LABORAL
A pesar del éxito en el teletrabajo, las oficinas no se van a acabar
Pese a sus ventajas en tiempos de movilización y de cercanía a la familia, el trabajo en casa no puede remplazar, con videollamadas, la interacción humana que se da en espacios físicos con los compañeros.
El creciente número de teletrabajadores, que han permitido que una parte de la economía siga operando en medio de la emergencia sanitaria del coronavirus, y quienes probablemente continuarán por varios meses bajo esa modalidad, ha llevado a muchos a replantearse si será necesario regresar a las oficinas.
La duda surge especialmente para aquellos que trabajan en áreas administrativas o en temas de consultoría, quienes se benefician al ahorrar tiempos de transporte, no sufren por las distracciones de sus compañeros y pueden estar pendientes de sus familias y diversos temas domésticos.
Los promotores de la tecnología incluso han propuesto que este tipo de trabajadores se queden permanentemente en sus casas, pues han demostrado que allí también pueden ser productivos y en la era de las videollamadas, los mensajes instantáneos y los documentos compartidos, no es necesario estar en la misma ciudad, país o zona horaria para colaborar con colegas.
A eso se suman las ventajas para los empleadores, que experimentan reducciones importantes de costos en servicios públicos en sus sedes, a las que en muchos casos han destinado grandes inversiones y a las que tendrían que darle un nuevo uso si optan por mantener un elevado porcentaje de sus trabajadores en casa.
Sin embargo, un reciente artículo publicado en The Financial Times asegura que sería un error pensar que las oficinas, tal como las conocemos hoy, se van a acabar. Prueba de ello está en la creciente demanda de trabajo colaborativo de los últimos años, que llevó a muchos profesionales y emprendedores a reunirse en cafeterías antes de la pandemia, debido a que el espacio físico tiene cualidades de las que carece el digital.
“Incluso para trabajadores de industrias como la consultoría, que pueden hacer muchas de sus labores a través de internet, es popular tener un lugar en el que reunirse con los clientes y compartir ideas. Y como hemos descubierto recientemente muchos de los que nos vemos obligados a trabajar desde casa, el toque humano no se puede replicar completamente a través de videollamadas”, asegura el artículo.
Agrega que otra ventaja de las oficinas está en su dimensión social. La proximidad física a los compañeros de trabajo y a los directivos es importante para generar un sentido de comunidad.
Además, según los expertos del periódico londinense, convertirse en una empresa que trabaja solo en línea arriesga, inadvertidamente, una vía de innovación: las reuniones y las conversaciones de pasillo o frente a la máquina de café, de donde suelen salir muy buenas ideas.
“En lugar de tratar las oficinas como espacios en los que se cuentan las horas de trabajo o se limita a los empleados, sería mejor aprender a sacarles provecho”, sostiene el diario.
Los fanáticos de la tecnología han pronosticado que internet liberará a los trabajadores de sus “celdas de vidrio y concreto”, pero al mismo tiempo son las tecnológicas más grandes las que han tomado un rumbo muy diferente en este frente. Las instalaciones de gigantes de Silicon Valley son quizás el mejor ejemplo de cómo hacer atractiva una oficina.
En las redes sociales, sus trabajadores han lamentado recientemente la pérdida de acceso a beneficios tales como buen café, comida gratis y gimnasios en sus oficinas.
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“Convertir las oficinas en espacios donde los empleados quieren estar no es frívolo, sino una parte cada vez más importante de la cultura corporativa. Muchas compañías tradicionales no han logrado esa meta, pero también se negarían a abandonar sus oficinas por completo. Así que por más avanzada que sea la tecnología, el actual experimento que ha forzado a miles a teletrabajar servirá demostrar lo buena que puede ser una oficina de ladrillo y vidrios”, concluye el artículo.