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Vicky Dávila Directora de Semana Fedetranscarga | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

NACIÓN

Vicky Dávila hace una cruda radiografía del país bajo el Gobierno Petro. Revela cuál es el objetivo de ese caos promovido por el presidente

La directora de SEMANA intervino en el congreso de los transportadores de carga, en Cali.

Redacción Semana
24 de julio de 2024

Este fue el discurso de Vicky Dávila ante el congreso de los transportadores de carga, en Cali:

Vicky Dávila hace cruda radiografía del Gobierno Petro y revela un plan presidencial

“Para una periodista como yo, esta es una gran oportunidad. Gracias por este espacio para hablar de lo que está pasando en Colombia, de lo que les está pasando a los colombianos y de lo que está en juego.

Ustedes, los empresarios del transporte y toda esa fuerza laboral que han podido consolidar, son un motor fundamental de la economía en el país. Un generador de empleo natural que desarrolla una labor social, por medio de la logística y el transporte, conectando a todo el país con los lugares más recónditos. Que a ustedes les vaya mal es una pésima noticia para Colombia.

Este es un gremio expuesto a todo tipo de desafíos, en medio de extenuantes jornadas de trabajo. Y, por supuesto, ustedes no son “extrema derecha”, como dice Petro, solo porque no están de acuerdo con sus delirios. No, ustedes son trabajadores, eso son y eso no puede ser un pecado.

Eso sí, se trabaja más y se gana menos. Aquí no existe ningún pacto social. Los precios de los repuestos, las llantas, todo es más caro. Mientras tanto, se mantienen los debates eternos sobre el precio de los combustibles, los fletes y los peajes. Sin duda, hace unos años atrás, ustedes y millones de colombianos más estaban mejor.

Ustedes, como todos los colombianos, deberían poder movilizarse en la vía pública sin temor alguno, sin ese miedo que ahora da salir de la casa y dejar a la familia. Lo que está pasando es muy grave. Hay que ver las imágenes captadas en algunos tramos de la Ruta del Sol, por los mismos transportadores. Los bandidos están al acecho.

Los grupos criminales que ejercen el control en vastas zonas del país tienen al gremio amenazado y extorsionado, como a millones de colombianos. Hay que hacer lo que digan los bandidos o el siguiente paso es la muerte. El Gobierno Petro no ha sido capaz de cuidar la vida y los bienes de los ciudadanos, pero a los criminales sí. Vimos atónitos una caravana, casi presidencial, de 7 camionetas, que pagan los colombianos, custodiando a tres disidentes de las Farc. Qué desconsuelo.

Los bloqueos son otra amenaza latente. En cualquier momento y lugar, el paso es interrumpido. Los responsables no pagan por sus fechorías. La fuerza pública está con las manos atadas por orden presidencial, mientras la Fiscalía está politizada.

El deterioro de las vías es más que evidente y en algunas zonas se convierten en trampas mortales. El Gobierno Petro se ha negado a hacer grandes obras para salir del atraso vial en el que se encuentra el país. La política es clara, no hacer nada en esta materia.

Y aquí una reflexión. No podemos ser indiferentes. Cuando la democracia, la libertad, las instituciones, la verdad y hasta la historia, que quieren reescribir, están en juego, todos los ciudadanos tenemos la obligación moral de actuar.

Se es cómplice cuando se hacen alianzas con el verdugo, se es cómplice cuando se hacen tratos y pactos, se es cómplice cuando se guarda silencio ante la arbitrariedad, se es cómplice cuando se saca tajada y se logra la protección para sí mismo, aunque a los demás los destruyan, aunque acaben con el país.

Esos que se arrodillan y se doblegan ante un Gobierno de características autoritarias, que destruye lo que encuentra a su paso, tarde o temprano también pagarán las consecuencias. Incluidos los políticos que olvidaron que su misión es ayudar a la gente y que se deben a esa gente. Por el contrario, llegaron a saquear el Estado para su beneficio.

Este es nuestro país, el único que tenemos, no tenemos más a dónde ir. Tenemos que defender a Colombia hasta con el alma.

Los colombianos enfrentan una escalada de violencia, muy peligrosa y perturbadora, sustentada en el avance desenfrenado del narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión, que solo en el último año se ha incrementado en un 29 %, según cifras oficiales. Mientras tanto, la política de seguridad del Gobierno es un fracaso. La debilidad y la complacencia es la peor forma de enfrentar el crimen.

Hay hechos relevantes e irrefutables:

Cuando Petro aún era candidato se empeñó en desprestigiar al Ejército. Especialmente a los generales, relacionándolos con pagos del Clan del Golfo y todo tipo de corrupción. Además, con un supuesto golpe de Estado. Nunca ha confiado en ellos, siempre ha pensado en cómo enfrentarlos y destruirlos.

Al ganar las elecciones, su primera gran decisión fue hacer una barrida de 60 generales y almirantes sin precedentes. ¡Qué daño hizo Petro!

Despojó a las Fuerzas de los oficiales de mayor conocimiento y experiencia, de los que estuvieron en todas las batallas. Eso sí, sobre todos quedó una mancha, un manto de duda, que “tal vez salieron por corruptos”. Hasta hoy ninguno de ellos ha sido condenado por aquello. Esto parece más un plan que busca destrozar a la fuerza pública.

No nos digamos mentiras. Este es un Gobierno que no quiere a las Fuerzas Armadas. No las respeta. El país no olvida que Petro, recién posesionado, no asistió a la ceremonia de transmisión de mando en la que recibiría su nueva cúpula. Entonces, la Casa de Nariño canceló la ceremonia porque el mandatario estaba “atendiendo reuniones urgentes privadas de Gobierno”.

Poco a poco hemos ido conociendo qué significa “la agenda privada del presidente”. Curiosamente, cuando iba a tomar el mando el actual comandante del Ejército, el general Emilio Cardozo, la ceremonia también fue postergada. Petro no llegó, Palacio dijo que se intoxicó. Se ha intoxicado varias veces y por ello ha dejado de asistir a varios eventos.

Hay una imagen que se volvió viral y que refleja el sentimiento de Petro por las Fuerzas. Cuando asumía el mando el nuevo jefe de Estado Mayor del Ejército, Petro se quedó sentado, todos los asistentes estaban de pie. Solo miren el video. En Petro no hay respeto por el uniforme ni por el honor militar.

Lo mismo ocurrió el 20 de julio, el presidente llegó casi tres horas tarde al desfile militar, sin familia, sin el vestido que ordenaba el protocolo, y para colmo se fue antes de que terminara el evento. Solo displicencia.

Otro hecho relevante, sin duda, es el cese al fuego que decretó el Gobierno Petro al filo de las 12 de la noche del 31 de diciembre de 2023, cuando los colombianos recibían el año nuevo. El cese, que ha sido cumplido a rajatabla por la fuerza pública, ha dejado unos resultados excelentes para los criminales y muy dañinos para los colombianos que tienen que vivir en un país cada día más peligroso.

Los grupos criminales han avanzado de manera dramática. Hoy, las Farc (disidencias como las llaman), el ELN, la Nueva Marquetalia y el Clan del Golfo, por mencionar solo a algunos, son más poderosos, tienen armamento más sofisticado, y la gente de ‘Mordisco’ ahora ataca con drones.

Unos dispositivos baratos que cargados con explosivos se convierten en armas letales, y que están complejizando la guerra en los territorios. En otros conflictos del mundo, como el de Ucrania, los drones han sido determinantes.

El ministro de Defensa, Iván Velázquez, anunció que donde haya niños no se puede bombardear. Por supuesto, de inmediato, los grupos criminales incrementaron el reclutamiento de menores para convertirlos en escudos humanos. Y, obvio, ya no hay bombardeos. Ahora la clave para los bandidos es tener cada vez más niños, porque así garantizan que la autoridad no les va a llegar. A Velásquez el cargo le quedó grande.

Lo que ha pasado con la inteligencia también debería ser motivo de inmensa preocupación. Ya no existen aquellas operaciones como Jaque o las que permitían actuar contra los llamados “objetivos de alto valor”, como Alfonso Cano, exjefe de las Farc, el Mono Jojoy y Raúl Reyes, entre otros.

La inteligencia militar ha sido desmantelada. Hace apenas unos días salía del Ejército el último general experto en inteligencia en la institución y al cual tenían, obviamente, por fuera de dicha estructura desempeñando otras labores.

En cambio, hay graves denuncias contra el aparato de inteligencia del Gobierno conformado por la DNI (Dirección Nacional de Inteligencia), la Uiaf, la Dian y la UNP. Según el senador David Luna, estaría en marcha una operación para chuzar y perseguir a opositores, periodistas y magistrados.

A propósito, SEMANA destapó las graves denuncias de chuzadas en la Corte Constitucional. El valiente magistrado Jorge Enrique Ibáñez Najar señaló que los responsables están en inteligencia del Gobierno Petro, en la propia “Casa de Nariño”.

¿Por qué usar la inteligencia contra los ciudadanos inermes y no contra el crimen? Los colombianos están desamparados y los criminales cada día tienen más garantías. Algo inexplicable.

La inteligencia militar ha llegado tan bajo, que hay graves indicios de que quien fue el comandante del Ejército hasta el mes de mayo, el hoy general en retiro Luis Mauricio Ospina, ficha de Petro, usó el aparato de inteligencia para hacerle seguimientos al profesor de inglés de su esposa.

El cambio en la política antidrogas también ha sido determinante. Hoy las autoridades se dedican a la interdicción, pero no combaten toda la cadena del delito. Prácticamente la erradicación de cultivos ilícitos se acabó. Entonces, tenemos una superproducción de coca, los expertos aseguran que hay más de 300 mil hectáreas sembradas y, por ende, hay más cocaína en las calles de Colombia y del mundo.

En el país circulan unos 15 mil millones de dólares provenientes del narcotráfico al año. Un dinero sucio que permea la sociedad y las instituciones, con el que se soborna, se compran conciencias y se corrompe.

Mientras cae una tonelada de droga, probablemente, 5, 10 o 15 toneladas están saliendo hacia Estados Unidos, Europa, China y muchos otros países. Los narcos, que tienen los bolsillos a reventar, son los mismos grupos armados ilegales con los que el Gobierno Petro está sentado hablando en la supuesta paz total.

La primera línea, con decenas de sus integrantes presos y hasta condenados por delitos horribles como la tortura y el homicidio, es aplaudida y validada por el presidente Petro y la vicepresidenta Francia Márquez.

“Sí, señora Vicky, nosotros venimos de la primera línea y nos enorgullecemos”, dijo emocionado Petro, desde Cali, hace unos meses. La historia se cuenta sola. Su entonces ministro de Justicia, Néstor Osuna, por su parte, anunció que estaba trabajando con la fiscal Luz Adriana Camargo para que todos los presos de ese cuestionado grupo quedaran libres.

Entre tanto, hay jóvenes a los que les pagan por no matar. No por trabajar y esforzarse, no por estudiar y labrarse un futuro. No, por no matar.

He llegado a una conclusión: los valores en Colombia están invertidos. Los valores, pilares de la sociedad, se han perdido y eso es culpa de ese estamento político manchado por la corrupción.

No miento. El país tuvo que ver al comisionado de Paz, Otty Patiño, en una actitud penosa y suplicante de perdón frente al criminal Iván Márquez. El funcionario estaba conmocionado por una operación militar en la que fueron dados de baja varios integrantes de la Marquetalia, de manera legítima.

Patiño calificó el hecho de “fatídico”, y “trágico”, “hemos maltratado la confianza”, dijo, y además de darle a Márquez unas “sentidas condolencias”, terminó exaltando el “valor moral” de los delincuentes por no pararse de la mesa. Más que un despropósito.

Por último, dijo que así pensaban Petro, el ministro de Defensa y los mandos militares. La operación fue legal y en uso de la fuerza legítima del Estado. Decir lo contrario es no solo una mentira, sino una infamia con los militares que liberaron a miles de ciudadanos sometidos por la Marquetalia al régimen del terror.

Pero qué les extraña, si Petro fue capaz de llamar “patrimonio cultural” el sombrero de Carlos Pizarro, excomandante del M-19. ¡Qué desfachatez! Así mismo, Petro ondea sin recato y sin consideración por las víctimas de la toma del Palacio de Justicia la bandera del verdugo, el M-19. Toda una provocación, una ofensa.

Los soldados y policías, los que están en los sitios más alejados, hoy viven en medio de una inmensa pobreza. Hace unos días documentábamos cómo en el Cauca los uniformados tienen que hacer hasta rifas para conseguir combustible para moverse en moto. La comida generalmente es mala, no les pagan a tiempo su prima de orden público y hasta les quitan el auxilio de alimentación. Sus condiciones son precarias.

Estamos frente a una tropa desmoralizada que lucha con las uñas por sobrevivir frente a unos criminales con todas las garantías. La flotilla aérea de nuestras Fuerzas Armadas es en gran parte obsoleta, sin mantenimiento. A pesar de la amenaza terrorista y narcotraficante, aquí el Gobierno ya no parece preocuparse.

Somos cada vez más débiles y vulnerables. De hecho, la decisión de Petro de romper con Israel traerá consecuencias fatales en nuestra seguridad nacional. Todo por defender a los terroristas de Hamás. Petro es un antisemita. Por eso, fue incapaz de condenar el ataque terrorista contra Israel. Mientras el presidente vocifera por el conflicto en Gaza, en Colombia guarda silencio ante el asesinato de niños, a manos de los criminales con los que dialoga. Eso sí, somos amigos y cómplices de Nicolás Maduro. Nos hacemos los ciegos ante la barbarie del régimen. La fuerza de María Corina Machado y Edmundo González son la última esperanza.

Hoy, cuando Colombia enfrenta grandes retos y se juega su futuro, hay que tener algo muy claro. Petro ha podido hacer lo que ha hecho, incluso llegar al poder, y poner al país en serio riesgo, gracias a esas mayorías consolidadas por políticos de siempre y a empresarios enchufados. Todos solo van detrás del poder y de la plata. Así fue como el Gobierno logró aprobar la controversial reforma pensional. El propio Asofondos terminó escribiendo la proposición que al final fue aprobada y que les garantiza a los fondos billonarias comisiones que serán pagadas con el ahorro de los trabajadores.

Las más recientes denuncias del escándalo de corrupción en la UNGRD muestran cuál es el mecanismo que usa el Gobierno Petro. Según Olmedo López, exdirector de la entidad, y Sneyder Pinilla, exsubdirector, el Gobierno Petro puso en marcha una estrategia para comprar congresistas, con el único objetivo de lograr pasar sus reformas. Votos a cambio de contratos millonarios.

Hay ministros y otros altos funcionarios salpicados, como el exministro del Interior, Luis Fernando Velasco; el minHacienda Ricardo Bonilla, y el hoy director de la DNI, Carlos Ramón González, así como más de una decena de congresistas, entre ellos los salientes presidentes de Senado y Cámara, Iván Name y Andrés Calle, a quienes acusaron de recibir 4.000 millones de pesos en maletas y en efectivo. Y no pasó nada, siguieron dirigiendo las plenarias, no renunciaron, participaron en la elección de sus sucesores y hasta ganaron. La esperanza es que la Corte Suprema haga justicia.

Hasta ahora, la Fiscalía de Luz Adriana Camargo ha tenido un papel lánguido. Por no decir menos. Me pregunto: ¿esta Fiscalía está encubriendo a los funcionarios de Petro? ¿Hay un pacto entre la fiscal Camargo y el presidente?

El Congreso de los Names y los Calles es el mismo que tramitará el fast track del Gobierno para aprobar todo lo que se le ocurra, así como hizo Santos con el acuerdo con las Farc tras perder el plebiscito en las urnas. Ese Congreso es el mismo que difícilmente va a contener una constituyente de Petro, si se tramita legalmente. Tal vez ese mismo Congreso no tendría recato en aprobar una reelección de Petro o la prolongación de su mandato. Hay unas contadas excepciones. Pero definitivamente el Congreso ha hecho méritos más que suficientes para ganarse un inmenso desprestigio. El sistema en Colombia está podrido. Sin duda este Gobierno y este Congreso pueden ser los más corruptos de la historia.

Por último, hablemos de lo que tanto se habla en privado, pero que los ciudadanos tienen derecho a escuchar en público. Les hablo del plan de Petro: ¿reelegirse?, ¿alargar su período?, ¿seguir gobernando en cuerpo ajeno?

Aún no sabemos cuál es el camino de Petro, pero que quiere expandir y extender su poder y el de su proyecto político, es más que un hecho. Para ello, es fácil entender el ambiente de caos que ha promovido, el sistema de salud está al borde del colapso. Aquí casi todas las EPS también tienen responsabilidad. Terminaron negociando a puerta cerrada con el Gobierno Petro, como lo hicieron los fondos de pensiones. Después de alertar sobre los peligros de la reforma, da grima ver a estas empresas arrodilladas y suplicantes pidiéndole al Gobierno ser gestoras de salud o que las intervengan. Los pacientes y millones de colombianos en realidad hoy no tienen quién defienda su vida y su salud. La reforma a la salud del Gobierno volverá al Congreso.

La economía en declive, con una inflación rebelde, los altos niveles de desempleo que persisten y las pensiones en manos del Gobierno, también parecieran hacer parte del plan. Como los servicios públicos, el carbón y la industria del petróleo que están en la mira.

Igualmente, la desconfianza que ha alejado la inversión. El fantasma de la regulación de precios, las amenazas de inversiones forzosas en el sistema financiero y los subsidios sin control, cuyo único objetivo es fortalecer ese proyecto de izquierda petrista que tanto daño le ha hecho al país.

¿El avance de los grupos armados en todo el país será deliberado? Una pregunta que genera muchas reflexiones y suspicacias.

Los malos son buenos, los buenos son malos y se cultiva una sociedad de valores invertidos.

¿Vendrá la constituyente por decreto?

El tal acuerdo nacional es, sin duda, un distractor y seguro llegarán los enchufados y los politiqueros a la foto. La foto del caos que le permita a Petro quedarse y acabar con la democracia y la libertad.

Colombia ha sido una democracia sólida y tenemos como ciudadanos que defenderla. Así mismo debemos defender la libertad. No hay que perder las esperanzas. Tenemos que salvar a Colombia, hay que actuar, tenemos que resistir y que Dios ilumine nuestro camino”.