INTERNACIONAL
"Reducir la desigualdad no es comunista", Branko Milanovic
El auge de los partidos de derecha se debe a razones económicas, dice uno de los economistas de la desigualdad más importantes del mundo.
DW: Usted es un hombre muy solicitado últimamente. ¿Qué dice del mundo el que exista tanta demanda de un investigador sobre la desigualdad?
Branko Milanovic: Esto demuestra que la desigualdad se ha convertido en uno de los principales fenómenos en Occidente. Sobre todo por las consecuencias políticas: el declive de la clase media, el ascenso de la derecha política y el llamado populismo, o la importancia decreciente de Occidente en comparación con China.
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¿Afirma que los partidos de derecha están ganando popularidad debido a la desigualdad?
Sí, si se observan los cambios en el panorama político de Occidente, incluidos, por supuesto, los Estados Unidos y los antiguos Estados del bloque oriental como Polonia y Hungría, se observa que el llamado populismo –no me gusta el término– resulta de los cambios económicos. Se puede decir que la gente piensa y vota de manera diferente a causa de la migración o que el nacionalismo siempre estuvo latente. Pero esa es una explicación inadecuada.
Una mejor explicación consiste en que la clase media ha perdido poder económico en comparación con el uno por ciento o el cinco por ciento más rico. Esto ha provocado la búsqueda de un chivo expiatorio. Lo que pasa en la escena política tiene causas económicas.
Pero muchos sectores desde la izquierda repiten las peores consignas nacionalistas de los partidos populistas. ¿Qué hizo mal la izquierda para no llegar a esta gente?
La izquierda se ha metido en una situación sin una política reconocible. Fue un error haber aceptado las políticas neoliberales aún más voluntariamente que los conservadores.
¿Se refiere a Tony Blair o Gerhard Schröder?
Absolutamente, y a Bill Clinton también. Hoy, por supuesto, es fácil ver que la izquierda cometió un error, pero no era fácil entonces formular una política contra los principios dominantes de la globalización. Hoy en día la socialdemocracia está pagando el precio, pero entonces no había muchas alternativas.
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¿Son contradictorios la igualdad social y los principios liberales del capitalismo? Porque a menudo, cuando se menciona a la igualdad muchos temen lo que los comunistas soviéticos llamaron "Y??????????" (Urawnilowka): igualitarismo.
Esa crítica es absolutamente errónea: no todos los que hablan de igualdad defienden el igualitarismo y el comunismo. La igualdad y la desigualdad no son categorías binarias. Es como la temperatura: el hecho de que considere que hace demasiado calor con 40 grados no significa que quiera vivir en Siberia. No estoy diciendo que no debería haber desigualdad, eso sería imposible de todos modos.
La reducción de la desigualdad no conduce al comunismo. Después de todo, entre 1945 y 1980 tuvimos un período en Occidente de partidos obreros, socialdemócratas e incluso conservadores, que redujeron significativamente todas las desigualdades en sus países sin abandonar el capitalismo. El capitalismo y un nivel de desigualdad relativamente aceptable no son contradictorios. La pregunta es si el capitalismo liberal en el mundo globalizado es compatible con una menor desigualdad.
¿Y lo es?
Hoy es mucho más difícil. Entre 1945 y 1980, el crecimiento de la desigualdad fue impedido por poderosos contrapesos: sindicatos fuertes, más educación, el auge de la clase media. Incluso el centro político y la derecha aceptaban impuestos más altos y un estado de bienestar. Hoy en día, la globalización hace difícil limitar el flujo de capital. Las tasas impositivas más altas han perdido popularidad, y el escepticismo sobre el estado y la redistribución está creciendo.
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En sus libros y textos hay algunas recetas contra la desigualdad. Abogan por la igualdad de oportunidades, especialmente en lo que se refiere a la educación y al impuesto a la herencia. ¿Por qué?
La clase media ya no está dispuesta a pagar impuestos y gravámenes más elevados –a menudo representan alrededor de la mitad de los ingresos brutos de todas– y la redistribución ha caído en la sospecha. Por eso necesitamos una nueva política destinada a equilibrar las oportunidades. Esto incluye una política fiscal más favorable para la clase media y menos ventajas fiscales para los ricos. El impuesto de sucesiones reduce la desigualdad de oportunidades para las generaciones futuras.
Por otra parte, la educación debe ser pública, de alta calidad y accesible para todos. En Alemania esto puede no ser un gran problema, pero en los Estados Unidos las escuelas privadas son dominantes, mejores y muy caras. La clase media ya no puede encontrar escuelas buenas y accesibles para sus hijos.
En Alemania, la educación suele financiarse con fondos públicos, pero los niños de familias académicas tienen tres veces más probabilidades de estudiar que los demás.
El economista serbio-estadounidense Branko Milanovic, nacido en 1953, es uno de los investigadores de desigualdad más reconocidos del mundo. Fue economista jefe en el Departamento de Investigación del Banco Mundial y ahora enseña en la City University de Nueva York. Milanovic ha publicado numerosos libros y más de 40 estudios sobre la desigualdad y la pobreza.