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Vicky Dávila desata aplausos al preguntar: “¿No me digan que no estamos listos para una mujer presidenta en Colombia?”
La directora de SEMANA participó en She is Global Forum, en Medellín.
La directora de SEMANA, Vicky Dávila, participó este jueves de She is Global Forum, en Medellín, un espacio que es considerado como el foro más grande de América Latina hacia la equidad de género.
En su intervención, Dávila habló de la “gran energía transformadora de las mujeres”.
“Ser mujer es un reto, lo supe desde que era muy niña”, sostuvo la periodista, quien recordó las difíciles condiciones que afrontó en su infancia en Buga, Valle del Cauca.
Ante un auditorio lleno de mujeres, la directora de SEMANA desató fuertes aplausos cuando preguntó: “¿No me digan que no estamos listos para una mujer presidenta en Colombia?”
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“Hay muchas mujeres que podrían gobernar, muchas ya gobiernan en las regiones, que le den la oportunidad a una mujer”, pidió.
Dávila destacó que las mujeres son “cuidadoras naturales”. “Reprendemos, cuidamos, educamos, somos capaces de dar la vida por nuestros hijos”.
La directora de SEMANA señaló que la vida de las mujeres “es un reto muy grande en un mundo muy machista”.
“En un hogar carente de todo, me enseñaron el valor de la familia, la disciplina, el esfuerzo. Cada cosa que he tenido en la vida me ha costado mucho, nadie me ha regalado nada. Cuando era chiquita, me tocó vender cosas, vivíamos en una finca, vendía queso, lechuga, mapas, sahumerios, puerta a puerta”, recordó Dávila.
“No cuento esto para generar lástima. Ese esfuerzo me sirvió, me formó; no siento resentimiento por el lugar que nací y viví. Me formó inmensamente”, agregó.
“Luego hasta fui cantante de música colombiana, era vocalista de un trío de tres hermanos, que eran mis primos, ayudábamos con dinero en la casa; me gusta el tiple, la guitarra y la bandola, me gusta el bambuco”.
Dávila reveló que creció en un hogar en el que su padre era agresivo con su mamá.
“Vivimos con mi papá hasta que yo tuve 12 años. De repente entendí que había una situación de mucha agresividad en la casa, mi mamá sufría mucho; cada vez que mi papá le pegaba, ella me llevaba a un rincón y me decía: ‘Estudie para que no le pase esto’. Desde entonces aprendí que tenía que defenderme, que no podía dejar que me pisotearan, que tenía que aprender a responder”, contó la directora de SEMANA.
“Algo tan negativo me formó el corazón y de alguna manera la firmeza como persona, como profesional, como mamá. Agradezco esa experiencia tan dura”, dijo Dávila. “A mi papá lo perdoné, entendí que, tal vez, él fue el fruto de una sociedad que lo había hecho muy violento”.
En su discurso, Dávila contó que “siempre” soñó con ser periodista, aunque en un momento dado estuvo a punto de ser monja.
“Me formé en un colegio militar, allí aprendí el amor por la bandera, por el escudo, y entendí la labor de los soldados, por eso quiero a la Fuerza Pública como institución. Entiendo que el soldado, el más humilde de la cadena, expone su vida sólo por cuidar la nuestra”, dijo.
“Luego estuve en un colegio de monjas, allí aprendí muchas cosas como el esfuerzo y el trabajo. Yo era la única estudiante que atendía en la cafetería. Luego me daban una mogolla con Pepsi Cola. Aprendí que en la vida nada puede ser regalado, todo tiene que costar algo, un esfuerzo”.
Entre las anécdotas de su infancia, Dávila recordó que estuvo a punto de llamarse Centuria, por decisión de su papá. “Él tuvo un sueño en el que un ángel le dijo que yo iba a vivir 100 años, y que por eso tenía que llamarme Centuria”. Sin embargo, en la pila bautismal, el padre escuchó el nombre propuesto. Sorprendido, sugirió mejor que se llamara Victoria. Ita, su madrina, agregó el Eugenia.
La directora de SEMANA recordó uno de los episodios más duros de su vida cuando enviudó. “Conocí a Juan Carlos Ruiz, un periodista, me casé con él, tuvimos a Simón, mi hijo que hoy tiene 23 años”.
“Cuando Simón solo tenía tres meses de nacido, y no habíamos cumplido el primer año de casados, Juan Carlos murió en una cirugía cerebral. Me tocó otra vez: la vida o la muerte, me hundo o lucho. Yo decidí luchar, especialmente por Simón”.
“Empecé a trabajar tan fuerte que me empezó a ir muy bien en el trabajo. Hace poco Simón sustentó su tesis de grado, obtuvo 5 en su calificación. Recuerdo el día en que Juan Carlos estaba viviendo sus últimos minutos, en una sala de UCI, en un hospital en Bogotá. Me le acerqué y le dije: ‘No me deje sola, no me haga esto’. Luego le hablé: ‘Bueno, vamos a hacer algo, si usted se va a mejorar, usted se mejora. Si no, váyase tranquilo que yo voy a hacer de Simón lo que usted y yo hemos querido’, y así ha sido. Sé que Juan Carlos debe estar muy contento en el cielo”.
Dávila habló de su actual esposo, José, y sus dos hijos, y de la felicidad de tener una familia. “José es un médico, es un cirujano que trabaja para que la gente pueda volver a ver”.
De su labor como periodista, Dávila afirmó: “Es un trabajo duro, arduo, complejo, que requiere 24/7 del tiempo, y yo he dedicado ese tiempo, lo he hecho con amor. He tenido un mantra: hacer siempre lo que toca, y no lo que conviene. Siempre he hecho lo que creo que me toca hacer, y me he empeñado en unas causas difíciles, complejas”.
“Me he enfrentado a políticos muy poderosos, a presidentes muy poderosos, a fuerzas muy poderosas, lo he hecho con el convencimiento de que estoy haciendo lo que tengo que hacer como periodista. Uno se gana enemigos, amenazas, campañas de desprestigio. Uno siempre tiene que hacer un ejercicio y es levantarse, mirarse al espejo, si uno está tranquilo con uno mismo, es que lo está haciendo bien”.
En su intervención, Dávila destacó el papel de la líder opositora María Corina Machado en Venezuela. “Aá en Colombia hay muchas mujeres valientes, ella se convirtió en una especie de heroína no solo en Venezuela, sino en la región, en el mundo, todos le tenemos una gran admiración. Me llama la atención su caso, enfrentarse al régimen, donde la oposición está presa, o exiliada, algunos muertos; ella sobrevivió a ese régimen, se echó su pueblo al hombro, está peleando por la democracia y la libertad en Venezuela, me llama la atención su resiliencia”.
Dávila dijo que su trabajo como “reportera”, en el que lleva 31 años, es lo que “más le gusta hacer en la vida”.
“A veces, el carácter o la imprudencia me han traído algunos problemas. La gente sabe cómo soy, sabe que soy franca, honesta, decente, eso es lo que yo les quiero dejar a mis hijos”, dijo.
También habló de su familia. “Mi mamá es una señora común y corriente, vive en un barrio normal de Bogotá. Mis hermanos andan en TransMilenio; de los cinco, solo dos tenemos casa, los otros no tienen, no es que eso sea lo máximo, eso demuestra que somos una familia normal, como cualquiera. Nunca he usado mi carrera para generar mejorar posiciones en mi familia; los he ayudado con estudio, nunca intrigando para que puedan tener millonarios contratos o posiciones que no se han ganado”.
Dávila cerró su discurso con un llamado a todas las mujeres: “Vamos a defender la democracia, la libertad y no vamos a permitir que pase lo que pasó en Venezuela”.