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¿Quiere llegar a ser un gran jefe? Tendrá que ser amable

El camino de ascenso no solo depende de su carrera profesional, también va ligado a las cualidades que como persona le puede demostrar a un grupo que usted es el mejor líder. Lea cuáles son.

Santiago Moreno
25 de agosto de 2016

En cuestiones de liderazgo, no solo se trata de cuántos estudios tiene o de su trayectoria en una empresa, si bien son factores básicos, no son los únicos, ni los más importantes. Para llegar a un puesto de relevancia y de jerarquía se necesita también de unas actitudes que se reflejan en su personalidad y que lo llevarán a ser un líder o un “patán”.

Se tiende a creer que para ser jefe se debe ser una persona distante, calculadora porque se teme a que en determinado momento se pierda el respeto y se superen los límites de la confianza y claro recordarán casos como el de Steve Jobs, quien a pesar de su éxito es recordado también por ser un CEO de extremos, en especial intimidador.

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Los jefes implacables crean problemas de salud, de relacionamiento en el ambiente laboral, estrés y motivación. Un estudio del estado de California Long Beach encontró que los líderes que tratan a sus empleados con cercanía y aprecio cuentan con equipos mucho más cohesionados y productivos y que los individuos en esos equipos se desempeñan mejor. Por otra parte una investigación de la Universidad de Virginia encontró que cuando los empleados veían pequeños sacrificios de sus jefes había mayor inspiración y compromiso con su trabajo.

Entonces, ¿qué hace exactamente un buen jefe para direccionar un equipo hacia el cumplimiento de objetivos sin tener que ser “el malo del paseo”? Esto es lo que dice el Dr. Travis Bradberry co-autor del libro Inteligencia Emocional 2.0 y cofundador de TalentSmart, para World Economic Forum

  • Son amables sin ser débiles 

Una de las cosas más difíciles para los líderes es dominar  la bondad. Es un acto de equilibrio, y la clave para encontrarlo es reconocer que la verdadera bondad es inherentemente fuerte, que es directa y sencilla. Usted puede estar en desacuerdo con algo, pero la clave está es cómo lo comunica. 

  • Son fuertes sin ser rudos 

La fuerza es una cualidad importante en un líder. La gente va a esperar a ver si un jefe es fuerte antes de decidirse a seguir su aplomo o no. La gente necesita coraje en sus guías. Necesitan a alguien que pueda tomar decisiones difíciles y velar por el bien del grupo. Necesitan un líder que mantenga el rumbo cuando las cosas se ponen difíciles, pero sin pasar por encima de los sueños de los demás. 

  • Son confiados, sin ser arrogantes. 

La confianza es la pasión y la creencia en su capacidad de hacer que las cosas sucedan, pero cuando su confianza pierde contacto con la realidad, se empieza a pensar que puede hacer cosas que no pueden y han hecho cosas que no tiene. De repente todo se trata de usted. Esta arrogancia hace perder credibilidad. Los grandes líderes no dudan en entrar y hacer el trabajo sucio cuando sea necesario, y no piden a sus seguidores a hacer lo que no están dispuestos a hacer por sí mismos.

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  • Son optimistas y realistas 

Piense en un barco de vela con tres personas a bordo: un pesimista, un optimista y un gran líder. Todo va bien hasta que el viento cambia repentinamente. El pesimista lanza sus manos hacia arriba y se queja del viento; el optimista se sienta de nuevo, diciendo que las cosas mejorarán; pero el gran líder dice: "¡podemos hacer esto!", y ajusta las velas y mantiene el barco en movimiento hacia adelante. La combinación correcta de positividad y el realismo es lo que mantiene las cosas en movimiento hacia adelante. 

  • Son modelos a seguir 

Los grandes líderes inspiran confianza y admiración a través de sus acciones, no solo de sus palabras. Muchos líderes dicen que la integridad es importante para ellos, pero los buenos jefes demuestran su integridad todos los días. 

  • Equilibran trabajo con diversión 

Debe ser una persona equilibrada para saber cómo motivar y empujar a los empleados a ser lo mejor posible, pero que también tienen los medios para reducir la velocidad en el momento adecuado con el fin de celebrar los resultados y divertirse. Este equilibrio evita el desgaste, se acumula una gran cultura, y se obtienen resultados. 

  • Forman conexiones personales 

Son personas amables que tienen excelente comunicación con su equipo porque logran conexiones que hacen que los empleados se reflejen en ellos. Nunca hay que olvidar que hay un ser que se coloca delante de ellos humano de carne y hueso. 

  • Hacen ejercicios de retroalimentación 

Se necesita un líder con tacto para entregar retroalimentación que es precisa y objetiva, pero también motivadora. Los líderes que son buenas personas saben cómo tomar en cuenta los sentimientos y las perspectivas de sus empleados sin dejar de ofrecer el mensaje que necesitan escuchar con el fin de mejorar.

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