificación o cambios en el ordenamiento territorial, otra de las grandes preocupaciones para la administración distrital es la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en la ciudad.
“Hay viviendas turísticas que contribuyen y dinamizan algunos efectos que puede generar el turismo, como lo es la explotación sexual”, reconoció el propio director Santamaría.
“El no tener una inspección, facilita la explotación sexual en el marco del turismo. Es más posibilidades de hacer la inspección en un hotel, las autoridades pueden entrar y hacer vigilancia, en una vivienda turística no se puede hacer nada, la Policía no puede entrar”, agregó.
Santamaría reveló que ya “tenemos casos identificados de viviendas turísticas que se una para la explotación sexual, además de algunos hoteles pequeños que también se utilizan para estos fines”.
Inequidad en el cumplimiento de normas e impuestos
Una de las grandes inequidades entre los hoteles u hospedajes tradicionales y la vivienda turística, es la inspección y la vigilancia. “Los hoteles están sometidos a salud pública, al cumplimiento de normas técnicas, a normas laborales, y al cumplimiento de normas comerciales de manejo de precios y publicidad por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio, mientras que la vivienda turística no está sometida a ninguna inspección, ni vigilancia”, subrayó Santamaría.
El director del IDT argumentó que el debate de una regulación para reducir la inequidad entre los hospedajes tradicionales y la vivienda turística no se debe centrar en aquella persona que decide rentar una habitación o parte de su casa por unos días, sino en aquellos vacíos jurídicos que hoy están permitiendo que se construyan grandes edificaciones destinadas únicamente a vivienda turística.
“Estamos pasando de tener una oferta en un edificio tradicional de tres o cuatro unidades, a tener ya edificios donde todas sus unidades son para oferta de hospedaje turístico”, indicó Santamaría.
De otro lado, la inequidad se ve reflejada en la parte tributaria. “Hoy el hotel paga el IVA del 19 %, el impuesto de renta hotelera del 9 %, el impuesto sobre la renta del 33 o 39 %. De los ingresos a Bogotá, la vivienda turística paga predial residencial, mientras que el hotel paga predial comercial y adicionalmente pagan el ICA, contribución parafiscal y retención en la fuente. La vivienda turística no paga ninguno de estos impuestos, hay una inequidad enorme”, sostuvo Santamaría.
Actualmente, en Colombia la regulación actual, liderada por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, establece que cualquier vivienda ofrecida para alquiler turístico debe registrarse en el Registro Nacional de Turismo.
Más allá de este registro, no hay mayor regulación frente a la vivienda turística en el país, y Bogotá estaría dispuesto a aportar en la materia, es por ello que el director del IDT participó de una audiencia pública que se adelantó en el Congreso de la República en el marco del proyecto de ley de reforma a la propiedad horizontal, para que se establezcan las bases de cuándo un conjunto residencial debe permitir o no la vivienda turística.
Pero a nivel ciudad se necesita una regulación que de claridades sobre el ordenamiento territorial. “Aquí lo que queremos poner en el debate de la ciudad, es hasta qué tipos o cantidades de vivienda turística vamos a permitir esa inequidad, porque no es lo mismo la persona que tiene tres viviendas turísticas, a aquellos que tienen un gran edificio dedicado solo a vivienda turística, porque hoy la tendencia es a construir edificios de este tipo, lo que ha rezagado la construcción de hoteles en la ciudad y en el país”, comentó Santamaría.
Y agregó: “¿Queremos viviendas turísticas en todas las zonas de la ciudad?, ¿o vamos a limitar?, ese es el debate, porque hay zonas, por regulación del Distrito, que solo son residenciales, pero hoy poca importancia se le está dando a la norma”.
Recomendaciones del IDT para la regulación de la vivienda turística
- Fortalecimiento de la gobernanza local: se propone desarrollar herramientas y prácticas de autorregulación en conjunto con las comunidades locales para gestionar mejor el impacto de las viviendas turísticas en los barrios.
- Integración cultural y turismo responsable: incentivar eventos y actividades que promuevan un intercambio cultural genuino entre turistas y residentes, complementado con campañas de sensibilización sobre el turismo responsable.
- Regulación tributaria ajustada: revisar y ajustar la estructura tributaria para asegurar que las viviendas turísticas contribuyan de manera equitativa a la economía local sin desfavorecer a la hotelería tradicional.
- Control y supervisión mejorados: Implementar tecnologías avanzadas para la supervisión y control de las viviendas turísticas, garantizando el cumplimiento de las normativas locales y nacionales.
- Cooperación con plataformas digitales: establecer acuerdos de cooperación con plataformas digitales para mejorar la seguridad, el intercambio de información y la gestión de incidentes.
El IDT indica que la regulación de la vivienda turística en Bogotá es un tema complejo que requiere un enfoque holístico y colaborativo.
Las propuestas presentadas buscan maximizar los beneficios económicos mientras se minimizan los impactos negativos en la comunidad. Es esencial que todas las partes interesadas participen activamente en el proceso de formulación e implementación de estas regulaciones para asegurar un desarrollo sostenible y equitativo del turismo en Bogotá.