
Juan Felipe Gaviria solía responder cuando le preguntaban sobre su trabajo que él era, como San José, de la casa al taller, y del taller a la casa. Muy probablemente en su nueva condición de retirado, el taller ya no será uno de sus destinos; como se lo dijo a SEMANA, ahora se va a dedicar a nada, que es una de las mejores maneras de ocupar el tiempo, luego de una vida llena de trabajo: Alcalde de Medellín, Ministro de Obras Públicas y gerente de una de las empresas más grandes del país: Empresas Pública de Medellín.
¿A usted le alcanzó el día para trabajar?
Pues sí. Aprendí a cerrar el switch.
¿Qué le gusta hacer?
Disfruto haciendo crucigramas.
¿Qué cosa no vale la pena?
Hay algo de las mujeres que yo critico. Van y compran una cosa y luego se la pasan preguntando en otros almacenes cuánto vale. Pero si la ya compraron, ¿para qué se mortifican? De pronto vale la mitad. Lo que está hecho ya está hecho. Uno se equivoca, pero esa es la vida.
¿Lo estresó el sector público?
Lo digo con toda franqueza: la gente con más dedicación la conocí en el sector público. De verdad, verdad. Lo que pasa es que hay condiciones del sector público que estresan y hay demasiados ‘sirirís’ molestando la vida, sin criterio.
Y en el sector privado ¿cómo le fue?
El ser humano se comporta igual. En lo público o en lo privado. En todas partes pueden poner zancadillas o dar codazos. La misma no colaboración del de abajo a ver si el de arriba cae rápido. Eso se da en todas partes. No es exclusivo de nadie.
¿Gerenciar ahora es más difícil que antes,
por la globalización?
Clarísimo. Ahora es más difícil. Antes había el monopolio del mercado. Aquí todo era botado. Usted le medía los costos al negocio, le ponía un margencito, el que quisiera ganar, y a eso vendía. Aquí la gente tenía que comprar porque no había sino eso. Ahora eso es distinto.