GENERACIONES

Cómo lidiar con un jefe milenial

La llegada de esta generación a cargos directivos en las empresas crea retos de liderazgo. Expertos señalan cómo dirigir eficientemente un equipo sin crear una lucha intergeneracional.

21 de marzo de 2019
Los jefes milenial deben procurar que sus subalternos mayores no los vean como una amenaza sino como una ayuda. | Foto: iStock

Los milenials, nacidos entre 1980 y 2000, ya crecieron. Mientras los menores tienen hoy entre 18 y 20 años, los mayores están llegando a los cuarenta y ocupan puestos directivos en muchas empresas. “No es improbable que cualquiera hoy tenga un jefe milenial”, dice Ana Sarmiento, experta en diversidad generacional. Para los jóvenes resulta una buena noticia que un líder de su misma edad llegue a refrescar el ambiente laboral. Pero para los subalternos mayores no será fácil, no solo porque son más viejos, sino porque los milenials tienen fama de egoístas, de exigir todo tipo de privilegios y de vivir absortos en sí mismos. Según Sarmiento, eso no es cierto, pero si los subalternos creen ese estereotipo tendrán que “desmitificar que un milenial es todo lo que en la calle se dice de ellos”.

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Sin duda, los propios milenials en cargos de liderazgo asumirán el desafío más grande, pues muchas veces tendrán que dirigir grupos de todas las generaciones, desde mayores de 45 años, curtidos y con experiencia, hasta recién graduados de 22. El jefe milenial enfrentará resistencias si no logra cambiar los estereotipos. O sea que deberá evitar que los demás lo vean como una amenaza y convencerlos de que su verdadera misión es guiarlos en su trabajo.

La juventud y el género pueden intimidar. El buen jefe milenial debe reconocerlo y establecer relaciones con sus subalternos mayores basadas en la confianza y el respeto. Peter Capellini, profesor de management de la Universidad de Pensilvania escribió el libro Managing the older worker. Según Capellini, el jefe joven debe ganarse como aliado al subalterno mayor. Estos cinco puntos clave le ayudarán a lograrlo.

1 No sea una amenaza: manifieste que tiene el propósito de ayudar. De ese modo, quitará de una vez por todas cualquier amenaza asociada a la edad. Reconozca sus debilidades y las fortalezas de los demás. Capellini señala que los jefes milenial deben aceptar la experiencia de sus subalternos mayores y “entender que su papel de líderes no consiste en ejecutar tareas sino en dirigir”. En ese sentido, la mejor estrategia implica convertirlos en aliados a la hora de tomar decisiones. “El subalterno más viejo es su socio estratégico en el grupo –dice– es el personaje a quien el jefe joven puede buscar para adquirir conocimiento y opinión”. Resulta crucial, entonces, pasar tiempo con ellos para construir relaciones personales y averiguar qué los motiva.

2 Sea honesto y transparente: muchos subalternos mayores logran confiar en un jefe más joven porque se muestra como es, es decir, admite que no sabe y es capaz de escuchar a una persona con experiencia que tiene algo que aportar. Muchos subalternos son escépticos en el primer momento ante un nuevo jefe y mucho más si es más joven que ellos. Pero pueden superar esa sensación cuando ese líder no trata de imponerse sino de inspirarlos para hacer su trabajo mejor. Para esto, dicen, hay que hacer preguntas inteligentes, admitir su ignorancia si es el caso y escuchar atentamente a los demás.

3 Respete la experiencia: la gente con mayor conocimiento y trayectoria en una oficina siente respeto por otros empleados con esos mismos estándares. Por lo tanto, cuando un jefe joven llega a dar órdenes no lo ven con muy buenos ojos. El jefe milenial debe tener en cuenta esto y saber que la mejor estrategia no es imponerse ni estar encima de ellos diciéndoles qué hacer. En esta situación lo mejor es respetar la experiencia, pero con asertividad. Esto implica abrirse a lo que ellos tienen por decir y reconocer sus buenas ideas. Los expertos ponen el ejemplo de una jefe milenial que dirigía un grupo de ingenieros más viejos y experimentados que no la tomaban en serio. Todo cambió cuando ella modificó su estilo de mando por uno firme pero respetuoso. Los llamó y les dijo que necesitaba ideas para lograr las metas en el menor tiempo, pero si veía señales de atraso en el trabajo, no dudaría en reemplazar a alguien en el grupo.

4 Actualice las habilidades: a veces los trabajadores más viejos son renuentes a usar la tecnología y a actualizar sus conocimientos. Por eso resulta importante darles la oportunidad de ponerse al día en estos temas. Muchos de ellos usan Facebook y WhatsApp para asuntos personales, pero según Ana Sarmiento, muchas empresas están tratando de que los empleados mayores usen redes sociales para ayudar a la productividad de la compañía. Para esto deben estar activos en las redes y tener actualizados sus perfiles de LinkedIn. “Eso causa desazón, pues muchos creen que no hay que mezclar la vida personal con el trabajo. Esa es, de hecho, una fractura importante porque para los milenials la vida privada y el trabajo son una sola cosa”.

5 Hablen un mismo lenguaje: El jefe milenial debe dejar en claro que enviar un e-mail en domingo no significa necesariamente entrometerse en la vida privada. Hay que aclarar que para los jóvenes los e-mails y la mensajería instantánea agilizan la comunicación mientras que a los mayores de 50 años prefieren la presencial y “no son tan ágiles para responder a e-mails o mensajes de WhatsApp”, dice Sarmiento. Para los más jóvenes la comunicación virtual tiene más peso. “Los milenials trabajan hasta en un bar, pues para ellos el ocio y la vida profesional no están desvinculados", dice la experta Resulta sobre todo importante socializar estas diferencias para evitar los malentendidos.

Joven vs. Viejo

Consejos para que los más viejos se adapten a sus jefes menores.

Cambiar estereotipos: los milenials no son como los pintan. Simplemente son diferentes. Por eso el empleado viejo debe tratar de entender que su estilo de liderazgo es más colaborativo.

Humildad: a menudo los empleados dicen que los más jóvenes "no les van a enseñar a hacer hijos". Hay que ser humildes, dice Ana Sarmiento, y reconocer que "los milenials son colaboradores".

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